Partida Rol por web

A la mañana siguiente los chicos fueron despedidos, con más o menos efusividad, y las chicas subieron sus cosas a la van que los padres de Yanet le habían prestado. Ahí podían entrar las seis y las maletas sin problema. El viaje de ida fue un poco temerario, porque las chicas estaban más acostumbradas a ser llevadas que a conducir...

Luego tuvieron que internarse en un bosque, dejando atrás una gasolinera llena de rednecks donde otro grupo de chicas sí había decidido parar*. Vamos, antes muertas que pisar un sitio como ese, tenían gasolina de sobra. Esas chicas se las veía de lejos con menos glamour que ellas, normal que pararan en un sitio así.

¡Y enseguida llegaron al campamento Kennybrook!

El campamento junto al lago donde animadoras de varias generaciones venían a formarse también durante el verano. Algunos decían que los campamentos eran para pasárselo bien, pero eso era un pensamiento para los nerds. Las personas de éxito que se casarían con un senador o el presidente venían a partirse el lomo trabajando, hasta que les salieran las repeticiones y los saltos perfectos.

Y con ese espíritu llevaba Kim aquel lugar, siendo una de las mejores animadoras de todos los tiempos. Alguien a quien admirar.

Ahora solo les faltaba preguntar a alguien dónde estaba su cabaña y prepararse para la ceremonia de bienvenida, donde conocerían a la directora del campamento. ¡Qué emoción!

Los chicos se las habían prometido muy felices y habían acudido a la fiesta de pijamas glamourosa de Gillian llenos de sueños y esperanzas. Y quizás Dani había colmado sus sueños y esperanzas, porque lo que era Beth... Beth había dormido...

Sola y tranquila, nada de esos pichacortas. Ella sabía para quién era su entrepierna, para la perfecta combinación de culo y cerebro. Y pene, pero no hacía falta estar pensando todo el día en ello. 

—Conduce Yanet, ¿No? Quizás lleguemos de una pieza. 

Yanet siendo Yanet habría llenado el depósito y no tendrían que parar en la gasolinera redneck como esas pobres desgraciadas, que hasta iban con una negra saltimbanqui que saltaba por la ventana e iba dando brincos a todas partes*. —Eso era una auténtica cucaracha**—pensó Beth. 

Y pronto estuvieron en el campamento de marras, a ver a la legendaria directora, a encontrar su cabaña. 

—Chicas, recordad que si alguien os ofende u os molesta me avisáis. Tengo nuevos planes de defensa —sí. Las maldades preparadas y ejecutas a veces salían mejor. Para qué puedes poner pasta de dientes en el pelo si puedes poner pegamento de cemento. 

Una noche interesante, con esas movidas vía streaming y quizás cama compartida con Danni* donde se pudo disfrutar un poco de la libertad adolescente que influye cuando las hormonas se revolucionan y siempre se sabe que sólo era para pasar el rato. Como solía ser habitual con la chica streamer de siempre. Pero como todo, un nuevo día comenzó y Eleanor estaba llena de energías, hizo su respectivo saludo al sol—solo dos veces—y tras dar unos saltitos en la cama para despertar a quien la acompañó, abandonó aquel lugar hacia la ducha mientras canturreaba canciones muy llenas de letras bonitas.

Ya ataviada como corresponde, se reunió con la comitiva de bellezas y con sus ánimos muy a tope las saludó con un beso a todas. Incluso le apeteció el jugo de jengibre, pero Gillian no tenía de esas cosas naturistas y tras algunos morritos, le dio soberanamente igual. Era mejor viajar así que sentada en la parte trasera, motivó a sus compañeras para ir cantando un poco o hacía chistes bastantes malos. Eleanor, siempre a tope. 

Una vez Beth dijo aquello, preguntó haciéndose la inocente. 

—¿Cuál es el plan? ¿Atacar como anoche? Se nos da de puta madre. JA—comentó y dijo algo más—. No sé, me apetece hacerle alguna a la reina del lugar. Nosotras somos mejores, así que podemos dar una pequeña muestra de ello. ¿Qué les parece? 

Mi casa era lo suficientemente grande como para que cada una pudiera dormir en una habitación privada. No tenía problema si decidían hacerlo asi, todas y cada una de los cuartos tenía un pack básico de supervivencia nocturna: botiquín con toda una colección de opiáceos, minibar y condones en la mesita.  

Por mi parte, Josh es despedido como se merece. Concluida la fiesta, me lo llevo a mi cuarto y ahí es cuando tenemos nuestra propia fiesta privada. Había que compensar aquella pequeña y desafortunada paliza.

Era obvio que nos íbamos a ver este verano, Josh estaría solo al otro lado del lago. Pero era posible que pasaran varios días, así le dejo un buen recuerdo.

Puedo permitírmelo porque tengo mi maleta lista desde hace días. El campamento se presentaba como toda una experiencia y era el primero que pasaba así: con amigas, haciendo cosas de adolescentes.

En el anterior instituto la vida social no fue a buen puerto por diversas razones que no vienen a cuento. Por suerte, el centro tuvo que cerrar tras una demanda de mis padres y empecé esta nueva vida. Estar en el grupo de animadoras me había traído muchas cosas buenas, tantas que compensaban las malas… como unas fotos destrangis en los vestuarios.

Esa mañana salgo lista*:

- Que conduzca Yanet me parece bien - añado de buen humor a lo de Beth, porque así yo podía acomodarme en el asiento y dormir la mona un rato y reposar mis agujetas en las ingles. 

No lidiar con rednecks me parece bien tambén. Soy un animal de ciudad y además, mis padres ya me habían advertido, en nuestras conferencias mensuales de cinco minutos por Skype, que era mejor no acercarse a ellos si no querías pillar la sarna o cualquier enfermedad desconocida.

A la llegada, Beth dice algo que es lo mas maternal que he escuchado en 17 años. 

-  ¿Has traído el gato de nueve colas con puntas de acero? - le contesto a lo que dice. Y luego a Eleanor- ¿A la reina? ¿Estás insinuando que quieres putear a Kim o es que no me da el riego esta mañana? - la miro un poco perdida. 

Danni durmió plácida, relajada y sonriente después de la sucesión de orgasmos con sabor de suave almeja (obvio de quién), más tarde y en secreto de salami (¿de quién?) y, ya a solas y en sucesivas rachas, viendo las estadísticas de la última sesión.

...vas a morir, Amouranth...

Su futuro como influencer estaba garantizado. Y no tenía que tirarse a ningún torero para conseguirlo.

Ella misma era la diosa que construía su Olimpo. Cuando su perfil abierto se uniera a su faceta enmascarada, Elon tendría que hacerle un asiento en el cohete o le pisaría el cuello con sus tacones.

Oleadas de suscriptores de pago, montañas de partners, tsunamis de likes y marabuntas de pagafantas y haters la elevaban entre nubes al paraíso de la notoriedad y la pasta gansa.

—25 % del limpio de ayer a Bitcoin y Ethereum, Danni. Siete puntos a Dodge. ¿Y sabes qué son los Axies?

—Ni puta idea, Nelsoncito.

—Te encargaré disfraces de Axies, lo va a petar el mes que viene, y te contrato veinte becados para minarlos.

—Lo que digas, Nelson querido, transfiere un 0.05 % para tu cuenta, te lo mereces.

Era generosa. El chaval sudaba a litros por mantener Danielle Inc. a flote. El día que le dejara tocarle una teta por compasión... o le daba jamacuco o se convertía en un superhéroe que multiplicaría el rendimiento de la empresa por cien.

Danni podía esperar a comprobarlo, de momento le era útil.

A la mañana siguiente sabía que no podía empezar con un streaming. Ante el mundo, tenía que quitarle importancia a lo de ayer. Como si fuera su día a día. Que lo era, pero yatusabeh. Que el mundo hablara y corriera la bola de rumores y escándalo.

No, por la mañana, tocaba unos stories, unos tuits ligeritos y unas fotos con pinta total y deliberadamente casual después de dos horas con la esteticien privada de Gilli.

Una de las perras condujo mientras iba mandando stories para los Daniellers y selfies con las diosas en la furgoneta, tan joviales y frescas como un anuncio de cerveza de verano de esos de gente alegre en Ibiza. Había que mantener caliente el interés por aquel grupo de zorras.

La imaginación de medio planeta debía fluir como el dinero.

—Uy, míralas... pero por favor. POR FAVOR. De donde vienen esas todavía ni se ha inventado Twitch. Qué 2016 son.—Comentó, al ver a las desharrapadas de la gasolinera.—La negra al menos parece buena persona.—Comprobó acojonada que no hubiera dicho «negra» en mitad de un storie, con aquello podría acabar su carrera.

Todo en orden.

Mensaje a Nelson: «Échale 1000 $ a algo de derechos civiles de negros, anda».

Por si acaso.

Respiró hondo.

Cuánto trabajo.

Cuántas cosas que atender.

Miró el paisaje, tan bonito. Y a sus bitches, tan amigas y bestfriends. Ahí para pisarle el cuello a otras hijas de puta y ganar un premio que en realidad les sudaba el coño a todas porque, menos la pobre Yanet, todas eran ricas. Era cuestión de orgullo y de machacar al enemigo. Por fin algo que era real.

Todo iba a salir de puta madre.

En cuanto Yanet puso un pie en su maravillosa habitación privada, fue directa a la ducha para quitarse el cloro de la piscina de su pelo y el subidón de adrenalina de beber, jugar y asustarse en la piscina de Gil.

Se secó el pelo, y croqueteó a la cama, se puso música... y se quedó frita en bragas en su cama, donde nadie la molestó. Tenía de todo para divertirse en compañía si quería, o sola, pero ella calló en un sueño profundo y reparador. Tanto, que cuando se despertó por la mañana no se esperó que no recordase nada mas de haberse duchado. Se vistió y se preparó para salir.

En la cocina, Eleanor con sus batidos, ella fue a buscar algo de fruta, sobre todo para llevar también en el coche, y con eso, iría bien.

Haber dormido así le iba a ir escándalo, porque ahora tocaba la verdadera aventura. Curiosamente, Yan ¿parecía ser? la mas responsable de todas, quizá porque era un poco más ingenua, y que sus padres fueran tan permisivos, le daba boletos de confianza. El coche familiar las llevaría a todas a donde quisieran, bajo su conducción. Si hasta parecían buenas.

- Llegaremos de una pieza, nenas. Poneos el cinturón. - Dijo mientras iba hacia el coche, con su mochila y su equipaje, colocándose las gafas de sol con un bailecito de chulita que le quedaba entre gracioso y mal.

Ya en el coche, conducía con habilidad, pero a veces miraba la carretera arrimándose al volante que parecía una abuela de ochenta años. Una vez en el campamento, ni siquiera se quitó las gafas, prefirió guardar sus enormes ojos azules detrás del cristal.

Escuchó las palabras de Beth, y sin quitar ojo del paisaje, si movió la cabeza hacia ella, arrugando la nariz y mostrando sus dientes. Luego escuchó la forma de hablar de las demás, y ladeó la cabeza. Sintió hasta pena por las zorras de sus enemigas.

- Creo que necesitamos un buen plan de defensa, en vez de ir directamente a la yugular. ¿No...? - Dijo mirando a Eleanor y luego a Gillian, bajando sus gafas para mirarlas directamente. Igual pecaba de tonta, pero pensaba que no era del todo buena idea. Luego miró al resto. Beth al menos parecía pensar en la defensa. Danni a su bola con el streaming, pa variar.

El campamento era todo lo que habían esperado, la disciplina era férrea y no había distracciones como chicos, camas ultra cómodas o... ¡WIFI!

¿¡CÓMO QUE NO HABÍA WIFI!?

Pero al menos habría 5G, sino de qué valía esa vacun...

¡Maldito Bill Gates y malditos todos!

¡Sin WIFI y sin cobertura!

¿Aquello era una PUTA BROMA?

¿Cómo iban a mandarse wasas entre actividades? ¿Cómo iban a mandar #fototetas a los chicos? ¿Cómo iban a quedar con ellos? ¿Cómo iban a tuitear mientras cagaban? ¿Cómo iban a stremear?

Aquello parece una puta broma pero no lo es, es la vuelta al siglo XX, donde todo era más analógico y la gente debía ver lo que echaban por la tele, con sus anuncios y todo, esperando una semana entre capítulos como los pobres que no tienen Netflix.

El caso que no eran las únicas que habían notado aquel drama, una chica de catorce años estaba teniendo un ataque de pánico mientras estiraba todo lo que daba el brazo su móvil en alto. Estaban en una auténtica película de terror, de donde no podrían salir en todo el verano.

La conserje que degustaba aquel drama a una distancia prudencial se acercaba a señalar a las chicas dónde podían ir dejando sus cosas, señalando unas cabañas.

-La número cinco- os dice con una voz monótona que contenía la satisfacción de ver a aquellas niñas de papá sufrir, señalando con el dedo la cabaña en cuestión.

El viaje había sido divertido. Yanet sabía lo que hacía tras el volante, aunque a veces se fuera hacia la izquierda e invadiera el carril contrario. Probablemente era algo de eso que decía su Matt cuando se pegaba contra los marcos de las puertas. Algo de que las mujeres no tenían distancia espacial. Cada vez que le hacía esa bromita, le dejaba sin probar entrepierna. Que se quedara con el síndrome de las bolas azules el muy hijoputa.

Una vez en el campamento, después de pasar aquella gasolinera llena de basura de clase media, compruebo horrorizada que mi móvil no funciona. Aquello haría que, en circunstancias normales, gritara como una zorra loca y empezar a arrojar cosas contra la pared. Pero allí no, tendría que guardar la compostura para que sus chicas no se volvieran tarumbas. Aunque cuando la pobre Danni viera que nada allí funcionaba, se iba a llenar el estómago de barbitúricos.

Su cabaña era la número cinco. Decidida, sacó sus cuatro maletas y las dejó en el suelo, esperando a que alguna sucia encargada viniera a recogerlas. Cuando nada de eso ocurrió, las llevó enfurruñada ella misma hasta la cabaña.

-Vamos chicas, no tenemos todo el día.

—¿Cuál es el plan? ¿Atacar como anoche? Se nos da de puta madre. JA—comentó y dijo algo más—. No sé, me apetece hacerle alguna a la reina del lugar. Nosotras somos mejores, así que podemos dar una pequeña muestra de ello. ¿Qué les parece? 

—Seremos las mejores o sufrirán nuestra ira y seremos las mejores. No hay otra opción. Idea aprobada.  

-  ¿Has traído el gato de nueve colas con puntas de acero? - le contesto a lo que dice. Y luego a Eleanor- ¿A la reina? ¿Estás insinuando que quieres putear a Kim o es que no me da el riego esta mañana? - la miro un poco perdida. 

—Sí, pero lo pedí de Aliexpréss y las puntas son de goma pintada. Putos chinos. No, no quiero putear a Kim —dije con voz melosa. Sí quería— salvo que se lo merezca. Sólo a las que nos jodan. O que parezca que vayan a ganar. O fastidien a otras, o penséis que están tramando algo— así era mi vida, yo necesitaba descargar mi maldad. 

La negra al menos parece buena persona.—Comprobó acojonada que no hubiera dicho «negra» en mitad de un storie, con aquello podría acabar su carrera.

—Eso es que has visto mucho Netflix. Seguro que es tan redneck y furcia como las otras —dije a Dani, muy segura de si misma. 

- Creo que necesitamos un buen plan de defensa, en vez de ir directamente a la yugular. ¿No...? - Dijo mirando a Eleanor y luego a Gillian,

—Relax, Yanet. El plan es que no te enteres de nada y luego te hagas la niña buena cuando nos interroguen, nunca sospecharán de tí. ¡Y así no tienes que mentir! Eres el escudo que protege. Como dicen en la serie esa rara de incestos y castillos: "Eres el escudo que protege a las tías buenas y listas de las mediocres miserables". 

Pero al llegar... No había wifi. Aquello tenía todo el sentido del mundo. Si Beth diseñara una cárcel, daría a elegir a sus internos entre estar sin wifi o escorpiones en las pelotas o el coño, y luego les vería chatear y sufrir.

—¿La... número cinco? P...per...o ¿Sin Wifi? ¿No estará estropeada y volver a en un minuto?

La jefa encabezó la marcha —Te... sigo. Espero que esa sucia conserje limpie más su cabaña que a ella misma, porque si no... puaaaaj. 

—¡Claro! O sus minions, siempre puede ser divertido. 

Y mientras disfrutó de aquel viaje en la parte de atrás, dejando en claro que Yanet conducía muy bien y tranquilamente podría ser el chófer oficial de todas allí. Pero el asunto más importante aquí, no, no era la noche con Danni ni las preguntas de Gillian, no. Era que no había Wifi y esto puede ser el peor momento que todo ser humano podría tener. ¿Cómo mantendrá su canal de Yoga & amor estando ausente? Les había prometido a sus viewers un poco de Yoga al aire libre, ahora todo eso caía en un saco roto. 

Pero bueno, ya se le ocurrirá algo bueno a Eleanor. 

—Lo que dice Beth, si a todo—comentó y agregó—. A ver que hacemos, esto se pondrá intenso. Tendría que haber un programa de divertimentos, algo por el estilo. ¿No?

Y si no había uno, los inventaría ella. Nada mejor que ir a ducharse y que te caiga un balde lleno de tierra en la cabeza. Así, miles de cosas podían ocurrir y pasárselo genial mientras culpaban a la tonta de turno. No obstante la jefa pidió que la sigan y ella lo cumplió a rajatabla, eso sí, con la mente en otro lado. ¡Quería hacer travesuras!

Yanet era lo mas parecido a un perrillo que seguía a su amo: vivía el momento, siguiendo a su rebaño de amigas, con las circunstancias que le caían encima y con eso, se apañaba. Por eso ni su móvil miraba, estaba pendiente de otras cosas... suyas, pensamientos y movidas de ella.

Los comentarios de Beth, estaban tan bien afilados que ni Yanet se los esperaba. Con algunos, le dedicaba alguna mirada fija y con otros, no podía evitar sonreír. Eso sí, con el plan de que ella fuera la niña buena que no se enterara de nada para encubrir a sus compañeras, hizo que la mirase a ojos abiertos y quijada caída. No es que estuviera ofendida... mas bien se preguntaba... ¿Era capaz de verdad de hacer aquella tarea? ¿Ser Parecer tan tonta? Cerró la boca al terminar de hablar, porque era cierto que al menos así no tenía que mentir. Pero ahora la responsabilidad caía sobre la animadora.

Una vez en la cabaña, los ojos de Yan sobre el lugar, reflejaban cierta angustia. Intercambiaba miradas entre la fachada y la conserje, queriendo pensar que la mujer estaba enfadada porque se curraba mucho su trabajo y no precisamente al contrario. Era ingenua incluso consigo misma.

Cuando vio a sus compañeras horrorizarse por no tener WiFi ni cobertura, entonces si acudió a su teléfono para comprobar que era cierto. Eso sí, suspiró de alivio al ver que podía hacer llamadas de emergencia. O al menos eso decía la pantalla de su android, porque no lo comprobó precisamente. - Llamadas de emergencia... Vale... no moriremos aquí en vano. - Eso era lo que le preocupaba, que una maldad de aquellas la matase por no poder hacer una llamada al SAMUR. Al SAMUR americano.

Jennifer no tardó en animarlas a entrar, entonces caminó lentamente hacia el interior y echó un vistazo además de una olfateada. Soltó su equipaje por ahí, y se giró hacia Eleanor. - Antes de irnos a divertirnos, deberíamos comprobar que no hay cosas raras en el baño o las camas. - Previsión de daños y maldades, sí, sería lo mejor.

No esperó aprobación de sus compañeras, se fue a elegir una cama y se puso a examinar sábanas, almohadas y estructuras.

Tengo que mirar a Beth con humor por su comentario del gato de Aliexpress.

- Beth, ya sabes que en esa página nunca te llega nada remotamente parecido a lo que compras. Ya sabéis que le pasó a Cindy de clase con aquel muñeco hinchable - aparte de que lo compró porque en la foto se parecía a Chris Hemsworth, luego lo usó y luego el clítoris se le calló a cachos. No es que consumiera yo nada de esa web, pero era tan famosa que ya  formaba parte de la cultura pop. 

Todo aquello se veía rural y pintoresco. Cuando naces con una cuenta bancaría propia de 500.000$ y disfrutar a lo largo de la vida de ciertos lujos, este tipo de alojamientos se frivolizan de tal forma que parecen hasta divertidos. Como la gente que paga por un retiro en un simulador del lejano oeste. Pues esto es parecido.

Pero la falta de Wifi era otra cosa. ¿Qué iba a pasar con los fotopenes de Josh a media noche?.

- ¿De verdad? ¿Nada? - sabía que iba a ser inutil, pero yo tambien alzo el brazo con el móvil en un intento desesperado de captar alguna maldita rayita. - Pensaba que ya había antenas por todas partes. Esto está en el culo del culo del mundo...seguro que hasta los Amish tienen 4G.- añado con cierto fastidio, pensando en cómo iban a quedar ahora con los chicos. Aunque podría consolarse con su fondo de pantalla. 

Acabo con el par de maletas yendo con el resto a la cabaña. 

- No te preocupes, si nos pasa algo porque no haya cobertura, los Rogers pondrán una demanda y se cagarán. Nadie quiere una demanda Rogers. - le digo a Yanet, a modo de consuelo, que ya está hablando de morir. 

WAT

NO. EN SERIO. WAT.

Danni miró su móvil

…searching signal…

OMG

—No, qué va. No. No no no no no. No… dios no.

Agitó el aparato buscando devolverle la vida. No podía ser. El wifi no.

Qué se hacía? ¿Qué se hacía en esos casos?

…no no no no…. piensa Dani piensa piensa joder Dani no no no no…

…sí, la clase de ciencias, el agua, el oxígeno, oxígeno para respirar… sí, eso es… oxígeno y wifi, no?... necesitamos aire y wifi… sin wifi no hay Instagram ni tuich… la gente se muere sin…

Danni nunca había conocido un mundo donde no existiera wifi. Siempre había estado ahí.

…joder no Danni controla tía… no respiramos wifi... aire, sí, aire, sí sí… aire sí…. wifi no… wifi es aire para móviles… noooooo no quiero que se muera…. noooooo mi móooooovill nooooo NOOOOOOOOOOOOO…. haz algo haz algo dale wifi joder Danni dale wifi joder mecago en la putaaa…

Empezó a sudar. La piel erizada, tensa. La respiración al galope.

….sí, sí, Danní, ¡Danni! Síiii, mi tesssoro, sálvalo… es nueshtro… shíii… debemos salvarlo ¡Danni! Sí… wifi… shíii, eso es… ochígeno para el móvil… mi tessssoro… nossh quemaa.. mish millonessh de dólaressh…

—Tengo que salvarlo tengo que salvarlo

…dale aire Danni… sí… agujerito.., sí mi tesssoro… agujerito por algún puto lado tiene que entrar el wifi dale wifi Danni… cómo coño hacen joder cómo se hacía esto… ¡Danni! shhíi mi tesshorroo...

Recordó vágamente una de esas clases-taller de primeros auxilios. El monitor estaba demasiado bueno como para atender a lo que decía. Soplar y apretar soplar y apretar. Maniobra de Hitler o algo así se llamaba.

Boca en el auricular. Soplar. Apretar pantalla. Soplar. Apretar pantalla. Soplar. Apretar pantalla.

…dale dale dale wifi Danni… sálvalo joder… tu fama… tus seguidores… mis tesssoro…

Apretar soplar apretar soplar apretar soplar

—NOOOOOOOOOOOOOOO NO TE VAYAAASS!!!!!

Arrodillada en el suelo, acurrucada sobre sí misma, Danni veía el móvil inerte.

Vivo, pero en coma. Un montón de aplicaciones no servían para una puta mierda ya.

10 segundos sin notificaciones. 20 segundos. 40 segundos. Ni un like llamaba a la puerta. Ni un retuit. Ni un wasap. Ni un céntimo que ella lo viera.

Respiró fuerte.

—Hijos de puta, lo habéis destruido todo. Yo os maldigo… ¡Os maldigo a todos!

Un fin de semana sin wifi.

Alguien iba a pagar por aquello.

Se levantó temblorosa y despeluchada y se enderezó para respirar. Una mirada a las chicas y un gesto. «No pasa nada, tranquilas».

Guardó el cadáver en el bolso, acariciando la pantalla. Cogió sus maletas.

—La número 5. Vamos. Acabemos con esto.

Pues la conserje no solo no carga vuestras múltiples maletas sino que ni os acompaña a la cabaña como debería. Ni en los airbnb más cutres pasaba eso, osea, ni una visita guiada ni nada.

La cabaña por dentro tiene tres literas y... ya.

Aquel campamento era peor que uno espartano, es decir, ¿había alguien visto ESAS CORTINAS? ¿Flores? Osea, era tan kitsch como una mala película de los 70. Dentro olía a cerrado y quizás a moho, los colchones tenían pinta de llevar tanto tiempo o más que las cortinas y el suelo... Bueno, a aquel cemento enlucido no se le podía llamar suelo. Al menos había enchufes, aunque no para todas, pero tampoco era importante porque sin 5G y sin WIFI no había necesidad de cargar el móvil, ¿¡verdad!?

Una voz desde fuera da a las chicas un grito en aquella vorágine de espantosidad:

¡Colocad todo rápido, en media hora es la ceremonia de bienvenida!

¿Colocar? Si no había ni un triste armario... Un momento, ¿y el baño? 

¿¡NO SERÍA UN BAÑO COMUNAL VERDAD!?

Miro realmente preocupada a Danni. Iba a ser duro para todas, pero en su caso dudaba que aguantara aquí más de 24 horas sin wifi sin intentar huír o darse un hinchote a barbitúricos. Tendríamos que tenerla vigilada en todo momento. Incluso acompañarla al baño, pero seguro que Eleonor está más que dispuesta a eso.

- Siempre puedes grabar contenido y subirlo luego, cuando volvamos - intento poner mi grano de arena para evitar un trágico suicidio. Cuando se recompone y va para la cabaña, camino con ella y el resto del grupo.

Me tengo que quedar un poco parada al entrar. Aquello parecía de todo menos un lugar que Kim regentaría. El tema analógico, vale, pero esta decoración no es propia de la reina de las cheerleaders. 

- Si este sitio lo lleva Kim, empiezo a pensar que el chichi se le hace pepsicola pensando en como putearnos - digo, como única explicación. - Mira, Beth, no eres la única que compra en Aliexpress - acabo diciendo, mirando todo, señalando aquellas cortinas. 

Por otro lado, entre tanta maleta y el espacio reducido, tendríamos que escalar montañas de maletas hasta llegar a las camas. Que bueno, las camas, como simulación empezaba a pasarse de la raya. 

Un momento.

- Esperad, ¿dónde coño está el baño? - cara de drama, mirando a todos lados, como si de pronto fuera a parecer una puerta mágica en cualquier pared. 

Beth suspiró. Acostumbrada a hacer putadas, aquella era una gorda, pero probablemente inintencionada. A fin de cuentas, seguro que el resto tampoco tenía. Literalmente no había wiki, no es que estuvieran cerradas las redes. 

—Sin wifi y baño compartido. Hemos pasado del cielo (Tu casa, Gillian mi loca preciosa) al infierno, pero no hay que cortarse las venas. 

Respiró, respiró hondo. 

—Y piensa Dani que tus seguidores pajilleros harán una campaña de ¿Donde está Dani? ¿Habrá muerto? ¿La habrán secuestrado? Seguro que cuando vuelves te está buscando hasta Scotland Yard y tienes un super cum-back con contenido tremendo, grabado como dice Gillian. 

Las cortinas son una mierda. Lo de los puteos... los puteos de venganza son mejores. 

—Sí, esa Kim creo que disfruta jodiendo. Vamos a tener que contemplar como funciona esto y como van a pagar desde la furcia en jefe hasta la última conserje. 

—La clave es no dejar que nos afecte —miré a la jefa— sugiero uniformes desde ya, ir en formación y pretender que todo esto es normal —no, no lo era— para no dar pie a burlas. Necesitamos información y objetivos. 

La crisis de Danni la entendió y rápido se acercó para animarla, es que bueno no quedaba más opción que pasar estos días de forma muy vintage lo cual no le parecía mal en el fondo. Vida natural, yoga, saludito al sol, y trastadas, podía ser la oportunidad perfecta para joder a medio mundo y reírse de ello. Aunque claro, la cabecita de este lugar ya quería fastidiar al grupo de animadoras más top que pueda existir y esto provocaba que el dark side de Eleanor surja sin más. 

—Venga Dan, lo que dicen las chicas. Seguro serás trending topic en cuestión de segundos, los pajilleros crearán un hashtag por ti. Tómalo como un respiro para crear contenido genialoso.

Ya sin más, luego de sujetar la mano de la morena en plan apoyo super emocional y empático, avanzaron hacia donde sería el lugar donde iban a dormir. Era muy cutre, pero seguramente podrían darle estilo ya que la rubia se molestaba en ponerle onda a todo para pasárselo bien. 

—Podría ser peor, yo me encargo de darle onda—aseguró sonriendo—. Litera de arriba, cerca de la ventana. ¡Mía! 

Luego al escuchar a las chicas, se quedó un tanto pensativa—todo lo que una rubia yogui podía lograr—y alzó la manito como si fuera una alumna de la primaria. 

—Objetivo, tantear el terreno. Que un bañito compartido, estas camas nos desanimen. ¡Nosotras somos buenas en adaptarnos a todo! Tenemos que darle una clase de humildad a estas, así que pechos hacia arriba, actitud fuerte y a por ello. 

Si, parecía drogada. Aún así quería pasárselo bien. 

Aquello era increíble. Era como retroceder cuatrocientos años en el tiempo cuando los colonos se disparaban con mosquetones y se limpiaban el culo con hojas de parra. Dejó sus maletas en la parte de arriba de una de las literas y asintió ante el comentario de Beth.

-Tiene razón. Hemos venido a un puto campamento de animadoras y nos vamos a comportar como tales. Así que venga, dejad las maletas, sacad los uniformes y cabeza alta. Ya va siendo hora de que estas zorras se enteren de quién manda aquí. Iremos a inspeccionar este sitio asqueroso a ver cómo podemos sacar ventaja de todo esto.