Partida Rol por web

Se nos unieron el otro humano y el mediano, todos tenían buenos deseos para con el nuevo día – Así es, yo también estoy impaciente – le respondí al de mi raza

Cuando ya estuvimos todos, el chico nos llevó hasta la casa del mago, me quedé sin aliento, no era grande, pero era hermosa y sin duda la construcción más curiosa que había visto.

Y por si no fuera poco olía a delicioso desayuno, sin poder evitarlo se me hizo la boca agua, pero por el momento no me atreví a preguntar, simplemente esperé instrucciones.

Radagast aparece desde su alcoba, y sin ceremonia alguna se sirve el desayuno, animándoos a hacer lo propio.

Hay que estudiar la mejor ruta, dice a modo de preámbulo. Desde aquí hasta Ceber Fanuin debe haber unos 360 Km a vuelo de pájaro, pero atravesar el bosque Negro meridional en línea recta es cualquier cosa menos fácil, dice buscando un mapa [el que os he puesto en "Mapas"].

Veamos, continúa, una forma sería ir al oeste, a buscar el Anduin, y descender por él hasta la altura de Dol Guldur; al ir corriente abajo ganaríais tiempo, pero precisamente en esa parte del valle, el río se va alejando del bosque Negro y se acerca a Lorien, que en este caso no es la dirección que os conviene.

También podríais seguir la linde oriental del bosque hasta más o menos Dol Guldur y luego tomar dirección este desde allí. Es más largo, pero es mejor camino, y desde Dol Guldur hay muchos senderos que parten en todas direcciones, seguro que alguno os lleva al este.

Un aviso: Dol Guldur está deshabitado desde que Gandalf hizo huir al Nigromante, pero eso no quiere decir que se pueda pasear por allí sin más; evitad la colina y toda ruina que veáis, puede haber aún siervos del maligno que no huyeran con él.

La palabra Nigromante hace que los ojos de Borgil se estrechen y su mirada se vuelva acerada Si hay siervos de esa escoria que se cruzan en nuestro camino, desearán no haberlo hecho murmura entre dientes el elfo mientras mira el mapa

Su mirada se posa en la de Radagast y, tras respirar hondo, parece que el ánimo del elfo se relaje, acercándose a tomar algo de desayuno y todo

Agradecemos el consejo, maese Aiwendil. Vos sois mucho más sabio que todos nosotros juntos, por lo que vuestras palabras valen más que el oro para nosotros dice con gran educación Borgil, al que le es mucho más fácil llamar al Istari por su nombre élfico que usar el que le dan el resto de razas

¿Más consejos que podáis darnos acerca de nuestra misión? añade, mientras le lanza la manzana que le tocaba a él al mediano, con una media sonrisa

Saludé a Radagast con una ligera inclinación de la cabeza y este pasó casi directamente a la posible ruta que debíamos de tomar, tras valorar todas las posibilidades como participante di mi opinión.

- Dado que se trata de un viaje largo, las dificultades de atravesar el bosque y lo de acercarse a Lorien… yo me inclino por seguir el linde oriental hasta Dol Guldur – me había movido varias veces bordeando el bosque y sabía que por allí se podía avanzar rápido

El elfo se mostró muy confiado, yo era más prudente en palabras y no dije nada sobre posibles enemigos.

Que tarde o temprano os encontraréis con enemigos, eso dadlo por descontado.Tened cuidado con las arañas, y no descartéis la presencia de olog-hai*.

Por lo demás, Huinen el Vidente tenía fama de extraño ya en tiempos de Oropher, y es posible que sus manías hayan aumentado con el paso de los años. Llevadle esto en señal de que venís de mi parte. Entrega a Borgil un delicado brazalete de madera finamente esculpida, de factura claramente élfica. Y decidle que, con el brazalete puesto, mire en dirección a Rhosgobel desde su mirador.

En silencio voy escuchando tanto los distintos pareceres de mis compañeros, como los de Radagast el pardo. Con el ceño fruncido, examino las posibles rutas de aproximacion en el mapa desplegado sobre la mesa. Finalmente, lo primero que hago antes de hablar, es servirme un buen jarro de leche fría. Pues mis tripas, empiezan a resultar un incordio.
Tras acallarlas, alzo al fin la vista del mapa y tras agradecer el refrigerio al mago con una leve inclinación de cabeza, me giro hacia nuestro compañero elfo pues he escuchado su voz.
Cuidado compañero. No aceptes tan a la ligera el combate contra un Olog Hai. Son algo mas que Trolls comunes de las cavernas. Soportan la luz del día y son astutos además de malvados. Toma mis palabras como un consejo pues solo son eso.
Dicho esto, me giro hacia Emeldur antes de proseguir.
También opto por seguir el lindero del bosque. Es la ruta mas rápida y me parece a mi, que urge cumplir con esta misión.
Dichas estas palabras, callo esperando los pareceres del resto de compañeros. Momento que aprovecho para agarrar un bollo de pan recién hecho y acabar con el en un par de bocados para terminar de silenciar a mis tripas.

—¡Cualquier cosa mejor que subir en esos inestables trozos de madera sobre el agua! —exclamó Anar ante la posibilidad de descender el río Anduín—. Demasiado importuno es tener que caminar entre hierba en lugar de piedra como para arriesgarnos a naufragar. Todo el mundo sabe que los enanos no estamos hechos para el agua.

El enano hablaba despreocupado mientras masticaba un trozo del pan recién horneado.

—Esas criaturas Olog-hai no son mucho más listas que el resto de los trolls y sobre todo, no tienen la misma habilidad que nosotros. No tenemos de que temer —vuelve a bravuconear otra vez mascando pan.

Till aprovechó la licencia del mago a desayunar para apresurar la velocidad de su deglución. La comida se iba acabando, o al menos disminuía en cantidad, pero el mediano no frenaba sus mandíbulas. Después de todo, ya casi es hora del segundo desayuno!

Observó el mapa por entre los brazos de los altos hombres, el elfo, y el enano que era una pared comparado con él. Estos pies siguen cualquier camino. Su cara se volvió hacia Radagast, sin embargo. Con tanta distancia y peligros, por qué no enviar un ave? O una docena, para asegurarse de que alguna llegue a destino?

Viendo que mis compañeros se animaban a comer tomé un poco de pan y me serví un baso de leche, estaba todo riquísimo.

Radagast nos enumeró alguno de los enemigos con los que nos podríamos topar, ni arañas ni Olog-Hai eran de mi agrado, los primeros por lo traicioneros, los segundos por su enorme fortaleza, pero esto no iba a menoscabar mis intenciones.

- Iremos con cuidado, tendré siempre una flecha preparada – le entregó un brazalete al elfo – por el linde podemos ir más alegres, pero cuando nos adentremos en el bosque tenemos que intentar ser lo más silenciosos posible – al menos esa era mi perspectiva.

Sonreí con las palabras del enano, referente a las barcas – No creo que sea necesario tomar esa ruta amigo enano – que luego demostró su valor con lo que dijo de los Olog-Hai

Con tanta distancia y peligros, por qué no enviar un ave? O una docena, para asegurarse de que alguna llegue a destino?

Ya lo he hecho, replica el mago, pero razonar con un ser inteligente es algo que sólo está a la altura de otro ser inteligente.

(Mira al hobbit de arriba abajo y sus hombros se encogen levemente, tras lo cual sonríe)

Mis criaturas pueden llevar recados, pero no son buenas a la hora de explicarse, sobre todo si no se entiende su idioma más allá de emociones básicas como hambre, miedo o dolor.

Por ejemplo, maese Till, ¿cómo explicaríais a alguien que es ciego de nacimiento el color azul?

Comprendo.
Añado yo tras las palabras del Mago.
De ahí la necesidad de enviar un grupo de exploradores, podríamos decir, a cumplir con el encargo.
Vuelvo a mirar por la ventana hacia el sur. Y puesto que momentaneamente, mi rostro queda oculto a la vista de mis compañeros y el mago, me permito una torva sonrisa. Es muy posible, que el viaje resulte mas interesante de lo que pudiera parecer.
Tras esta reflexion, me vuelvo a girar para añadir.
Creo que todos aquí nos damos cuenta tanto de los peligros como de la importancia del asunto. Pues bien, desearía poder partir al anochecer, oculto de posibles miradas indiscretas y también, provisiones para el viaje. Pues una vez que tengamos que adentrarnos en el bosque, no creo que nos resulte posible cazar.

El hobbit acarició la punta de su nariz con el pulgar, en forma reflexiva. Tanto que ni siquiera oyó las palabras de Menelcar. La pregunta del Mgo era buena, muy buena.

Tras un instante, sonrió y se encogió de hombros. Supongo que no podría. Pero si ese ciego solo tiene que llevarle un recado a otra persona como yo, dotada de la vista, podría explicarlo como "el color del cielo despejado".

Satisfecho con su propio ingenio, el mediano colocó las manos en su cinto y se pavoneó ligeramente. Luego se dió cuenta de que esto no era una taberna y que una gracia podía no ser festejada, por lo que ocultó el rubor de su cara tras una taza.

- Si el brazalete es una señal de nuestro envío, cuál es el mensaje, maese Radagast?

Me limito a arquear una ceja tras la demostración de ingenio del hombrecillo. Y dando un paso al frente, digo.
Ya se ha dicho. El brazalete en cuestión, que porta nuestro compañero elfo, es una señal para ese vidente, que le indicara fuera de toda duda de parte de quien venimos.
Y en cuanto al mensaje, ya lo oíste. Es escueto pero claro. Que se limite a mirar hacia aquí, hacia Rhosgobel con el objeto colocado en su muñeca.
Lanzo una mirada hacia el mago y me encojo levemente de hombros.
Extraño cometido desde mi punto de vista. Pero no obstante, no soy quien para juzgar el encargo de un mago.

Till mordió su labio inferior. Solo eso? Oh... parecía desilucionado. Tanta charla sobre explicar algo complejo a un pajarillo, y el mensaje es que mire hacia aquí? 

Se retiró unos pasos, mientras comprobaba una hilacha en su capa. Por lo bajo musitó: Mirar hacia aquí. ESO puede hacerlo un pajarillo.

Radagast sonríe al ver la cara que pone Till, en verdad Gandalf tiene razón, hay bastante más en los periannath de lo que se puede ver a simple vista, murmura para sí.

Maese Till, creo recordar que en la Comarca se cultivan cebollas, ¿no es así? Bien, no penséis que una vez eliminada la capa exterior no existen más capas interiores. Hay varias, a diferentes profundidades, y lo que se oculta debajo de cada una queda escondido hasta que se pela.

Pues bien, las aventuras son como las cebollas, hay que pelarlas bien, y a veces se llora al hacerlo. 

- Cebollas... mmm... 

La cara del mediano se ilumina. Conocen el cuento de Hilly y la Cebolla Parlanchina? Es sobre un muchacho, un carro y su cargamento de cebollas...

Aunque desconocía los motivos que podía tener el otro humano para evitar miradas indiscretas, no tenía inconveniente alguno en partir de noche, además parecía muy organizado.

El mediano estaba resultando muy divertido, y atrevido, yo no me hubiese atrevido a sugerir otras opciones al mismísimo Radagast a quien le presumía que lo tendría todo muy bien atado.

Sonreí con las palabras de gran mago y ya me reí a carcajas con lo del cuento del mediano, le di a este una pequeña palmadita en la espalda – Guarda esa historia como un tesoro, pequeño Till, el viaje es largo y habrá tiempo, además de que será placentero, escuchar todos tus cuentos

El elfo se había limitado a callar y escuchar el diálogo entre sus compañeros y el Istari con una media sonrisa en el rostro.

Se limitó a asentir a las palabras de Menelcar sobre partir de noche, y cuando éste se refirió al encargo del mago como extraño ahí ya su sonrisa se hizo visible de oreja a oreja

Pocas de las cosas que hacen Aiwendil y sus pares pueden ser calificadas de normales incluso por los Primeros Nacidos dice Borgil con una cortés inclinación de cabeza hacia Radagast pero si ése es su encargo, lo cumpliremos y seguro que Huinen lo entenderá en cuanto mire hacia aquí.

Por lo demás, apoyo la medida de partir entre sombras. Puede que Mithrandir haya expulsado al Nigromante, pero sus rastreros agentes muy seguramente siguen con los ojos abiertos para comunicar cualquier nueva que les parezca de interés...

—Perdemos demasiado tiempo hablando aquí. Maese Radagast, si no tiene más que contarnos lo mejor será que partamos lo antes posible. Antes salimos, antes traemos noticias —dijo mirando uno a uno al resto de sus compañeros de viaje—. Podemos viajar de noche o de día... o ambos si fuera necesario.

Cuando el mago replica hablando sobre cebollas, a mi ya es que se me escapa una leve tos, que oculto tras la diestra. Y recuperada la compostura, escucho los pareceres de los presentes.
Una vez oídos a todos, vuelvo a intervenir.
Si no hay inconveniente por parte de alguno de los presentes, sea. Al anochecer entonces.
Y en cuanto a las provisiones, desearía que fueran resistentes al paso el tiempo. Cram enano y frutos secos al igual que carne seca también.
Podremos cazar de camino al sur. Pero no creo que podamos abastecernos de carne fresca una vez que estemos en el interior del bosque. Menos todavía, si hemos de pasar cerca de la torre de la hechiceria.
Pues como muy bien ha dicho Borgil...
Y miro al elfo al nombrarle.
Dol Guldur dista mucho de ser un lugar pacifico precisamente.