Partida Rol por web

Escucho las palabras de Alice con resignación. Sé que tiene razón y que debo bajar a verle aunque ahora preferiría estar haciendo otras cosas, como intentar encontrar información útil sobre papá. -Está bien, Alice -le respondo con desgana.

Salgo de mi habitación, bajo las escaleras y me encamino hacia el salón donde me espera David. Le veo sentado en uno de los sofás esperándome. Me dirijo hacia él -¡David, querido! ¡qué sorpresa verte aquí! -me acerco a darle un beso en la mejilla -No me esperaba verte tan temprano -Me separo un poco de él cogiéndole de ambas mano -He abierto el regalo. Es un conjunto precioso, no veo el momento de estrenarlo. ¿Quieres que me lo pruebe para que lo veas? -le pregunto sonriendo.

David se levantó para recibir y saludar a Madeleine, - Oh no será necesario quewrida, así estás radiante, prefiero esperar a la ocasión en que lo estrenes, venia a hacerte compañia en este, tu día, dispuesto para lo que desees milady - 

-Está bien, así será una sorpresa cuando lo veas -sonreí. -Pero siéntate aquí conmigo, por favor. Tengo algo que contarte -Tomo aire y suspiro de la que me siento en el sofá -Estoy preocupada por papá, no ha vuelto a casa para mi cumpleaños, y él jamás se lo perdería.

David se sentó junto a ella en el sofá sabiendo cual sería el tema - Lo se Madeleine, he estado informandome y aunque no esté aquí contigo, creo que está bien, si le hubiera pasado algo seguramente lo sabriamos, segurmante ha tenido un cometido importante en nombre de la reina y te lo compensará cuando regrese - espero convencerme a mi también - Así que te propongo que pases un día agradable, estrenan opera en el Royal House, podrimos asistir...

Miro a David fijamente a los ojos. Supongo que no esperará que me crea lo que dice -David, agradezco tus palabras de aliento, pero papá nunca se ha perdido uno de mis cumpleaños por muy ocupado que estuviese. Se ha recorrido medio mundo para mantener nuestra tradición, así que no creo que esto sea una buena señal. -agacho la cabeza y me quedo pensativa. Me incorporo de nuevo y cojo a David de las manos -Has dicho que has estado informándote... ¿sabes algo de él?

No hay noticias de su último destino, o no informó o es un secreto de estado - Se lo dijo así de claro, realmente no había donde rascar.

Madeleine se sintió decepcionada al escuchar las palabras de David. Aún albergaba la esperanza de que su prometido supiese algo -aunque pensándolo bien... ¿por qué habría de saber algo sobre el paradero de papá?

Mantuve la mirada a David mientras me decía no saber nada de nada -¿Y quién podría saber algo? -me quedé inmóvil unos segundos y de repente me asaltó un pensamiento -¡Rick! Rick tiene que saber algo, pero no lo he visto en todo el día... ¿dónde podrá estar ese cabeza hueca?

¿Rick? -  se sorprendió -por que habría de saber nada ese orangután- Dudo mucho de que el Señor Ready sepa mas que el servicio de logística de su majestad -de ser así resultaría bastante sopechoso- no deberías hacerte ilusiones con ello - a David no le gustó nada la mención del susodicho.

-Sí, Rick... ¿No sé por qué te extrañas, David? Es persona de confianza de papá desde hace años, por eso me deja siempre a su cargo...

Mientras pronuncio estas palabras en voz alta en mi mente resuenan las palabras de David -¿Has dicho servicio de logística? ¿me ocultas algo David?

Rick iba tan absorto en sus pensamientos que llegó a la puerta de la gigantesca y antigua mansión Archer sin percartarse de nada de lo que sucedía a su alrededor, lo cual, quizá en otro momento, o incluso respecto de otra mansión, no hubiera tenido la más mínima importancia.

Pero no era el caso.

Rick llamó al timbre, esperando que el personal del servicio contestara a su llamada y le franquearan prontamente el paso. No obstante, comenzó a sentir una cierta comezón en la nuca, esa sensación tan típica de sentirse observado, vigilado por la espalda...

Rick se giró de pronto, completamente seguro de que alguien lo observaba.

Inmediatamente, un automóvil que se encontraba estacionado al otro lado de la calle arrancó bruscamente y se alejó haciendo chirriar sus ruedas y levantando una hedionda nube de goma quemada.

Sin dar tiempo a reaccionar al americano, la puerta de la entrada a la mansión se abrió, dejando escapar la dulce voz de la doncella personal de Madeleine, Alice.

¡Oh, señor McReady! exclamó muy sonriente. Alice era una jovencita de unos 19 años, que siempre dedicaba una sonrisa genuina a Rick. De hecho, no recordaba haberla visto seria en su presencia jamás. ¡Bienvenido! ¿Debo anunciarle a la señorita Archer?

Miro fijamente al coche mientras se aleja, tratando de recordar todos los detalles que pueda sobre el y si va una sólo persona o más dentro del vehículo.

Después me giro hacia Alice y con una amplia sonrisa digo:

- ¡Hola, mi hermosa Alice!. ¿Que tal te encuentras hoy? Espero que Maddie no te esté dando mucha guerra. - Digo guiñándole un ojo. - Y llámame Rick, si, ya lo se, las costumbres y todos esos rollos, pero a mi me gusta como suena mi nombre cuando lo dices tú. - Digo entrando en la mansión. - Y mejor no me anuncies, así le daremos una sorpresa a la pequeña diablilla. - Termino con una nuevo guiño y una sonrisa.

Mientras espero la repuesta de David me levanto hacia el teléfono. No quiero esperar y necesito hablar con Rick para preguntarle qué sabe de papá.

Marco el número de su casa que me sé de memoria y espero a que de señal -Voy a llamar a Rick, querido, pero puedes seguir contándome eso del servicio de logística, soy toda oídos.

La pobre Alice fue incapaz de articular palabra alguna mientras Rick aprovechaba su azoramiento juvenil para introducirse en la casa.

Claro señor...quiero decir Rick, jijiji rió pizpireta.

El estadounidense se adentró en el pasillo, aunque no mucho, ya que desde la salita de espera escuchó la dulce melodía que era la voz de Maddie. Y al parecer le decía a su interlocutor que iba a llamar al propio Rick por teléfono...

- No te oculto nada quewrida, tengo amigos en Buckingham, eso no es ningún secreto y no tienen constancia de los últimos viajes de tu padre. - David parecía notar cierto desdén en las palabras de Maddie.