Partida Rol por web

Herbert avanzaba siguiendo a sus compañeros, con las manos en los bolsillos y la mirada distraída. Seguía pensando en aquellos filos que había visto en la extraña casa de la aldea. Pensaba que quizá si que habría valido la pena hacer este viaje tan largo, pues había cosas muy especiales en este rincón alejado del planeta.

- Cenar suena bien en mis oídos - comentó al darse cuenta del hambre que tenía.

William sonrió ante esta pequeña victoria sobre Boring. Estaba claro que el guía era de esos tipos mezquinos que disfrutaban dejando fuera de juego a quienes no le caían bien.

Se acerco a Lord Cottonwell y al militar para informarlos.

- Vera señor Cottonwell: quizás no sea nada grave pero me han informado de que se están moviendo tropas francesesas al norte de aquí. La intenció de los galos ha sido siempre dominar el Niger y si bien es improbable que pueda darse un confrontamiento armado a gran escala en poco tiempo si que cabe la posibilidad de que nos encontremos con alguna unidad militar durante nuestro safari.

Miró al soldado esperando a que le diese su evaluación del peligro.

Escuché a Bill con atención… -bueno, creo que si se llegara a dar el caso de encontrarnos alguna unidad militar, debería bastar con no interponernos en su camino, ya que la confrontación no es con nosotros- …añadí cuando termino de hablar el guía, luego mire a Dean y le pregunte… -¿Qué opina usted señor Costigan?, ya que esta mas al tanto de la situación regional- .

Aquello me desconcertaba, los franceses no deberian estar tan al sur de sus territorios - Coincido con usted Lord no deberia haber problemas con los franceses aunque deberiamos informar puntualmente si avistamos franceses - respondí sin más, no habia nada que pudieramos hacer los limites de los territorios se hacian difusos en la sabana.

A Jim no le podían importar menos los franceses. Si aparecían, lidiarían con ellos los soldados... Costigan había dejado claro que la seguridad era SU trabajo, que se ganara la paga. Además, tenía otras cosas en las que preocuparse.

William se encogió de hombros. Si el militar opinaba que la situación no era preocupante entonces él no le daría más vueltas.

Los cuatro hombres entran tras deliberar un rato. En el interior un sirviente negro os acompaña a todos hasta un amplio comedor en el que el encargado de la Royal Niger Co en Makurdi ejerce de anfitrión. Frad Gallam es un hombre viejo, mucho mas viejo de lo que nadie podría esperar en el interior de áfrica, pero en poco tiempo podéis apreciar que su ingenio es agudo y que sigue siendo muy capaz.

La cena transcurre con tranquilidad comentando las novedades en el mundo, que llegan con dificultad a este apartado rincón de áfrica

El banquete era variado: frutas exóticas, pescados extraños que Maurice nunca había visto e incluso serpiente...la cual había probado en Suráfrica ya y que le gustó mucho. El nuevo encontronazo con Will y Costigan le había quitado el apetito a la hora de sentarse a la mesa pero en cuanto comenzó a masticar el hambre volvió. Tenía que aprovechar...quizás fuera su última comilona  hasta la vuelta del safarí.

Molly comió de manera frugal, y en cuanto acabó se dirigió a Lady Cottonwell. - Milady, si no os importa, me gustaría velar al enfermo con el padre Alonzo.

Herbert cenó con los demás, aunque si demasiado interés por la extraña comida. Estuvo pensativo acerca de lo que había encontrado esa tarde en el pueblo, ver aquella armas había hecho que se diera cuenta del largo tiempo que llevaban inactivos, viajando y viajando. Sin duda cuando se embarcó en este viaje, sólo pensó en el destino y en lo que iba a encontrar, no en el proceso.

Estuvo tentado de preguntar acerca de esos conflictos que había oído hablar a los demás, pero no tenía ganas de discutir con nadie, pues estaba cansado. Ya se las apañarían los entendidos, que por eso los habían contratado.

Lady Cottonwell apenas probó bocado, tenía el estómago encogido y la visión de comidas extrañas no hizo más que abrumarla más todavía.

Escuchó las conversaciones algo más triviales sin decir palabra, quizás asentía o sonreía, pero poco más. Cuando Molly le habló, le sonrió y contestó: Claro querida, es muy noble por tu parte. Por favor, dale al Padre mi bendición.

Después aprovechó para retirarse ella también de la cena, poniendo su mano sobre la de su esposo y marchandose en silencio.

La cena transcurre con tranquilidad y tras esta os vais a descansar, excepto Molly que va a la iglesia a acompañar al padre Alonzo velando por el nativo enfermo, y Jim que se marcha a hablar con los nativos o algo así, no es que se explique mucho.

Y al día siguiente os levantáis a las 5 para empezar la marcha por la sabana hacia la zona de caza elegida por los guias. Un area en que saben que no habrán conflictos con las tribus locales, ni con nadie en teoría. Africa aún es una tierra grande y libre donde perderse

El único medio de transporte disponible es en mula o a pie y en cuanto sale el sol el viaje se hace lento y pesado. Los europeos poco acostumbrados a estos esfuerzos necesitan hacer paradas con cierta frecuencia y una vez lejos del rio el calor se vuelve mucho mas pesado y molesto. Aunque con menos insectos

Según lo que os han dicho queda poco para que llegue la temporada de las lluvias, pero calculáis que para entonces vuestra aventura ya habrá acabado

Veis con frecuencia animales a lo lejos, cebras, jirafas, hienas e incluso algún león. Pero estáis cansados y sin preparar, aunque los rifles están fácilmente accesibles en el equipaje no podéis emprender la persecución de repente. Y los animales no se acercan al hombre

Cuando empieza a atardecer los porteadores montan el campamento con rapidez, falta un día mas de viaje para llegar a vuestro destino

Molly se preocupa de que Milady esté lo más cómoda posible en el pequeño campamento, si bien se muere de ganas de poder acostarse por fin. La noche en vela con el padre Alonzo la dejó agotada, y ya acusa el sueño acumulado, aunque intenta por todos los medios que no se le note.

Boring había olvidado ya el duro calor africano. Incluso en mangas de camisa sufrió los avatares meteorológicos como buenamente pudo. Cada poco paraba y echaba alguna foto pero tampoco podía retrasar al grupo en demasía pues los guías no estaban muy por la labor de esperarle. Cuando dijeron de parar sus piernas y él lo agradecieron mucho aunque aguantó estoicamente el esfuerzo para no desmerecer ante las damas.

Herbert lo estaba pasando realmente mal. Sudaba y se sentía muy cansado, seguramente por la mala vida que había llevado hasta ahora.

- Sabía que fumar tanto era malo para mi forma física - dijo jadeando, antes de parar el último tramo. Tenía sus manos apoyadas en la cadera y parecía que había llegado de correr una maratón. Aunque no comentó nada al respecto, hubo algunos momentos que se había empezado a marear y casi desvanecer a causa del calor y el cansancio. Aunque al final consiguió sobreponerse, no podía quedar mal delante de todos.

En medio de la sabana no se sentía realmente seguro, así que aun en el campamento no perdía de vista su rifle. Aparte, en todo momento llevaba un cuchillo afilado, colgando del cinturón.

Tras acomodarse en el campamento, lo mejor que pudo, y maldecir varias veces los mosquitos, que seguían incesantes en intentar picarle, se acercó a los demás.

- Esto ya es otra cosa.. - dijo animado, generalizando el comentario para todo lo que habían visto de la sabana. - A ver si se acerca algún animal curioso al campamento y podemos verlo - la palabra sonó algo rara, sin duda la había dicho con ciertas connotaciones - mas de cerca..

El camino fue duro y caluroso, Lady Cottonwell quizás no acusaba tanto el cansancio de sus piernas como el calor que la hacía sudar y perder muchos líquidos.

Siempre que podía bebía agua, pero eso no calmaba nada el acusante calor y la humedad que hacían que su camisa y su pantalón se pegaran a su cuerpo como una segunda piel.

Mantuvo el silencio todo el tiempo, pero la luz de sus ojos dejaba bien claro lo que estaba disfrutando, sobre todo cuando veían animales aunque fuera desde lejos.

Había puesto en su cintura un cinturón con una pistola, algo que había llamado la atención de todos, pero nadie de momento le había dicho nada. Su esposo la miró enarcando una ceja pero estaban todos demasiado ocupados tratando de llegar al final del camino para perder el tiempo hablando y gastando saliva.

Una vez acamparon, Dorothy consiguió refrescarse un poco y cambiarse de ropa. Optó por un sencillo vestido que al menos dejara sus piernas más libres. Estaba tan cansada que no hubiera cenado siquiera, pero tras el esfuerzo era muy importante reponer fuerzas.

El camino había sido arduo, pero al fin y al cabo, era el ritual previo a una buena cacería, cosa a la cual estaba acostumbrado, aunque en la India hacia menos calor o al menos era más llevadero.

Como siempre, fui disfrutando de todo aquello que la naturaleza había puesto a nuestro alrededor para nuestro deleite, lo que me hizo olvidar el cansancio de la larga caminata, estaba claro que la edad no pasa en balde, y yo no iba a ser una excepción.

Una vez montado el campamento y descansado un poco mientras tanto, me acerque a Dorothy… -Querida, yo estaré justo en la tienda al lado de la tuya , es normal escuchar muchos ruidos por la noche provocados por los animales, pero no tienes por qué preocuparte, yo estaré al lado- …no sabía si mis palabras, más que tranquilizarla, la pondría mas nerviosas, pero no podía hacer otra cosa, preferiría haber compartido la misma tienda para mayor tranquilidad, pero no era lo habitual, además de que no pude hablarlo con ella con anterioridad, quizá más adelante pudiéramos discutir el tema en privado.

Luego me dirigí al resto de la comitiva que yacía descansando un poco… -Bueno señores, esta será nuestra primera noche que pasemos en mitad de la sabana africana, sin duda una de las regiones más indómitas de la tierra, espero sepan valorar y disfrutar de la experiencia, así como no cometer ninguna imprudencia, como alegarse del campamento en plena noche buscando una foto única a la luz de la luna africana- …dije en tono burlón mientras miraba a Maurice… -sobre todo, hagan caso de las indicaciones del señor Harthower y el señor Farewell y disfruten de la compañía de todos en este lugar único, del cual, seguro recordareis con anhelo cuando vuelvan a Inglaterra, eso os lo puedo asegurar-.