Partida Rol por web

Corro hacia ella tomándola de la cabeza y estampandola contra la pared. Me sonrío con frialdad. No iba a matarla todavía.

-No me pruebes...-

Le susurro antes de golpear su cabeza contra la piedra. Sin darle tregua, después de todo mis poderes la curarían a pesar de que no estaba de acuerdo con eso. Mientras espero a que mi Amo se mueva, continuo golpeándola contra la pared hasta dejarla inconsciente. Con una sonrisa macabra en el rostro y los ojos azules.

Eria deja a Nethalia inconsciente en el suelo dejando que le saliera sangre por la cabeza de los numerosos golpes que acaba de recibir contra la pared por parte de la joven hechicera.

La dejo caer al suelo mirando mi mano ensangrentada de manera inexpresiva antes de volver mis ojos a su gris habitual y observo a mi Amo.

-Te toca ser el delicado...-

Le digo con sarcasmo mientras me alejo. Muchas veces me hacia pensar que sus curvas nublaban su juicio. Y no tenia ganas de tener que lastimarlo por culpa de ella. Y menos en este sitio.

Suspirando tras las acciones y el comentario de Eria, me acerco hasta el sitio donde Nathalia yace inconsciente. Con tranquilidad, reclamo la ayuda de Euphyne, el hada, en este momento de necesidad.

Con voz serena y tranquila Es el momento de que expulses a ese inmudo de este cuerpo, pequeño espíritu faérico. Demuéstrame que no me equivoqué al 'liberarte' de ese sello de piedra.

El hada obedece las ordenes de Hector y crea un conjuro de exorcismo, en cuanto este hace efecto, nathalia se agarra del cuello como si se estuviese ahogando y sale de su cuerpo una especie de humo negro que formaba el dibujo de un murciélago y este se va volando de la zona dejando a la joven noble inconsciente en el suelo y soltando sangre negra de sus heridas.

Empezaba a toser violentamente cuando noté aquella presencia fuera de mí...no sabía exactamente que era lo que me había pasado, pero...notaba mi cuerpo pesado y dolorido, no podía moverme, la vista la tenía nublada y notaba mi cuerpo algo mojado, puede que por el agua o...la sangre...

¿Qué...qué es lo que sucedió...?, ¿dónde estamos...?, ¿por qué no puedo moverme...?

Mientras le indico a Euphyne que favorezca el cierre de las heridas de Nathalya con su poder, respondo a esta última con tranquilidad Isaac os había hechizado con un conjuro de posesión, joven doncella. Por suerte para vos, el encanto ha sido neutralizado gracias a Euphyne. Y ahora, si os place, ¿podéis contarnos como llegásteis a este castillo?

Una duda me ronda desde hace rato la mente Cuando llegó Nathalya a donde la encontramos y como ha podido poseerla Isaac de forma tan fácil.

Llegué por mi propio pie...estuve tres años entrenando para poder asesinar a Isaac, entonces llegué hasta aqui y me enfrenté a él, pero...era muy fuerte y me golpeó en la cabeza y lo ví todo negro hasta que me encontrastéis tirada por ahí...El mero hecho de que Isaac me haya dejado con vida es muy sospechoso...ni siquiera yo misma sé que es lo que sucede aqui pues mi cometido era darle muerte, nada más...En cuanto a la posesión que vos me habís contado...no es la primera vez que sufro aquello, siempre he sido objetivo de varios espíritus malignos y demonios y nunca he sabido el porque, cada vez que lo he preguntado, la gente me da la espalda y no contestan a mi pregunta...

Le voy contando todo esto a Hector mientras su hada trataba mis heridas con extrema facilidad...

Recuerden: No es la primera vez...pero desde que vos cogistéis de mi mano, ningún espíritu se atrevió a tocarme, el porque...no lo sé. Pero...ya hace tres años que no me ha sucedido esto, puede que Isaac haya aumentado su poder y esté aprovechando mis debilidades en estos momentos para poder debilitar mi mente y controlarme a placer...

Escucho sus palabras y me estremezco ante semejante boberia. Si la controlo es por que era débil de mente, mas allá de que podía haber aumentado el su poder. Meneo la cabeza.

-Tal vez lo mejor seria abrirla desde la nariz al ombligo y ver que tiene adentro... Si no tiene nada nos ahorramos el trabajo de que la controle otra vez...-

Susurro de manera fría y cortante. Todavía alejada de mi Amo. Con la mano cubierta de su sangre. Con calma conjuro agua en la otra mano y lavo la sangre que me cubría, antes de estar lista para continuar.

Yo de vos, no os lo recomendaría, Eria...

Os dice una voz que suena por toda la sala, una voz de hombre. En cuanto os dais cuenta, se os aparece un hombre de, al menos, unos 30 años y pico, vestido con traje de etiqueta y sombrero de copa y de cabellos y bigotes rubios.

No podéis...matar a esta chica...ella y otra joven son la clave de esta conspiración...ups...

¿Quién...quién sois vos...?

Preguntaba todavía intentando recuperarme de mis heridas, todavía seguía algo débil como para moverme y menos hablar.

¿Por qué decís que...?

El caballero silencia a Nathalia.

Vos no debéis hablar, joven Nathalia, aún estáis muy débil, si os movéis ahora, se os abrirán esas heridas...

Luego mira a Hector y a Eria.

Perdonen mis modales, mi nombre es Saint Germain...y debería deciros a vos, Hector, que os abstengáis a continuar con vuestra misión, no veo recomendable que persigáis a Isaac...

No terminó de contar lo que dijo, pues fue interrumpido por Hector.

Me había mantenido callado mientras aquel completo extraño hablaba, recomendando a todos los que debíamos hacer... algo, en mi caso, completamente fútil.

Cuando se dirige a mi de manera directa y me aconseja que desista de mi venganza salto de manera inmediata, como activado por un resoste ¡Jamás! No pienso dejar a medias mi misión de erradicación sólo por que un completo 'intruso' me diga que debo o no debo hacer. Ahorraos la saliva, caballero, no pienso dar media vuelta a estas alturas de la obra...

Saint Germain sonrie para sí mismo, sabiendo que ibas a decir aquellas palabras.

Lo suponía...ah, antes de irme, se os calló esto hace tres años en la capilla, jovencita...

Le entrega a Nathalia un anillo con el símbolo de los Norvenda que, ocasionalmente, es la misma cresta que tenía Hector.

Este anillo os lo entregó vuestro difunto padre antes de la boda y, ocasionalmente, lo encontré ahí tirado. No lo perdáis de vista y, los tres, cuidaos de Isaac y no sucumbáis a la ira pues es vuestra mayor enemiga. Adiós.

Saint Germain desapareció de vuestra vista en un abrir y cerrar de ojos, dejandoos con el misterio que os transmitió sus palabras...

Para mí las palabras de aquel hombre estaban muy claras para mí, sin embargo...aquel anillo...

¿Por qué tuvo que darme este anillo...?, ¿acaso no dejé claro que ya no soy una Norvenda por más que me apellide así...?, sois cruel, Saint Germain...

Dije aquellas palabras en el aire mientras contemplaba el anillo de los Norvenda con algo de nostálgia mezclada con repugnancia, no era muy fanática de conservar los recuerdos más muertos de mi mente...ni quería recordarlos, ni quería saber nada de ellos, pues me hacía muy débil...Olvidar era lo que me hacía más fuerte...A pesar de todo, me pongo el anillo en el dedo índice de mi mano izquierda, encima de mi guante...aunque no me gustara llevarlo puesto, era el legado de mi familia y no podía dejarlo tirado así como así, en cuanto acabe todo esto, renunciaré definitivamente lo que cree la gente que soy y rechazaré el apellido de mi familia para vivir una vida normal, dejar esta vida como guerrera y noble, para ser una persona corriente...

¿Cuánto creéis que tardará el hada en curarme...?

El hada iba a tardar un rato, pues no sólo trataba unas heridas muy profundas sino que, también, está puruficando su cuerpo de la escoria maligna que se adentró en ella. tardaría unas 4 horas y eso os retrasaría demasiado...Andar, puede andar, pero luchar no puede, aún no se ha borrado del todo algunas partes del rastro de la magia de Isaac en su cuerpo y si luchaba podría perder el control del mismo...¿qué hariás?, ¿dejarla aqui sóla hasta que se cure?, ¿o llevarla contigo pues no puedes fiasrte de lo que pueda hacer si llega a cogerla Isaac de nuevo?

Meneo la cabeza al escuchar al hombre que había aparecido. No me importaba si ella u otra chica eran claves para vaya uno a saber que... Si tenia que matarla iba a hacerlo. La miro fijamente, con expresión fría.

-Me importa un cuerno quien seas... Si tengo que matarte no voy a dudar en hacerlo... Así que cuida tus palabras y usa tu cerebro para algo mas que adornar el interior de tu cabeza...si eres inservible, te quedaras atrás...-

Así eran las cosas. No me iba a andar con rodeos. Me apoyo contra una pared, aguardando a que mi Amo se dignara a seguir.

Suspiro profundamente al escuchar las duras palabras de Eria, si deseaban abandonarme y que muriera, que así sea, pero...no iba a dudar en ir a por Isaac con ellos...sigo siendo alguien que, quizás, no se controle, sin embargo, puedo aprender mucho de la experiencia y enriquecerme de conocimientos.

Como gustéis, hechicera...si lo veis necesario, me quedo aqui...

La idea de quedarme sóla no me era muy agradable, pero si iba a ser una carga ahora, entonces me iba a quedar. Ahora esperaba la respuesta de Hector, al cual no dejaba de mirarle y esperaba su decisión como líder del grupo...Mientras tanto, cargaba mi espada sobre mis hombros, sin levantarme del suelo y desviaba mi vista de Hector hasta el hada, que la veía muy cansada de tanto curarme.

Será mejor que paréis a vuestra hada, no tiene buen aspecto...

Oyendo a ambas damiselas hablar entre ellas, no digo nada ya que ando ocupado pensando que pudieramos hacer con Nathalia. Quizás no fuese en estas ocasiones de mucha ayuda peleando, pero si Isaac la 'manipuló' de esta forma es de buen seguro que ese malnacido tiene algo en mente... y a mi me pirra la idea de joderle los planes al chico.

Con aire serio y concentrado Será mejor que vengáis con nosotros, al menos de momento. A estas alturas os capturarían de seguro si intentáseis regresar y volverían a hechizaros de nuevo.

Comienzo a andar y comento por encima Euphyne podrá aguantar un poco más... al menos hasta que os cierre las heridas más graves y urgentes. Por otra parte... Me giro y la miro directamente ¿conocéis de algo a ese tipo de antes? ¿Al individuo que se presentó a sí mismo como Saint Germain?

Le miro con una expresión de sorpresa mezclada con confusión en mi mirada.

Jamás lo he visto, pero...me da la impresión de que sí, no sé el porque...

Veo que Hector no se aclaraba con la respuesta que le dí, entonces intento aclararselo más.

Bueno...lo que os deseo decir a vos, Hector, es que no he tenido ningún contacto con aquel caballero, pero es como si lo conociese de toda la vida, como si nos hubiesemos conocido durante toda la vida...

Me revuelvo mis cabellos con la mano izquierda para poder pensar mejor pero, por más que lo piense, todo se me volvía muy lioso.

Argh...¡no lo comprendo!