Partida Rol por web

Iniciáis una penosa marcha bajo la inclemente lluvia sin poder evitar mirar con frecuencia a vuestras espaldas, ante vosotros queda un camino largo e incierto

Avanzais penosamente en la noche con la lluvia cayendo sin cesar sobre vosotros, cuando llega el amanecer estáis todos agotados. Sin embargo es el niño el que cae al barro bajo el peso de la camara, su abuela y hermana corren a ayudarle porque es evidente que no puede mas

En algún momento durante la noche hay una discusión entre Molly y Jim sobre la dirección a seguir ya que cada uno de ellos está seguro de que es por un lado*

En cuanto vio caer al niño acudió en su ayuda, parece que no había sido tan buena idea cargarle tanto. De todas formas había ocurrido todo muy rápido y estaban agotados mental y físicamente, lo más importante era llegar a un lugar seguro, si es que eso existía en África con aquel extraño monstruo cerca.

Después Molly y el Sr Farewell trataban de guiarnos por sitios diferentes, puse mi mano sobre el hombro de Molly, y suspiré, negando con la cabeza. Todos estábamos muy cansados, no era momento de discutir. El Señor Farewell había sido contratado como guía de la expedición, por tanto no solo su conocimiento y habilidades eran mayores que los de Molly en aquel lugar, sino que seguramente su orientación en la sabana sería mucho mayor que la de una joven criada.

Indudablemente todos teníamos las mismas ganas de salir de allí, así que no había que pensar que pudiera jugarnos ninguna jugarreta, por ello no era momento de dudar de él. Aún estando herido, era a quien debían seguir.

Molly se resignó, mientras murmuraba por lo bajo que ojalá no se equivocasen. Jim no estaba del todo bien, y su cansancio nublaba su capacidad, a juicio de la joven. Pero claro, nadie iba a hacerle caso a ella...Y lo peor de todo, odiaba llevarle la contraria precisamente a él.

Tal vez si la joven hubiera indicado por qué estaba convencida que el camino era en otra dirección, Jim podría haberle escuchado. Pero aunque el dolor eran cuchillas en su cuerpo y su mente, había visto los rastros para ir en una dirección... y él conocía la sabana.

Boring abrió los ojos de par en par cuando vio que el niño caía al suelo debido al peso que llevaba. Había sido por su culpa, lo había obligado a llevar aquella pesada carga. Su intención no era otra que la de fotografiar a aquel especimen que les había atacado. Sería una foto para la historia. Pero claro, quién le garantizaba a él que iba a salir con vida de otro encuentro con el monstruo. - Chico, chico, ¿estás bien? - Boring le quitó la cámara. No te preocupes - le dijo acariciándole el pelo - [B]desde ahora no tendrás que llevar esto. [/B]- Señaló al cámara con cara de asco porque supuso que no entendería su idioma. En un gesto teatral intentaba hacerle ver que no tendría que sobrecargarse más. Decidió entonces que debió dejar la cámara en el campamento, quizás el otro grupo habría podido llevársela de volver a él. Ya era tarde, tenía las placas, repletas de animales salvajes y paisajes que le suministrarían un buen beneficio y por otro lado estaba la cámara. Pero la cámara sola no servía para nada, al menos necesitaba una placa y nadie querría ni podría ayudarle con aquello. No se perdonaría nunca encontrarse con el monstruo y no sacarle una foto pero no había más remedio que dejar el aparato allí. Decidió dejarla en el hueco de un árbol tapada con un gran trapo. Quizás pudieran volver, quizás.

Entretanto vio que había una pequeña disputa entre Jim y Molly sobre el camino a elegir. Boring tuvo claro a quien apoyar. - Molly, Jim lleva en esta selva mucho más tiempo que todos nosotros. Será mejor que le hagamos caso a él. - Su tono era serio pero se alejaba mucho de ser severo o recriminatorio. Simplemente estaba siendo lógico.

La cámara queda medio oculta bajo un arbol relativamente grande, con el trozo de lona con que la cubre Boring es difícil de ver y debería mantenerse relativamente seca

La lluvia sigue cayendo y ahora todos necesitáis descansar, lleváis casi 24 horas sin dormir y con una marcha nocturna agotadora de modo que no hay opción, pero en medio de la sabana no parecen haber muchas opciones, los arboles dispersos no son demasiado grandes, se ven algunas rocas aquí y allá, con un poco de habilidad se podría preparar un refugio improvisado con algo de lona que lleváis, no sera seco pero dejara de caer la lluvia sobre vosotros y tal vez incluso podríais encender un fuego.

Cuando os detenéis te sientas exhausto, entonces un temblor te sacude, pero no tienes frio sino al contrario, tienes mucho calor, y te parece que la herida palpita

Jim tiembla en sus botas, lentamente se va deslizando al suelo, y llama a Boring con la mano. Cuídalas. Sus palabras salen lentas, embotada, mientras le extiende su fusil. Señala una dirección. Por allí. A la ciudad. El demonio no los atacará rodeados de soldados... espero.

Tose, mientras se siente arder por dentro. Sus ojos son pequeños puntos inyectados en sangre. El dolor es tan grande, la herida late... y el acero está frio en su mano. Lentamente lo acerca a la herida...

Lady Cottonwell trata de llevar la situación lo mejor posible, pero es complicado. El guía cada vez está peor y no deja de llover.

Mira el terreno para ver si encuentran algún refugio, pero no hay nada a la vista, así que intenta ver la posibilidad de hacerlo ellos mismos. Sin embargo, duda que tengan el material necesario, ya que se llevaron solo lo más importante. Aún así lo comenta con Molly y el Sr. Boring para ver si pueden ayudarla.

- Tranquilo Jim, cuidaremos de usted y llegaremos sanos y salvos a la ciudad - Boringo dirigió esas palabras, más por darse ánimos a sí mismo que por tranquilizar al guía. Él no sabía nada de aquella selva, apenas podía orientarse y aquelo hombre le estaba pidiendo que los llevara a la ciudad. No obstante o se iba a dar por vencido. - Acamparemos aquí y mañana verá como se encuentra mejor. Solo necesita reposo. En ese momento el periodista vio como Lady Cottonwell lo llamaba, según ella no había ningún refugio cerca...y era cierto. Pero tenían lonas. - Parece que esta noche vamos a pasar frío, pero, al menos, tenemos lonas para protegernos de la lluvia. - Necesitamos encontrar un par de gruesas ramas, cercanas una de otra. Podemos atravesar la lona en ellas y pillarla al suelo con un par de buenas rocas. Estaremos apretados, pero también seguros. - Boringo echó un vistazo alrededor. Quizás podría intentar encender una hoguera pero eso supondría una dificultad terrible al estar la leña húmeda y además aquella cosa podría verlos. - Haremos turnos vigilar, para alejar a las bestias y... - decidió callar pues todos sabían que se iba a referir al demonio. - Molly, por favor, atienda al señor Farewell, mientras nosotros preparamos todo. - Y miró a Lady Cottonwell.

Con ayuda de las mantas de todos Lady Cottonwell se las arregla para hacer un refugio improvisado ayudándose de las ramas bajas de un árbol, donde si no secos, al menos no les cae la lluvia encima

Mientras los demás improvisan un refugio, Molly acomoda como puede a Jim y revisa el estado de sus heridas, intentando ayudar en lo que puede, con los escasos medios y conocimientos que posee. No le guarda rencor por llevarle la contraria y tratarla como a una chiquilla, si bien sabe que en su estado no está nada orientado a pesar de su conocimiento de la sabana.

Viéndolo sufrir, no se aparta de él, poniendo su mano en su frente febril, apartando los cabellos húmedos. De pronto ve que el guía aprieta con fuerza el machete y lo mueve, y se queda paralizada, expectante, preguntándose si lo que acaba de intuir es lo que Jim pretende realmente. Si lo es, no va a dejar que ocurra...así que se queda en tensión, observando la mano de Jim...

Molly examina la herida de Jim, la piel a su alrededor esta enrojecida y abultada, la propia herida está tomando un color muy extraño que no presagia nada bueno

Apresuradamente Molly saca las escasas reservas de quinina, tal vez halla para una dosis, o tal vez dos, es dificil saber cual es la dosis adecuada