Partida Rol por web

Bien, el chico ya estaba informado...Espero llegues Michael...

Gabriel se giro y le tomo las manos a Esperanza...No te preocupes, Alfredo se encargara de todo, pero si puedes ayudarme en algo...el chico beso una de las manos de Esperanza...Sonrie...por favor...asi mantienes iluminado mi dia...Entonces le sonrie mientras la mira fijamente a los ojos...

Sus ojos se entristezieron un poco al saber que no podría ayudar en los recados, pero el sentir el beso en el dorso de sus manos hizo que ella se sobresaltara un poco por la sorpresa hasta llegar al punto de sentir que sus mejillas eran adornadas por un color carmesi, no estaba acostumbrada a recibir esa clase de tratos por parte de los chicos -C-claro...sonreíre para ti...s-solo p-para tí...así tambien podre verte feliz- hablaba con cierto nerviosismo en su voz y más al sentir la azulada mirada sobre ella mirandola fijamente logrando que los colores se le subiesen un poco más junto con una tonta pero linda sonrisa.

Rápidamente el timbre sacó a Esperanza de sus pensamientos, ya era hora de volver a la clase y el pequeño pasillo empezaba a llenarse de alumnos que volvían para la segunda mitad del día.

Entre los alumnos que entraban a sus salones una chica de cabellos dorados miro de mala gana a Esperanza y le dedico una sonrisa a Gabriel, rápidamente dobló para el otro lado alejandose de los salones, y subiendo al segundo piso, donde los más grandes tenían clase.

Luego de ese breve momento extraño los adscriptos empezaron a pedirles que por favor entren a la clase, y no pudieron criticarles nada.

La segunda mitad de la clase fue tan aburrida como la primera, pero les pasó rápido pensando en que al sonar el timbre faltaría menos para la fiesta en la casa de Gabriel.

Al sonar el timbre la gente empezó a abandonar el colegio.

¿Esperanza, te vas conmigo a casa?...Alfredo debe estar esperando afuera... asi me ayudas a revisar que todo este en orden para la fiesta...

Gabriel, aun pensaba en la chica que miro extraño a Experanza, jamas la habia visto, bueno el no tenia ojos mas que para su linda amiga...y para Anastasia que siempre andaba junto a ella...

¿Eh? Por su puesto, te ayudare con gusto...solo deja que recoja unas cosas- decía Esperanza con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a su casillero y sacaba de este los patines que guardaba con cuidado en su morral que tenia gran espacio para ellos, pero mientras ella realizaba esta pequeña tarea...su mente estaba pensando en la chica rubia que le había dirigido una mirada nada agradable -"¿Que rayos eh hecho para que ella me mirara de esa manera?...Sera que...¿Gabriel la conoce?"- Dejando de lado ese pensamiento, termino de empacar sus cosas y tomo la mano izquierda de su pequeño amigo con una sonrisa -¿Nos vamos? 

Anastasia estaba distraída, se había pasado las clases anteriores terminando un dibujo que había empezado si ndarse cuenta pero que acabó terminado durante las horas de tortura.

Su don para el dibujo era impresionante su mano se movía por el lienzo como la brisa fresca mueve la hierba. Sonrió levemente y abrazó su dibujo para guardar su cuaderno en su mochila. Observa como sus compañeros de clase se alejan, su primera reacción es echar a la carrera para alcanzarles, torpe e irregularmente va dando trompicones hasta parar en seco hasta el punto de perder la estabilidad y caer dando golpe en el suelo con el trasero. Saca la lengua y se levanta jejeje que torpe, bueno, ¿Vamos a tu casa ricachón? Se nota la inocencia en su palabras dichas con su humor espontaneo y simple.

Una ráfaga de viento sopla en su rostro, A la vez que su sedoso pelaje ondula ella cierra los ojos y deja sentir el viento. Siempre a amado éste vital elemento que le alegra hasta los días más duros.  

En medio de la caminata que estaba teniendo con Gabriel por el patio de la escuela, estaba por terminar ya que estabamos llegando a la entrada, pero instintivamente me detube al escuchar la voz de Anastasia junto con sus pasos apresurados en son de alcanzarnos...

Mis ojos se posaron en la figura de mi amiga con su trotar algo torpe que como consecuencia diaria, caía sobre su propio trasero provocando que me doliese más a mi al ver la caída que a ella -¿Estas bien? Ten más cuidado al correr Tasi, sabes que me preocupa mucho cuando te golpeas de esta forma- decía esperanza con toda su ternura y preocupación por su amiga.

Le tendi la mano a Anastasia para ayudarla a ponerse de pie...Eres muy descuidada, debes tener cuidado, podrias lastimarte gravemente...Le sonrei...

Una vez de pie les ofreci mis brazos a las chicas para que se tomaran de él...Bien Señoritas, ¿nos vamos para preparar todo?...Alfredo el mayordomo y chofer de Gabriel les esperaba en la entrada junto a la puerta del vehiculo...

Miré como todos comenzaban a salir del salón y bueno, tenía la idea de salir con ellos y caminar sonriendo de cualquier cosa, pero al final no era mi estilo. Lo se, lo intento, pero no va conmigo. Tome mi bolígrafo y comencé a divagar en mi pensamiento y a hacer una introspectiva y volando, volando...

mis pensamientos me llevaron a puertas cerradas en la memoria, sellos de la mente. Vi como la luna se ponía en la noche y una mujer con el vestido de la luna y un báculo rosado en sus manos. La acompañaban figuras aladas, pero no reconocí sus formas. Fue entonces cuando la energía de la visión cambio y todo comenzó a revolverse, algo se había desatado y entonces... 

se callo el bolígrafo al piso y volví al salón, vacío y al parecer ya hace un buen tiempo todo el mundo había salido. Arregle mi morral y salí del Instituto.

Cogí un taxi a mi casa. Tomé detenidamente la tarjeta de Gabriel y la bote por la ventana. 

- No me gustan las cosas ostentosas. Miré por la ventana y esperé hasta llegar a la casa León.

Ya en el hogar, entre y me recibió como de costumbre Helena, la empleada del hogar. Camine hacia el vestíbulo y luego a la sala de televisión en donde estaba mi madre. 

- Hola. Tomé asiento y prendí la tv.

Estacionada arriba de la vereda del colegio se encontraba uno de los tantos autos negros de la familia Knigth, Alfredo los esperaba con la puerta abierta.

Buenos días señorita Blank, señorita Michels, Sr. Knigth

El resto de los jovenes del colegio quedan con los ojos como platos ante el auto, y la cordialidad de Alfredo, si bien algunos ya estaban acostumbrados otro aún no podían creer que Gabriel viviera con tantos lujos.

Luego de saludarlos Alfredo les hace un gesto invitandolos a sentarse.

El viaje fue realmente corto, al punto que perfectamente podían haber ido caminando, aunque el viaje entre los árboles de la avenida 19 de Abril lo valían.

La casa de Gabriel era una mansión de 3 plantas, con una entrada de piedra, y un camino que llevaba al patio donde guardaban el auto, allí fue donde Alfredo los dejó.

Sientanse como en su casa señoritas, cualquier cosa que necesiten pueden llamarme.

Desde el patio se podía ver la iglesia Carmelitas en todo su esplendor, además de tener unos cuantos bancos, hamacas, y una picina, la entrada a la casa desde el patio consistía en 4 escalones de piedra que llevaban a la cocina.

Anastasia sale del coche boquiabierta ¡Que chula! Coge a ambos chicos de las muñecas y entra dentroo, Bueno como delegada me encargaré de daros el trabajo que os corresponde para organizarlo todo: Esperanza tu encárgate  conmigo de los decorados, Gabriel invitado Rápido 

A veces el puesto cómo delegada le hacía ser mandona, pero se sentía responsable de la fiesta. 

Anastasia, por favor...Gabriel se acerco y le tomo de una mano...Para eso esta Alfredo, hay suficientes sirvientes en la casa para encargarse de todo, ven acompañame...Mira a Esperanza y cambien le coge de una mano...

Vamos al jardin, esperemos en la terraza mientras llegan nuestros compañeros de clases y el invitado de honor...

Alfredo se habria encargado de todos los detalles, solo faltaban los invitados y Michael...al llegar al jardin, una piscina y una terraza con finos muebles acogian a los visitantes, una sirvienta estaba ala espera de alguna solicitud por parte de los dueños de casa o un invitado...

Por favor Srta. Rocio, podria traernos a mis compañeras y a mi, algo de beber...Chicas pidan lo que quieran...

Los años pasaron pero por tu cualidades mágicas de guardián pudiste sobrevivir más que los seres humanos, tu vida cambió desde el momento en el que Sakura y Syaoran fallecieron, si bien ellos habían dejado hijos, las cartas desaparecieron con sus dueños, por lo que dedicaste años a buscarlas para ayudar a quien espere ser su nuevo dueño.

Este viaje te llevó por todos los continentes, buscando fuentes mágicas o personas con una grán capacidad mágica, pero no lograste encontrar nada, hasta ahora.

Te encuentras en lo alto de un campanario de la iglesia de las hermanas carmelitas, mientras buscabas por Uruguay alguna fuente mágica decidiste ese lugar como lugar para descanzar. Ya que podías ver la parte más tranquila de la ciudad en todo su explendor, y porque rara vez subía alguien allí, solo algún cura cada un tiempo para verificar que las cosas estén bien.

Esa misma tarde sientes lo que te parece que puede ser una fuente mágica en alguna de las casas, pero no estás seguro de en donde.

Una mujer de cabello cataño con un delantal se acerca.

Como usted quiera Sr Knigth.

Luego mira a Anastasia y a Esperanza.

¿Puedo servirles algo chicas?

Por más que te sientes a ver la Tele, no logras encontrar nada interesante, al parecer la televisión uruguaya a esas horas no es más que puro chusmerío, por lo que empiezas a ver por la habitación si podes encontrar algo más interesante que hacer.

Tus ojos se posan en tu arco y tus flechas, sientes que sería más interesante salir al patio a practicar un poco. Además algo bien adentro tuyo te dice que deberías ir a la fiesta que te prepararon tus compañeros, si lo hicieron fue por algo.

Al estar en ese lugar podía ver toda la ciudad y sentir también las fuerzas mágicas, hasta ahora habían sido todo falsas alarmas, pero quizás esta vez podría encontrar algo interesante.

Me decidí a saltar y dirigirme hacia las casas a fin de poder sentir mejor aquella energía que llamaba mi atención...

Habiamos llegado rapidamente a la casa de Gabriel...y la verdad aunque ya hubiese venido a este lugar más de una vez, me seguía sorprendiendo la grandeza de este lugar en cuanto a su amplitud...pero lo que más me gustaba era el gran jardin que tenian al frente de la casa adornado de muchas flores...

Al llegar a la terraza, lo primero que hice fue acercarme un poco para observar el gran jardín que rodeaba el camino hacia la masion y los alrededores de la piscina -Simplemente este es el jardin más hermoso que eh visto...- decía con un suave suspiro mientras me sentaba en una de las sillas y dejaba que el aroma de las flores me rodiasen en su totalidad hasta que escuche la voz de la srta Rocio por lo que entre abrí un poco los ojos y llevaba el dedo indice de mi mano diestra a mis labios en forma pensativa ante su pregunta -A mi me gustaria tomar un jugo...puede ser de cualquier sabor- decía con una pequeña sonrisa de forma descomplicada.

Como no señorita Blank ¿y usted señorita Michels?

Rocío se acerca a Anastasia como si fuese a leerle el pensamiento.

Lo normal se estaba haciendo aburrido, la monotonía de la televisión, del diario vivir se estaba tornando tedioso. Caminé por la casa y llegue a mi habitación. Tomé el arco, me cambie el uniforme para utilizar mi ropa cómoda, baje al patio donde tenía mi lugar de entrenamiento apropiado ya que la familia Leon tenía suficientes recursos como para tener un lugar adecuado para la practica del tiro con arco.

- ¡No me interesa!. Dije mientras mandaba una flecha y quedaba en todo el blanco. Aún cuando era una expresión vacía, mostraba lo poco placentero que sería para mi ir a la fiesta, conocer a esos muchachos vanos y vacios y hacer amistad con personas que no me podrían aportar nada.

Prefiero estar solo. Sequé mi sudor y deje la practica con arco. Tomé una ducha y me vestí para salir.

Voy a salir al parque. Dije en tono alto para que Helena o mi madre me escucharan. Cogí la cicla y salí del lugar despacio, viendo la noche y dejándome seducir por ella.