Partida Rol por web

No recordabais cuando os habíais dormido, seguramente habría sido bien entrada la noche ya que después del viaje y todo estabais bastante agotadas. El sonido lejano del fuego quemar la madera aun resonaba en vuestras mentes y el cálido calor del fuego or rodeaba. Claro, eso antes de poder notar un olor muy dulce y cautivante. A partir de ahí no notasteis nada mas que el intenso olor a dulce que os abrigaba en vuestros sueños.

Poco a poco os fuisteis desperezando, cada una por su lado pero bien juntas, notando enseguida que no estabais en el campamento. Las tiendas de campaña que tanto tiempo os había costado montar habían sido sustituidas por unas paredes de madera, adornadas en su mayoría con unas flores silvestres de vivos colores. Vuestros sacos de dormir, por unas hojas de aspecto cómodo bien apiladas para que diera la sensación de estar en un buen colchón, finalmente pero no menos importante, cada una tenia una pequeña cadena atada a la pierna derecha. Os encontrabais en una cañaba si, pero no solo eso, también estabais en una especie de jaula fabricada con cañas de bambú y atadas firmemente con varias lianas. No había nadie a vuestro alrededor por el momento y solo se veía una luz filtrándose por la ventana. Era de día.

Que haríais ahora?

Tras quedar dormida durante toda la noche me desperté lentamente puesto que aun sentía cierta pereza al estar medio adormilada. En un principio no me fijé demasiado en el lugar pero en cuanto abrí un poco más los ojos y pude detenerme un momento para pensar con detenimiento vi que algo no iba demasiado bien; nuestras tiendas y sacos de dormir habían desaparecido y en su lugar se encontraba una extraña cabaña de madera con hojas que servían a modo de colchón. No obstante el mayor problema era que teníamos una pierna encadenada además de unas lianas que nos dejaban inmovilizadas y una jaula que nos mantenía aisladas.

-¿Qué demonios es esto...? -Aun no era capaz de poder pensar con demasiada claridad, y la gravedad de la situación lo empeoraba mucho más. -Chicas, despertad. -Dije tratando de hacer que las demás también se despertasen para ver si podíamos hacer algo con todo aquello, de lo contrario nos quedaríamos allí atrapadas hasta que el o la culpable apareciese de nuevo.

Arianne abrió los ojos súbitamente al escuchar los gritos de Angelica y su primer impulso fue ponerse en pie. Sin embargo, algo tiró de ella hacia abajo cuando intentó levantar su pierna. 

-¿Qué hostias...? 

Estaba encadenada! Arianne echó un buen vistazo alrededor y no podía creer lo que veía. Las habían capturado con drogas o algo así y las habían encerrado en unas jaulas dentro de lo que parecía una... ¿Cabaña?. Arianne intentó mover los brazos y descubrió que también estaba sujetos, esta vez por una especie de lianas. 

Una extraña sensación de pánico y de alerta empezó a crecer en su estómago. Era su institno de superviviencia, tratando de manternerla alerta.

-TÍAS!! TÍAS, EN PIE! DESPERTAOS!!

Escucho las palabras de Angelica, sin embargo ante eso simplemente murmullo algunas cosas incoherentes, no quiero despertar tan temprano... no estando en vacaciones, que para eso tengo todo el año con el instituto, me agradan mucho las chicas, pero no me gusta que me despierten temprano. 

-No... no... cinco minutos más... 

Una sonrisa placentera se apodera de mi rostro y noto como mi subconciente vuelve al mundo onírico de los sueños poco a poco, quizás pueda volver a soñar con cosas deliciosas para comer y chicos guapos... o tener un sueño como el de ante ayer en el que me casaba con un multimillonario y no tenía que trabajar nunca mas por ello, la sensación de eso es tan agradable que sonrió, incluso estando semi dormida... sin embargo al escuchar el grito de Arianne, despierto de golpe sentándome de una sola pasada con la respiración agitada.

-¿¡Que!? ¿¡Que pasa!? ¿¡Quien va!? - Grito también por el susto que me meten al despertar. 

Unos gritos hicieron que Karin empezase a abrir los ojos. Estaba teniendo un sueño de lo más relajante, por lo que no le gustó mucho que la despertasen. ¿¡Pero que demonios os pasa?! Gritó a sus compañeras frotándose los ojos para aclarar su vista aún un poco nublada. Cuando consiguió ver con claridad, supo porque se habían puesto así:

Se encontraban en una jaula, un poco rudimentaria, además de una cadena alrededor de su tobillo. ¿Pero donde se supone que estamos...?  Recordaba que habían montado el campamento, quien no se acordaría de los problemas que les habían llevado esas malditas tiendas de campaña. También habían hecho un fuego, donde se habían puesto alrededor. Lo último que recordaba antes de dormirse era un agradable aroma... Creo que no hace falta decir que nos han drogado. Dijo aún con enfado y levantándose vigilando la cadena. Se acercó a uno de los barrotes de la jaula y empezó a moverla con violencia, intentando romperla.Maldita sea! Unos malditos barrotes de bambú no pueden retenernos!

Se escucho una pequeña risa detrás de la puerta antes de ser abierta, una luz os cegó durante unos instantes ya que aunque no lo parecía la cabaña no estaba del todo iluminada, no si lo comparábamos con el exterior. Al cerrar la puerta pudisteis ver quien era. Una joven mujer, vestida con una pequeña falda que recordaba a las hojas de los arboles y un pequeño top que apenas la tapaba. Su cabello largo y de un tono entre rubio y blanco decorado con una flor, ademas de una orejas que eran mas grandes de lo normal, bien puntiagudas. Al veros, se tomo unos segundos para poder observar bien a cada una de vosotras antes de sonreír divertida.

-Si que nos han traido este año, no esperábamos que tantas humanas camparan por los bosques solas a estas alturas. Pero me encanta que aun perviva esas costumbres, son de lo mas divertidas para nosotras. Bien veamos….que hacemos con vosotras….mmm… La joven llevaba un pequeño cuenco y un saquito, el cuenco rebosaba fruta fresca y parecía estar debatiéndose con el saquito. -Que seria lo adecuado? Oh, presentarse claro. Mi nombre es Riz, tengo que prepararos un poquito para ir con la gran dama, así que aunque os importe podríais poneros cerca de los barrotes? Saco un tarro con una especie de ungüento que olía a rosas. -Tengo que poneros esto.

Mientras buscaba alguna forma de poder quitar aquellas cadenas escuché unos ruidos tras la puerta antes de que esta se abriese, teniendo que apartar la mirada por la excesiva luz que entraba desde fuera. Cuando escuché como la puerta se cerraba de nuevo volví a dirigir la mirada a aquel lugar donde ahora había una mujer que parecía bastante joven, tal vez esta fuese quien nos había capturado y encerrado o al menos una de las personas que lo habían hecho. Rápidamente me percaté de que sus orejas eran un tanto extrañas debido a su forma tan larga y puntiaguda como si se tratase de algún ser como solían pintar los libros de fantasía, algo que traté de quitarme de la cabeza puesto que no sonaba para nada real ni posible.

Aquella mujer parecía alegrarse de haber capturado a tantas personas o al menos eso daba a entender, aunque... ¿Humanas? Aquello realmente sonaba extraño puesto que lo decía como si ella no fuese una humana, ¿acaso era posible aquello? Parecía estar debatiéndose que hacer con nosotras hasta que sacó un extraño ungüento que desprendía un agradable olor aunque no por ello debía fiarme; tal vez en una situación diferente me hubiese acercado a aquella mujer para dejar que me pusiese aquel ungüento puesto que el olor era muy agradable, pero en aquella situación algo me decía que no debía fiarme demasiado.

-Resulta difícil de confiar en alguien cuando nos mantiene prisioneras... No creo que sea muy aconsejable dejar que me pongas eso. -Respondí cuando preguntó si podíamos acercarnos a los barrotes. -Para empezar deberías quitarnos estas cadenas y dejarnos marchar, lo que estás haciendo está penado por la ley, ¿o es que acaso no lo sabes? -Pese a la situación trataba de mantener un tono relajado, no quería arriesgarme a gritarle o algo por el estilo por si acaso se trataba de algún tipo de psicópata que luego tratase de matarnos o algo por el estilo.

Me froto los ojos, la chica delante de nosotros es linda pero no me inspira ni una confianza, después de todo nos tiene encerradas aquí, sin embargo algo me hace olvidar aquello durante unos segundos, me quedo concentrada, como hipnotizada mirando sus orejas, no puedo evitarlo de una u otra manera, son tan lindas. Pero entonces caigo en cuenta de aquello de "humanas" que nos a dicho. 

-Así que es eso  ¿eh? -Pregunto creyendo haberlo entendido, me acerco a la reja ya mas relajada - Pues adelante entonces - ¿En donde estarán las cámaras? Quiero mandarle un saludo a mi mama, después de todo, según ella la buena para nada de su hija, ahora esta en la televisión - Sonrió - Pero no debo revelarlo o me veré como una aguafiestas, al final diré cuando nos hagan la entrevista que me di cuenta. 

Ari vió una oportunidad al divisar a la recién llegada. Cuando aquella lagarta les pidió que se acercaran, Ari sonrió desafiante:

-Entra tú a ponérmelo si tienes ovarios, lagarta! Entra, que te arranco las tetas a mordiscos!

Los músculos de Ari tiraban de las lianas con todas sus fuerzas pero, pese a estar en buena forma, nunca había sido una forzuda por su pequeño tamaño. Si al menos hubiera tenido sus zapatos de tacones, se los hubiera clavado en la cabeza en cuanto hubiera tenido ocasión.

Justo en ese momento se abrió la puerta y entró una chica muy extraña desde el punto de vista de Karin. Su vestimenta y sus orejas la hacían parecer una chica de fantasía. Si se había hecho ella misma el traje debía felicitarla. Riz parecía ser una chica muy amable. Seguramente hubiese sido amable con ella si no hubiese estado dentro de una jaula y la chica sonriese como si no pasase nada. La mirada de Karin a la mujer rubia fue de todo menos agradable, aunque su pequeña estatura hacía que no  se pudiese tomar en serio.

Oh, claro, dejaré que una desconocida me ponga dios sabe donde esa cosa. Tal vez tu cosplay es increíble, pero no me voy a dejar engatusar ¿Te crees que soy idiota? No te acerques a mi o haré que esa te arranque los pechos Dijo señalando con un dedo a Arianne.

-Vaya, vaya pero mira que agresivas que sois, eso no es de buenas chicas, muy mal. Bueno no os preocupéis que yo me ocupare de que estéis bien obedientes antes de ir con la gran dama, no quisiera que intentarais arrancarle sus grandes pechos. Me gustan mucho, en cuanto a ti.... Sonrió divertida mientras metía una mano por los barrotes y atrapaba la cintura de Amy para que no se escapara. -Tu eres muy buena, me asegurare de que no sean muy mala contigo. Aquí tienes...disfrutalo. Riz acerco la otra mano llena de ungüento hacia el cuello de Amy. El ungüento desprendía un dulce aroma y nada mas tocar su piel, Amy notaba un calor que se esparcía rápidamente por su piel.

Rápidamente los dedos de Riz pasaron por el cuello de Amy, haciendo que la pasta goteara un poco hacia mas allá de su camisa, por supuesto gracias a sus dedos los cuales se aseguraban que llegara a sus partes sensibles. Un calor comenzó a inundar el cuerpo de Amy, haciendo que su mente se nublara un poco, notaba la excitación crecer en su interior y el como poco a poco sus mejillas se sonrojaban. -Muy buena...creo que estas bien, ahora preciosa...Necesito que me ayudes con tus amigas. No parece que quieran que lo haga yo, porque no lo haces tu misma? Unto una buena cantidad de ese ungüento en tus manos y susurro en su oído, era extraño pero te daban ganas de hacerla caso. -Y espárcelo muy bien.

-Amy, ¿que demonios estás pensando? ¡No deberías dejar que te pusiese eso después de ver como nos tienen encerradas! -A excepción de Amy ninguna de nosotras estaba dispuesta a dejar que nos untasen aquel ungüento por el cuerpo, lo cual me parecía lo más lógico en aquella situación pero tal y como estaba no podía hacer mucho para detenerla. Pude ver como Riz se acercaba a la jaula para frotarle aquello por el cuello que, a pesar de seguir oliendo genial, era demasiado extraño puesto que nadie se tomaría tantas molestias en que un prisionero oliese bien.

Algo me decía que aquello no marchaba del todo bien, de pronto Amy parecía demasiado relajada para aquella situación además que podía ver como sus mejillas adquirían una tonalidad rojiza sin llegar a entender el motivo de ello. Lo primero que se me ocurrió es que aquel ungüento podía ser algún tipo de veneno o tal vez la misma droga con la que nos habían dormido, aunque de ser así era muy extraño que a aquella mujer no le hiciese efecto alguno mientras lo aplicaba.

Sabía que debía decir algo para tratar de persuadir a Amy y que se alejase antes de que pasara algo extraño pero parecía que era tarde cuando Riz llenaba de ungüento las manos de Amy a la vez que le pedía que nos lo aplicase a todas nosotras, dando a entender que aquello si que tenía algún tipo de truco. -¡Amy, no la escuches! ¡Límpiate las manos antes de que te afecte aun más!

Arianne gruñó al ver como se desarrollaban los hechos. Ella no era la más lista de clase pero estaba claro que aquel pringue te sorbía el coco y te hacía obedecer. 

-Amy, me caes de puta madre pero como te me acerques con ese pringue, te voy a morder y a patear hasta que me haga efecto, así que piénsatelo, tía.

-Lucha contra esa mierda!

Cuando comienza a untarme el ungüento me siento bastante extraña, una sensación cálida recorre todo mi cuerpo, pero es diferente a cualquier otra cosa que haya experimentado antes, no se, esto se siente como algo mucha mas espiritual que cualquier otra cosa que hay consumido. Me llevo una mano al rostro tratando de centrar mis pensamientos. ¿Me ha dicho que soy buena? ¿significa que voy ganando el concurso? No puedo pensar claramente al respecto, pero ¿que haré con el dinero? Cuando me unta algo mas en la mano para que se lo esparza a las chicas y me libera respondo. 

-No puedo obligarlas porque sino.. - Me tomo unos segundos, me siento extraña - porque sino... Arianne me golpeara... ¿que es esto? se siente bieeeeeeeen... - Sacudo la cabeza intentando pensar con mayor claridad, al parecer las chicas no lo captaron antes - Chicas si no se ponen las pilas ganare yo el concurso... es como... esos programas en televisión donde hay cámaras ocultas o algo... - Les ofrezco de la cosa que tengo en mi mano - ¿Quieren? Esto esta mejor que la marihuana. 

-Ara, te llamas Amy? Que nombre mas mono, me encanta, quizás alguna lo gima bien fuerte dentro de un ratito. Pero eso no esta bien chicas, vuestra amiga quiere daros un gran abrazo y un buen regalito, tenéis que aceptarlo con mucho gusto. Dijo Riz entre risas mientras abría la puerta de la jaula y empujo a Ami por detrás para que cayera encima de Karin. -Mira que monas que están, ahora querida tienes que jugar un poco con ella, que si no el ungüento no le ara nada. Y con vosotras....que hago con vosotras? Dijo Riz mordiéndose un labio mirando a las dos chicas restantes.

-Bueno siempre queda la opción B, pero no era tan agradable, por malas os toca castigo. Saco una flor parecida a un diente de león y soplo con fuerza delante de Angelica y Arianne. Al principio solo notasteis un picor en la nariz, tuvisteis que estornudar para quitaros la sensación, pero apenas pasaron unos segundos antes de notar una gran corriente eléctrica pasar por cada musculo de vuestro cuerpo, calentando vuestras piernas y pecho con cada segundo que pasaba. Pudisteis sentir como vuestros pezones se ponían duros debajo de vuestra ropa interior, como irremediablemente abríais la boca en silenciosos jadeos antes de mover las piernas, molestas por la cálida sensación que os inundaba. -Ahora...no os daré con que aliviaros, eso por malas. La gran dama escogerá si se os tiene que dar algo o no. Asi que espero que seáis obedientes~

Parecía que esa tal Riz tenía prisa por conseguir que alguna de nosotras fuese impregnada con aquel ungüento del que todas desconfiábamos, de tal forma que incluso entró a la jaula para empujar a Amy contra Karin con tal de conseguir lo que quería con aquello. Mencionó algo sobre gemir como si lo que nos esperase fuese algo relacionado con el sexo, ¿acaso tenía planeado violarnos junto el resto de personas que hubiesen en aquel lugar? Aquello sin dudas me gustaba cada vez menos, tenía que encontrar una forma de poder escapar cuanto antes o podría terminar muy mal.

Por desgracia para mi y para Arianne sacó una extraña flor parecida a un diente de león, soplándola para llenarnos la cara con este de forma que me hizo estornudar pero por lo demás no parecía nada, ¿acaso solo había sido para burlarse de nosotras? Aquella idea cambió a los pocos segundos puesto que comencé a notar un extraño calor por mi cuerpo que iba cada vez más en aumento, sintiendo como me excitaba sin razón alguna y como mis pezones comenzaban a marcarse en la ropa. No pude evitar jadear un poco a la vez que movía instintivamente mis piernas como si tratase de aliviar un poco aquella sensación, aunque en realidad cada vez era más agradable. -¿Q-Qué es esto...? De golpe hace bastante calor... -De forma inconsciente me llevé mis manos a mis pechos, apretándolos un poco como si aquello fuese una acción necesaria para lo que me sucedía. Mientras tanto Riz parecía divertirse con aquello a la vez que decía que no nos daría nada para aliviarnos, ¿podría ser que fuese obra suya? -N-No puedes dejarme así... Haz que pare, el calor no deja de aumentar...

Karin intentó sujetarse en algún sitio cuando Amy se tiró encima de ella, pero no llegó a tiempo de cogerse a uno de los barrotes que tenía cerca, con lo cual cayó en el suelo con la chica encima. ¿¡P-pero que haces estúpida?! Aléjate de mi ahora mismo!! No te me acerques!! Le dijo a su compañera moviéndose bruscamente para quitársela de encima, un poco de ungüento le había rozado la piel del brazo y ya había empezado a notar el calor que te hacía desprender, no quería probar en ningún sitio como se sentía. Tu maldita!! Vas a enterarte cuando me quite a esta de encima!! Le gritó a la chica elfa casi con ganas de asesinarla. Si hubiese tenido una pistola a mano seguro que la hubiese disparado.

Ari gritó en cuanto aquella extraña flor le llegó a la cara.

-Serás puta! Ya verás cuando...te...!

Ari se interrumpió, al sentir un cosquilleo conocido en su bajovientre. Un intenso calor emanó de su estómago en todas direcciones. Cuando llegó a sus pequeños pechos, sintió el endurecimiento de sus pezones, que se marcaron claramente a través de su ceñida camiseta.Cuando descendió hasta su vagina, sintió la humedad aparecer y un estremecimiento le recorrió las piernas. Cuando el calor alcanzó su cuello y mejillas, éstos se incendiaron, llenándola de calor y provocaron que una nubecilla de vapor surgiera de su cuerpo cuando jadeó involuntariamente.

 -A-aay....

Apretó las nalgas y cruzó las piernas pero solo consiguió tensar más las lianas que se enredaban sobre su chichi, poniéndola aún más caliente.

¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podían hacerla sentir de esa manera en contra de su voluntad?

-¿¡Como que estúpida!? ¡Zopenca! - Le exclamo molesta a la chica que tengo abajo mio, me caerá bien, pero nadie me insulta, y no estoy lo suficientemente drogada como para tolerar que lo hagan, sin embargo me controlo un poco y me levando apoyando ambas manos sobre sus hombros para impulsarme, en el paso aplicándole algo del ungüento sobre ella - Vuelve a insultarme y la chica de las orejas va a ser la menor de tus preocupaciones. 

Una vez estoy de pie miro a mi alrededor, noto que las otras chicas están comportándose de manera extraña, ¿les habrán hecho algo? Quizás este lugar no sea lo que creo que es... o quizás ellas por fin están siguiendo el juego de la televisión, no puedo pensar con suficiente claridad como para pensar en que hacer al respecto, mi cuerpo caliente me impide darme cuenta de lo que realmente esta sucediendo.

Riz se rio ante el efecto que había causado su diente de león. -Os sentís calentitas? Pues solo ahí una forma de que se os quite y no os la daré si no sois obedientes. Así que…. Alcanzo unas cuerdas que había traído y se lo coloco a modo de correa, tanto a Arianne como a Angelica. -Vendréis conmigo de manera educada, ven aquí Amy bonita. Continuo Riz mientras sacaba otra flor idéntica a la anterior y la sopla delante de Karin y Amy, haciendo el mismo gesto de atarlas con la cuerda. -Vendréis todas conmigo perritas, pero recordad, si intentáis algo o escapáis no os podréis quitar ese calor en la vida. Me encantan estas flores, a vosotras no?

Os guio a movimientos de correa hacia el exterior de la cabaña y pudisteis ver por fin donde os encontrabais. Estabais en una especie de poblado arbóreo, una docena de casas construidas a madera encima de las ramas de los arboles, cerca de las copas. Al mirar hacia abajo solo podíais ver una espesura verde, todo hojas pero nada del suelo, debíais estar a bastantes metros, ademas el cielo estaba teñido de verde con las restantes hojas que cubrían la villa a modo de cúpula. Estabais bastante calientes y avergonzadas de estar en esa posición, pero pudisteis ver como algunos habitantes, en su gran mayoría mujeres quitando algún ser que no podíais distinguir bien, os miraban con una sonrisa divertida, parecida a la que os estaba dando Riz. Mas o menos os hacíais una idea de que querían de vosotras.

La cabaña de la gran dama estaba ubicada en el centro de la villa, en vez de ser una cabaña exterior de madera, era una cabaña interior que entraba en el tronco del árbol mas grande que habíais visto jamas, con suficiente espacio para convivir diez personas con toda comodidad. Al entrar, o mas bien al ser obligadas a entrar, la puerta de la cabaña se entrecerró y os fijasteis en el interior. Estaba lleno de pinturas del bosque, con dibujos elaborados pero que no reconocíais, una multitud de tiestos con flores de todos los colores campaban por toda la cabaña, incluso algunas salían del propio tronco y delante de vosotras una especie de altar o trono en la cual estaba sentada una mujer que os miraba con las mejillas encendidas.

Era mayor, rondaría los treinta años pero casi casi parecía que el tiempo se hubiera parado en ella, su pecho era firme, oculto bajo un sujetador que recordaba a una armadura, al contrario que Riz tenia la piel mas oscura, casi parecía ceniza. Su cabello no brillaba con el mismo calor que Riz, pero si que era como hebras de oro, sus ojos brillaban con un tono rojo rubí y sus labios eran bien carnosos. El sonrojo no era otra cosa que una chica, cercana a vuestra edad se encontraba de rodillas delante de ella lamiendo algo que no veíais, en cuanto se aparto un poco para hacerlo desde otra posición, visteis como de la entrepierna de la gran dama salia un miembro bastante imponente que apenas podía tragar la joven. -Riz...ya habéis estado trayendo otra vez a humanas? Parece que no os cansáis de tener juguetes nuevos, las entrenadoras estarán encantadas de tener nuevas “aprendices” Pero se las ve raras, que les has hecho?