Partida Rol por web

David se quedó en silencio unos segundos en medio de ese ensayo. -Tío. Lo sé todo- se cruzó de brazos con gesto serio y luego sonrió. Yo he protegido a Vicente.  Yo me encargaré de proteger a quien haya que hacer hasta el final, ¿me entiendes? 

Luis soltó las maracas dramáticamente.

- Qué ganas tenía de que lo confesases joder. - se dió dos golpes con ambas manos en el pecho - ¡Ven aquí! - gritó pidiéndole un abrazo. 

- Mira que nos lo olíamos pero Vicente no soltaba prenda. ¿Y cuánto crees que puedes mantener esa coña de los sueños? ¿Cómo se te ocurrió? ¿Alguien más comentó que pudiera hacerlo?

—A Juan y a Àlex les hemos escogido «Angels», de Robbie Williams.

Juan Camus entró con gesto victorioso al Box. ¡Había al fin micrófonos! Lo primero que hizo fue coger el suyo y acariciarlo con cariño. Lo había echado tanto de menos...

- An zru itooool si ofers mi protecsioooooon aloto lofan afecsioooooon güede ram rait orrooooon -Oooooh, qué sensación tan placentera cantar su tema y escuchar su voz aumentada. Y eso no era lo único que le alegraba. Ahí estaba Alex, al que recibió con una gran sonrisa.

- ¡Vaya sorpresa que hayas vuelto! Necesitábamos ayuda, ¿sabes? Porque hay mucha desorganización por aquí, ¿no? Y no sabemos... Oye, ¿has regresado como Aitana, con una tarjeta de esas? ¿Tienes otra para expulsar a alguien? -preguntó Juan Camus, abriendo los ojos, como con esperanza-. Mira, no sé si quiero que me lo digas, ¿sabes? Que luego... O sea sí me reconcome la curiosidad, ¿no? Pero, en fin, soy de los que piensa que es arriesgado contar las habilidades de cada uno. Mira, a Bustamante le obligaron a decirlo y ahora todo el mundo está en su contra. Así que... en fin, supongo que mejor te lo guardas, ¿no?

-Me caes mal. -Fue breve y escueto, quizás por los motivos por los que Juan Camus le caía mal- Muy mal.

Juan Camus miró a su compañero como si mirara a un extraterrestre. Ese chico era raro, raro, raro. Más incluso que él.

- Ehm, pues vale -le respondió, sin saber muy bien qué decir. No parecía que le importara mucho. Juan Camus era impermeable al odio ajeno-. Tú a mí también. Empiezo a sospechar cada vez más que tú no te has traído a ti mi mismo, sino que alguien más te ha traído de dentro y te está manipulando. Pero como no tengo pruebas, te lo digo solo a ti y no delante de todo el mundo. Porque, ¿sabes? yo soy una persona decente que... Yo evito meter cizaña sin sentido, sobre todo en la situación en la que estamos, que no podemos ir acusando a cualquiera solo porque no nos guste su cara.

-¿Y a quien van a creer? ¿A ti o al "Héroe que regresó de la tumba para traer la verdad"?. ¿Acaso crees que he venido y he "admitido" haber vuelto por mis propios medios para evitar que el que de verdad me ha regresado sea pillado y tenga la opción de volver a traerme una y otra vez, tal y como hemos pactado?. 

Por un momento Àlex se quedó callado.

-Emmm... No, no es eso. Fui yo, estando eliminado puedo usar mi carta debajo de la manga...

-Pero sea como sea, aunque lo vayas diciendo por ahí, ¿Quien te creerá?. Nadie.

-¿Enserio era necesario decir que yo no era el que me salvó?. Eso me parece muy feo por tu parte, Juan Camús. ¿Dónde está el honor entre hombres de no desvelar las mentiras putrefactas de los otros para que sean expulsados en votaciones venideras?. Bueno, es cierto que quizás eso específicamente no está escrito en ningún lado...

-Pero lo que es evidente es que cuando los Saboteadores manipulen, seré yo el primero en irse, quizás en unas horas, y mi amiguito traerá a Ainhoa, mientras todos los malos piensan "Ya no va a haber nadie más que vuelva a traer a nadie, vamos a centrarnos en acabar con Ainhoa/Protector que la protege", y entonces cuando menos se lo esperen... ¡PAM!, Aparece el ricitos de oro, otro de los inocentes seguros.

Àlex sonríe de oreja a oreja a Juan Camús.

-Veamos si te creen ahora... 

- A mí me parece fea tu cara y ya ves, tengo que aguantarme -respondió Juan Camus, el rey del sarcasmo-. Pero te equivocas, a quienes más nos preocupan tus mentiras y que alguien te esté manipulando es a los buenos, porque a los malos les da igual todo. Expulsan a uno o a otro, siempre que no sea de los suyos. Los buenos solo queremos llegar hasta el final y hacer que este concurso sea lo más honrado posible. Y me da igual que nadie me crea ahora. Tarde o temprano lo verán.

- No me digas... -dijo Juan Camus, reflexionando sobre la idea de que un tercero regrese-. Entiendo.

-Como tu digas, Camusito. -Respondió rascándose la nuca- ¿Y tú puedes hacer algo más allá de llevarme la contraria?. Me refiero, ya sabemos que hay alguien que "sueña", alguien que "regresa a 3", alguien que "protege", alguien que "fisga" y alguien que... hace lo que haya hecho Aitana...

Juan Camus quería mirar de nuevo a Alex como si fuera un extraterrestre, pero recordaba que Alex le había pedido que no lo mirara nunca más. Así que miró a las partituras de su canción y respondió:

- A mí se me dan muy bien muchas cosas. Como cantar, bailar, componer, llevar un negocio... -¿Qué no sabía hacer Juan Camus?-. Pero si te refieres a si tengo alguna habilidad concreta aquí dentro, no esperarás que te lo cuente a ti, ¿verdad?

Iban a hacer una actuación cojonuda en la gala...

-Teniendo en cuenta que he preguntado y no hay nadie más en la sala. Sí, te lo pregunto a ti. Y sí, la respuesta a mi, por favor. -Con la confianza de mil chinos recién aceptados en la universidad, Àlex seguía postergando la preparación para la actuación en pos de seguir molestando a Juan Camus- ¿Y por qué no?. Dijiste que yo era inocente engañado... ergo, si soy inocente engañado, no tendrás nada que temer si me lo cuentas... al menos a no ser que entre en una BOX con el que me trajo aquí... claro está.

- Un inocente traído por un traidor se convierte en traidor -respondió Juan Camus con toda su filosofía-. Sea quien sea tu amigo, te está manipulando y dando órdenes. Si te dice "cuéntame lo que te ha dicho Juan Camus", tú se lo tienes que contar. Y puede que trabaje codo a codo con los saboteadores que queden. Así que no, no te lo voy a decir.

-Anda, no te pongas así porque te haya hecho sospechoso, a fin de cuentas, si no caigo yo a mano de los Saboteadores en breve y se nos acaban los sospechosos... tu puedes ser un buen candidato mientras busco la forma de salir del atolladero, ¿Eh?. Colega. -Àlex le guiña el ojo a Juan.- ¿O acaso eres tu uno de esos traidores y por tanto no quieras dar a conocer tu habilidad? Uy... interesante, interesante... Al parecer el bueno de Casademunt habría acertado...

-Hablando de habilidad... ¿Cuál es mi habilidad?.

Juan Camus sonrió cuando Alex habló y se encogió de hombros.

- No me voy a dejar picar por tus acusaciones. Ese truco es muy viejo. Pero no te diré lo que hago o dejo de hacer. Puedes pensar de mí eso, si quieres. Total, ya todo el mundo lo piensa...

- ¿Tu habilidad? No lo sé, pero tampoco me importa mucho. Fueras alguien bueno o malo cuando entraste en la academia, ahora estás al servicio de alguien que solo se preocupa de sí mismo. Eso es lo que me importa.

-Cuando hablas de mi Amo y Señor Oscuro debes de hacerlo con respeto. -Bromeó- Sea como fuere... ¿Acaso no crees que solo yo soy el único que podrá decir a los que sobrevivan que no vayan a por tu cabeza?. A fin de cuentas, ya viste lo que pasó "Me caes mal" y saltaron sobre tu cabeza... Así que pórtate bien y quizás aguantes más sin ser expulsado...

-¿Nunca te preguntaste cómo es posible que alguien que apenas chupó cámara en el primer día haya vuelto de forma tan triunfal?. Sencillo, estaba todo planeado desde el comienzo... La pregunta es: ¿Por quien?. ¿Los Saboteadores me expulsaron, siendo yo uno de los suyos? ¿Hablé con quien me podía traer de vuelta y lo acordamos para cuando cayera "Rosa" (el enlace en ambos mundos)?. ¿Te estoy tomando el pelo?.

- No, nunca me lo he preguntado -respondió Juan Camus con un bostezo. No estaba tan cansado desde el día que se rompió el ascensor de su empresa y tuvo que subir un piso por las escaleras. Eso sí que fue horrible y eso que Juan Camus es un tío entrenado, fuerte, resistente, que va al gym mínimo una vez al mes.

- Lo que sí me pregunto es cómo saldrá nuestra actuación que no... Yo al menos he estado ensayando un poco, pero creo que al jurado no le va a gustar nada de nada, ¿sabes? que no hayamos trabajado juntos ni un minuto. Y que... Solo espero que la semana que viene me toque con gente más comprometida con la música, ¿sabes?

—Alfred García y Àlex Casademunt «Busca lo más vital», de El Libro de la Selva.

Con la tristeza permanente de echar de menos a su mejor amigo, Alfred entró al box algo cabizbajo. Se llevó un poco de agua rusa a la boca, y tras poner la cara de asco correspondiente, fue a sentarse a un lado para tocar guitarra mientras esperaba que su compañero llegara. Quizás, si se esforzaba, podría intentar sonar suficientemente alegre para cantar una canción como aquella. 

¿Que tal, Àlex? - le saludó con un intento de sonrisa. Definitivamente no había sido su persona favorita en la competencia, pero si había podido traer a Bisbal de vuelta, no le quedaba más que asumir que era inocente. Y eso era una excelente noticia. 

Mira, yo me estoy haciendo los ánimos para poder cantar esta, que ya sabes... estoy un poco tristón por lo de Miguel - admitió, frunciendo los labios - Pero, ¿te parece si mientras nos sentamos y conversamos un rato? - le ofreció, mirando un espacio vacío a su lado donde el hombre podría sentarse si quería - Te dije que no quería hablar en público y tenía mis razones, pero ahora que estamos en privado puedo serte mucho más sincero. - ahora sí sonrió un poquito con la comisura de los labios. Seguro eso despejaría problemas - Eso sí, voy a necesitar algo de ti. Te voy a decir la verdad porque no creo que siendo tan pocos estemos en posición de desconfiar de otros inocentes comprobados, pero necesito que me prometas por todo lo que es sagrado que no vas a decir nada en público. - lo miró muy seriamente. Seguramente hasta los televidentes podrían notar lo importante que esto era para él - Por favor. Te lo ruego. Ni una sola palabra. Prométeme que no dirás nada de mis habilidades en público.

Àlex estaba bastante contento, en contraste con lo que había sucedido y el sentimiento en general. Así se le podría ver mientras aquel compañero del Box le demostraba su preocupación y pesar por la reciente pérdida de Miguel. Apenas se enteró de la conversación incluso que tuvieron, como si en vez de escucharle (o leerle) como una persona normal, hubiera escuchado frases sueltas al azar, (o leído líneas al azar).

-Eh... Sí, sí, prometo.