Al ver como entra Iron Rock en la casa de los vecinos, me decido a bajar de la ventana bajando por el arbol que está próximo. Puede que en otros tiempos simplemente me hubiera dejado caer permitiendo que mi cola me ayudase a caer de pie, pero eso ya no supone un reto y si nadie me ve, ¿qué sentido tiene hacer ese tipo de demostraciones?
Me acerco hasta la valla y vuelvo a dirigirme al perro de la casa de al lado, aunque esta vez de manera mucho más respetuosa:
-Creo que hemos empezado con mal pie. Vamos a ser vecinos y lo cierto es que ya estoy demasiado viejo para estas disputas entre especies. Los humanos me llaman Pharaon y espero que, si bien no creo que seamos amigos, por lo menos podamos tener una relación más cordial
- ¿RELACIÓNCORDIAL? ¡¡BAJAYTEDARÉUNARELACIÓNCORDIAL!! ¡¡BICHOASQUEROSO!! ¡¡NOOSACERQUÉISAMIFAMILIA!!
Parece que no tiene intención de hacer amigos...
La puerta de tu casa se abre, y Carl sale abrochándose el batín, empuñando con sus huesudas manos la pala de cricket con la que cosechó tantos éxitos en su juventud en Australia.
- ¡¡Perro del demonio!! ¡¡Yo te enseñaré modales, sucia sabandija!! ¡¡A ti y a los desconsiderados de tus dueños!!
Avanza decididamente hacia la casa de los vecinos. El Señor Johnson y Lewis, el chico de los hamsters, están asomados a la calle y miran dubitativos la escena.
-Mira vecino, dejemos a nuestras familias al margen de nuestras disputas. Esos jovenzuelos a los que tratas de comerte lo único que intentan es eliminar a los boggins que hay en tu casa. De acuerdo, deberían haberte pedido permiso, pero sus intenciones son buenas. Simplemente son jóvenes e impetuosos. Sólo tratan de cumplir con su deber, es decir, cuidar a los humanos. A todos los humanos.
Mientras hablo, voy siguendo a mi dueño, aunque tratando de no ser demasiado visible.
Yo no desisto en arreglar las cosas por la vía diplomática... simplemente soy demasiado viejo ;)
- GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR... ¡DEJADNOSENPAZ! ¡DEJADNOSENPAZ!
El chucho parece más "calmado", lo que es algo, aunque sigue ladrando alguna imprecación. Tylor Thompson, el dueño de Leandra, cruza la calle vestido con el pantalón del pijama y la camiseta de hockey, directo hacia la puerta de los nuevos vecinos.
Antes de que Thompson alcance la acera, Carl llega a donde está el perro y le arrea un contundente golpe con la pala de cricket. El chucho sale corriendo con el rabo entre las piernas hacia el patio trasero, gimiendo lastimeramente.
Parece que el viejo Patterson aún sabe dar un buen golpe.
Thompson aligera el paso al ver lo ocurrido, pero no consigue alcanzar a Carl antes de que este llegue a la puerta de la casa y llame con tres puñetazos que se escuchan desde tu ventana.
Se avecina pelea...
Mientras mi dueño se encarga del perro, yo aprovecho para escabullirme dentro del jardín de los vecinos, aprovechando las zonas menos iluminadas, y trato de llegar hasta la misma ventana por la que entró Iron Rock. Tengo que avisarles de que el perro ha vuelto y de que algunos de los vecinos están en la puerta. Seguramente va a empezar una discusión a causa de los ladridos del perro, así que no me cabe ninguna duda de que no es el momento de cazar los boggins.
En la calle, Pharaon se aleja rápidamente a su casa, mientras Águila rodea sigilosamente la casa hacia la puerta delantera. No se ve rastro del chucho por ningún lado, y lo único que rompe la calma del vecindario son las voces de los 3 hombres, que por momentos parecen acalorarse en la discusión...
6a<- Viene de [106 Starling St]
Al cruzar la esquina, ves a los hombres discutiendo acaloradamente. Tu humano está reteniendo al viejo Carl, que intnta amenazar al nuevo vecino con su bate de cricket.
Al verte, Tylor parece algo sorprendido, pero está demasiado ocupado para prestarte atención.
Se acerca a paso tranquilo hasta su amo y la discusión... se friega a la pierna de Tylor, pasa entre las piernas de éste, se vuelve a fregar y finalmente se sienta a su lado más alejado de la puerta.
Sería interesante escuchar de que hablan...
Y allí se queda, observando con sus grandes ojos a los humanos.
- Lo siento, de verdad qeu lo siento. Acabamos de llegar...
- ¡Me da igual, joven! ¿Qué se crée? ¿Crée que puede venir a nuestro barrio y no dejarnos dormir? ¡Ese perro es peligroso, señor mio! ¡Y más le vale que haga algo antes de que...!
Agita el palo de Cricket hacia el hombre.
Tylor se interpone y agarra del hombro a Carl.
- Carl, vamos, ya está, ya se ha callado, ¿no? Oiga, amigo, si puede mantener a su perro callado, la verdad es que se lo agradecería mucho. Algunos trabajámos y nos gustaría dormir algo.
- Lo siento. De verdad que no volverá a pasar, lo siento. Tenemos a nuestra hija enferma y ahora mismo...
Entonces John se fija en el pequeño gatito a los pies de Tylor. Su rostro se ensombrece.
- ¿Es suyo ese animal?
- ¿Eh? si, es de mi hija. No sé lo que hace fuera de ca...
John frunce el ceño.
- Mi hija es alergica a los gatos. Es una alergia muy grave, puede sufrir un Shock y asfixiarse. Por eso tenemos a Brutus: Está entrenado para que no se le acerquen. Si su gato estuvo rondando la casa, entonces es culpa suya. Y le advierto: Que ese animal no se acerque a mi hija, porque no pienso impedir que Brutus...
- Oiga, amigo, no creo que sea esa la manera de...
- Se lo advierto: Mañana colocaré la valla alrededor de la casa y dejaré suelto a mi Brutus. Si le tienen aprecio a sus gatos, que no se acerquen a mi hija. ¡Buenas noches!
Cierra la puerta de un golpe, dejando a los otros dos hombres fuera, refunfuñando. Carl se aleja hacia su casa, renqueando, apoyandose en el bate.
Tylor lanza un suspiro y mira a la pequeña gatita.
- ¿Y tú como sales de casa por las noches, eh? Bueno, será mejor que volvamos ya...
Se agacha a recoger a la pequeña felina y dirigirse a casa.