Partida Rol por web

Buscas la entrada del lugar pero no la encuentras, está bien escondida y en esos momentos tienes asuntos más importantes de los que encargarte. Sacando tu única poción curativa se la das a tu caballo esperando que aguante ante la pelea que viene, pero está tan grave que la poción no le hace nada. Uno de los hombres bestias se acerca a ti y te golpea con su lanza, por suerte tu escudo consigue detener el ataque

Lambert atacó con su espada al hombre bestia, y esta golpeó con contundencia al enemigo, - poco a poco se iba convirtiendo en un diestro luchador. Su victoria con el minotauro le había dado una gran experiencia. Ahora cubriendo al padre que estaba detrás suyo y subiendo la montaña si le hizo caso a su táctica, y su caballo cubriéndole el lateral izquierdo para no ser asaeteado disponía de una posición grata para combatir.

Golpeas con tu espada al hombre bestia que tienes delante tuya pero consigue interponer su escudo y parar el ataque sin sufrir daño, de un fuerte golpe con su escudo golpea el tuyo rompiendo las cuerdas de sujeción del escudo y haciendo que tu escudo caiga al suelo.

Tres de los hombres bestias rodean a Sombra Gris, pero fallan en sus ataques. Sombra Gris intenta atacarlos, pero no lo consigue, sus cascos golpean los escudos de los hombres bestias. Dos de los hombres bestias están pendientes de ti, uno de ellos te golpea en el costado con su lanza, pero gracias a tu armadura apenas recibes un pequeño rasguño.

El Padre Odo vuelve a realizar su magia, pero parece salir algo mal y Sombre Gris comienza a moverse nervioso, asustado, intenta huir del lugar

Lamber atacó a aquellos monstruosos seres que tenían una gran habilidad combativa. Calmó a su montura con un silbido para que no huyera, e intentó agredir a uno de ellos además sacó su daga para poder atacar más veces, pero el ataque con la espada falló debido al nerviosismo de sentirse rodeado por aquellas criaturas, por cuidar del padre Odo y de su caballo. - ¡Trepe por el montículo Padre!, ¡no puede lanzar hechizos aquí...! Le dijo al padre mientras combatía.

Consigues parar con tu espada el ataque del hombre bestia impidiendo que te haga daño, calmas a tu caballo haciendo que se quede en la lucha, no sabes lo que puede haber sucedido, pues normalmente no le teme al combate. El caballo golpea a uno de los enemigos con sus cascos, pero no es suficiente para matarlo si lo deja malherido.

Intentas atacar a los hombres bestias, pero te han rodeado y el reducido espacio hace que falles los ataques, la suerte parece haberte abandonado.

Uno de los hombres bestia golpea a Sombra Gris en el lomo, otro choca su arma con el arma del otro hombre bestia y termina volando por los aires, quedandose únicamente con el escudo como arma, otro de los ungor clava su lanza en la pata trasera de tu caballo. El último de los hombres bestia clava la lanza en la cabeza de Sombra Gris dejándolo aturdido.

Algo le sucede al Padre Odo, bien puede ser que tiene miedo al saberse rodeado de enemigos y no poder ver para hacer nada, o bien porque intenta trepar sin éxito mientras conjura, pero su hechizo sale mal hiriendose él mismo. Vuelve a intentarlo una vez más esta vez sin trepar y consigue crear una bendición de potencia que te ayude en el combate

Lambert luchó con el que estaba enfrentado haciendo dos ataques uno con su espada y otro con su daga... El ambiente tan hostil que se irradiaba y la desesperación se palpaban en el ambiente... los gemidos de su caballo al ser lancerado por aquellas monstruosidades quedando en penosas circunstancias, mientras Lambert sin escudo sacaba fuerzas para seguir luchando con sus dos armas. Sintió la bendición del Padre Odo sobre sí, y su semblante pasó a tener un hilo de esperanza ante aquel penoso espectáculo en el que un hombre se enfrentaba a varios monstruos armados. - Ha hecho efecto, le dijo al padre Odo mientras combatía para que viera que sus plegarias habían sido escuchadas, o que sus hechizos habían causado el efecto deseado.

Sombra Gris sigue aturdido, tu preocupación por tu caballo hace que no estés atento al combate y tus ataques dan en el escudo de los hombres bestias, éstos parecen olvidarse por un momento de tu caballo y se centran en atacarte a ti, por suerte eres diestro en combate y consigues esquivar varios de los ataques, solo uno te golpea en el brazo izquierdo haciendote la primera herida desde que llegaste al lugar.

Escuchas al Padre Odo realizar una oración haciendo que un halo protector te recubra, parece que el padre vuelve a controlar sus dotes mágicas

Lambert siguió atacando al mismo monstruo que le había parado tres veces con el escudo, ya tenía que ser un escudo bueno para que resistiera tantos golpes... Se movió tras atacar para tener una ventaja táctica con respectos a sus contrincantes pero que no le pusiera en dificultad para el combate.

Intentas buscar una salida, un lugar que te de ventaja, pero no lo hay, estás rodeado de aquellos hombres bestias. Tres de ellos van a por ti, otros dos a por un aturdido Sombra Gris. Entre los dos que van a por tu caballo lo golpean con fuerza en la pata herida, agravando sus heridas, los relinchos de Sombra Gris suenan como pidiendo ayuda, hasta que cae en silencio, tu fiel compañero ha caido para no volver a levantarse.

Por tu parte, consigues esquivar uno de los ataques, otro te golpea sin hacerte daño, tu armadura se ha llevado todo el daño, pero una lanza golpea tu cabeza y es dificil no sentir dolor, un pequeño reguero de sangre cae por tu cara. No decaes en tu empeño, buscas a aquel que no tiene escudo para apuñalarlo, tu ataque va con tanta fuerza que acabas con él

El padre Odo con sus plegarias consigue fortalecerte, esperando que de este modo ambos podáis salir de allí con vida, aunque la verdad era que aquello no pintaba nada bien

Lambert vio como su montura caía y pensó: - Malditos engendros del caos, muere tranquilo Sombragris has sido el mejor caballo que puede tener un caballero. Paró un ataque con su espada que iba directo a su cuerpo, e hizo dos ataques a su próximo enemigo el que estaba más malherido a causa del embiste de su caballo, pero fracasó...

Lambert estaba demasiado distraido tras la muerte de su caballo que no atendía a los enemigos, luchaba por inercia, moviendo sus armas sin dar a nada, sin un objetivo claro, como era de esperar sus ataques quedaron en nada, quizás por sus reflejos como guerrero esquivaba los ataques sin esfuerzo, solo uno de los hombres bestia logró hacerle un pequeño corte en la mejilla con su lanza

Lambert esquivaba paraba con sus dos armas, no dejaba amedrentarse a pesar de que eran cuatro, atacó al que estaba malherido por la coz de su caballo. Quería quitarse al menos a otro de en medio, y aquella criatura del caos era el objetivo ideal para llevarlo a la tumba.

Lambert atacó con su espada a la criatura que tenía delante, aquella que había sido herida por la coz de Sombra Gris, da un profundo tajo que traspasa la armadura de aquél hombre bestia que termina cayendo al suelo inerte, sin vida. Solo quedan tres hombres bestias, los tres sin heridas, pero el número había mermado.

Dos de los hombres bestias intentaban alcanzar al Padre Odo que se había metido en un hueco de un tronco, no se sabe si sin querer o queriendo, pero el estar ahí metido le había salvado de los golpes de los hombres bestia, no ocurria lo mismo con Lambert, que sintió como la lanza del hombre bestia le había un nuevo corte esta vez en el cuello

Lambert vio que dos de los enemigos se fueron a por el padre Odo... Lambert fue tras ellos para no darles cuartel a matar al sacerdote, - sin él la misión hubiera sido un fracaso rotundo necesitaba del padre y aprovechó para atacarlos por la espalda, siguiéndoles...

Paras el ataque del hombre bestia, que se va hacia donde está el Padre Odo, entre él y el otro hombre bestia intentan alcanzar al pobre Padre que reza una plegaria por su vida.

Un tercer hombre bestia intenta golpearte a ti, pero consigues esquivar el ataque con gran facilidad

Lambert siguió a aquellos que se fueron a por el padre Odo con la intención de matarlos, no podía permitir que un hombre de Dios muriera por aquellos engendros del caos, debía de hacer todo lo posible para que el padre sobreviviera...

El hombre bestia que se aleja consigue parar con su escudo tu ataque y se marcha a por el padre Odo. Te enfrentas al que tienes delante de ti, fallas tu ataque con la espada, pero sonries al ver un flanco donde clavar tu daga, pero observas asombrado como interpone el escudo entre tu brutal ataque con la daga y él.

El que lucha contra ti se aleja buscando al padre Odo, que ahora está rodeado por tres de aquellas criaturas, por suerte ninguna consigue herirlo.

El padre Odo realiza una plegaria bendiciendote con potencia para mejorar tu ataque

Lambert estaba en la lucha contra aquellos engendros... dos se habían ido a atacar al padre Odo y uno de ellos se le enfrentaba... El que se le encaraba también se fue a por el padre, atacó con su espada por si le podía dar un tajo mientras escapaba, pero se fue sin recibir rasguño alguno. Lambert se movió hacia el que tenía más cerca, ya le daba igual a quién atacar, pues los tres iban a por el padre, pero atacó al que vio que tenía el escudo más dañado. Sabía que la fuerza de estos seres residía en su escudo y tenía que atacar a aquel que lo tuviera más deteriorado, sino podía golpearles partiría su escudo a trozos...

Atacas a uno de los hombres bestia, el corte de tu espada es superficial y apenas le haces daño. Los tres hombres bestias comienzan a golpear al pobre ciego, en esta ocasión lo hieren, el primero golpe le hace un pequeño corte, el segundo ataque da en el árbol por encima de su cabeza, pero el tercer golpe lo golpea en el estómago haciendo que pierda la respiración, el Padre Odo comienza a toser incontrolablemente