Partida Rol por web

Tanto Menelcar como Borgil contemplan detenidamente las torres del bastión de Nigromante y sus alrededores y, pese a que éste se halla ostensiblemente deshabitado, captan detalles poco tranquilizadores: se ven señales del paso reciente de criaturas bípedas, no muchas, pero las hay.

Habríais de bajar a comprobarlo, y eso os expondría a la observación desde la fortaleza.

La marcha no iba mal, se avanzó a buen ritmo, y por el momento sin ningún encontronazo ni problema, lo que era muy positivo.

Y aunque el cansancio iba haciendo mella en nosotros íbamos descansando de tanto en tanto para cazar y recuperarnos, el camino era largo y había que dosificar.

Menalcar y Borgil se ofrecieron para echar un vistazo por los alrededores de Dol Guldur, pensé que con que dos otearan ya habría suficiente, así que esperé a ver que nuevas traían, aún nos quedaba algo de viaje hasta nuestro destino – Id con cuidado, mejor no llamar la atención

El elfo le hace un gesto mudo a su compañero, para ver si podían trazar una ruta que quedara fuera de la visión de posibles guardias desde aquellas atalayas...

Y efectivamente. La visión que tenemos delante, no solo no resulta tranquilizadora si no mas bien, alarmante.
Tanto mi compañero elfo como yo, detectamos un rastro. Tan obvio que podemos distinguirlo desde la distancia. Y mientras Borgil, contempla con detenimiento el entorno, quizás buscando posibles vías de acceso, yo retrocedo un paso y me giro para mirar a nuestros compañeros.
Sin pronunciar ningún sonido, únicamente por señas, les indico la causa de nuestra repentina alarma. Y ya que estoy, voy comprobando que mi hacha, se desliza con suavidad en su correaje. Pues es muy posible que no tarde demasiado en necesitarla.

El mediano había conseguido un tronco donde sentarse y descansar sus doloridos pies. Sacudiendo los dedos para aflojar la tierra del camino, las palabras de Borgil y luego los gestos de Menelcar lo asustaron... todo el bosque era atemorizante. Cada sombra hablaba de misterios que incluso el viajante prefería ignorar...

Till rebusca un poco por donde se ha sentado, porque algo duro le molesta en las posaderas, y encuentra un trozo de un broche basto de hierro, de los que usan los orcos para los cintos de sus espadas. No puede llevar allí más de un par de días.

Por las señas me acerqué a ver que habían descubierto, paría haber un rastro, indistintamente de su se trataba de seres con buenas intenciones o no expresé mi opinión en susurros.

- Deberíamos evitar cruzarnos con quien sea el autor de ese rastro, la prioridad es el mensaje de Radagast ¿no?

Till levantó el broche a la luz. Tosco, burdo... Maeses aventureros... esto les dice algo? No puede haber estado aquí más de un par de días o tendría más oxido...

Seguramente alguien podría indicarle su procedencia. Lo que quedaba claro era que no eran los únicos por los alrededores.

Borgil se acerca rápidamente y en silencio a Till, y mirando la hebilla, reconoce la factura de inmediato Orcos, esto confirma nuestras sospechas le susurra

Y mirando a los demás asiente El mensaje es nuestra misión, no hay más que hablar. Ahora veamos si podemos encontrar una senda que esquive a esas criaturas malvadas...

Después del descubrimiento del mediano y las alertas de Borgil y Menelcar el enano empuñó rápidamente su hacha.

—¡Huir de los orcos decís! ¿Por qué deberíamos hacer tal cosa? No nos supondrá mucho retraso acabar con ellos y seguro que el mago pardo nos lo agradece —dijo avanzando unos pasos hacia la posición de vigía.

Seguidamente miró al resto.

—¿De verdad vamos a dejarlos de lado? —preguntó sorprendido.

Borgil no puede sino sonreír ante la actitud del enano, pues en verdad su corazón le pide lo mismo

Mi buen camarada, ten por seguro que nada le complacería más a mi arco que hundir un buen montón de flechas en esos esbirros del Nigromante, pero como bien ha dicho Emeldur... el elfo hace una pausa para dejar ir un suspiro el mensaje es lo primero, y hasta mi arco sediente de sangre enemiga lo ha entendido...

Ahora se trata de esquivar a esa carroña sin despertar sospechas...

Pues en ese caso...
Añado yo mientras vuelvo a otear la zona marcada.
Sera conveniente dar un pequeño rodeo y avanzar, a partir de ahora, prestando mas atención si cabe a nuestro entorno.
No obstante, a pesar de mis palabras, se nota la preocupación en mi tono de voz. Aunque finalmente me encojo levemente de hombros antes de añadir mirando a nuestro compañero enano.
Pero no te apures, Anar. Ten muy presente el lugar por el que nos movemos. No nos faltaran ocasiones para probar el filo de nuestras armas.
Y una leve sonrisa se dibuja en mi rostro dicho esto.

Lo más racional era sortear las criaturas y primero cumplir la misión, a mi también me gustaría eliminar algunas criaturas del mal como el enano que daba muestras una vez más de su coraje, pero…

Me colgué de nuevo la mochila en los hombros y me preparé para proseguir en cuanto todos estuviesen a punto, en los siguientes minutos caminaría con el arco y una flecha en la mano por precaución.

Puesto que todos estamos de acuerdo en que lo primero, es cumplir con nuestra misión y, por tanto, resulta conveniente tratar de evitar posibles encuentros con criaturas desagradables, me giro, sin alzarme para no llamar la atención, y trato de hallar algún sendero que sea facilmente transitable y, al mismo tiempo, que no nos aleje demasiado de nuestro punto de destino.
Sin hacer ningún ruido, escruto la maleza alrededor del grupo.
Tras unos instantes, en los que no descubro nada de nada, me termino por encoger de hombros y lo dejo.