Partida Rol por web

Camille

Acto 2, escena 2: Fantasmas de óleo y especias

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31/07/2020, 20:23
Tristán Poincarde

 Tristán ve como los espectros se acercan y solo tiene en la cabeza la idea de seguir huyendo. Pero Camille se quería poner en contacto con sus demonios y... era difícil. Era difícil decirle que no a Camille, la chica por la que habían hecho todo ello. Tristán la veía con ojos de amor, con un afecto que no había tenido por otra persona desde que su esposa había fallecido. Se encontraba fascinado por la presencia de la muchacha, y lo que ella quisiera tenía prioridad por sobre todo lo demás.

- ¡Tú haz lo que tengas que hacer, mademoiselle Camille! ¡Nosotros nos encargaremos de detener a estos espectros del averno! ¿verdad, compañeros?

 Con el arrojo propio de una persona obsesionada con una muchacha que apenas conocía, Tristán lucha contra los espectros.

- Tiradas (1)

Notas de juego

 Una tirada perfecta para un momento perfecto :D

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02/08/2020, 19:16
Padre Mathieu Regnard

El cura pensaba en que huir era la mejor opción, aquellos fantasmas, los espectros y todas las apariciones demoníacas que ya habían visto hasta entonces le hacían sentirse terriblemente mareado y confuso. Hasta le hacían dudar de sus propias convicciones religiosas. Pero... Tristan tenía razón. Debían luchar para defender a Camille. Su voz era dulce, y le sonaba todavía mejor cuando suplicaba su ayuda. En efecto no podrían decirle que no y defraudar así a la dama.

Defender a Camille le dio algo que no habían tenido hasta entonces, un propósito. Se dejaría la piel en ello, lucharía hasta la extenuación... moriría por ella si fuera preciso. Dando dos pasos se colocó junto a Tristán dispuesto a hacer frente a los espectros.

Las figuras se acercaban hacía ellos y creyó reconocer algún rasgo familiar en tres de las figuras. Pero ni siquiera eso le hizo dudar de que debían darle todo el tiempo necesario a la dulce Camille. Cuando ya estaban cerca de ellos, el cura se echó hacía delante con ímpetu, sorprendiéndolos, como poseído por un extraño espíritu guerrero que jamás había tenido.

-¡Vade retro! ¡Hijos de Satanás!

- Tiradas (3)

Notas de juego

Tristan, creo que te faltarían dos tiradas. / Gasto todo los puntos de la habilidad para darle una buena paliza a esos espectros.

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02/08/2020, 20:13
Tristán Poincarde
- Tiradas (2)

Notas de juego

 Oh, es cierto.

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04/08/2020, 23:12
Gerard Gascoigne

París, 20 de septiembre de 1925

Estimado padre:

Sé que mi última carta habrá podido resultarte confusa —aunque confieso que el más confundido soy yo—. Gaspar ha estado cuidando bien de mí, como tú le pediste, pero mi bienestar se lo debo ahora mismo a un par de caballeros realmente notables.

Ellos no lo saben, pero llegaron justo a tiempo de impedir que cometiese una tontería. El alcohol, la angustia, la pistola que tenía en el cajón de mi escritorio… Pero ahí estaban. Mis héroes. Me llevaron junto a Gaspar justo antes de marcharse a realizar la última heroicidad de la noche. 

Tal y como me pediste en tu anterior carta, procedo a relatarte los hechos de aquella noche tan endiablada. Créeme cuando te digo que ni yo mismo sé cómo ha podido pasar. Ahora que tengo más datos y he podido meditar el asunto con calma, espero transmitirte su relato de una forma algo más pausada.

Sin duda, se trata de un viaje extraño. ¿Habrán influido las drogas? ¿Tal vez se sintieron sugestionados por la insólita obra de Ambroise Allamand?

El comienzo ya lo sabes. Siguieron la pista de Camille hasta regresar a ese tugurio cuyo nombre no mencionaré entre estas páginas. 

Al poco de entrar, tuvieron la trifulca con el personal de seguridad y, tal y como ellos aseguran, se vieron transportados a un lugar de pesadilla que parecía la viva imagen de Carcosa: Ese inquietante reino que aparece mencionado en el infame Rey de Amarillo, y que tanto le gustaba plasmar a Ambroise.

Según me explicaron, lograron abrirse paso entre un espeso manto de niebla que les impedía verse hasta sus propias manos. Recuerdo que Camille me lo describió como "un telón que caía sobre Carcosa". De hecho, fue allí donde la encontraron: sana y salva en la ciudad. ¡Pero las brumas no tardaron en disiparse!

¿Recuerdas los espectros de los que te hablé? Tengo la hipótesis de que se trata de los antiguos habitantes de Carcosa, antes de que el Rey de amarillo los consumiese a todos y tomase el trono por la fuerza —al menos, si ese mundo tiene algo que ver con la obra original—. 

* * *

Camille se subió a un monolitos derribado y se dispuso a tocar la flauta de hueso mientras entonaba los cánticos. Tristán y Regnard sintieron escalofríos al escuchar una voz tan hermosa mancillada por aquel lenguaje de otro mundo, tan inhumano y gutural. El ejército de almas en pena se acercaba lento pero inexorable. Cada vez que los rozaban por accidente, sentían un vacío inmenso en el pecho, pero eso no les impidió seguir protegiendo a la hermosa modelo.

Sus torpes puños atravesaban la carne y las túnicas de los espectros como si estuviesen hechos de humo. No podían dañarles, pero sí evitar sus furtivas acometidas y evitar que se acercasen demasiado al monolito.

Cuando aceptaron que no resistirían mucho más, escucharon un graznido terrible que atravesó el firmamento. Tristán los describió como "dragones con cabeza de lobo", pero el padre Regnard aseguraba que tenían exoesqueleto y alas más propias de un artrópodo, y craneo de córvido. 

El resto es todavía más confuso.

Describieron escalofríos y un intenso dolor de cabeza. Camille y Tristán aseguran que regresaron a lomos de aquellas bestias, pero Regnard solo recuerda ver cómo las estrellas se convertían en destellos antinaturales. No obstante, tanto Tristán como el padre afirman llegar sanos y salvos al tugurio. Concretamente al despacho de la dueña.

Una mujer francamente interesante, al parecer.

No entraron en demasiados detalles respecto a lo que hablaron con ella, pero sospecho que no pueden revelármelo. Me consta que Camille tampoco lo sabe, pues ella apareció esa misma noche en mi despacho, sumamente confusa. Ya sé que me dirás que me están tomando el pelo y que han entrado a robar.

De todas formas, hay dos cosas de las que estoy completamente seguro: 

1. Hay algo sumamente extraño en los nuevos anillos de Tristán.

2. Tengo la sensación de que me estoy olvidando de algo importante.

Esta misma tarde, mientras escribo estas últimas líneas, he decidido llamarles. Hay algo extraño en el último cuadro de Ambroise y me gustaría discutirlo con ellos. El artista había decidido llamarlo Camille en honor a su modelo, pero la pintura ya no representa a una mujer. Ahora, por el contrario, muestra a cuatro caballeros: un hombre con gabardina y sombrero, un aristócrata alto y bien trajeado, un hedonista calvo y rechoncho al que le falta una mano, y un bohemio con aspecto de profesor con un cigarrillo en la boca. Los cuatro miran con desasosiego hacia la ciudad. Pero lo más extraño es que, aunque no recuerdo haber conocido en mi vida a semejante grupo de personajes, hay algo en ellos que me resulta terriblemente familiar.

Espero que volvamos a vernos pronto para discutir el asunto de la herencia.

Con afecto:
Gerard Gascoigne

Notas de juego

FIN