Partida Rol por web

Jacobo se llevó las manos a los bolsillos, haciendo y deshaciendo una postura de puntillas mientras el resto de sus compañeros trasteaba con los teléfonos. La escena le recordó el videoclip de esa canción de Moby que tanto le gustaba, Are you lost in the world like me? Sintió la tentación de sacar el suyo, pero se contuvo. 

—¿A qué viene ese interés por la Plaza de la Luna? —preguntó a Oli— ¿Me he perdido algo?

Pongo los ojos en blanco.

-Lo he dicho antes. Salva tenía una foto allí. Se la había hecho alguien, alguien muy cercano. -Alzo las cejas elocuentemente- Por ejemplo, su amante vampiro homosexual. A lo mejor encontramos alguna pista o algo.

Me encojo de hombros, recolocándome la chupa sobre los hombros.

-Pero vamos, que si no queréis venir, ya iré yo sola. ¿Cuánto cuestan los taxis hasta Madrid?

Hamal llama al Príncipe, le cuenta lo sucedido y le pidde instrucciones.

El principe responde y pide ser puesto en altavoz:

Mierda, esperaba que no fuese eso. De Salva lo puedo entender, pero Lucio? ... No se lo puedo ocultar a Sor Ángela, pero quizá tengáis cierta ventaja. No pueden haber ido muy lejos, ¿no? No me estoy explicando, dejad que ordene mis pensamientos. 

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Quizá sea difícil de entender para vosotros, pero a partir de cierta edad, la perspectiva que tienes de la realidad cambia, mucho. Esta historia de amor, que a vuestros ojos, quizá incluso a los míos, puede parecer trivial, hermosa, o desviada y desagradable; pero humana, para el Sabbat es simplemente inadmisible. 

No veáis a la vieja monja como un homófoba retrógrada sin sentido, sería tonto caer en ese error. Los vampiros, las vampiresas capaces de envejecer tanto como ella si algo son, es inteligentes. Es la lealtad. Esperaba que Lucio solo estuviera jugando con él, podría haber seguido así otra década más, no hubiera pasado nada. Pero ahora... En el Sabbat, no esos chiquillos que pegan palizas y queman tiendas, los verdaderamente poderosos dentro de la secta creen que sus Antidiluvianos se están levantando, y ellos tienen que proteger a los vástagos hipotecando su vida. Supersticiones. Pero ¿qué fuego ha ardido más fuerte en el corazón de la humanidad, viva o muerta, que la religión? En la posición de Lucio, con lo que sabe, y las responsabilidades que imagino que cargará a sus espaldas puede jugar, arrasar una aldea en Murcia por diversión, liarse con cada homosexual de Chueca a Tel Aviv, coleccionar diamantes, o estudiar los secretos más oscuros de la más oscura magia... pero enamorarse, no. Sor Andrea no puede permitir que la lealtad de Lucio se tambalee, se divida, que haya alguien por encima de sus responsabilidades. Y por eso Lucio huyó. Huir de Madrid, probablemente de Europa, es la única forma de recuperar su vida, corta vida probablemente. 

Cuando cuelgue el teléfono, tendré que llamar a Sor Ángela, y ella no tardará mucho en ponerse en marcha para dar caza a Lucio por lo que vuestra ventaja es corta. Ella no tiene potestad para dañar a Salva o a vosotros, pero no os queréis enemistar con alguien en su posición. Tampoco yo, por lo que me temo que tendré que proclamar una caza de sangre contra Salva. Remolonearé un poco, y de nuevo solo adscritos a la camarilla podrán intentar conseguir su sangre. 

¿Qué quiero que hagáis? Preferiría que encontraseis la forma de hacerlos entrar en razón, quizá los Lasombras acepten mandar a Lucio lejos a recuperar la confianza perdida, eso salvaría a mi informático probablemente. Pero no sé si es demasiado tarde, si se dejen convencer, si tendrán algo pensado más allá de la huída. Pero si os decidís por diabolizarle, no os lo reprocharé: lo apreció como informático y no tengo queja sobre él en mi corte, pero ha demostrado no ser muy inteligente, caerá más tarde o más temprano. Es vuestra decisión. 

Suerte y juicio. 

Cuelga 

Hamal se quedó sin palabras durante un tiempo para luego romper a decir. -Ha dicho diabolizarlo ¡joder! ¡vaya mierda! Puede que Lucio se haya cansado de vivir, pero creo que Salva es un vástago demasiado joven para saber donde se ha metido o las consecuencias de sus actos. Puede que cuando lleve viviendo 500 años como vampiro, me den igual tanto los humanos como los de la estirpe, pero a día de hoy no me voy a quedar de brazos cruzados.

Si Lucio está realmente enamorado de Salva, no querrá este final para él. Porque no nos engañemos, Lucio tal vez se acabe librando de la muerte definitiva, es poderoso e importante, puede que consiga escapar o que le acaben indultando, pero a Salva no lo va a salvar ni un ejercito de Van Helsings.

Olivia, aquí están todos locos, deberías poner un poco de cordura. Vayamos a la plaza de la Luna.

Mientras los demás se decidían, Hamal marcó el número de Salva. - Vamos, contesta, estúpido insensato.

Estoy a punto de abandonar la estancia, cuando escucho las palabras del príncipe, y paseo una anonadada mirada entre todos los presentes.

-Pero... no pueden matarlos. Son demasiado monos. 

#SaveLalva.

Olivia, aquí están todos locos, deberías poner un poco de cordura. Vayamos a la plaza de la Luna.

-Jafar, no podría estar más de acuerdo contigo -comento, mientras alargo un brazo para agarrar a mi hermano por la muñeca y arrastrarle hacia la salida- RebETA, Jacobo, ¡seguidme!

Vale. Necesitamos ir a toda hostia para ponernos en contacto con los Amantes de Teruel mientras el Príncipe remolonea para no tener que decirle nada a Sor Cristina. Joder, ¿no podría ser una de esas monjas que se dedica a hacer pastitas?

-Primera parada: Madrid. Tenemos que ir a la plaza de la luna a ver si vemos algo. Joder, tenía que haberme quedado con el puñetero pendrive. ¿Qué más? ¿Alguien sabe dónde encontrar a esa viejoven, a Marta? No creo que el jefe le haya puesto foto y todo sólo para sacarla una sola vez. 

Jacobo asistió a todo el drama con no poca pereza. ¿Demasiado monos? Bueno, él también lo era, y no creía que Alejandrito fuera a intentar salvarle el culo si algún día llegaba a liarla. Y si el Príncipe llegaba a darles permiso para diabolizar a Salva, ¿a qué venía tanto postureo? No entendía nada, cero, nada en absoluto. El plan de Oli, para variar, tampoco tenía mucho sentido. 

—¿En serio? ¿Nos ordenan buscar a Lucio y a Salva y, en vez de seguir la brújula mágica que marca donde están, vuestro plan es hacer los 200 kilómetros que nos separan de Madrid? ¿Queréis que los hagamos andando, por si no les damos suficiente ventaja?—no entendía nada— ¿No os llega la sangre al cerebro, o qué? Tenemos la brújula: sigámosla. 

Muy bien, sigue la brújula, es la mejor pista, yo iré a la plaza de la Luna para cubrir todas las opciones
Hamal se dirije a la plaza de la Luna solo o acompañado, en el coche que les han dejado o en un taxi.

Mientras espera fuera a un taxi sigue marcando el número de Salva.

Indecisa, miro a ambos hombres, y luego a Rebeca, que parece haberse quedado estática. Como un Sim al que le borran la última orden y de pronto no recuerda por qué está en una piscina sin escalera.

Bueno, en realidad, ¿no somos exactamente eso? Sólo somos juguetes para gente que necesita ponerse en la piel de un ser fantástico para evadirse de su propia realidad. Echo un vistazo triste a mi hermano, frunciendo el ceño. ¿Cómo será la realidad del verdadero Jacobo, para preferir convertirse en eso?

Agito la cabeza, como si eso pudiera aliviarme de estos extraños pensamientos, y avanzo finalmente hacia mi hermano. La idea de la plaza de la luna ha sido mía, pero si nos vamos a dividir en grupos, no voy a dejarle solo. A saber las tonterías que haría, como llamar a papá y luego colgar. 

Ah, no. Que esa he sido yo.

Le tomo de la mano, como cuando éramos pequeños, y extiendo una mano esperando recibir la brújula de marras.

Lanzo un suspiro. Genial, los individualismos a flote. Por otro lado, casi que mejor, a Olivia la conocen demasiado. Y mientras tanto, quiere que le demos la brújula. ¿Qué demonios? Pero necesitamos algo, una ventaja.

- Hagamos lo que hagamos, ir tras ellos sin más es peliagudo. Salva sabe que tenemos la brújula, no es tonto. Algo tendrán pensado.

La brújula apunta al noroeste, diríais que a la salida de la nacional que va para Galicia. Todavía queda gran parte de la noche. 

De Valladolid a Madrid hay 2:15. Lucio y Salva a donde quiera que el dirijan os llevan una media hora de ventaja, puede que algo más pero no mucho. Tenéis un coche. El coche tiene los cristales opacos y si no lo dejáis aparcado al sol os puede proteger una noche de la claridad de un sitio medio protegido.

v

Ya de vuelta en el coche, Jacobo abrió la puerta del conductor y se sentó en ese asiento. La brújula la encajó como mejor pudo en los huecos que había para bebidas que acompañaban la palanca de marchas. Miró al resto, mientras se desataba el cordón de la bota, para enlazarlo a la brújula. Entonces la colgó del espejo retrovisor. 

—No sé. Yo puedo mantener las distancias, esconderme. Y nos han encargado... ¿capturarlos, no? —ni siquiera estaba seguro de qué era lo que tenía que hacer, pero si tenía razón, seguía sin entender por qué el resto quería regresar a Madrid. Además, tampoco es que pudiera obligarles a ir con él. Con el trasero sobre el asiento del conductor y los pies descansando sobre la calzada, tomó la palabra una vez más, al mismo tiempo que el volante—. En fin. Tenéis mi número de teléfono, ¿no? 

Veo como todos quieren irse a una plaza perdida en medio del mundo. ¿Es que estamos locos o qué? Todo ha venido de parte de la malkavian, claro. Pues bien, no soy invisible como el nosferatu, pero algo puedo hacer.

- Paso de perder el tiempo yéndome a Madrid. Yo me quedo contigo, Jacobo. vas a necesitar a alguien que hable con la gente, en cualquier caso. Eso si, eso me convierte en una puta diana gigante, con lo que dentro de los edificios, será mejor que seas tú quien vayas primero.

Siento unas ganas locas de dominar al resto y poner orden. Pero eso luego es un problema, y dado su carácter no sé que utilidad tendrán.

El ambiente se había vuelto realmente hostil en el grupo. Hamal supuso que eran prejuicios racistas, siempre acaban aflorando. Él solo intentaba trabajar en equipo y no dejar ningún cabo suelto. Dada la creciente agresividad el argelino sintió alivio al volver a encontrarse solo, en un taxi, camino de la Plaza de la Luna en Madrid.

Yo me quedo contigo, Jacobo. vas a necesitar a alguien que hable con la gente, en cualquier caso. 

Me pregunto si debería utilizar mis poderes de invisibilidad para luchar contra el crimen...

Pongo los ojos en blanco. Tía, ya sé que te ponen los aguacates, pero podrías disimular un poco, que soy su hermana y me da asquete pensarlo... Aunque claro, siendo vampiros... O sea, ¿no somos seres degenerados que se alimentan de todo lo malo que existe en el mundo? ¿No vivimos en Sin City, después de todo? No debería ser tan raro que dos hermanoNO brrr NO.

Sólo de pensarlo me entran los siete males. Brr, quita, quita.

Hamal es como si se hubiese teletransportado y de pronto ya no está aquí, así que nos dirigimos a la salida rápidamente, a recuperar nuestro coche.

-¡Me pido delante! -Exclamo, subiéndome al asiento del copiloto- Así que dame esa brújula, que tengo que dar indicaciones, Jacobo. 

Durante la conversación habéis salido a la calle por donde entrásteis, nada raro. Y os habéis ido acercando a donde teníais aparcado el coche. 

Jacobo, Rebeca y Olivia se montan en el coche, están abriendo abriendo google maps e intentando identificar la dirección de la brújula con las carreteras de la zona. 

Hamal, habéis pasado una placita con varios taxis aparcados hace un par de minutos. ¿Qué haces?

Hamal se va en un taxi a la plaza de la Luna en Madrid.
¿Coge Salva el teléfono?

Salva no coge el teléfono. El taxista te mira sorprendido e ilusionado cuando le dices lo de Madrid. Luego se fija algo más en tu aspecto y te pide el dinero por adelantado. Cuando se lo das vuelve a sonreír y arranca hacia la capital. 

Cuando llevas alrededor de una hora por la A-601 te parece ver pasar en la dirección contraria dos forgonetas tal y como las que os llevaron a vosotros a Valladolid. Van bastante rápido en dirección Valladolid. 

Hamal marcó el número de Jacobo.

- Sigo camino a Madrid, estoy a mitad de camino por la A-601 y me acabo de cruzar un par de furgonetas como las que nos llevaron a Valladolid. Van para allá. Parece que la fiesta ha comenzado. Tened cuidado.

Parecía que Alejandro no se había esforzado mucho en ganarles algo de tiempo. O quizá lo había intentado sin conseguirlo.

Aunque Salva no contestaba a sus llamadas tenía la esperanza de que al menos leyese los mensajes de texto así que le envió uno que podía significar cualquier cosa en la noche Madrileña pero que para Salva solo podía significar una cosa: "Los muchachos de la hermana salen de caza. Avisa si queires que te recoja. Pero que no sea tarde."