Partida Rol por web

Theo notó encenderse una bombillita en su mente. En serio...? Será posible...

- ¿En serio...?¿Es un juego entre vosotras dos? ¿Asignar una carta a cada nuevo que conocéis? ¿Y cómo se es una rueda? Quiero decir, ¿estáis diciendo que "este sueño excede las lineas establecidas" y jugáis a calificarme enfrente de mí carentes de ningún tipo de preocupación? -Aunque de buenas a primeras quizá se sintiese algo molesto, la idea le divertía. Por ello, acabó con una sonrisa. -Pues yo quiero saber en qué os basáis para que sea una u otra cosa.

-¿Un X? Eso explica que lo tomaras como alumno tuyo, haríais un par mas que interesante.

Mangas se giro en cuanto Theo respondio a su manera la respuesta del acertijo, ante los signos de molestia, Mangas se encogio de hombros como señal de disculpa.

-Siento si te he ofendido ¿Pero acaso que diferencia hay de las demas clasificaciones que se usan a diario? Cortes, Linajes, Titulos, los Perdidos se auto-atribuyen miles de etiquetas y lo lucen con orgullo, y algunos ni se molestan en aprender que significan realmente.- Explico Mangas con una mano abierta, indicando como prueba a todos los Perdidos a nuestro alrededor, que aun en forma humana, mas de uno aun pensaria en terminos faericos que ya tan familiarizados estaban.- Tal como yo lo veo, cada uno a su manera, cumple un arquetipo u rol en su vida y la de otros, pero la decision final de si lo acepta o lo niega, recae solo en el y nada mas que en el.

-Laura cree que eres una rueda, porque considera que eres una persona despreocupada que disfruta del momento y recibe con puertas abierta lo que te traiga el destino, o eso supongo, yo en cambio considero que eres una persona que provoca tentaciones por donde pasa, como solo un XV es capaz, aunque creo que quizas te haga justicia el IX, el hermitaño, aquel que busca y encuentra sabiduria en los lugares mas extraños y oscuros.- Explico Mangas, con deleite y gusto, notandose como le gustaba hablar de esto.- Pero si tuviera que poner la mano en el fuego, diria que eres un Theo, y un Theo... Bueno, esa carta no reside en mi mano, sino la tuya, solo tu decides que es y que hace un Theo, lo demas solo nos dedicamos a adivinar, y comparar Theos con ruedas y otras cosas aun mas raras.- Finalizo, dedicandole una sonrisa perlada al joven, esperando que estuviera satisfecho con aquella respuesta.

Laura se rió cuando Mangas terminó su explicación, y la miró no sin cierta admiración. Le gustaba cuando se ponía tan... mística. A pesar de que se diferenciaban en bastantes cosas, Laura la respetaba, y sabía que Mangas la respetaba a ella también, a pesar de sus puyas sobre su forma de vida.

- Si, a veces parece que el Wyrd no te ha dejado elección, pero siempre puedes elegir, aunque las opciones no sean ninguna de tu agrado. Ahí es donde decides si eres lo que los demás dicen de ti:  una carta del tarot, un cortesano ónice, un Oscuro...  O lo que tu crees que eres realmente.

Cogió un tubo de cerveza de la mesa de bebidas; puede que la hubiesen vestido como a una dama, pero no pensaba beber champán, ni un Cosmopolitan, ni ninguna de esas pijadas. Dio un sorbo y se limpio la espuma de la boca con el dorso de la mano. Fue a dar por terminada la conversación sobre cartas y destinos, pero se calló. Prefirió que fuera Theo quien la terminase.

Sonrió y se acercó más. Miró a Azacynto y le dirigió un pequeño gesto con la cabeza a modo de saludo. Y luego saludó a su vez a Selene.

-Buenas noches... sí, no estuve en la reunión, aunque vi luego a Smog, y me puso al corriente. De hecho, por eso... estoy... -se dio una vuelta sobre sí misma, señalando a su alrededor, como si mostrara todo aquel paisaje de sueño a sus dos interlocutores- ...aquí, ahora mismo. Y por eso venía a hablar contigo.

Estaba en su sueño, se sentía plenamente consciente de ello. Aunque estuvieran allí los demás, ella era el eje, y aunque estuvieran soñando todos a la vez, y todos el mismo sueño, era ella, Mar, la que ahora les tenía en su mente. Aunque estuviera en la mente de otros al mismo tiempo.

-¿Qué estamos haciendo aquí, Selene...? Con nuestro aspecto despojado de cualquier traza faérica... ¿por qué...? Es bonito, no lo niego... -Miró a Hieronymus- ...¿cómo te sientes siendo un humano y no un perdido...? Un humano que siempre ha sido humano... y nunca visitó Arcadia...

Ante lo que parecía ser una disculpa por parte de Mangas Largas y tras escuchar a Laura proseguir, Theo se apresuró a dejar claro un posible malentendido.

-Las calificaciones que se puedan usar a diario dicen casi tanto de quien califica que de quien es calificado, pero creo que no me has interpretado bien. Me parece perfecto que califiquéis como queráis, y de hecho, me hace gracia y me despierta curiosidad lo que me habéis tratado de explicar, que sea una... rueda... o lo que sea -Sonrío- Pero lo que realmente me sorprende que no despierte en vosotras más curiosidad el hecho de cómo podemos encontrarnos todos aquí y... -Y entonces cayó en la cuenta de lo que Mangas Largas acababa de decir, dejando de lado a lo que le daba vueltas desde que habían nombrado lo extraño de la naturaleza del sueño, pues le era tan inaudito que hasta entonces no había caido en la cuenta de lo que verdaderamente había dicho-JAJAJAJAJAJA. ¡¿Que yo despierto tentaciones por donde paso?! Antes tienes razón en que pueda ser un Ermitaño, por meterme donde no me llaman y acabar descubriendo cosas de las cuales no puedo decidirme si me alegro o no de haber conocido... -Dice, haciendo referencia a su primer viaje tras el Seto y tratando rápidamente de desechar la idea de que él pueda despertar pasión alguna, pues nunca se había visto de ese modo.

Escuchó a Mar hablar con Selene y no hizo nada por interrumpirla pese a que ninguna había respondido sus preguntas.  Entonces la mujer pareció dirigirse a él cosa que, en cierta forma le sorprendió.

-¿Realmente crees que por parecer lo que parezco me he encontrado?  Pues no, no lo he echo, muy por el contrario, me encuentro más perdido que nunca sumido en esta pesadilla.- gesticuló haciendo un gesto abarcativo con las manos -No conozco muchos de sueños, un poco más de pesadillas quizás, pero no son mi... Elemento.  No se que pasará, pero no me gusta.  No es un presentimiento, no es parte de mis dones, quizás sea algo de instinto, si, puede que algo de eso.  Pero a mi me gustaría regresar al mundo real y su diversión cuanto antes- una mirada furtiva y libidinosa recorrió el cuerpo de ambas mujeres cuando dijo aquello, luego una sonrisa obscura se esbozó en su rostro momentos antes de que un bocado de comida se encargase de ocultarla

Selene mantuvo su sonrisa enigmática ante la mirada lasciva de Hieronymus; otra noche hubiese pensado diferente, pero era noche de luna gibosa.

- Bueno, aunque no comparto tu espanto, querido, si que comparto tu inquietud. Este sueño no es normal. Bueno, ningún Perdido tiene sueños normales, pero este es especialmente raro. No es extraño que los miembros de una misma compañía tengan sueños compartidos para protegerse mutuamente, pero meter a tantos Changelings en un mismo sueño, y dándoles a todos aspecto humano... Hace falta magia muy poderosa para ello... Como oniromante me fascina, pero como Changeling me aterra. Solo una Verdadera Hada o algo parecido puede tener semejante poder...

El gesto de Selene estaba entre la fascinación y la preocupación, lo que indicaba que ella tampoco sabía muy bien que estaba ocurriendo

- Las tentaciones no tienen por que ser solo carnales, Theo -respondió Laura con una amplia sonrisa- Pero si, tienes razón. Esto no es más que un juego entre Manny y yo, no te molestes por ello. Sobre el sueño, no tengo mucho que decir, porque estoy tan sorprendida como tu. Pero... intento dejarme llevar.

OOOk. Ahora lo entiendo todo, empezaba a verlas cuadradas, pero como he estado con fiebre, pues...

Por favor, borra todo lo hablado en off, yo ya no puedo.

:)

Con un gesto ambiguo, Mar habló, quizá en respuesta a la primera pregunta de Azacinto que había dejado en el aire, quizá como reflexión a lo que Selene empezaba a decir.

-Yo no me siento en una pesadilla, tampoco. En realidad, cualquier sueño hace que te sientas raro, si lo vives... sólo si no lo vives y luego lo recuerdas es algo connatural. Pero esto... bien, es raro, sí. Pero agradable... por lo menos para mi.

Luego se giró hacia su Señora, con el ceño fruncido. Selene había dicho algo que la hizo estremecer, algo en lo que ella no había caído.

-¿Magia poderosa...? ¿Una Verdadera Hada...? ¿Por qué dices eso...? Creí que... bueno, ¿quieres decir que este no es Mi sueño, sino... el de todos nosotros...? ¿Que alguien ha modificado TODOS nuestros sueños, para sintonizarlos, y meternos a todos en el mismo entramado...?

Eso sí era algo que no sabía que pudiera hacerse. Mar no era una changeling antigua, y desconocía mucho de lo que la rodeaba. Era, en cierto modo, una inocente ingenua en un mar de peligros.

-Pero... ¿Para Qué...?
 

-¿No me traes nada para beber para mi o el joven Theo? Incluso en la calle hay leyes de cortesía, Laura.- Le reprendió en broma, Mangas, mientras cogia un cosmopolitan viajero y un Blue Lagoon que iba de bandeja a bandeja por esos sirvientes sin cara, le paso la bebida azul para Theo, mientras ella se quedaba con la roja.- Espero que Theo no aprenda tus modales, o va tener todos sus mapas astrales manchados al punto que no podrá diferenciar la estrella polar de una gota de cafe.

-Volviendo al sueño, lo cierto es que he estado probando una u otra cosa sin intentar llamar la atención, si probáis, veréis que nuestros "poderes" han desaparecido, lo único que aun conservo es poder detectar "Glamour", y aun eso me cuesta, el "olor" llega demasiado tenue a mis sentidos.- Mangas dio un sorbo largo a su copa, se notaba cierta preocupación en el tono de su voz.- Una de dos, o nuestro anfitrión quiere que nos sintamos los mas mortales posible esta noche, o lo mas desprotegidos posible. Espero que sea lo primero.

Para Hieronymus los sueños eran sueños.  Si, sabía que había quienes podían navegar en ellos e incluso alterarlos a voluntad, lo había escuchado de su reina y creía que también del "cardenal", cuyo apodo, Benedictus, le resultaba irónico, pues no creía que hubiese sido elegido por nadie, era capaz de hacerlo.  Al parecer, por lo que decían Selene y Mar, alterar el mundo onírico, al menos de aquella manera requería de mucho poder, algo o alguien estaba interesado en tenerlos allí.  Instintivamente olisqueó el aire como si intentara encontrar el aroma de un enemigo oculto y luego recorrió la estancia con la vista.

-Creo que eso lo sabremos con el tiempo.  Quien quiera que ideó esto dará a conocer sus motivos cuando lo crea oportuno.  No creo que nos haya traído a este lugar sólo para ver como engullimos sus canapés y nos horrorizamos con la decoración.  Aunque quizás- dijo mirando un lugar alejado al que nadie parecía prestarle demasiada atención.  -Podamos divertirnos un rato y tornar esto en un agradable sueño... húmedo.  ¿Gustas Mar?-

La forma humana de la elemental no tenía hielo, escarcha o nieve en su semblante. Sin embargo, algo se volvió gélido en el fondo de sus pupilas. Pero sólo fue una chispa, tan breve, que quizá no estuvo ahí.

Enseguida parpadeó, aparentemente confundida, y miró a Azacinto como si fuera la primera vez que le veía.

-¿Si gusto? ¿Si gusto qué? -Miró el rincón en que él había estado deslizando la mirada. Pero no pareció encontrar nada que respondiera su pregunta.- ¿A qué te refieres exactamente, con lo de sueño... húmedo? El eco de su voz, aquello que dejaba en el aire una vez apagada, tenía una nota punzante. Amenazadora.

Azacinto no pudo más que reír a carcajadas.  ¿De verdad no había entendido?  No importaba, podría ser más explícito si hacía falta.  Miró a su reina con una sonrisa en el rostro.

-A ver, déjame ver por donde empiezo, que no soy un hombre muy sutil.- se llevó la mano diestra al mentón y lo acarició -A ver, déjame pensar como describirlo.  Mmmm bueno, no se me ocurre mucho que decir así que intentaré ser directo.  Un sueño húmedo es cuando sueñas que follas con alguien y despiertas... bueno, justamente húmedo, allí, en la entrepierna.  Estaba invitándote a disfrutar con nosotros mientras pasamos el rato y quien quiera que nos trajo aquí decide revelar sus intenciones.  Al menos así no perderemos tanto tiempo y, si la sensación de follar es tan real como la que siento al comer estos canapés, entonces lo habremos pasado más que bien.- hizo un gesto alzando las cejas y sonrió nuevamente esperando que la mujer y su reina dijeran que si.

Selene soltó una risita ante la discusión de los dos Changelings, lejos de parecer ofendida o sorprendida.

- En otras circunstancias te habría dado la razón, Hieronymus, pero esto serio. Los Otros podrían estar detrás de este montaje y no me conviene... distraerme. Me temo que tendrás que buscar otra compañera, querido.

-Entiendo- respondió -Pero, si realmente crees que esto es tan serio... Intentaré comportarme.  Además no creo que mar este dispuesta a... bueno, dispuesta.- Hizo una pausa y continuó -Entonces Selene  ¿Qué podemos hacer además de esperar?  Como dije esto para mí es un misterio y no creo tener los dones necesarios para desentrañarlos-  Viendo cómo estaban las cosa parecía que lo mejor era olvidarse del sexo e intentar concentrarse en los posibles peligros

-No, no estoy dispuesta. No soy como... tú, por lo que veo. -Iba a decir "vosotros", era evidente que a Selene la propuesta le había parecido tentadora, pero no quiso jugársela. Y no, Mar no necesitaba humedecerse la entrepierna con alguien como Azacinto, o como la propia Selene, incluso. Pensó, sin querer, en otra persona, y se estremeció. Y voló lejos. Vio su cara pecosa y sus mechones pelirrojos, en el fondo de su mente,  la habría visto incluso con los ojos cerrados, incluso apretando los ojos para desechar la imagen. Sacudió la cabeza. Y volvió a la irrealidad más contundente del sueño.

-¿Debemos esperar un mensaje? ¿Con qué fin nos habrán reunido a todos, si no es por eso, o... por algo mucho peor...?

Y como humanos. Estaban allí sin sus atributos ni sus poderes changeling. Estaban desnudos, desvalidos. Por muchos que fueran.

Uno de los cientos de sirvientes sin rostro, vestido como un mayordomo y una vara en mano, hizo chocar esta contra el suelo, atrayendo la atención de los demas invitados.

-¡Los demás invitados han llegado a la fiesta¡- Proclamo con una semi-reverencia.-¡Sean bienvenidos!

Por parejas, materializándose y solidificándose de la nada, al igual que neblina matutina se tratara, aparecieron los invitados que faltaban ante los ojos de los ya presentes.

El primer par fue una joven mujer marroquí de vestido rojo-carmesí y pluma del color de las cenizas, cargada de amuletos y tatuajes por toda su piel incluso en su calva. A su lado había un hombre con canas y barba, vistiendo un esmoquin con pajarita, aunque no era capaz de colocárselo bien de ninguna manera, dejándolo una pinta desastrosa y patosa, sin embargo, no paraba de sonreír y flexionar las piernas, pareciendo un joven en su primera noche de baile de promoción.

Luego vino otra pareja, formada por dos mujeres, la primera era una joven pecosa de gran melena pelirroja y nariz respingona, con vestido escoces a cuadros rojos y grandes problemas para mantenerse en pie con los tacones, a su lado habia una mujer de piel negra y alta como una estatua, vistiendo otro esmoquin como el hombre anterior, aunque intentaba portarlo con dignidad, el traje le quedaba pequeño y apretado.

La siguiente se trato de una mujer rubia de ojos azules océano, portando un elegante vestido blanco como la nieve y sonrisa perlada, a su lado, se encontraba un musculoso y calvo varón, con un ceño fruncido mas profundo que un pozo, portando un traje violeta y corbata verde.

A continuación, un joven que no pasaría mas allá de los 20 de nariz estirada, mirada inquieta y pelo castaño, llevando un esmoquin verde con alas por gemelos, a su lado, un hombre de traje dorado y corbata rayas abeja, con barba de tres días y melenas de trigo de amplia sonrisa.

Después vino una joven de rasgos orientales y pelo negro en un rojo quimono, moviéndose con facilidad e inquietud, como si de un momento fuera a saltar sobre alguien, y a su lado una persona ataviada con un gran abrigo negro de cuello mullido y melena negra como la noche, tiene rasgos muy androginos, con labios carnosos de mujer pero barbilla cuadrada varonil, haciendo un desafió distinguir su genero.

Y por ultimo, y mas sorprendente, apareció sola y sin acompañante, una gran mujer afro-americana que no solo podría competir en altura a la otra mujer, sino ademas en anchura, portando un sencillo traje hierba y unas mejillas sonrosadas, que junto su sonrisa, endulzarían cualquier situación como si de unos bollos de canela se tratasen.