Partida Rol por web

Volvéis al palacio, tal y como pasó al iros, al enseñar las credenciales del comandante de la guardia no tenéis ningún problema y llegáis al palacio donde descubrís que todos están dormidos, todos menos el comandante Schutzmann que está de guardia

—Gruk no querer perder tiempo, odiar papeleo, ir a ver a Sumo Sacerdote —sugirió a los demás.

Sabía que, como se pusieran a ir de un lado para otro informando y pidiendo permisos, al final acabarían por meterse de lleno en la burocracia política y, para más inri, posiblemente darían tiempo al traidor mentiroso a cubrirse las espaldas.

—No permitir que Sacerdote se salga con la suya —gruñó entrecerrando los ojos—. Además deber rendir cuentas por encerrar en prisión —añadió cerrando un puño, amenazador—. Ir directamente. Si hablar con otros, no poder hacerle nada, y querer pegar un puñetazo. Gruk asumir responsabilidad después —tranquilizó al resto.

- No creo que sea buena idea… - comentó casi para sí mismo un pensativo GILBRECHT - ¿De qué vamos a acusarlo? ¿De tener en su poder una reliquia del Caos? Dudo que nos dejen llegar siquiera a sus aposentos.

- Y nadie va a ordenar una pesquisa solo por nuestros testimonios… Que por otra parte, tampoco son muy certeros. ¿O acaso sabemos quién tuvo acceso a ese cofre antes de que llegara a nuestras manos?

El joven parecía que iba hilando pensamientos en voz alta. Más como parte de su propio método de razonamiento que procurando convencer al resto del grupo.

- Creo que no es momento de mostrar nuestras cartas. - dijo finalmente, aunque no del todo convencido - Quizás deberíamos hablar primero con el padre RANULF. O con el propio SCHUTZMANN, tal vez…

- Razón no os falta, Gilbrecht, y en difícil tesitura nos hayamos; si no nos andamos con cuidado nuestras cabezas acabarán en una picota... - Fawkes se pasó el pulgar por el cuello. -  Pero fue el padre Ranulf el primero en dudar de las motivaciones de su superior. Como bien decís sería recomendable contar con su palabra como respaldo. Mientras yo informo al comandante alguno de vosotros podríais ir a buscar al padre. - 

  Fawkes miró con aprensión hacia la entrada del cuerpo de guardia; bastantes quebraderos de cabeza tendría ya el comandante con contener los disturbios de la ciudad como para que ahora llegara él con la monserga de un Sumo Sacerdore de Ulric aficionado a cortar cabezas y coleccionar reliquias impias.  

 Mientras Fawkes le daba vueltas a como le iba a plantear el asunto al comandante miró largamente a sus compañeros esperando a ver que decidian hacer.

- Será lo mejor. – sentenció finalmente el joven con aire decidido. - Yo iré a buscar al padre RANULF. Podemos volver a encontrarnos en la Sala Común cuando tengamos novedades.

En verdad, después de la impresión –y franco desagrado- del primer momento, el joven adepto se había ido acostumbrando a la tranquilizadora presencia de GRUK en sus inmediaciones. Y no estaba especialmente ansioso por abandonar aquella suerte de aura protectora que el desagradable personaje proporcionaba.

Sin embargo, estaba claro que debían ganar tiempo. Aún cuando ello supusiera un riesgo para todos…

El ogro resopló y se cruzó de brazos, molesto.

—Gruk pensar que ser mala idea —dijo—. Pero quedar aquí y esperar.

El grupo se había separado por momentos, mientras Gruk y Lollenda esperaban a que el grupo volviera con una resolución, ya que ellos pensaba que era mejor abordar al Sumo Sacerdote Adjunto, Fawkes fue a hablar con el comandante de la guardia, Schutzmann, mientras que Gilbretch fue a por el padre Ranulf

Vas a la habitación del padre Ranulf, unos criados te dicen que esperes mientras van a llamar al sacerdote, a los pocos minutos ves al hombre salir con los ojos aún medio cerrados, al parecer acabas de despertarlo

-¿Habéis entregado la caja en el colegio Teológico? -se interesa

-¿Liebnitz? ¿Un seguidor del Caos? ¡Ridículo! ¿Cómo podría mantener el cargo de Sumo Sacerdote Adjunto de Ulric sin que nadie note nada? ¿O estáis contrarrestando su acusación contra la fe de Sigmar sugiriendo que todos los seguidores de Ulric son corruptos? Esas son palabras muy peligrosas para decirlas en esta ciudad -dice el comandante. Aún así da órdenes para que se aumente la seguridad del Palacio

Fawkes se mantuvo en posición de firmes y con expresión impávida mientras el comandante le soltaba una reprimenda. - Fue el padre Ranulf el que nos hizo partícipes de sus inquietudes, Señor. Él mismo ha señalado el oscuro interés del Sumo Sacerdote Adjunto por el collar y teme que pretenda utilizarlo en su favor. Herr Auslander ha ido a buscar al padre. Él podrá ratificar mis palabras, Señor. -

Fawkes esperó a que el comandante terminara de impartir órdenes a los guardias antes de volverse a dirigir a su superior.

- Permiso para hablar con franqueza, Señor. - consciente de que quizás no tendría otra oportunidad Fawkes continuó sin esperar la respuesta del comandante. - Convocar al Sumo Sacerdote, vos tenéis potestad para hacerlo. Veamos que tiene que decir y que él mismo se explique ante uno de su misma orden, que se despellejen entre ellos, Señor. -
Fawkes, airado, levantó un puño cerrado a la altura de pecho pero enseguida volvió a cuadrarse y esperó.

Por fortuna, GILBRECHT no demoró demasiado en encontrar las habitaciones del padre RANULF. Parecía que empezaba a encontrarle el sentido a aquellos imponentes edificios imperiales, y por unos instantes, incluso se imaginó transcurriendo sus días en alguno de ellos. Ciertamente, eso se asemejaba más a lo que había tenido en mente al abandonar su tierra natal...

Por supuesto, también ayudaba el hecho de toda la ciudad estuviera puesta patas arriba. Pues probablemente en otras circunstancias, no habría encontrado a nadie por aquellas horas a quien pedir indicaciones cuando los recodos comenzaban a volverse todos iguales.

En cualquier caso, cuando por fin dio con el veterano sacerdote, tuvo que demorarse algunos instantes para recuperar el aliento por tantas prisas.

- Si, padre. – respondió apresurado el joven – Entregamos el cofre al Profesor ZWEISTEIN. Pero…

- Cuando lo abrió, el medallón ya no estaba.  Y en su lugar, había una cabeza humana verdadera. Decapitada. – GILBRECHT pronunció pausadamente cada palabra, con tono sereno pero contundente, intentando dar tiempo al adormilado anciano para asimilar la gravedad del asunto.

- Creemos que era del sujeto que testificó en el juicio… ese tal JOHANN OPFER, que la guardia debía de estar buscando.

- El profesor nos preguntó si habíamos manipulado el cofre. Pero lo cierto es que ninguno de nosotros se atrevió siquiera a abrirlo durante el trayecto. ¿Quién más tuvo acceso a él? ¿Y que significa todo esto?

-El Sumo Sacerdote Liebnitz y los suyos se han marchado al templo de Ulric, si es cierto que están conspirando con el Caos, mandarlos llamar no servirá de nada, tenemos que ir al Templo y hablar con él en persona -dice el comandante-. ¿Tus amigos y tu vendréis?

-Estaba en posesión del Sumo Sacerdote Liebnitz, conseguí llevarmelo al ver que tenía un especial interés en él, creí haber ganado tiempo, me equivocaba -dijo apenado el padre Ranulf-. Si Liebnitz tiene el colgante no tardará en usarlo para llamar a las fuerzas del Caos, debéis detenerlo. Yo hablaré con el Alto Capilar para contarle todo lo que está pasando

 Una fiera sonrisa  se dibujó en el adusto rostro marcado por cicatrices de Fawkes, la determinación llameó en sus ojos cuándo respondió al comandante. - Por mi parte no lo dudeis, Señor. Y el ogro seguro que está más que dispuesto pero no quiero hablar por herr Auslander ni por la elfendame. - 

 Fawkes apretó con fuerza el asta de la alabarda presto a partir. - Cuando vos digais, Señor. -

El muchacho escuchó con creciente preocupación las palabras del viejo clérigo. Tal parecía que sus más terribles sospechas empezaban a concretarse. O quizás peor aún… ya había comenzado a tomar forma hacía algún tiempo.

- Pero… ¿qué podemos hacer? – respondió casi por inercia, mientras su mente se esforzaba por idear algún plan de acción – No sabemos donde encontrar al Sumo Sacerdote. Y aún aunque pudiéramos llegar hasta él ¿cómo lo enfrentaríamos?

- De seguro cuenta con su guardia personal. Y todos los poderes del Caos que comanda ese medallón maldito !!!

El joven maldecía por lo bajo, en una reacción a medio camino entre la rabia y la frustración.

- FAWKES fue a poner sobre alerta al comandante SCHUTZMANN. Pero no creo que unas simples espadas puedan hacer frente a tales poderes. Vamos a necesitar otro tipo de ayuda, padre.

- Si vuestra Orden tenía alguna carta bajo la manga… ha llegado el momento de usarla.

-Nuestra orden está casi extinta hijo, el envenenamiento a nuestras aguas convirtió a nuestros hermanos en mutantes, dejando a todos muy mal, sin pruebas no podemos hacer nada, nadie se levantará contra el Sumo Sacerdote, es un alto cargo. Quizás el comandante sea nuestra mejor opción mientras yo intento hablar con el Alto Capitular para ver que podemos hacer -dice descorazonado el padre Ranulf

-Prepara a los tuyos, partimos inmediatamente -te anuncia el comandante de la guardia

Veis como la guardia comienza a doblarse, los soldados corren de un lado para otro, pero ni Fawkes ni Gilbertch han vuelto

Gruk no entendía nada, y presenciaba aquél despliegue entre aburrido y confuso, además de un poco harto de estar esperando a que volvieran los demás para ir a por el Sumo Sacerdote.