Partida Rol por web

El primer borracho no necesito ningun incentivo mas para salir corriendo, pero el segundo aun se mantuvo unos segundos mirando la cara de Jhon con una expresion de terror petrificado. Cuando Mar comenzo a gritar, el borracho reacciono y salio coriendo tambien hasta perderse de vista

Jhon y Mar aprovecharon entonces para absorber la energia emocional que desprendieron los dos borrachos, el sabor agridulce y excitante del miedo mezclado con la adrenalina.

-Hummm sí...

Paladeó la sensación como un vino añejo, degustó el miedo en todos sus matices, distintos a los del vino, y, sin embargo, excitantes. Algo acre, un punto picante, dejando cuerpo tras de sí.

Miró a Smog con satisfacción, y una especie de comunión se estableció entre ellos. Era en esos escasos segundos cuando más lejos se sentía de los humanos, y más cerca de aquellas a las que odiaba, pero que le seguían procurando el placer de saborear las emociones. Las hadas. Como verdadera changeling se debatió entre sus dos naturalezas, ávida de ambas.

Pero pronto se rehízo, y volvió a mostrarse seria, gélida.

-Has actuado muy bien, John. Siento no haberte podido ayudar más, aún así, hemos sembrado una leyenda, estoy convencida. Una leyenda que se extenderá y crecerá, y el fantasma del Raval será algo más que una invención.

Jhon empezó a reirse a carcajadas cuando vio que los borrachos se marchaban corriendo. Deshizo el conjuro que lo mantenía en forma "gaseosa" y recuperó su solidez.

- Me encanta. Es el mejor momento de mi trabajo.

Se encendió un cigarrillo y le ofreció uno a Mar

- Trabajamos bien en equipo. La combinación de chiquilla indefensa con fantasma cabrón es de la que mejores resultados da. Con Azacinto también es divertido, pero ahí tenemos que ir los dos a saco porque ninguno de los dos inspiramos precisamente confianza

Mar cogió el cigarrillo y lo encendió con el de Smog, mientras sus pupilas le miraban algo bizqueantes por la proximidad, divertida. El paralelismo se le había presentado travieso, el de ellos dos ahora, disfrutando del festín cosechado y relajándose con un cigarrillo, no tan distinto de la situación que se habría producido si hubiesen acabado de estar juntos en la cama echando un polvo.

Exhaló el humo en su cara, provocándole, pero sabiendo que no le molestaba precisamente, y se rió.

-"Chiquilla indefensa y fantasma cabrón". Me gusta...

Una figura apareció de entre las sombras del callejón. Era una chica delgada, de miembros largos y ágiles; era mona pero parecía que sus incisivos eran demasiado pronunciados, lo que la afeaban un poco. Era otra Changeling; se notaba por las orejas peludas que asomaban de su cabeza, sus ojos azul hielo rodeados por lo que parecen lágrimas congeladas, y sobre todo por su cola enrosacada cubierta de pelo rojizo, como la de una ardilla. Llevaba a la espalda una funda de guitarra grande, y se dirigía hacia Mar y Jhon con paso firme y confiado

John no solía disfrutar a menudo de la compañía de una mujer, al menos sin tener que pagar antes, así que aquel gesto de cercanía de Mar trajo un poco de alegría genuina a la bomba de aceite quemado que tenía ahora por corazón. Pero la aparición de la otra Changeling le fastidió el momento, así que esbozó una mueca de desagrado cuando la reconoció.

- Hola, Natalia. Supongo que tu jefe te habrá avisado de que íbamos a venir.

Escuchó apenas los pasos antes de verla, era ligera y grácil. Y con razón, supo enseguida que se trataba de una changeling también, y antes de que John la nombrara, ya supuso que debía de tratarse de Natalia Ojosfríos. Algo sabía de ella.

Se la quedó mirando, escarcha y escarcha en ambos pares de ojos, aunque la cola rojiza suavizaba el aspecto. El pelo rojo, aunque fuera en una cola del pelaje suave de ardilla, era de por sí un punto que atraía a Mar.

-Ah, sí. No nos conocemos en persona, Natalia, pero he oído hablar de ti. Soy Mar Albós.

- Hmpf... Esa chismosa de Lily...

Estaba segura de que había sido Lily quien le había hablado de ella a la Elemental. No podía mantener la boca cerrada

- Espero que no demasiado. Encantada -respondió en un tono frío y seco

Natalia miró con suspicacia a los dos Cortesanos Cenicientos. No conocía a Mar, aunque sabía que mantenía buenas relaciones con Trasgu, Lily y otros miembros de su corte. Pero ella no se fiaba de los desconocidos

Y a Jhon si lo conocía, pero había que ser muy necio para fiarse de él.

- Si, el Rey de Invierno me informó de que vendríais. Habeís armado una buena, por lo que veo. Ha habido bastante actividad por aquí esta noche

Natalia era desconfiada, como le habían dicho. Y de mal talante. Aunque esto debía suponer una ventaja para alguien que se dedicaba a controlar a los suyos, y... a punir las acciones que perjudicaran a la comunidad. Punir, era una manera de decirlo. Porque la funda de guitarra hablaba de un castigo contundente.

Pero Mar sabía que esos changeling debían hacer su trabajo, porque el peligro del otro lado del seto siempre acechaba. Y no sólo del otro lado. Las garras faéricas llegaban muy lejos, y de muchas formas.

-Nos hemos ocupado de sembrar un poco de miedo, y también de depositar la semilla de una leyenda urbana, para que esta zona del Raval sea evitada. Y la puerta que hay en ella. Al parecer los vuestros han detectado que alguien de dentro nos ha traicionado, según dice Smog.

Se giró hacia éste, en realidad no sabía más del asunto, no le había preguntado. Pero ahora, viendo allí a la guardiana, y con su arma en ristre, la curiosidad creció.

-¿Qué hay al respecto? ¿Tenéis idea de quién ha sido?

Natalia asintió

- Ya lo hemos cogido; un traficante de poca monta, pero aún así un traidor. En estos momentos deben estar interrogándole. Yo me he quedado aquí a esperar a que llegarais.

Así que un traficante de poca monta. Bueno, no se sabía nunca hasta dónde llegaban las influencias de la gente. Mejor que lo investigaran a fondo. Asintió a su vez.

-Pues ya ves, aquí nos tienes. Aunque ya hemos acabado. Ahora hay un par de borrachos infelices dudando de si lo que han visto era realidad o fruto de su estado. Y ambos temiendo secretamente que sí, que era verdad, y que en el Raval un fantasma se dedica a precipitar cosas a la pobre gente, desde lo alto, para vengarse de su propia muerte. Creo que uno hasta se cagó en los pantalones, al ver a Smog. ¡Te hubiera gustado verlo!

- Lo he visto. Smog tiene talento para el dramatismo

Aquella conversación empezaba a resultar molesta

- Eh, no hableis de mi como si no estuviera presente.

Tiró su cigarrillo al suelo y encendió otro inmediatamente después

- Bien, si la Corte de Invierno no requiere más de nosotros, creo que podemos irnos -dijo con su habitual tono sarcástico

-Es imposible no darse cuenta de que estás presente, John! -Se rió, lo cierto es que entre el humo y el acre aroma, por decirlo de algún modo, que Smog desprendía, no podía pasar desapercibido. -Y sí, tiene dotes para el dramatismo...

Esto lo dijo mirando de nuevo a la joven cazadora. Por un segundo dudó, mordiéndose el labio.

-¿No queréis ir a tomar una copa antes de meternos en cama y en la rutina del trabajo? Y charlar un poco. -Estaba intrigada por lo que estaba sucediendo. Un traidor, aunque fuera de poca monta, no dejaba de ser un traidor. Y además, Selene había convocado esa reunión de mandamases para comunicarles lo del sueño, era posible que todo estuviera relacionado. -Natalia, ¿sabes si se teme algo concreto en tu Corte? Con eso del traidor... ¿estamos en peligro...?

Por un momento apareció una leve sonrisa en el rostro de Natalia

- Hmmm... Una copa... ¿Por que no?

Luego negó con la cabeza ante la pregunta de Mar

- Estaba comprando una droga que solo se obtiene en el Seto a cambio de pelos y sangre de Changelings, pero hasta donde sabemos no ha "vendido" a ningún Changeling. Me he encargado también de los goblins que le suministraban la droga así que no debería haber consecuencias.

-Hum. Menos mal. De todos modos es bueno no bajar la guardia. - Suspiró, sacudiéndose la preocupación.- Bien, pues vamos a por esas copas, ¿eh?

Sonrió a John, él no había dicho nada de sumarse a la fiesta, pero posiblemente lo haría.

-¿Sugerencias, señor Smog...?

La idea de tomar una copa le sonaba bien, pero prefería tomársela tranquilamente en su casa. Una, dos, tres copas... o una botella entera.

- Lo siento señoritas, pero ninguno de los antros en los que me dejan pasar con estas pintas son buenos sitios. Si dos mujeres entraran en uno de esos sitios, puedo aseguraros que algún borracho putero terminaría la noche en el hospital y nosotros en comisaría. Asi que creo que iré a unos chinos a comprar una botella de whisky y me la beberé tranquilamente en mi casa.

Se encogió de hombros. Smog le caía bien, pero no como para que le importara que no las acompañara. Lo que sí quería era trabar conocimiento con la pelirroja. Y quizá amistad.

-Bueno, vale. Natalia, ¿conoces algún sitio agradable por aquí? ¿o mejor nos vamos al centro?

Más que por seguridad lo decía por comodidad. Mar vivía en el Eixample, no demasiado lejos de la Plaza Catalunya.

Le alivió que Smog no fuera a venir; no solamente no soportaba su olor, sino que además estar a solas con Mar sería una oportunidad para analizar si era de fiar o no

- Por aquí no hay ningún sitio agradable. Mejor vamos al centro