Partida Rol por web

Lebrun habla con la chica de la taquilla y luego os explica:

- A ver, me ha dicho que cada billete cuesta 95 libras. No se vosotros, pero yo no llevo semejante cantidad de dinero encima. Si quereis, puedo pagar con tarjeta de crédito, aunque eso dejaría constancia en mi banco. En el supuesto caso de que los tipos que nos siguen tuviesen acceso a mi banco, sabrían enseguida donde estamos, pero, la verdad, me parece una posibilidad muy remota. Se admiten sugerencias.

Si queremos llegar, va a ser la única manera. Deja constancia y hagamos las cosas de forma tranquila. No me gustaría tener que andar colándome en un tren. Estoy muy cansado de todo este asunto.

William se queda pensativo y dice como para si mismo

- ¿Por qué no buscamos una línea que pase por Berlín pero que no sea esa su última parada y sacamos billetes para la última estación? Quiero decir que, por ejemplo y exagerando, podríamos sacar billetes para Moscú y bajarnos en Berlín. De todas maneras con nuestros pasaportes electrónicos nos localizarán en cuanto crucemos la frontera ... auqnue al menos ganaríamos algo de tiempo.

Mirando a Lebrún.

- Lebrún ¿No puedes sacar el dinero en algún cajero automático? ¿Qué tal sacar el dinero en el cajero de un aeropuerto o una central de autobuses para despistar?

¡Ejem! Tose Erik- Puedo pagar con talón, quedará constancia en el banco, pero si pongo fecha de cobro dentro de un par de días, eso nos daría tiempo de ocultarnos.

- Erm... ¿Lleva usted talones encima? Por que yo el talonario de chques lo suelo dejar en casa... De todos modos, no creo que acepten el pago con talón, aunque ha tenido una buena idea. Si pudiésemos conseguir un buen puñado de cheques de viaje, esos los cogen prácticamente en cualquier hotel, medio de transporte y agencia de viajes. De todos modos podemos tardar un buen rato en conseguirlos, así que lo mejor será comprar los billetes con targeta y ya está. De todas formas, el recibo del banco indicará sólo que compramos un billete de tren, pero no la fecha ni el destino.

Está bien, está bien. Preocúpense del billete. Aunque ahora mismo me preocupa más ese hombre que hay allí.

Mommsen señala a un hombre alto que está sentado no muy lejos.

Se parece muchísimo al hombre que trató de matarnos a Erik y a mi en París.

Erik no presta atención a lo que le están diciendo, parece absorto mirando a un hombre sentado en un café de la estación.

Juraría que... No puede ser. Debo estra ne un error.

El holandés ausente se enacamina tímidamente hacia el hombre.

¡Dios santo!- Masculla.

William ante la agitación de sus compañeros se gira hacia el lugar hacia donde miran e introduce su mano bajo su gabardina, preparado para sacar su arma por si fuese necesario hacer uso de ella.

Te fijas en un tipo rubio, de alrededor de 1,80m de alto. Su cara te recuerda un poco a la de Nicholas Cage.

Lebrun saca su pistola de la funda que lleva bajo la axila, aunque la mantiene oculta bajo la gabardina. Todavía no ha conseguido localizar al hombre que señala Mommsen.

Con la mano que le queda libre, agarra a Erik del hombro, y le dice en voz baja.

- Cúbrase. Si es ese tipo, la última vez su objetivo era usted. No tiente a la suerte y aléjese de aquí ahora mismo.

Como a cámara lenta, el tipo rubio gira la cara, os mira directamente y mete la mano derecha bajo su abrigo.

Erik, echja a correr hacia su derecha, mientras se agacha para ser un objetivo mas pequeño. Finalmente se tira al suelo con las manos en la cabeza.

¡ES ÉL!- Grita desesperado.

William se tira al suelo, saca su pistola y de rodillas desde el suelo, apunta al tipo rubio con la intención de acribillarle a tiros si este sacase algún arma.