Partida Rol por web

Una chica joven logra reuniros a todos y aprovecha el camino hasta el dormitorio para presentarse.

Bueno, me llamo Lucía Estrada y este es mi segunda año como monitora en Campamento Paraíso. Como ha dicho Manuela seré vuestra monitora de referencia. Cualquier cosa que necesitéis, cualquier problema que tengáis no tenéis más que poneros en contacto conmigo y, si está en mi mano os los solucionaré.

Ya estamos llegando como veis los dormitorios son bungalós independientes con capacidad máxima de cuatro personas. Espero que lo encontréis de vuestro agrado y que disfrutéis mucho de la estancia en Campamento Paraíso.

Si no tenéis ninguna pregunta os dejo que os instaléis.

- Hola Lucía, yo soy Travis - pese a la tensión, se esforzaba por resultar amable. Sabía que con un mínimo esfuerzo por su parte siempre caía bien.

Siguió de cerca a la mujer arrastrando su pesada maleta. Cuando entraron en su habitación no dudó un instante y avanzó hasta el fondo, lanzando su bandolera sobre el colchón de abajo y colocando la maleta junto a la mesilla.

- Perdone pero... ¿son todas las habitaciones iguales? - tal vez le había fallado el criterio al elegir. Seguramente la A y la B no hubieran resultado tan angustiosas. 

- Es que verá, cómo explicarlo... - Travis alzó los hombros y extendió las manos. - A mi me dijeron...Esto no puede ser. Yo no puedo dormir aquí. ¿Cuatro camas juntas? - es de locos, la broma hace rato que no tiene gracia - y estos colchones uno sobre otro. Yo no puedo subir ahí, o pretende que duerma bajo alguien que se coloque ahí encima? - miró a Paul y después a Cassie, de nuevo a la monitora y no supo cual de las opciones le aterraba más. 

- ¡Me aplastará en plena noche! - la hiperventilación se acercaba. Se sentó sobre el colchón y lo encontró incómodo y blando. - Me gustaría hablar con la directora, por favor - levantó la vista hacia Lucía - o mejor, hay algún modo de regresar a tierra? O... si hay alguna forma de que nadie duerma sobre mí supongo que podría pasar una noche aquí.

Lucía casi salía por la puerta cuando escucha las quejas y la angustia de Travis.

Travis, todas las habitaciones son iguales. De hecho, la capacidad de cada una es cuatro, porque hay dos literas de dos. En vuestro caso sois tres así que puedes una ocupar una litera tú solo, si a Cassie y a Paul no les importa.

Había creído que la monitora compartiría la habitación con ellos, pero de ser así, al menos uno de los problemas quedaba solucionado. 

- Está bien, en ese caso me quedaré aquí abajo - señaló el colchón inferior de la cama del fondo y sin más explicaciones se dispuso a ordenar el contenido de su maleta. Con calma ordenó la ropa y el resto de utensilios sobre una de las mesas y después la colocó primorosamente en los cajones de la mesilla y del armario más cercano, además de todos sus productos de aseo que repartió por el baño, tareas que le llevaron un tiempo considerable. Finalmente cerró la maleta con el candado y se guardó la llave en la bandolera.

Cuando terminó con su tarea, se metió en el aseo y cerrando la puerta con llave se cambió de ropa para salir luciendo un bañador de rayas, una camiseta de los Goonies, sus gafas de sol graduadas y unas chancletas playeras, todo recién estrenado, salvo la camiseta que parecía llevar a cuestas unos cuantos cientos de lavados. La pálida piel de Travis brillaba con la gran cantidad de crema protectora que se había aplicado. 

Cogió una toalla de playa, metió en su bandolera el primer volumen de las Obras Completas de Shakespeare en dos volúmenes que se había llevado y cruzándosela sobre el cuello, se dirigió a la playa dispuesto a disfrutar de un rato de tranquilidad.

Vale, no lo negaré, el personal de servicio iba ganando enteros. Las dos primeros mujeres, ya maduritas tenían su punto pero la monitora era in duda bastante atractiva a la par que joven.

- Encantado Lucia, yo soy Paul. Al presentarme miré a mis compañeeros de bungalow, no tenía claro si me había presentado formalmente, creía haberlo hecho durante la travesía por el mar.

- No tengo problema alguno, la litera del fondo para ti Travis. Eso me obligaba a compartir la otra con la chica.

- ¿Cassie, verdad?. Nos toca la otra. ¿ como te gusta ponerte, arriba o abajo?. Señalé las camas restantes y sonreí pues aquella pregunta podía interpretarse de muchas formas, aunque no la había lanzado con la doble intención que parecía.

- Puedo dormir en la litera de arriba si te supone un problema subir o..si prefieres hacer como Travis, no me importa estirarme en un rincón del bungalow para darte privacidad. Me crié en el Bronks, este suelo de madera es todo un lujo.

Nuestro compi no tardo en coger las cosas e irse como si le estorbáramos, puede que realmente fuera así. Y además se fué sin decir nada.  - Vaya, este travis es bastante reservado, ¿no te parece?. Busqué entre mis cosas para quitarme el traje y ponerme algo más cómodo. - Creo que buscaré la zona de la piscina, ¿te vienes?. Unas chanclas, un bañador corto, sobre la rodilla y una camisa de lino blanco abierta era la indumentaria que había escogido.

El dormitorio estaba bastante bien, pero el detalle de las literas la sorprendió...aunque tratándose de un campamento tenía su sentido...

El tal Travis se apresuró a dejar claro que no quería que le molestase y se apropió de la litera del fondo para él solo... me quedé con ganas de tocarle los huevos y cogerle la litera de arriba pero me dije a mi misma que para que empezar a crear conflictos el primer día, ya había llegado con el numerito de los dos petardos del bar y la absenta...

Paul, fué bastante más agradable en ese aspecto y con una broma me propuso que eligiera la litera que más me gustase. Ante la propuesta arqueé una ceja para darle a entender que había pillado el segundo matiz de la propuesta, dí un par de palmaditas sobre la litera superior y le respondí...

Me quedo esta..

Paul propuso ir a la piscina, y la verdad es que tenía ganas ya de conocer el resto de las instalaciones, lo de quedarse a beber en el bar nada más llegar me parece un absurdo, más cuando vamos a tener semanas por delante para beber y beber todo lo que queramos, así que me dirigí a la maleta, saqué la toalla, un bikini y un frasquito de crema solar pues no era plan de ponerse como una camarón el primer día y más con la piel blanquita que tengo.

Cassie vuelve a la habitación para buscar a Lucia, pues necesita que alguien le abra la puerta de la Piscina pero como no la encuentra se vuelve a dirigir a la piscina.

Cassie entra en la habitación para cambiarse de ropa y de paso aprovecha que está sola para leer el misterioso sobre.

Cassie empieza a leer el mensaje y se queda "ojiplática", ¿QUE?.... ¿es una broma?... continua leyendo y finalmente llega a la parte que explica como se "mata" a alguien... 

Ah! bueno, es un juego... ya iba yo a salir corriendo...de todas formas que raro, esta clase de juegos suelen plantearse cuando ya hay una cierta confianza entre los que participan... no el primer día. Se dice a si misma... Bueno, tendremos que tener cuidado de que nadie se nos acerque y si veo que alguien me quiere dar un beso tendré que dárselo yo antes... jijij.

Danni guarda la carta en su maleta y abandona la habitación con el bañador dispuesta a ir a la playa.

Travis entra en la habitación y siente el deseo de tumbarse y dormir un rato, pero el picor de la arena en su nuca le recuerda su propósito: se dará una buena ducha y se relajará, en soledad y silencio.

Toma su toalla, gel, y champú, además de ropas limpias y se dirige a los vestuarios.

Travis llegó a la habitación y se tomó unos instantes para recoger todas sus cosas y revisar que todas sus pertenencias estaban en su lugar, que no le faltaba nada y que nadie había tocado nada.

Se tumbó en la cama, evaluando el colchón, y sintió su pelo todavía mojado que humedecía la almohada. Se incorporó y extrajo de su bolsillo la nota que la directora le había dado y no pudo leer en los vestuarios. Al parecer en aquel campamento la soledad era un bien escaso.

Mirando por última vez hacia la puerta, abrió el sobre.

un bonito sobre cerrado con sello lacrado en cera reposa sobre el cabecero de tu cama. Al abrirlo, en su interior despliegas una nota escrita a mano.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

"La dirección de Campamento Paraiso se complace en invitarle a nuestra fiesta de gala de esta misma noche, donde la temática será un baile de máscaras y disfraces. 

Se le facilitará un atuendo acorde así como un antifaz o máscara ya que contamos con muchas en nuestro haber para estas ocasiones.

La idea, además de pasar una agradable velada es tratar de mantener el anonimato el mayor tiempo posible. El juego, para aquellos que deseen entretenerse será tratar de adivinar quien será esa noche su pareja de baile, cena o conversación una vez concluya la velada de madrugada.

No olvidamos, como no, que hay quien aun debe "matar" a su objetivo, quizás sea una buena ocasión para ello..

Sin mas, desear veros asistir a la fiesta. Un cordial saludo.

La dirección."

Hay que estar a solas, siempre hay formas de conseguir eso ya que no siempre tendreis gente alrededor.

Travis entró resoplando en su habitación, se quitó la máscara y caminó hasta la litera del fondo, dejándose caer sobre el colchón. Su intento por adaptarse y participar en la fiesta de aquella noche había tenido un resultado, como mucho, mediocre. Incluso había intentado acercarse a una de las chicas y escondido tras su máscara soltó una frase recordada de alguna peli, o tal vez era un libro. Ni siquiera sabía qué había dicho, y cuando ella le respondió, no supo continuar, se quedó plantado en el sitio y dejó que ella se fuera a bailar.

Claro que tampoco los demás parecían divertirse mucho. Y cuando otra de las chicas se hizo un corte y Travis vio la sangre supo que era el momento para irse de allí. Nadie le vio salir, según creía. Desde luego nadie le echaría en falta.

Hizo un esfuerzo para volver a levantarse y se desvistió. Se puso su pijama y se recostó entre las sábanas. La tentación de conectarse un rato a internet era poderosa, pero tenía que concienciarse de que en aquel lugar eso quedaba descartado. Empezó a sudar.

Se levantó de nuevo, fue al baño y se sintió mareado, tuvo que apoyar la mano en la pared mientras terminaba de orinar. Aquella copa de champagne le estaba haciendo efecto, sin duda. ¿En qué estaría pensando?

De nuevo entre las sábanas, cogió su libro y con una débil luz de la mesilla alumbrando su rincón en la gran habitación, continuó su lectura, que pronto le evadió de aquel lugar trasladándole a los fríos y lúgubres salones del palacio de Hamlet. Un lugar encantador.

Travis se sobresalta un poco al ver ese desorden...¿Es que sus compañeros de habitación no pueden ser mas cuidadosos?. Entonces se da cuenta que alguien han estado urgando en sus cosas. Quizás otro no se hubiera fijado en el detalle de como y en que posición deja su libro sobre la mesilla, pero para el esas cosas no se pasan por alto.

Rebusca en sus pertenencias y cada ve tiene mas claro que las han tocado como si buscasen algo o solo por el mero placer de estropearle la noche.

Se tumba sobre la cama pensativo con todo lo que ha pasado y nota algo bajo su almohada, extiende su mano y da con algo metálico....

Es un cuchillo y parece que esta manchado de una sustancia roja y pegajosa..¿será sangre?

Empezaba a resultarle cómoda aquella cama ajena y su lectura se confundía ya con sus propios pensamientos deshilvanados, entre los que su cerebro iba y venía de un modo cada vez más errático. Pero no lograba dormirse, había algo...esos pequeños detalles que todo lo estropean. Esos pequeños detalles tan importantes.

Alguien había aprovechado la fiesta para hurgar en sus cosas. Tal vez el servicio de limpieza - intentó convencerse antes de dejar vía libre al desasosiego. Pero no eran solo el despertador desplazado ni aquella camiseta doblada de cualquier manera. También los cajones habían sido abiertos - Travis sintió como su traquea se cerraba y se negaba a recibir más oxígeno - y toda su ropa había sido tocada.

Al borde de la hiperventilación Travis comenzó a ordenarlo todo, pero un asco profundo le impedía realizar las tareas con normalidad. Sentía cada prenda mancillada. Con gusto formaría una pira con todo aquello y le prendería fuego. Aquella era una idea estúpida, desde luego. probablemente él mismo perecería asfixiado en un incendio provocado así. Calculó que tardaría unos 3 minutos en propagarse por toda la planta. No se sentía capaz.

Miró a su alrededor: la habitación le resultó mucho más oscura de lo que recordaba. Sintió un intenso frío, se abrochó el pijama y buscó el interruptor general, iluminando plenamente cada rincón de la habitación. ¿Y si todavía seguía allí el ladrón? Reviso todos los rincones, incluso bajo las camas, y también el baño. Estaba solo... miró la puerta con temor varios minutos antes de volver a sus tareas.

Ya tenía todas las camisetas rescatadas del caos cuando al apartarlas a un lado sintió algo bajo la almohada. Extendiendo la mano y se encontró a sí mismo sujetando un cuchillo manchado. Ensangrentado. Horrorizado lo soltó y el arma quedó inerte sobre las sábanas. El cuerpo comienza a picarle, siente movimientos a su espalda, escucha ruidos en todos los rincones.

Ahuyentando el principio de paranoia como pudo, acudió a su mente racional. No podía dejar aquello sobre su cama. No es que pretendiera volver a acostarse en aquel lugar nunca más, claro. Pero debía que avisar a alguien, tenía que...

Fue al cuarto de baño y con una buena capa de papel a modo de protector para evitar tocar y sentir el tacto del arma, Travis levantó el cuchillo con cuidado y se dirigió a la salida de la habitación. Abrió la puerta con cuidado, asomó la cabeza y pensó en encender todas las luces del corredor, aquello estaba horriblemente oscuro. Y sin embargo caminó silencioso en dirección a la cocina. Sí, seguro que todo había sido una broma de aquellos idiotas. Devolvería el cuchillo a su sitio y por la mañana...la mañana quedaba muy lejos.