Partida Rol por web

Jorge González y Carlos Right nos deleitarán, de Sergio Dalma... «No me digas que no».

Y así es como los dos os encontráis en el Box 4, donde hay todo lo necesario para empezar a preparar la canción: un piano, una guitarra, las partituras, un buen equipo de sonido con sus micrófonos y todo... ¡Y hasta un sofá de dos plazas por si os cansáis!

Pero lo mejor de todo es que el box está insonorizado y eso quiere decir que nadie podrá escuchar lo que habléis mientras estéis aquí dentro. Nadie... salvo las cámaras, por supuesto.

Gonzalez tardo en llegar porque pese a las indicaciones se perdió dos veces y tuvo que ir un par mas al baño por culpa de los nervios.

-Hola compañero. Dime que esto es el Box4 porque vengo como de tres habitaciones y siempre e fallado. -Se acerco a su compañero sin esperar respuesta. -¿Ya has empezado? Que bueno.

Estaba tirado en el sofá con una guitarra, escuchando la canción que nos tocaría defender e intentando encontrar los acordes de la canción, cuando mi compañero abrió la puerta del BOX.

- Hey, si si es aquí, a no ser que yo también me haya equivocado, - dije esbozando una sonrisa.

- Siéntate si quieres, podemos escuchar la canción un par de veces y después empezar a practicarla. Por cierto, ¿la gente sigue donde la cocina?, ¿Somos los únicos trabajando?

-¡Genial! No veas que corte si ambos estamos confundidos... -Miro a un lado y a otro. -Bueno mientras no venga nadie aunque no sea la nuestra podemos usarla... Digo yo. -Le guiño un ojo mientras se acercaba para ojear la letra de la canción.

-¿La gente? Creo que esta en el salón hablando de una cosa y otra, nada importante creo yo... Pero supongo que según nos vayamos conociendo habrá mas de lo que hablar. - Una mirada sincera y sonrisa perfecta después, soltó la primera pregunta. -Oyes, ¿Que tal se te da el Sergio? Te gusta y tal, podemos empezar a ensayar como compaginar la voz y eso. -Estaba tan emocionado que se le olvido presentarse formalmente y ya no estaba seguro si era demasiado tarde.

Jorge González y Juan Antonio: Cuando nadie me ve (Alejandro Sanz).

 Y así es como los dos os encontráis en el Box 4, donde hay todo lo necesario para empezar a preparar la canción: un piano, una guitarra, las partituras, un buen equipo de sonido con sus micrófonos y todo... ¡Y hasta un sofá de dos plazas por si os cansáis!

Pero lo mejor de todo es que el box está insonorizado y eso quiere decir que nadie podrá escuchar lo que habléis mientras estéis aquí dentro. Nadie... salvo las cámaras, por supuesto.

Empiezo a entonar "Cuando nadie me ve", recordando... cuando aún estaba de novio con mi esposa. Mientras mis manos recorren las cuerdas. Tras unos momentos volteo a ver a Jorge.

-¿Qué hay?

Entro cantando la canción y para su sorpresa ya estaba su compañero en la sala.

-Que pasa amigo. Vamos a hacer una gala de 100 ¿Vale? Que ese mal rollismo que quieren meternos con los expulsiones no sea un problema. ¡VAMOS A POR TODO! -Alzo el puño entusiasmado.

-Seguro, aunque mira que todo eso me da muy mala espina. No se tú, pero no me inspira nada de confianza. Todos están muy raros, y... bueno, a darle. ¿Empezamos de 0?

Me reacomodo la guitarra, y espero.

-El aire esta raro, por culpa de las votaciones que mira que has sido raras... A ver si acertamos pronto y esto sigue adelante compa. -Se puso en su zona y espero a que Juan le diera la señal para comenzar.

-¿O acaso crees que alguien esta mal metiendo y por eso la densa niebla? -Que bonita analogía.

-Pues sólo se que esto puede sacar lo mejor o peor de nosotros.- Suspiro un poco. -Pero como dices, ojalá le demos pronto. Vamos.- Comienzo a tocar los primeros acordes.

-Joder. Ojalá todo esto se componga pronto.

Tras la practica de voces y los acordes. Empezaba a quedar bastante bien, pero las demás cosas le rondaban en la cabeza como suponía a su compañero.

-Tranquilo compi, si Chenoa tiene razón y el callado de Agony es el culpable esto terminara en un tris y podremos concentrarnos en cantar y tocar como todos sabemos. De P#$% madre. -Aunque sus palabras eran muy positivas acorde con su tono aun albergaba alguna duda al respecto de todo aquello. -A no ser que sean mas...

Marco el ritmo, concentrándome en los tiempos precisos y la digitación. Si logro eso, lo demás esta copao

-Eso pienso yo, hermano. Un complot. Que mira que solo uno por muy... que sea, no creo alguien pudiera hacer todo eso solo. Aunque, ¿Pensas que solo es Agony por callao?

Jorge González, Juan Camus y Rosa López van a darnos un toque latino con «Otra vez, qué pena de mí», de Café Quijano y Olga Tañón.

Juan Camus entró en el Box, dispuesto a darlo todísimo, como era costumbre en Juan Camus. Y ¡oh, sorpresa! alguien le había quitado los instrumentos de música y su micrófono. ¡Su micrófono! ¿Qué haría, sin poder aumentar el volumen de su voz para que todos escucharan lo bien que cantaba? Nada estaba perdido. Por las venas de Juan Camus corría tanta pasión que nada le impediría cantar. Y sabía improvisar. Así que cogió una copia de las partituras, las dobló por abajo muy finito y por arriba hizo una pequeña bola. ¡Et voilà! Micrófono listo.*

- Chicos, nos lo han quitado todo -les dijo a Rosa y Jorge cuando entraron-. Pero no os preocupéis, he solucionado algo -Y les enseñó su obra de arte-. Creo que lo grande de esta canción, ¿no? es el baile. Seguro que todos sabemos algunos pasos de salsa -¿O era merengue? No, no podía ser. La primera intuición de Juan Camus era la correcta segura-. Mirad, yo había pensado, Rosa, que en tu parte hicieras algo así -Y enseñó una pequeña coreografía que había ideado él solito en su mente-. Y luego, Jorge, tú y yo podríamos... -Y enseñó su parte.

¿Cómo describir a Juan Camus bailando? Dejémoslo en que le ponía tantísima pasión que en esos cuatro segundos que había bailado, los sobacos estaban de nuevo dando el cante.

-¿Pero qué cohone taciendo, miarma? -Miro a Juanca mientra ase er baile der pollo deplumao. -Yo hago lo que tú quiera, zalao, pero amo a hablá de la coza eza de telahinco y el compló y too. ¿No? -Le miraba con cara de “elementá mi querio guasón”

-Tú qué eh lo que zabe, dime, po que tú ya muy tranquilo con too ehto... a mi no me la da ehh, que yo me lo huelo too. -Pongo lo brazo en jarra y le miro con cara de “¡Aja!” -Tú ta compinshao con lo de la competensia, ¡A qué ci!

- Pues Rosa... Bailar -respondió Juan Camus algo azorado. Imaginaba que a Rosa, con sus curvas, le daría vergüenza, pero tenía que quitarse ese miedo y echarse p'alante, que tenían que brillar en la siguiente gala-. Sí, claro, hablamos de eso también. Pero la última semana intenté tocar el tema con mi compañero y luego se ve que, no sé, que se incomodó, porque dejó de hablarme. Por eso no quería yo apresurar las cosas.

Juan Camus se quedó con cara triste al escuchar a Rosa, cara como si estuviera escuchando al jurado decirle que no había cantado bien y estaba nominado. Tan triste se quedó que soltó el micrófono improvisado y se llevó la mano al corazón.

- Pero, Rosa... ¿Cómo me dices eso? Tú precisamente, que eres no sé...Sé que te pongo de los nervios, ¿no? Cuando... cuando no termino mis frases, pero... Yo intento mantenerme tranquilo siempre, Rosa. Ante cualquier adversidad, mente calmada. Es importante. Pero que tú me digas eso, Rosa... 

Juan Camus cerró los ojos y respiró, llevándose la mano a la frente.

- No pasa nada, Rosa. Yo también tengo mis sospechosos. Es normal, ¿no? que alguien pueda desconfiar de mí también. Es solo que no esperaba que fueras tú. Pero da igual, da igual. Yo... Yo puedo coger este sentimiento, Rosa, esta congoja y transformarlo en pasión y... Y te hago otra canción, ¿sabes? Cualquier emoción es válida.

Me queo mirando a Juanca cin zabé mu bien qué decí... ci a mi me da penita cuando ce le ve tan triste... pero a ehte no le veo yo que... vamo... que yo le veo ma... que lo finje too. ¡Cohone! ¡Como que ce me ehtá pegando lo de no acabá la frace! ¡Oju! Ezo ci que no ehh, ¡EZO CI QUE NO!

-¡No te me ponga a llorá que me voy a poné a llorá yo también! -Me levo la mano a la cintura y le miro negando con la cabeza. -Ci e que ehto paice Operación Millenial en ve de Operación triunfo, ¡Ojú!

Le doy un abrazo fuete pa que ce le vayan lo malo penzamiento, luego me aparto... pero como ce ponga otrá ve a hacé lo que cea que ehtaba haciendo ante, le volveré a abrazá, y ehta ve cerá zolo para no ciga cojeando como taba cojeando ante, po que bailá, no era. No taba bailando que lo he vito yo...

-A ve... dime tu zopeshosho... y dime po qué zopesha de ello. Y ya de pazo, a ve ci me dice qué cohone había disho la Anshoa de una teoría o no ce qué. -Me encojo de hombro y pongo cara de ehta mu canzaita. -Ci eh que hata que no han traío comía de verdá... Musha atensión... tampoco taba hasiendo...

Juan Camus negó con la cabeza, respiró y volvió a mirar a Rosa con una sonrisa. Pero antes de abrir los ojos, se vio envuelto en uno de aquellos abrazos de la granadina. Juan Camus entendió en ese momento a Luis Más. Por suerte, Juan Camus era fuerte, iba al gimnasio, era un hombre con buenos brazos y amplios hombros. Él podía resistir el poderío de Rosa y devolverle el achuchón.

- Que no lloro, Rosa, no lloro. Es solamente la emoción de todos estos días. Pero ya te digo, que yo la transformo en esfuerzo y pasión y, vamos...

Juan Camus reflexionó unos segundos. No tanto porque necesitara pensar en sus ideas, sino más bien necesitaba estructurar sus frases para poder decirlas del tirón y que Rosa no se enfadara con él otra vez. Miró a Rosa y luego al calladito.

- Mira, Rosa, a mí no me gusta malmeter y si te digo ahora a quién tengo en la cabeza...  Yo quiero que sepas que me puedo equivocar, ¿de acuerdo? Soy humano, ¿sabes? -Juan Camus calló unos segundos, volvió a reflexionar y abrió la boca de nuevo-. Rosa, vamos a hacer una cosa. Yo te digo quién es mi sospechoso, pero esto que no salga de aquí, ¿vale? -Miró también al calladito. Sobre todo al calladito-. Empecé a sospechar la semana pasada de Carlos Right, mi compañero de canción. Porque desapareció de repente, ¿sabes? Dejó de venir a los ensayos y quién sabe lo que estaba haciendo en ese momento. Pero no sé, no estoy seguro de que sea malo. Quizá solo es vago, ¿sabes?

- Y Chenoa no tiene ninguna teoría, Rosa. Chenoa parece que es muy observadora y se entera de cosas.

Dio un gran aplauso. -¡¡¡BAH!! ¡Que lo podemos haceer todo! -Zapateo en el suelo, para intentar quitar el hierro a las lentejas.

-Ami me parece de P$%& madre lo que propones Ivan. Perdon... Juan, que a veces se me traba la lengua, claro hay tanto que deci... Venga. -Acerco una caja que había sacado de quien sabe donde y se sentó en ella. -Yo puedo hacer los compases mientras ensañamos y vamos hablando de paso. -Dijo mientras miraba donde se había sentado y se preguntaba si aguantaría su peso.

-Bah yo también confieso. El Carlos lo tuve la primera noche como compañero y pese a que es un monstruo de cantante, era un poco apagadete, así como que para cumplir y poco mas. Vamos que si buscáis ese perfil de persona tranquila y pausada ese es vuestro hombre. Bueno claro que Juan también era un poquillo paradete, pero ese estaba mas activo conmigo en el Box la semana pasada que con el resto discutiendo. -Hizo un poco de ritmo con la caja para ir pillandole el tranquilo.

-A todo esto. ¿Entonces descartáis a la Chenoa, %100? A mi me gustaría, así menos para pensar y mas para cantar. -Mantuvo la sonrisa, a pesar de que sus palabras no pudieran ser del todo amables.