Partida Rol por web

Oigo ruido fuera, frente a mi habitación. Tengo todos los sentidos alerta, sensibles...

Por un momento dudo cómo sentirme. Es extraño. No quiero compañía, pero la idea de hablar con alguien, incluso de discutir, me atrae. Estoy tenso, encendido.

Espero en silencio, ponderando el valor del extraño... Un fuerte ruido me contesta. Alguien entra y cierra mi puerta.

Éso me enfurece.

Reconozco la voz de "mi invitado" antes de mirarlo, aún con la mirada fija en el techo.

Cita:

- NUNCA cierres mi puerta.

Me incorporo, con la mirada queda, encabritada y furiosa. Mi actitud es casi animal, terriblemente instintiva, amenazante.

Algo en mi interior parece crecido, demasiado impulsivo, incontenible.

¿Qué hace aquí? ¿Qué pretende?

Cita:

Su tono me hace reír. ¿Quiere qué le de explicaciones?

Mi voz nace con cierto tono herido.

- Tu adorado Vasily, que al parecer fue mucho mejor Ductus que yo, me encargó un trabajo esta noche...

Me siento dolido. Nunca pierdo el control. Nunca me permito un desliz.

Ellos vivían su existencia bañada en caprichos y placeres. No era justo.

- ¿Quieres detalles? Desangré a un vástago hasta la última gota. Bebí su alma, extinguí su existencia. Y volvería a hacerlo. Era nuestro enemigo...

Me incorporo hasta llegar a ella, ensalzado.

- ¡Volvería a hacerlo cada noche, hasta el final de mis días!

Mi mirada queda frente a la suya, algo desencajada.

- La Sangre ha sido demasiado fuerte... Y Sejmet se ha cruzado en mi camino.

Sonrío, cínico, voraz.

- ¿Algo te incomoda?

-No creo que necesite hablar, de hecho pocas veces lo necesita- comento con una pequeña risa desde debajo del montón de mantas y colchas que han acabado por formar una pequeña "cueva" a la que doy acceso a Steff hasta que se acomoda junto a mí, pero aún me acerco más hasta pasar un brazo por su cintura con un suspiro.
-No le des vueltas, parecía que estuviera medio piripi pero sólo es el subidón de haber cazado, mañana volverá a ser el de siempre- digo convencida mientras apoyo la cabeza entre su hombro y su pecho cómodamente, tapada y oculta bajo las mantas.

-No sé que pretenderá Esmeralda exactamente pero si tiene algo que ver con echarle bronca...- me vuelvo a reír sólo de pensarlo. Pero no, sería absurdo por mucho que fuera al sacerdotisa que sea capaz de juzgar la libertad de cada miembro de la manada, además del propio ductus.
Niego ligeramente con la cabeza y me quedo tal cuál, mansamente y tranquila esperando el sueño definitivo. Muy cómoda la verdad.

Su sonrisa cínica encuentra el mismo cinismo en la mía. Es lo bueno de conocer de verdad la propia naturaleza, no es preciso mantener siempre una fachada que esconda la propia naturaleza. Sabemos lo que somos y nos enorgullecemos de ello. Somos Sabbat.

- ¿Crees que me importa que desangres a nuestros enemigos, lo ordene Vasily o lo decidas por ti mismo? ¿Crees que me incomoda la idea de que absorbas la vitae, el poder y el alma de un vástago de Caín que no merecía la inmortalidad? -A pesar del riesgo, nada me detiene cuando el impulso me arrastra. Es la pasión que embriaga mi pecho y me hace arder, que enciende mis ojos y sacude mi lengua- ¡Estaría a tu lado ayudándote, si me necesitaras! Y aunque no me necesitaras, estaría a tu lado si me lo permitieras...

Me separo de la puerta, pero no vuelvo a abrirla. Se que puede enfurecerse por mi desafío, aún más, pero si he cerrado es por una buena razón. Lo que la Sacerditosa tiene que decirle al Ductus, debe quedar entre ambos. Camino hacia él con decisión, rezando porque la inmortalidad ingerida en esta noche no le lleve a robar también la mía.

- Dime, amor ¿Temes que te compare con Vasily? ¿Crees que te menosprecio, que no te creo a la altura? -De repente, mi pasión se ve desvanecida, sustituida por una sensual dulzura mientras me acerco ya despacio y pongo mis manos delicadamente en sus mejillas, con los hombros caídos y la mirada humildemente baja- No he venido a tu habitación e interrumpido tu bien merecido descanso para insultarte, ni para tratarte con desprecio. Estoy aquí porque creo que lo necesitas, porque veo cómo lo necesitan los demás. Te necesitan, Hamza -Mis ojos se clavan en los suyos, llenos de ternura y decisión- YO te necesito. Necesito que seas el líder que se que puedes ser, tan bueno como Vasily, incluso mejor.

Mis manos, tras acariciar su rostro manchado por la dura misión que tan transtornado le ha dejado, se deslizan hacia su nuca y más allá, y antes de que se de cuenta le estrecho en un delicado abrazo.

- Pero ya no puedes pensar solo en tí, Hamza ¿Crees que no temía tu reacción al venir a verte? ¿Crees que no sabía que te enfurecerías al cerrar tu puerta? Son riesgos que hay que asumir, aún a sabiendas de que en tu actual estado nada garantizaba mi seguridad. Es el liderazgo, Hamza, amor, que nos obliga a hacer cosas que no deseamos, y a dejar de hacer lo que anhelamos. -Acompaño mi triste explicación deslizando un beso en su cuello- La manada está perdida, y solo tu puedes encauzarla y hacerla grande de nuevo, tanto como era y mucho mayor. Steffanie solo habla de ropa, Sejmet comienza a sentirse encerrada en esta Parroquia, no se nada de Mariela desde hace dos noches porque está en su propio mundo, y Dominic... bueno, es Dominic. Todos esperan que se alce ante ellos la figura del líder que nos ha dejado. Y todos sabemos que no soy yo. Reconozcámoslo, no soy lo bastante buena, incluso el cargo de sacerdotisa me queda grande, más que para ejecutar los Ritae. Has de ser tú quien los encamine a la gloria, y no podrás hacerlo enfrentándote a ellos cada vez que tengas un mal trago o una mala noche.

Un nuevo beso, lento, húmedo, sensual.

- No hace falta que digas nada. Confío en tí. Solo espero que pienses en ello, y que sepas que me tienes aquí para lo que necesites. Porque soy la sacerdotisa, soy tu segunda... soy tu amiga y aliada. Seré lo que quieras que sea, y tu serás el líder que todos anhelamos.

Libero mi abrazo, clavando de nuevo mis ojos en los suyos. Mis ojos rojizos, rosados, cubiertos de una finísima película de sangre brillante, no de furia ni cólera, sino con la amenaza de que lágrimas de sangre broten de ellos. Pongo mis manos en sus mejillas de nuevo, mientras doy un par de pasos hacia atrás, deseando salir por esa puerta aún cerrada, y dejarla abierta al salir.

Hamza pasa a mi lado, impregnado de la sutil fragancia de la muerte. Es este embriagador aroma el que me ha hecho salir de mis rezos y meditaciones. Su mirada encuentra a la mía durante un instante fugaz, no necesito nada mas, se lo que debo hacer, lo que busca en este difícil momento.

Escucho pasos, elegantes y sutiles…prácticamente se desliza en vez de caminar, de una forma decidida, insinuante…Esmeralda. Cualquier mortal caería rendido a sus pies deseando solo el complacerla, el adorarla…por suerte para mí no soy nada “mortal”.
Salgo al paso, se que lo que voy a decirle no le complacerá, que terminara en una larga, tediosa e infructuosa discusión…pero aun así es mi deber…al menos el de esta noche.

-Creo que necesita estar solo…la muerte no nos afecta a todos igual, estos días están siendo muy duros para el aunque ya esperaba el nombramiento aun debe acostumbrarse a el…

Trato de sonreír, pero estoy demasiado preocupado para que sea creíble, cada uno debe soportar su gran carga, eso es algo que ni yo puedo cambiar.

-Sera mejor que pensemos en cómo ayudarle mientras él se repone, necesitamos hacer cosas, distraer nuestra mente y alimentar nuestro espíritu…seguro que se te ocurren un montón de formas, siempre has sido buena en eso.

Cruzarme a Dominic de camino a la habitación de Hamza me resulta ahora incómodo. La mentalidad religiosa del Furia siempre me deja sin saber muy bien en que terreno moverme, y ya estoy bastante alterada en estos momentos.

- Dominic, angel mío... -me encanta llamarle así, es cariñoso y a la vez burlón hacia sus creencias- ...se que tu intención es noble, pero hay cosas que no comprendes. Ojalá nunca tengas que hacerlo.

La responsabilidad es una pesada carga. No todos están preparados para comprender este hecho. Ojalá nunca me hubiera interesado por ello. Pero se lo que es, y Hamza necesita más que nunca que le abran los ojos. Incluso aunque a cambio me arranque los míos.

- Sejmet está con Steffanie en su habitación ¿Por qué no vas a saludarlas?

Una poco disimulada forma de pedirle que se pierda. Ahora no soy Esmeralda la buscadora de placeres, soy Esmeralda la Sacerdotisa. Y tengo trabajo que hacer.

La lucha interior es intensa pero breve, esta noche no puedo ser el guardián de mis hermanos, ellos comprenden y aceptan su destino, sus obligaciones, su soledad.

Me aparto levemente, y esbozo entonces una leve sonrisa, tan sincera como soy capaz de expresar, no admiro a esta mujer, solo cumple con su deber…pero esta noche se ha ganado mi respeto…por eso no intervendré, ella a elegido su destino y siento que está preparada para afrontar incluso las consecuencias más nefastas.De otro modo me hubiese defraudado…y probablemente yo mismo la habría destruido en este mismo instante, para evitar alimentar una terrible debilidad, que nos habría condenado en un futuro.

-Conoces los riesgos…mas allá de el umbral de Hamza estarás sola, pase lo que pase, será entre tú y el…pase lo que pase…

Mi tono resulta tal vez demasiado sobrio,casi funesto...me inclino entonces levemente,devolviendo el gesto burlesco, y la dejo continuar. Esta noche será una noche extraña…especial…como todas…

Me meto en la cama y dejo que me abrace mientras sonrio

Lo se, pero aun asi esta muy raro. Ademas no se que piensa en ir a verle asi, deberia esperar a mañana cuando se le haya pasado lo que tenga. mi brazo pasa por su espalda como en un calido abrazo aunque nuestros cuerpos hace mucho que ya no lo esten y solo seamos un pedazo de hielo caminante. Miro al techo y cierro los ojos Bueno ya veremos, ahora solo esperemos, si necesita ayuda nos pedira ayuda o eso espero. Buenas noches, que tus sueños sean lo que esperas

Espero a que me llegue el sopor del dia y con ello el descanso que mi cuerpo nunca tendra en la eternidad en que viva.

Su voz rompe el silencio que deja la mía, llenándolo de palabras que me desconciertan.

Cita:

Escucho, tratando de averiguar por fin que siente respecto a todo ésto... Pero lo que encuentro me hace sentir... nervioso.

¿Por qué todos se sienten apartados de mí?

Si se lo permitiera...

No puedo permitirlo... Soy un guerrero. Un Ángel de Caín. No puedo necesitar a otros... Darles esperanzas, hacerles vulnerables en su afecto.

Noto como la sangre me embriaga, aún colérica, extrañamente agitada. Una parte de mí se rebelaría contra todo, olvidando toda responsabilidad.

Otra, me mantiene firme, frente a ti, mientras mi mirada se relaja, sorprendido y menos enojado.

Se aleja de la puerta y casi puedo verla cerrándola... Pero no lo hace. Se mantiene ahí, mirándome, desafiándome.

La ira crece, y mis palabras empiezan a asomar de mis labios cuando ella continúa.

Cita:

Vasily...

Algo parece quebrarse dentro de mí. ¿Cómo iba a estar a la altura? Es imposible... Todos lo saben, yo lo sé. Él era el líder, y ésto me queda demasiado grande... Pero sois mis hermanos, no puedo defraudaros...

Mi mandíbula se tensa, sintiéndome impotente. No quiero responderte, si te dejo ver mis dudas, mis miedos, perderé tu respeto.

Se acerca, y siento su tacto. Mi primera impresión me hace alejarme, aún enfadado, lejos de ella interiormente. ¿Ha venido a mí a recordarme que no soy digno?

Cita:

Su voz parece responderme antes si quiera de poder dudar en mi mente... Sus palabras parecen curar parte de mi dolor interno, llenarme de una seguridad nueva.

Aún así he fracasado en cierto modo.

Si me necesitan, podré fallarles.

En eso consiste la compañía y la necesidad... La verdadera fuerza reside en solitario.

Me aparto un poco de ella, y aprieto los puños, sintiéndome turbado.

Sin embargo no puedo alejarme, porque sus manos me buscan, tiernamente, y me envuelve su abrazo.

En mi pecho hay sentimientos enfrentados... No puedo permitir que nadie esté tan cerca, mostrarme vulnerable... No así. No hoy, alterado por la sangre.

Cojo sus manos, despacio, liberándome de su abrazo, mirándola aún pensativo.

Cita:

Sus palabras casi me hieren. ¿Me teme? ¿Ha temido mi reacción? ¿De verás ha pensado que he amenazado a Sejmet?

Contesto, casi sin pensar, reaccionando.

- Nunca te pondré una mano encima. Ni a ti, ni a los nuestros, Esmeralda. Sois mi familia. Jamás haría nada que pudiera haceros daño.

Mi mirada casi tiembla, intensa, nublada.

¿Acaso no lo teneís claro? Sois mis hermanos, mi familia... Nunca... Nunca os pondría en peligro.

- Si comparto mi sangre con vosotros, si compartís la vuestra, siempre será libremente... Sin Sed, sin Hambre. Sois mis hermanos, os protegería hasta el fin de mi existencia.

A pesar de haberme alejado, y de mi actitud ausente, se acerca a mí de nuevo, y me besa. Confiada, entregada a sus palabras y a sus sentimientos.

Continúo sintiendome confuso, pero veo algo nuevo en ella... Una fuerza y una pasión inquebrantables.

Dudo unos segundos, titubeando.

Cita:

Su voz vuelve a templar la mía, antes de contestarla. Mi mirada busca la suya, para bajar, humildemente, hasta el suelo. La escucho, algo avergonzado.

Esta noche he perdido el control... Y mi hermana ha venido a ayudarme a encontrarlo.

- Buenas noches, Esmeralda.

Mi voz suena dulce, serena, mucho más tranquila.

Espero a que abra la puerta, a punto de marcharse... Y sólo entonces, una palabra nueva la despide.

- Gracias.

Cita:

Sus palabras me tranquilizan. Son directas, firmes, tal como deben ser si son pronunciadas por un líder. Pero, ante todo, sirven para alejar los irrefexivos miedos que me acuciaban. Y no solo son sus palabras. Su mirada es más clara de loque él mismo imagina, de lo que a él le gustaría, y el contacto con su cuerpo me permite sentir su expresón corporal involuntaria. Le hago sentir nervioso, confuso. Eso es bueno, le hace pensar. Mucho miembros de la ecta tan slo reaccionan, llevados por un fanatismo que envuelve todo y anula el pripio pensamiento. Hamza no es así, ahora lo veo, y una cierta tranquilidad comienza a adueñarse de mí.

Cita:

Lo he logrado. He superado mis miedos y admitido mis limitaciones, y he cumplido con mi obligacón. Vasily se sentiría orgulloso de mí, pero lo más importante es que yo me siento orgullosa de mi misma. Puedo partir orgullosa por ello, aunqu en el fondo siento que lo que Vasily piense sobre mí carece de importancia en estos momentos. Él ya no está, su lugar lo ocupa Hamza. Es su opinión la que cuenta. Espero que su idea de mí haya quedado más clara con esta conversación. Espero que sepa realmente que cuenta con mi hombro para apoyarse en los malos momentos.

Me giro lentamente, con la mirada sensual y sugerente clavada en su rostro, sonriendo. No estoy nerviosa, no estoy tensa, estoy absolutament relajada y con la mente ya puesta en la cama de Steffanie, donde podría estar ya si las obligaciones inherentes a mi cargo no me hubieran traído a esta habitación. Aún sí, no me arrepiento, ni lo siento como una carga. Ha sido gratificante hablar con Hamza, mostrarme ante él de esta forma que tan poca gente conoce. Es un alivio, una carga que me he quitado de encima, un descanso que le he ofecido a él también. Quizás un día compartamos cama, Hamza y yo, y compartamos nuestras cargas dándonos descanso el uno a otro. Pero, hasta que ese día llegue, hay dos hermanas esperándome.

Dándole la espalda, me dispongo a cruzar la puerta y salir de su habitación cuando, sin yo esperarlo, oigo una palabra que me hace sentir un escalofrío:

Cita:

Detengo en seco mi sensual caminar, semidesnuda en el umbral de su puerta. Trato de disimular mi sorpresa, manteniendo mi rostro lejos de su vista unos instantes. Solo cuando me repongo a la sorpresa giro un poco el cuello para regalarle una mirada de soslayo, una sonrisa y un guiño.

- Ya sabes donde encontrarme.

La oferta queda en el aire, y yo me alejo por el pasillo dejando su puerta abierta.

Salgo de la habitación del Ductus exultante de orgullo y sensualidad. me detengo en la puerta, girándome ligeramente ante algo que me ha dicho Hamza desde el interior, y respondo con voz cálida y sugerente.

- Ya sabes donde encontrarme.

Me alejo caminando contoneante por el pasillo, en dirección a la habitación de Steffanie. Cuando me marché, merced a obligaciones inherentes al cargo de Sacerdotisa con el que tengo que lidiar, Sejmet estaba en la cama y Steff iba a seguirla. Me pregunto si habrá sitio para mí, ahora.

Cuando entras estamos las dos en la cama calladas, aun hay sitio en la cama. Sejmet descansa su cabeza sobre mi pecho con los ojos cerrados. Al oir la puerta abro los ojos y sonrio llevandome un dedo a los labios y señalandola. Esta abrazada a mi por la cintura.

Al llegar, me detengo en la puerta, depositando el peso de mi cuerpo en mi pierna derecha de modo que mi cadera arqueada resalte de forma exagerada. Poner una mano sobre ella como el asa de una jarra, solo acrecenta la sensación. Observo la escena con una sonrisa divertida. Si no conociera a Sejmet, si no supiera lo que es capaz de hacerle a sus enemigos, verla descansando en ese estado me parcería de lo más angelical e inocente.

Steffanie me pide silencio, respeto para nuestra hermana. Me parece justo. Me invita a acercarme y no me hago de rogar. Vestida tan solo con mis bragas favoritas, me acerco a la cama y me dispongo a tumbarme junto a la Toreador, en el lado opuesto al que ocupa la salvajilla. Al gatear por la cama, buscando el brazo de Steffanie para apoyarme en él bajo su regazo, me acerco con tranquilidad a su rostro y le doy un beso. Corto, rápido, suave. Un beso "de buenas noches", dado con naturalidad, pero con ligeros atisbos de la sensualidad que me es tan propia. Me recuesto entones con mi cabeza en su hombro, muy cerca de su cuello, y mi mano serpentea por su vientre hasta la cabeza de Sejmet, cuyo pelo comienzo a acariciar introduciendo mis dedos en su espesor.

- ¿Me habéis echado de menos? -Es un simple susurro. No quiero molestar a mi hermana dormida.

Sonrio acariciandola la mejilla durante el beso y mirandola a los ojos Un poco, espero que todo haya ido bien te miro de reojo. Mi dedo acaricia distraidamente tu hombro con la punta bajando y subiendo en una linea no trazada mientras noto como poco a poco el sopor me puede, se acerca el amanecer y nuestra hora de descanso, de abandonar este mundo unas horas para el descanso que se nos privo al nomorir hace tiempo. Buenas noches hermanas murmuro mientras noto como ya no puedo mantenerme despierta por mas tiempo hundiendome en la negrura de mis sueños no soñados.

Cita:

Esas palabras me acompañan en mi duermevela. Espero que todo haya ido bien. Hacen asomar una sonrisa a mi rostro, llena de ternura y alegría. Que todo haya ido bien. Si, todo ha ido bien, mejor de lo que esperaba. Todo haya ido bien. No podría ir mejor...

Ni siquiera puedo ni quiero seguir pensando en ello. Prefiero sumergirme en el placer el descanso, satisfecha por lo obtenido en esta gloriosa noche. Sumergirme en el descanso eterno, eternamente repetido.

Empiezo a parpadear a la noche siguiente, las tres abrazadas unas a otras entre las mantas con las que casi me he anudado.
Aparto la mano que Esmeralda sigue teniendo sobre mi cabeza para dejarla sobre el pecho de Steff con una risa traviesa antes de levantarme en la cama.

-Arriba todas, no se vale hacerse las perezosas- digo mientras doy varios saltos que mueven todo el colchón y a sus ocupantes aunque sé sobradamente que si siguen en sopor no servirá de mucho pero no importa.
Doy un salto con pirueta incluida para bajar de la cama y a punto estoy de partirme de crisma pero sólo doy un traspiés aterrizando cerca del equipo de música.
Busco nuevamente entre los cd's de mi hermana favorita hasta que me decido por uno subiendo el volumen para que se oiga en todo el pasillo, moviendo la cabeza al mismo ritmo y saliendo de la habitación dejando la puerta abierta para poder seguir escuchando mientras me dirijo a la mía.

Una vez allí dejo también al puerta abierta y rebusco por el armario hasta encontrar lo que tengo en mente para la posible Danza del Fuego, aunque si no se hace... Me atrae la idea de retar a alguien al ring, veremos cómo se levantan las bellas durmientes.

Saltos en la cama y musica a todo volumen Sejmet, todos sus despertares son iguales. Abro un poco los ojos para ver como sale de la habitacion, me giro y me topo con Esmeralda. Es verdad, anoche...

Buenas noches, espero que hayas dormido bien digo apoyada en el codo y miro hacia la puerta. Hoy tenemos una pequeña fiesta por si no lo recuerdas, tendremos que prepararnos sonrio mientras el pelo me cubre parte del rostro. Nuestra pequeña hermana se ha ido ya

El silencio deja paso al infernal ruido al que Sejmet llama música, no directamente, sino a través de la espesa bruma que tengo que atravesar para salir de mi Letargo. La misma bruma que deben recorrer mis ojos para salir de la oscuridad y permitir que vea la luz una noche más. Una más, de las infinitas que me quedan por vivir.

Siento mi mano reposada en el pecho de Steffanie, agarrada a su redondez y tersura como lo haría un amante ¿La he puesto yo ahí? Creo recordar que no. Y se que no me muevo durante el Letargo, de modo que una pequeña risita se me escapa al imaginar a nuestra hermana moviendo mi mano como si de un juguete se tratara, solo para divertirse cuando despertemos. Ahora ella no está con nosotras, ahora recuerdo que el lugar donde estaba mi mano era su pelo, y no el pecho de Steff. Pero no me apetece levantarme, estoy muy a gusto en la cama, sin que nada cubra mi piel salvo mis braguitas y un pedazo de fina y suave sábana, abrazada a mi hermana con una mano en su pecho.

Cita:

La Danza del Fuego no corre prisa, puede esperar. Nada obliga a celebrarla a primera hora de la noche. Cierro los ojos y decido esperar hasta que no quede más remedio que abandonar este plácido lecho.

- Hmmm... ¿Qué prisa hay? Podemos empezar más tarde... Que Sejmet se ocupe de avisar a los demás, y mientras estate quieta y quedémonos aquí...

Me rio ¿Estas segura que quieres que me este quieta? pregunto con un leve arqueamiento de ceja. Mientras recorro con mi dedo las curvas del rostro de la frente a la nariz, a los labios a la barbilla bajando y parandome en el cuello

No me contestaste ayer, si no quieres no me contestes. Y no se yo si deberiamos que los despertara, sabes como son sus maneras me inclino un poco quedandome a unos centimetros de tu rostro con el pelo acariciando tu piel ¿quieres que me quede quieta?

Me visto con cierta velocidad, nunca he sido de fijarme demasiado en los detalles aunque admito que esta vez me he puesto bastantes capas de camisetas hasta conseguir un resultado que me satisficiera debajo del corsé.
Recojo el pelo algo alocadamente, mi estilo habitual, con mechones sueltos y revueltos que dejo detrás de las orejas antes de salir al pasillo.

Salgo al pasillo y me doy cuenta de que todavía no ha salido nadie pero bueno, no me sorprende demasiado, apuesto a que ya están "jugando" a sobarse y esas cosas que suelen gustarle tanto a Esmeralda.
Me encojo de hombros y me dirijo a la habitación más cercana.
-Toc toc- digo en voz alta mientras entro mirando las cortinas y cojines variados del cuarto de Hamza, con ese intenso aroma a incienso que en realidad nunca ha acabado de convencerme.
Arrugo un poco la nariz y me desvío hacia su cama dónde todavía yace tumbado y medio aletargado.

-Hamza...¿te vas a apuntar a lo de la danza del fuego o no?- le pregunto esperando una respuesta mientras me pongo en cuclillas haciéndole cosquillas en la cara con la manga colgante de mi camiseta. A veces soy todo un incordio...

Cita:

Esa es una buena pregunta. En realidad se que no es una pregunta, sino una oferta y una provocación. Pero la pregunta es buena. Yo misma comienzo a hacérmela, mientras abro los ojos, ya más despejada. veo su rostro, tan cerca del mío, y su mano, deslizando un dedo por mi rostro. Mi piel siente un escalofrío, la necesidad de más. Todo mi ser lo pide a gritos.

No, no quiero que se esté quieta.

Cita:

Se rompe la magia del momento, aunque una parte de mí lucha por no perderla. ¿Contestar? ¿Contestar a que? La neblina va desapareciedo poco a poco, permitiéndome recordar. "Espero que todo haya ido bien", me dijo. Quizás debería haber contestado a eso. Quizás la pregunta provenía de su preocupación, una preocupación que yo podía haber disipado.

- Todo fue como la seda, amor -Desciendo la mirada hacia su pecho, donde aún tengo mi mano apoyada. Libero el suave agarre y comienzo a deslizar mi dedo índice trazando circulos alrededor de su pezón rosado y tierno. Suave, muy suavemente...- Suave como la seda.

Cita:

- Mejor... -Deslizo mi otra mano bajo su cabeza apoyada, introduciendo todo mi brazo bajo ella hasta que queda recostada casi sobre mi hombro, fundidas en un semiabrazo- Así tendremos más tiempo para nosotras...

Cita:

Su rostro tan cerca del mío, sus labios totalmente al alcance ¿Hay mejor forma de despertar? La excitación crece en mí mientras recorro el escaso espacio que separa nuestros labios, uniendo los míos a los suyos. Mi lengua acaricia su labio inferior al separarnos, una lengua humana para no incomodarla, suave, húmeda. Al retraerla al interior de mi boca, clavo un colmillo en ella, haciendo brotar pequeñas gotas de mi sangre.

- Claro que no...