Partida Rol por web

—Yo era, digo soy, eh... —balbucea mientras frunce el ceño y piensa "qué decía el maldito guión, joder... debí habérmelo leído más de dos veces. Con razón no estoy en Hollywood ni haciendo telenovelas para la tv mexicana—. Quizá no me conozca ahora, lo entiendo, pero cuando publique mi libro, el cual destripará la que sin duda es la conspiración más trabajada y ocultada de todas, yo seré increíblemente famoso y ya no deberé contestar esta clase de preguntas. Soy Neil O'higgins y gracias a mi incomparable astucia, intelecto e ingenio pude descubrir que los Amos, unos judíos que dominan al mundo sin que nadie se dé cuenta, han mandado que esta planta química produzca toneladas de un elemento químico especifíco. Aún no sé el motivo de la producción de dicho químico, y por eso vine hasta este pueblo, para descubrirlo. Ah.. sea lo que sea que esta planta está produciendo, es altamente dañino para el cuerpo humano.

El encargado de la seguridad mira con indiferencia toda la escena. Da un bocado al donuts y, manteniendolo en la boca, chupa un trago de batido que tampoco traga. Ahora puede masticarlo a gusto, mezclando los sabores y creando una papilla que puede deglutir con expresión de felicidad. 

No tenía ni idea de como había llegado a la fábrica tan rápido, pero no me importaba para nada, es más, por mi perfecto ya que me había ahorrado todos los costes del transporte que hubiera tenido que afrontar para llegar hasta aquí.

Contemplé la escena entre el tipo que seguramente fuera un ecologista y el sheriff. "Como si fueran a conseguir algo estos tipos contra una empresa de dominación mundial..." pensé para mi mismo intentando evitar que se me escapara una carcajada.

Me quité un poco el polvo del traje y me acomodé el sombrero. Acto seguido me acerque hasta el sheriff. -Buenos días... o buenas tardes. La verdad es que desconozco en que momento del día estamos, ya ve usted que estupidez. ¿Algún problema con estos tipejos? Créame cuando le digo que entiendo de estas situaciones. Me he visto envuelto en ellas alguna que otra vez y maldita sea, estos tipos pueden llegar a resultar verdaderamente molestos pero uno se acaba deshaciendo de ellos fácilmente. Tienen que saber quien es la autoridad y creo que en este caso esta muy claro ¿verdad? Por cierto, me llamo Dennis Archment.- termino diciendo al sheriff mostrando una amplia sonrisa y tendiéndole la mano.

El sheriff torció el gesto cuando vio a otro curioso acercarse al lugar. Parecía que hoy la gente no tenía otra cosa que hacer que acercarse a manifestaciones no autorizadas a dar su opinión. Douglas Morrigan abrió la boca, dispuesto a cantarle las cuarenta al nuevo, al del libro, y a cualquiera que se le ocurriera opinar sobre la dichosa planta química, pero el tipejo del sombrero se le adelantó y le hizo la pelota.

El jefe de policía, agasajado, movió la mano restándole importancia:

- Bueno, bueno, no es para tanto -dijo con una sonrisita y levemente sonrojado- ya sabe como es la gente, siempre queriendo hacerse el héroe y tomarse la justicia por su mano... -a continuación, tal y como hacía cuando el ingeniero que trabajaba en el restaurante de comida rápida cerca de la comisaría trataba de "comprarle" con una hamburguesa de un euro gratis en el pedido (él siempre aceptaba), recuperó la compostura con un incómodo carraspeo- Ejem, ejem, soy el sherrif Morrigan, y como bien ha notado, la autoridad local de Tranquility Town -se presentó, estrechando momentáneamente la mano al hombre-. Agradezco su interés, señor Archment, pero tenemos la situación controlada. Puede volver a su domicilio habitual, le aseguro que los gritos de protesta de estos revolucionarios no volverán a molestarle. 

El sheriff estaba un poco nervioso: ya tenía dos mirones; y dos mirones con una lengua más suelta que un matasuegras podían hacer que los rumores corrieran como la pólvora de los petardos del Día de Acción de Gracias. Douglas miró las bocas cerradas de sus interlocutores con desconfianza. A ojos de la cámara, este tipo de expresiones quedaban rarísimas, pero claro, nadie sabía los entresijos de lógicos pensamientos que una mente policial como la del sheriff Morrigan podía contener.

- Aquí no hay nada que ver, caballeros -y él mismo miró hacia atrás, para ver cómo lo llevaba Jack Palizas.

-Pero es que el estado opresor fascista es totalmente necesario, un mal menor en comparación con la anarkia radical disolvente. Ya lo dijo chomski en su tesis: más vale constitución voladora que gallina con hipo. O lo que es lo mismo, Homo homini gallinus.

Eso es una fascistada neoliberal! Como se atreve a emplear "la gallina de Chomski" para justificar que no podamos ni cagar sin un permiso del alcalde?!

-Lo que es intolerable es que usted me venga con el ser y el objeto como entes separados a la hora de interpretar La Gallina, solo se puede entender a Chomski si se entiende que el escribía considerando el hecho filosófico como una parte del ser y del ente, todo junto. Es que no podemos leer a los clásicos desde un enfoque vanguardista. 

Neil no había venido conduciendo y sin dormir para darse media vuelta y volver a su vida normal ante la respuesta negativa del sheriff de ayudarlo. Estaba tan cerca de la gloria que nada podría detenerlo, así que mientras el sherrif Douglas estaba ocupado hablando con el tal Dennis, Neil se abalanzó en dirección a los hippies para ayudarlos en su pelea contra el policía atlético y musculoso.

—Por años predicaron Amor y Paz y jamás funcionó, es hora de volverse a la acción y a la violencia —les decía para subirles el ánimo—. Es hora de hacer algo para hacer del mundo un lugar mejor y sin los Amos, ¡y saboteando esta planta podremos comenzar a hacerlo!

Viendo como estaban los humos, intenté meter un poco de leña al fuego entre el sheriff y los hippies. -Sheriff... estos tipos van en serio y parece que no van a amedrentarse con unas simples palabras. Me parece que se está aquí cuestionando demasiado quien es la autoridad y no se yo si su compañero será capaz de lidiar el solo con la situación. Además los señores de la fabrica de atrás, a los cuales conozco, no creo que les haga mucha gracia que se esté montando este follón aquí delante... y usted es el encargado de que esto no suceda.- le dije intentando provocar una situación de enfrentamiento entre ambos bandos.

Me alejé unos pasos tras decirle esto al sheriff ya que no quería verme envuelto en mitad de una pelea en la que posiblemente acabara muy mal parado. Mis labios y mi cabeza no funcionaban al mismo ritmo que el resto de mi cuerpo y en una situación en la que el físico es primordial era mejor quedarme apartado.

Douglas Morrigan puso cara de besugo al escuchar la astuta argumentación del joven agente, citando a grandes filósofos y defendiendo sus axiomas con unas proposiciones formalizadas en un lenguaje inferido digno de Platón. "Recórcholis, no entiendo ni jota de todo lo que está diciendo este chico... espero que esté dejando al cuerpo en buen lugar". 

Ese momento dubitativo, que duró varios incómodos minutos en una interminable toma, fue aprovechado por Neil O'higgins para ir a junto a los hippies e instigarles a las armas. Por otro lado, era él quien era instigado contra los radicales por el hombre del sombrero.

El sheriff estaba sudando la gota gorda (metafórica y literalmente, vistas las manchas de sudor de sus axilas): no quería darle más bombo al numerito que los antisistema melenudos estaban montando (¡el alcalde había pedido discreción!), pero tampoco quería que nadie dudase de su poderío como sheriff. Douglas estaba en una tesitura y no tenía ni una triste racioncita de patatas fritas tamaño familiar XXXXXXL que llevarse a la boca; comer le calmaba en situaciones estresantes. Y en situaciones tranquilas también.

Respondiendo con un gruñido que sonó a algo como "grmengmrcállese" a Denis Archment, el sheriff se acercó rápidamente (o lo más rápido que le permitían sus 130 kilos de peso) al escritor, y hablándole entre dientes, le dijo:

- ¿Cómo se atreve...? ¡Y faltando a la autoridad en mitad de mis narices! Oiga, señor O'hicomosellame, esta planta va a seguir funcionando en su sitio le guste o no, le sugiero que se esté quietecito y que no me obligue a enchironarle -el sheriff hablaba con una sonrisa, pero en su voz no había ni pizca de simpatía. ¿Por qué ponía buena cara entonces, si ni siquiera conocía a ese hombre y podía ser lo borde y desagradable que Douglas quisiese? Qué sabía uno: en el guión lo ponía y así se haría.

—¿Se cree que permitiré que sigan ocultando la verdad? —dijo con una cólera sobreactuada y para nada creíble, disparando gotas de saliva cada vez que abría la boca— ¿O que dejaré que sigan destruyendo el medio ambiente? ¿O que no hará nada para que los Amos dejen de salirse con la suya? ¡Pues no señor! ¡No lo permitiré jamás! —apretaba las mandíbulas con todas sus fuerzas y una vena le asomó sobre la frente mientras desafiaba al sheriff con su mirada. Si las cámaras estaban en el lugar correcto, seguro se ganaría un Oscar.

- ¡Paparruchas! Déjeme decirle que la verdad de la que usted habla es que esta planta es perfectamente respetuosa con el medio ambiente, ¡por el amor de Dios, si hasta los árboles crecen felizmente alrededor de la industria! ¡Mire aquel, que robusto es!

El sheriff señaló al árbol (en singular) que había por los alrededores, que desprendía vitalidad por cada de sus frondosas ramas verdes llenas de hojas haciendo la fotosíntesis.

El sheriff trató de ser razonable con el hombre, y habló más calmadamente:

- Escuche, esta planta da trabajo a mucha gente. ¿Qué pretende hacer con todas esas familias? ¿Echarlas a la calle? ¡Cristo, es navidad! -dijo mientras una gota de sudor, producida sin duda por el calor de pleno agosto, caía por su frente-. ¿Va a ser usted quien le diga a esos pobres niños huérfanos que no podrán cenar mientras esperan a Santa Claus porque unos hippies han hecho que se cierre la planta donde sus padres trabajan? -el sheriff se tomó un respiro: toda aquella charla le estaba dando hambre, y ya empezaba a cansarse-. Esta planta cumple con todas las de la ley de Tranquility Town, cosa que ni usted ni estos fumahierbas hacen. Lárguese de aquí o le acusaré de alterar la seguridad ciudadana -finalizó, señalando las esposas que colgaban del cinturón de su uniforme.

Y DERREPENTE SE VOLVIO TODO NEGRO, TAN NEGRO COMO EL PRESIDENTE. ERA EL FUNDIDO EN NEGRO QUE ANUNCIABA LOS 56 MINUTOS DE ANUNCIOS Y CONSEJOS COMERCIALES

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TRAS EL CORTE PUBLICITARIO

Una rápida sucesión de imágenes nos recuerdan lo que ha ocurrido hasta ahora*:

Neil O'higgins escribe como loco delante de un portátil. Cuando termina, le da a “Send” y llama por el móvil. -Si no he vuelto vivo en dos meses, publica lo que te acabo de mandar… No, no puedes detenerme, voy a averiguar la verdad-  Tras colgar mira un mapa, El zomm enfoca clarísimamente “Tranquily Town” a la vez que suenan 8 segundos de sonido perturbador.

[Illuminati Confirmed Sound Effect (Music)]

La Diosa antigua le señala el mar mientras pronuncia con toda la solemnidad que su nula formación en interpretación le permite. -Allí está la muerte, ve.- El granjero escupe en la playa y se interna en el agua marina, caminando mientras carga su escopeta. Pero se despierta en su cama debido a los gritos de una cerda.

En la siguiente escena lo vemos hurgando en el interior de Betty, la cerda. Solo queda la piel y los huesos y una masa gelatinosa que va desde donde le ha estallado la piel hasta el sumidero de agua.

Tras un nuevo fundido en negro lo vemos ante el secretario tontito del sheriff enseñándole la caja donde ha traido el cadáver de la cerda. -En el 87 me abdujeron los extraterrestres. Han vuelto, aquí tienes la prueba.- Robert metió la mano a través de la obertura y palpó en el interior. Acto seguido sacó la mano cubierta por una extraña sustancia gelatinosa.- ¡Lo ves! ¡Esta puta gelatina es la prueba!

Victima propiciatoria numero uno está en el mar, desnuda ante el Quaterbac del equipo.

-Dime… ¿son las mejores que has visto hasta ahora? ¡¿MEJOR QUE LAS DE CUALQUIER FURCIA CON LA QUE HAYAS ESTADO ANTES?!

Antes de que él le responda, tiembla delante de la cámara como una negra espiritista en una misa góspel, solo que de su boca mana sangre. Varios  tentáculos emergen del agua: uno la agarra del cuello y otros dos de las muñecas, mientas un cuarto abre un bote de salsa barbacoa y rocía a la alumna de intercambio con ella. Con un tirón seco la joven es fragmentada en varios trozos que son llevados al agua. Solo queda una mancha de sangre y bote de salsa barbacoa vacio en medio de las hondas de agua.

Josh le come la boca a Candace con fruición, ambos dentro del agua, pero de repente se aparta de ella y grita: -¡algo me ha picado en la jodidida pierna!-

Tras un fundido en negro Josh, sentado en el asiento de conductor de su cadillac negro descapotable, sufre espasmos como una negra espiritista en una misa góspel, solo que de su boca mana sangre. Esto le hace perder el control de su flamante vehículo y alunizar en la comisaria. En un momento su pecho se rompe y varios tentáculos salen de la grieta, así como cientos de minimedusas que abandonan su cuerpo. Candace, que era su copiloto, sale del acoche como alma que ha visto al diablo.

Dentro de la comisaria están Robert, el granjero paleto, y Charly el secretario tontito. Ella corre hacia el chico joven y guapo haciendo oscilar su pechonalidad a cámara lenta mientras el granjero farfulla algo sobre "ya os lo dije"

Jhon alone grita a una tipa pija en medio de una sala de conferencias a reventar de gente (todos los extras disponibles acudieron a esa escena)- ¿Quieres saber por qué hago esto, maldita? ¿Quieres saber por qué odio a la gente presuntuosa como tú, que pensáis que cagáis oro y tiráis de la cisterna y sale agua mineral con gas? Porque yo he sido ungido con la verdad. Sé que todo se acaba y solo das esperanza vana a este rebaño.

Stephany interrumpe la violenta escena con un conmovedor discurso -Esperad vecinos!! queridos, amados, compatriotas!! Cesad en vuestros actos de violencia, acaso no hay algo que nos une?? acaso no hay algo que nos hace a todos iguales?? Acaso no sacrificaríamos todos hasta la última gota de sangre de nuestros vecinos por este nuestro inmenso país??

La puerta del salón de actos se abre y entran dos polis:

Joseph "Fue guapo en los 80, pero ya no": -¿Si, que carajo pasa aquí? Yo no me aliste para esta puta mierda

Vecina Respetable: Esos dos -señala a Steph y Jhon- han boicoteado la presentación de un libro. Llevándoselos.

Thomas "el corto": Acompáñennos a comisaría a declarar. Tienen  derechos, si les interesa conocerlos búsquenlos en el internet.

El sheriff Douglas Morrigan hablaba con el alcalde por telefono:

¿Señor Morrigan? ¿Es usted? Menos mal, tenía que marcharme ya a una cacería con unos compañeros del partido. Mire me han llamado de la planta química, hay unos hippies ecologistas dando por saco delante de puerta. Ya va la segunda vez esta semana. Mire, uno de los pilares de mi política es que esa planta química es buena para la economía y que no contamina. No puedo tolerar que esos antisitema terroristas radicales de extrema izquierda vayan por ahí diciendo que la planta es contaminante y que es mala para el turismo. Haga algo que les quite las ganitas de molestar con sus difamaciones y calumnias antes de que algún periodista imbécil termine dando crédito a esos disparates, cuento con su saber hacer.

Los Hippis se manifiestan delante de la fabrica bajo la indifirente mirada del tipo que vigila la garita:

¡¡No hay futuro, con tanta polución!!

¡¡Llévense su fábrica de muerte de nuestras costas!!

Dennis Archment mira al sheriff y le expone la verdad: esta planta química debe cerrarse. Y si usted en serio velara por el bienestar de este pueblo, me ayudaría a entrar en ella para para poder sabotearla y destruirla.

El alcalde sonríe, o finje sonreir, sudando a chorros. ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo irse de cacería era irse al monte a disparar a animales? De toda la vida, en la alta política, irse de caza era un eufemismo de irse al Seis marqueses a gastarse en putas y lingotazos el dinero del honrado contribuyente.

-Hagamoslo interesante- exclamo el secretario de estado de seguridad. -Si le acierta a algún animal en los próximos cinco minutos, hago que el presidente Negro vaya a su pueblucho a figurar en algún mierdiacto local.

El alcalde de tranquility vio por fin su oportunidad de ascender y trepar, el presidente de toda la nación en su pueblo, menudo logro. Sin dudarlo un instante se volvió hacia su secretaria: Mindi querida, sería tan amable de besarme la punta de la escopeta, para darme suerte.

Un sonido de bala se escucho en el monte y varios pajaros salieron volando. El presidente Negro acudiría a Tranquility Town.

El espectador contempla por tercera vez la central química, no es solo la misma central, es exactamente la misma toma, el mismo fragmento de video repetido una y otra vez.

Hay un coche patrulla y un coche normal aparcados en la explanada de en frente. Cerca de esos coches el sheriff habla con dos tipos

En el punto de acceso al perímetro verjado, Los hippies escuchan atentamente la opinión del policía que les insta a reconsiderar sus opiniones políticas y su estilo de vida. Parecen asentir convencidos a su argumentación.  En la garita conviven de manera comprimida un segurata que contempla la escena con indiferencia y un pale de donuts y otro de mini bricks de batidos de chocolate de la marca “Rorcual”.

De repente llegan dos vehículos: una ranchera cutre que lanza explosiones por el tubo de escape cada minuto o minuto y medio y el otro coche patrulla. En su interior viajan: los otros dos policías, la inquietante y solitaria chica asiáticay el líder de la secta local, el cual se pregunta que mierda de racor es este en el que declaras: "Yo también quisiera largarme" y en la siguiente escena seguías en el asunto. Por lo visto aquí no habia manera de largarse.

En la ranchera viajan el granjero abducido que se sacó el chip del orto, la jefa de las animadoras y el secretario tontito de la comisaria que para superar el trauma vivido recientemente trata de tararear canciones alegres.

Se supone que debían hablar algo antes de que se desatara la acción pero el productor judío veía demasiada gente en escena, ¡aquello era un dineral! Asi que le dio a la seta de efectos especiales.

El secretario se alegró de ver al sheriff. La anterior sheriff siempre le hacía sentir mejor cuando tenía un problema o estaba triste. Así que había asociado el cargo con seguridad, protección y alegría. -Jefe, nos han alunizado en la comasaria. Un precioso y atractivo cadillac negro descapotable. Su conductor estaba relleno de medusas aliens como las que abdujeron a este señor –Señala a Robert- en el 54 y exploto y salieron y… (¿Que ocurria? Se suponía que tenia 4 minutos más de guión antes de que pulsaran la seta y comenzara la escena de acción ¿Que estaba pasando?)

La seta había sido pulsada y no había vuelta atrás. Los hippies aprovecharon que Jack estaba distraído para meterse dentro de la garita del segurata de la planta, de repente tenían mucha sed, una sed no humana. Unos hippies se lanzaron al pale de bricks de rocualitos choco abriéndolos a puñetazos y lamiendo los hilos chocolateados que manaban de los bricks. Otros le abrieron a mordiscos el cuello al segurata (mejor matarlo antes de que alguien le hablara y hubiese que buscarle un avatar y hacerle ficha)

Mientras tanto, el único árbol de la zona, cuyas raíces estaban empapadas en toda clase de subproductos químicos, empleó sus ramas para agarrar una gran roca y lanzarla con una preciosa parábola contra el coche patrulla.

Joseph estaba saliendo del coche patrulla cuando aquella enorme bola de corchopan cayó sobre el coche. Hubo un rápido fundido en negro y el policía estaba dentro de un coche patrulla que pretendía ser el mismo, pero no lo era, que estaba aplastado y destrozado. El tomate frito manaba por doquier de su cuerpo. –Candace, siempre te quise, pero nunca me atreví a decírtelo. Búscate un buen tipo.