Partida Rol por web

-¡Cohone! Ci no ere maleshó, ¿po qué no te cambiate conmigo cuando mesharon? -Me cruzo de brazo. -Ci ya tol mundo zabía lo que era yo. ¡Ci el empanao de Cazatarredella ha cantao too!

Amo, ¡Que no me creo nah de nah!

-Y tú, Juantenorio. Ci ya dije lo que me había disho Benito en el bó. ¿Que tambié anda empanao o qué?

-¿Benito er de Manoz a la Obraz también eztá en la academia? -preguntó Tenorio, completamente desconcertado. Ya le había costado aprenderse los nombres de todos y, para colmo, parecía que habían tenido un albañil más en la academia, aparte de David Bustamante.

-Manu, Rosa confunde Vicente con Benito. Y no me cambié por ti porque no sabía que te iban a hechar o mejor dicho no me lo esperaba y pensé en cambiarme por Manu.

-Weno, como cea. Er cazo eh que ahora tamo mu malamente. Bihbi, prepárate que va a zalí tú. Al primero que va a tené que tirá eh ar Bienfarzante, luego ya ci ezo a Juanca, que tiene que ce también un malaje con ezo de cepará lo voto. Y ci quea arguno vivo, habrá que hacé cazo a Benito y apunta a Tamara. A meno que pillei a arguno que ci que ci. ¿Ta claro too?

¿Buhta ta nominao? ¿Quiénes son los nominaos? Que yo solo puedo echar nominaos

-Hoy lo dirán, ¡digo yo!

De repente la puerta de aquel plató se abrió y llegó el nuevo expulsado: Miguel Nández, aún vestido de CharNández. Al principio parecía que en aquel sitio iban a hacerle una entrevista... Pero pronto se dio cuenta de que era más que eso.

El plató era un lugar con varias sillas y sofás vacíos. También había una enorme pantalla a través de la que se veía la sala principal de la Academia... Y una mesa de escritorio, como de presentadora, donde estaba sentada Rosa López. Parecía que aquel fuese su sitio. 

Al orientarse un poco se dio cuenta de que el plató debía estar pegado a la academia. Probablemente Rosa antes podía entrar y salir sin que nadie lo notase y conversar con ellos, con todos los expulsados tanto como quisieran.

En la mesa de Rosa había un plato con restos de comida y apartados a un lado unos cámaras estaban preparando una barbacoa para todos. Además, muchos de los presentes —los que parecían más despiertos— también iban disfrazados de Pokémon.

El plató tenía un montón de público: gente con pancartas, gente sin ellas, gente que gritaba, gente que aplaudía... Y no tardaron en demostrarle con una lluvia de aplausos a Miguel que el público lo amaba. Hubo también gritos, peticiones de hijos por parte de hombres y mujeres... Incluso pudo distinguir al fondo un grupo sosteniendo entre todos una enorme bandera de Andalucía, vitoreándole con entusiasmo.

CharNandez recorrió la pasarela saludando, dando gracias y lanzando besos al público que parecía apoyarlo. No tenía la sensación de haber perdido y menos tal y como se había desarrollado el concurso, sentía que fuera le esperaban mejores cosas que dentro, así que cuando entró a la sala lo hizo con energía y una sonrisa de oreja a oreja. A algunos se alegraba de volver a verlos, otros de momento seguían indiferentes y a unos pocos no le hacía mucha gracia tener que volver a convivir con ellos, pero suponía que debía hacer un último esfuerzo.

-¡Que pasa quillos! ¡¿Pensabais que os ibais a librar de mí?! ¿Que tal estáis? A algunos hace musho que no os veo. -Antes de nada se dirigió a Amaia para comprobar si seguía en su estado de ensimismamiento o la salida de la academia la había hecho reaccionar.- ¡Amaia miarma, si é que nada nos puede separá quilla! A vé si ahora que ya no hay cámaras me das una oportunidá shiquilla. -Sonrió y dejó a la chica que se pensara la respuesta, siempre había sido una chica que meditaba mucho todo lo que decía así que mientras tanto fue saludando al resto de sus compañeros.- Rosa miarma, que resulta que tu tambié eras buena gente. ¿Y esa mesa que te has agenciao? Si pareces arguien importante. ¡Que digo! ¡Ere arguien importante miarma! Y tu también Ainhoa, que tampoco sabía que eras buena. A decí verdá no me enteré de musho allí dentro ar menos hasta hace unos días cuando algunas cosas comenzaron a estar más claras. -Miguel miró a su alrededor para ver que había por allí.- Bueno. ¿Y qué hacemos aquí? ¿Ya puedo decí cual era mi podé? ¿Aquí ya se sabe quienes son buenos y quienes son malos? Que allí dentro tenía la cabeza como un bombo ya, me toca descansar un poco pishas. Me voy a sentá en el sofá un ratillo e iguá me esho una siestecilla.

Yo yastaba cantando uno villancico bonico cuando veo entrá en la tertulia a Manuelito, que va vehtío de lagartija gigante y roja, amo, un dehpropocito too. Tampoco le iba a decí la tontería que taba haciendo con er dihfrá, aunque ya podría aprendé de mi y de mi guhto, que con er dirfrá de pato mareao que llevo, ehtaba toa cegura d ehque iba a ganá er carnavá de Tenerife, o lo que fuera que era ehta coza.

¡Teníamo un nuevo invitao! Ezo era lo que importaba.

-¡Ale, protetó! Paza y ponte cómodo. ¿Quiere tomá arguito? ¡Pide lo que quiera!

-¿Tierra llamando a... arguien?

-¡Roza, creo que ze han quedao tos un poco callaoz por la Navidá! ¡Eztarán ya penzando en loz regaloz que le va a hacé er Carloz Pozano o el carbón que les puea traer er Rizto Mejode eze! -sentenció Manu Tenorio, muy convencido de lo que decía.

En aquellos días en que el silencio se extendía más de lo habitual alguien abrió la puerta que comunicaba plató y Academia. Era la nueva directora, haciendo señas a David Bisbal para que la siguiera. Podía volver a entrar en el concurso.

Miguel hizo caso a Rosa y se puso cómodo en uno de los sofás y luego le hizo un gesto a Amaia por si quería acercarse.

-Amaia, ven acá miarma que estarás más cómoda, que aquí ni hay aspersores ni ná con lo que entretenerse, pero podemos hablar entre todos. -Miró a uno y a otro lado, tenía sofá, tenía tele y casi una chica guapa, pero faltaba algo.- ¿Hay palomitas?

Con eso ya tendría todo lo necesario para ver la tele tranquilamente, aunque no se podía ver a sus excompañeros como seguían jugándose el triunfo y quedarse sin decir nada. A lo que no le dio tiempo fue a despedirse de Bisbal, que cuando quiso darse cuenta estaba al otro lado.

-¡Qué bien lo está haciendo Aitana! ¿Verdad? ¿Y Álex? Menos mal que han vuelto, ellos pueden echar a los malos que queden. -Aunque Miguel solo tenía claro uno.- ¡Eh mirad! -Miguel se levantó del sofá y apuntó a la pantalla.- ¡Es Alfred! ¡Alfred tío! ¡Que estoy aquí! ¡Venga pisha, que eres mu grande! -Miguel animaba como si de un fan más se tratara.- ¡Y allí sale el Bisbal! ¡Pero que arte pishas, que arte!

Miró de reojo a Chenoa que había estado muy callada y a la que seguramente no le hacían mucha gracia los abrazos que David daba a las chicas del interior. Entonces hubo algo que no entendió, aunque eso no era raro pues no entendía casi nada de lo que pasaba.

-¿Pero que pasa quillos? ¿Porqué no puede echá a nadie er Daví? ¿Es que Álex metió la pata?

Roza zale de la zauna cabían instalao en er programa dehpué de habé ehtao como una 24 hora, o má, dormía ahí dentro. No zabía lo que había pazao ni nah, pero taba clarinete que lo nervio y er mal trago cabía pazao po el programa había pazao, ací, como la facturita... y mabía dormío cin remedio en cuanto mabía relajao. Po que cuando ehtaba Cazatarradella po aquí... tampoco ce podía hacé musha coza, que taba en la parra y cigue estando en la parra er hombre. ¡Anda que no! Con eza carita de niño weno... y eza cabeza que pienza... malamente. Eh lo que hay.

-Po tengo una poquina de cé, no lo voy a negá. -El cazo eh que me he quedao ehcurridita der too, der too, too, anda que vaya tipín que ce me ha quedao. -Po ya lo zabei, musho tofu y musha hora en la zauna. Y ademá, que te quita too lo punto negro de la cara. -Digo ceñalando ar púbrico que zon uno doleré too.

Cojo una garrafa de cinco kilo de agua y me la empotro entre pesho y ehparda como ci fuera un culín de vino pacompañá la cocita que he ido cirviendome dehde que ehtoy aquí. Tra acabarme la garrafa como que recuperó un poquito el cuerpasho que me caracteriza, pero claro... me han entrao gana de hacer pipí, y tra unos minuto vuervo a la tertulia, ya con er cuerpasho finá que ciempre tuve que tené. Er cuerpasho de Roza de España. Ole, ole y ole.

-Weno, paece que la coza va paradita ahí dentro, ¿No? -Niego con la cabeza... -¡Po aquí fuera tampoco ha mejorao nah de nah! ¡¡¡¡Ay!!!! ¡Como ezo de meno a mi Tatiana!

Miguel seguía pendiente de lo que pasaba dentro de la academia, ya que fuera Amaia no le hacía ningún caso y el resto parecían también muy desanimados por todo lo que estaba pasando. Le emocionaba ver como sus compañeros le recordaban y le dedicaban algunas canciones.

-¡Pero que arte tienen los quillos! ¡Y que buena gente son! -Le resultaba difícil creer los cálculos de Aitana de que hubiera tantos malos dentro si todos parecían tan buenas personas, pero de ser cierto el concurso estaría a punto de terminar porque no parecían poder hacer nada para detenerlos. La idea de que volvieran a meterlo dentro lo sobresaltó y protestó.- ¡Que no miarmas! ¡A mi me dejáis aquí fuera que arguien tiene que cuidá de Amaia y der resto! -Por desgracia nadie de dentro podía escucharlo.- ¡Mejó meté a Rosa o a otro que tenga argún podé bueno bueno! -Se giró hacia su compañera y se sorprendió el cambio que había dado.- ¡Pero bueno miarma! ¡Pero que te ha pasao! ¡Si casi no te reconozco shiquilla!  ¿Pero has oído lo que han disho? ¡Una locura! ¡A la que tienen que meté es a ti. O a alguno de estos otros que tenga un podé shulo, aunque mejó no porque andan todos demasiado parados, ahí dentro necesitan arguien con energía y que les ayude de verdá. ¡A VÉ! -Miguel dio unas cuantas palmadas intentando hacer reaccionar al resto de la sala.- ¿Arguien tiene un podé pa eshá a todos los malos de una vé?

De repente la puerta de aquel plató se abrió y llegaron los nuevos expulsados: Jorge González y David Bustamante. Al principio parecía que en aquel sitio iban a hacerle una entrevista... Pero pronto se dieron cuenta de que era más que eso.

El plató era un lugar con varias sillas y sofás vacíos. También había una enorme pantalla a través de la que se veía la sala principal de la Academia... Y una mesa de escritorio, como de presentadora, donde estaba sentada Rosa López. Parecía que aquel fuese su sitio. 

Al orientarse un poco se dieron cuenta de que el plató debía estar pegado a la academia. Probablemente Rosa antes podía entrar y salir sin que nadie lo notase y conversar con ellos, con todos los expulsados tanto como quisieran.

En la mesa de Rosa había un plato con restos de comida y apartados a un lado unos cámaras estaban preparando una barbacoa para todos. Además, muchos de los presentes —los que parecían más despiertos— iban disfrazados de Pokémon.

El plató tenía un montón de público: gente con pancartas, gente sin ellas, gente que gritaba, gente que aplaudía... Y no tardaron en demostrarle con una lluvia de aplausos a los recién llegados que el público los amaba. Hubo también gritos, peticiones de hijos por parte de hombres y mujeres... Toda aquella gente parecía estar deseando verles, tocarles, hablar con ellos e incluso respirar el mismo aire. Sólo con eso ya se sentían realizados de por vida.

Cuando llegaron a plato, Jorge estaba un poco depre, pero despues de ver toda aquella repercusion no pudo hacer otra cosa que deleitar al publico con su semblante, mirando a la camara por una largos LARGOS instantes.

-¡Hola Rosa! -Dijo al fin palmeando la espalda de Busta. -Ya lo siento hamijo, pero el Risto me dijo que si me echaban me podía llevar alguien conmigo y como tu pareces inexpulsable pues... te elegí a ti. -Dijo jocoso imitando lanzarle una pokeball al David malo, lo único que había aprendido de la semana de los Pokemones.

Camino sonriente hasta Rosa a quien había saludado nada mas llegar. -¿Esto es tuyo chiquilla? Que de P$%& madre ¿No? -Pregunto sentado sonriendo al publico.

Tra zalí de la zauna y entre er bebé awita, hacé pipí... mabía quedao... fina filipina. No zabía cabía pazao, pero Ojú! Qué arte que tiene er que ha montao la zauna. Debe de ce, a parte de montadó de zauna, dietihta. Me cojo un modelín to guapo, me lo pongo en un citio a parte, po que aquí la mirada van dun lao ar otro, y no quiero que ce lleven má zorpreza de la zorpreza que deberían darce. 

Ci ya digo yo que tiene musho, musho arte, ¡Miarma! Cohone lo bien que me quea too ahora. Zargo para que too er mundo me puea vé ciendo la nueva Roza... voy a tené que mirá la marca de la zauna ehta para hacele un monumento. Pero ehcusho a Manué... que dice que me tendrían que meté... y yo digo que no. Que cí que ehtaría to wapo podé metemme de nuevo... pero a ve... que hay que penzá con la cabeza... hay que meté a lo que puean hacé argo weno ahí. 

¡Aluego me ejpurzan a Jozué! Ci ya zabía yo que era wena gente. Ce no ha traío a Buenfarzante agarrao der cuello. No pueo dejá de reimme al velo aparecé po aquí. Ezo ci, lo primerito que hago eh dar un abrazote a Jozué, que ha cío too un héroe. ¡Ci ceñó!

-Ahora tengo too claro que el otro malaje eh Juanca. Cerá mari... -Miro ar prubrico. -...nero... -Acabo diciendo. -Creo que zólo quean de malaje ezo do... Juanca y Luimma. No ce ci queará arguno má.. Pero me da... que ehto... ¡Ta zanjao! -Aun ací había argo que me ejcamaba... -No ce po qué no han eshao ni a Tarradella ni a Bihbi... Muzo centío no tiene.

Miguel hacía tiempo que se había resignado a no enterarse de nada de lo que pasaba en ese concurso, pero nuevamente se vio sorprendido cuando en la gala salieron dos expulsados, sobre todo cuando uno de ellos era Bustamante al que todos consideraban uno de los saboteadores.

¡Nos hemos equivocado con el chaval!

Sintió pena por todo lo que le habían dicho y como lo habían tratado y se dispuso a disculparse a la entrada, pero cuando Jorge ingresó en la sala explicó lo que había sucedido y como se había llevado con él a Bustamante.

-¡Menudo crack estás echo pisha! ¡Pues si que é verdá que no había quien sacara a ninguno de los malos! Pero siento musho que te hayan expulsao miarma. -Se acercó a Jorge y le dio un gran abrazo. Habían compartido box durante unos días solo pero los suficientes para saber que era buena gente. Y ahora acababa de demostrarlo ante todos.- Me he quedao de piedra, pensé que los saboteadores ya nos eshaban a pares quillo.

Dejó a Jorge y a Rosa que se reencontraran mientras trataba de acostumbrarse a la nueva imagen de su compañera.

-Pues si vuelven a meté a Rosa dentro van a pensá que los saboteadores la han cambiado por otra, miarma que cambio has pegao, no sabia yo que er tofu hacía esas cosas. -Por fortuna Miguel no había comido mucho de eso.- ¡A mi me lo vá a decí! ¡En to concurso no acerté ni una vé a quien iban a expursá!

—Bueno, pues ya lo habéis oído —dijo Manu Trix en cuanto en la pantalla la directora dio las canciones de aquella semana. ¿Cuánto llevaba el profesor ahí fuera? Era difícil saberlo. Nadie había notado su llegada, desde luego. Tenía expresión de animo en la cara y una cámara de vídeo en la mano.

»Esto es lo que vamos a hacer. Voy a grabar con cada uno de vosotros, si queréis, un mensaje para sus compañeros de dentro. Cuando digáis a lo largo de esta semana nos ponemos a ello. Y bueno, ya que es Navidad... Si queréis grabar algún mensaje privado también, me ofrezco a ello. Dos por cabeza de esos. Decidme lo queráis, y yo se lo pondré en vídeo a esa persona.