Partida Rol por web

Daynee y el magistrado forman grupo con el piloto y uno de los ingenieros de la Persius Omega

Explorarán la parte inferior de la nave.

El piloto se rascó la cabeza indeciso. No estaba acostumbrado a comandar un grupo y parecía estar pensando por donde empezar.

Tras la marcha del capitán al piso superior el resto quedó frente al ascensor. A un lado el largo pasillo por el que vinieron y al otro la válvula iris.

El piloto avanzó hacia ella y liberó la manija de emergencia. Tras la liberación del gas, la válvula se abrió lo suficiente para poder meter la mano en su interior. Sin esfuerzo, Grant abrió lo suficiente la misma para poder entrar a su través.

—Bien... veamos —balbucía—, supongo que o mejor es avanzar juntos por aquí.

Alumbró el pasillo tras la válvula con la linterna. Un largo pasillo flanqueado con una franja de color azul a la altura de la vista y múltiples puertas a ambos lados quedaba frente al grupo ahora.

La primera válvula estaba abierta y dejaba libre acceso a la primera sala.

Un cartel en mitad del pasillo anunciaba que se encontraban en el nivel 26.

-Esto parece una cubierta de camarotes. - Dijo Daynee contemplando el largo pasillo flanqueado de puertas. - Quizás en alguno de ellos quede algún plano para situaciones de emergencia, nos podría dar una pista de dónde tenemos que buscar.

Por lo menos es lo que haría ella, poner planos de vías de escape, por si acaso. Una nave no era un edificio en un planeta, si ócurría un accidente, tenías que saber a dónde dirigirte.

Observó el número pintado. 26 niveles. ¿Hacia abajo o hacia arriba? Quizás sólo estaban contados los niveles de uso de pasajeros y no los de maquinaria y uso del personal. Por fuera la nave era grandísima, enorme.

-Puede que tengas razón, pero si no quisiera molestarme en poner esas señales en cientos de camarotes, yo pondría los indicadores en zonas de reunión, como junto a escaleras y ascensores, es decir, aquí -dijo el magistrado echando un vistazo a la zona, buscando algo con aspecto de rótulo, aunque sea cubierto de polvo- De todas maneras está claro que deberíamos ir hasta el extremo de los motores para encontrar el chisme que necesitamos. ¿Alguien tiene idea de hacia qué lado queda eso?, ¿en cuál de los dos sentidos deberíamos avanzar?

El magistrado comenzó a registrar la pared bajo la luz de la linterna. El rellano era amplio. Dos aberturas proporcionaba salidas del mismo, una frente a la otra. Por la primera es por la que el grupo acababa de venir, proveniente de la escotilla de mantenimiento donde tenían atracado el cachorro. La otra parecía llevar a la zona de camarotes, como bien indicaba la mujer.

La tercera salida era proporcionada por el ascensor ahora sin servicio.

El piloto siguió unos trecho por el pasillo de camarotes hacia la primera puerta abierta.

—Mirad, parece ser la zona de la tripulación —dijo mientras señalaba dentro de la habitación.

Un uniforme descansaba sobre una percha dentro de la habitación. Una chapa informaba del nombre del portador del traje: Sgto. Albtramm H'Row

-Coge ese identificador, sólo es un sargento, pero puede sernos útil si tenemos que tratar con máquinas pensantes. Necesitaríamos dos más, al menos. Y una de más alto rango, pero no creo que esté en esta zona, tal vez más adelante. Avencemos -sentenció el magistrado. Por su tono y expresión parecía alguien bastante más acostumbrado a dar órdenes que los dos tripulantes que les acompañaban. Tal vez eso fuera bueno, si es que no se equivocaba, claro.

Daynee examinó el camarote abierto, pasando el haz de su linterna, quizás hubiera algo interesante a parte del uniforme. Le pareció raro que hubiera un uniforme en una nave que estaba en lo que parecía un cementerio.

-Deberíamos mirar si hay algo parecido a un plano antes de continuar.

El magistrado parecía dar órdenes como si llevara toda su vida haciéndolo, pero ella no era de las que las aceptaban facilmente.

Daynee rebuscó en el uniforme del sargento encontrando un arrugado papel en uno de los bolsillos. El magistrado ya estaba fuera de la habitación así que tuvo tiempo de ojear libremente el papel.

Era un escrito, unas 30 líneas escritas en un lenguaje desconocido para la mujer.

El piloto salió junto con el magistrado de la habitación mientras la mujer permanecía dentro unos instantes más.

Nada más salir de la habitación, Grant iluminó con la linterna la pared frontal.

—Mirad, parece que estamos en la zona de tripulación... eso significa que el puente de mando no debe de estar lejos. Quizá al fondo del pasillo —afirmó muy seguro.

La linterna iluminaba un gastado indicador de referencia de la nave. Poco se podía sacar el claro más que el código de colores. El azul, en el que se encontraban, era la zona de tripulación, prohibida para el resto del pasaje. Ésta ocupaba únicamente este nivel. Por encima había 20 niveles de código amarillo: pasaje de clase media. Los últimos 15 niveles, lo más altos, pertenecían a la zona de pasaje de lujo. Los niveles inferiores (códigos naranja y rojo) estaban catalogados como zona de pasajes de baja clase y bodegas de carga. Alguna zona más estaba marcada en un azul algo más oscuro pero el índice estaba muy gastado como para descifrar su utilidad. ¿Quizá las salas de máquinas por su ubicación en la parte posterior de la nave?

Ahora el grupo tenía una imagen global de la nave, algo vaga pero al menos tenía una idea de donde estaban.

—Nunca he visto una nave tan grande en los Mundos Conocidos —afirmó el piloto sorprendido.

Curioso. Pensó mientras miraba el papel. ¿Qué idioma sería ese? Dudó entre mostrarlo y no al resto, pero decidió que si, ya que si ella no era capaz de entenderlo, quizás el magistrado o el piloto si podrían.

Salió de la sala siguiendo al resto.

-He encontrado algo más.

La mujer salió de la sala con algo en la mano, algo parecido a un papel, y se acercó al resto, que estaban mirando el indicador de referencia.

-Es curioso, no está en nuestro idioma.- Tendió el papel al magistrado. - Esta nave es muy extraña. - Era una afirmación que no esperaba respuesta, mientras miraba el indicador, intentando hacerse una idea de dónde estaban y dónde tenían que ir, y lo grande que era en realidad la nave.

Daynee mostró un papel arrugado con algo escrito. Eran unas 30 líneas escritas en un extraño idioma ininteligible para ningún miembro del grupo.

El magistrado se acercó al papel arrugado que traía la mujer y lo observó unos instantes pensativo, como intentando sacar de sus recuerdos algún antiguo recuerdo.

Grant Levon, el piloto, también se acercó pero rápidamente echó la vista atrás desconocedor de tales grafías.

—Nunca he visto un texto escrito en esas letras, conocido o desconoci... —las palabras del piloto fueron interrumpidas por una voz proveniente del comunicador incorporado en los trajes.

La voz era calmada y resonaba como repetida en el vacío.

El principio de la conversación fue en un lenguaje desconocido para los tres miembros del dividido grupo pero después de varias frases en esa extraña lengua la comunicación se volvió inteligible.

—...sois mis invitados —dijo la voz terminando la conversación.

El canal de sonido se cerró la las luces del pasillo se encendieron. Al final del pasillo se distinguía una luz rolla parpadeante proveniente de una sala decorada con múltiples luces de color.

-Vaya, somos los invitados de alguien, presumiblemente el propietario de la nave... Todo un honor. Un honor del que deberíamos desconfiar. Recomiendo ir alerta, pero debo reconocer que la curiosidad me puede -dijo el magistrado, sus rasgos una máscara de inexpresividad.

Con un gesto elegante dejó pasar a los que, de buen seguro, se considerarían más aptos para una situación peligrosa.

-Deberíamos comunicar con los otros y con el capitán para decirles que quizás haya alguien en la nave, no tiene por qué ser el propietario. Deberíamos tener cuidado.

Evidentemente práctica, Daynee no se fiaba en absoluto de la voz que había salido de sus comunicadores, y menos si hablaba en un idioma que no entendían, quizás era su desconfianza natural, pero sabía perfectamente que podía ser muy peligroso. Guardó el papel dentro de su petate y apagó la linterna cuando se encendieron las luces.

-Tienes razón- acordó el magistrado, asintiendo levemente, un gesto casi inapreciable enfundado como estaba en el traje espacial.

-Atención, capitán y compañía, ¿habéis oído el mensaje de "bienvenida"? Nos estamos dirigiendo hacia lo que, presumimos, lo que podría ser el origen del mensaje, una sala con una luz roja parpadeante y múltiples luces de color. El pasillo se ha iluminado. ¿Alguna noticia nueva o sugerencia? -dijo Ulrich ya con las comunicaciones generales abiertas tras manipular hábilmente los controles del emisor.

El piloto asintió conforme antes de la transmisión a través del comunicador.

Avanzó pasillo adelante, despacio pero confiado, invitando al resto del grupo a avanzar con él.