Partida Rol por web

Tras haber ayudado a Rebecca me quedo allí, estática sin saber que hacer. Es muy duro para mí esto, más aún cuando la imagen es tan horrenda, perturbadora que no la olvido más. Fue estar en contacto estrecho con la muerte e impresiona. 

Por suerte es mi compañera la que tironea de la manga y es cuando en verdad reacciono. Así que comienzo a correr a la par mientras intento olvidar los ruidos que hacen los zombies en plena degustación de aquel pobre hombre.

El asunto es que de repente aparece más gente, dos profesores y uno me sorprende con su actitud. Al preguntarnos que ha pasado, yo soy la que habla. 

—Escuchamos ruidos, fuimos a ver y el Profesor nos siguió. No sabíamos que tienen encerrados a los zombies, es muy peligroso y ya puede ver porqué. 

Es lo único que puedo decir, la realidad que les golpee de lleno. 

Aunque tenía el ataque perfectamente trazado en mi mente, no salió como esperaba. No conseguí hacerle daño alguno y el cuchillo se me escapó por entre los dedos. -Mierda...-. Sentí el pulso acelerado por todo mi pecho junto a un escalofrío.

Dada mi desventaja, intenté esquivar al zombie para tener alguna posibilidad. Así que traté de despistar a ese infectado para colocarme tras él y darle un golpe definitivo con mi última carta: el cuchillo de Gabe que guardaba en mi cinturón.

-¡Es cierto! -acota Rebecca, alterada. -¿En qué estaban pensando?

Mark las mira en silencio unos segundos, antes de responder. 

-Suban, no es seguro que hablemos aquí. 

Las 4 personas se dirigen escaleras arriba antes de volver a emitir palabra. 

Scarlet comienza a explicarles en voz baja, para que los niños y la pareja mayor no puedan escucharlos

-No queríamos hablar abajo para no alterar a los infectados del lugar... 

Cuando esta... situación empezó, la mayoría de la gente se refugió en el gimnasio, donde hay más lugar. Pero aparentemente había alguien infectado entre ellos y... lo único que pudimos hacer fue trabar la puerta para mantenerlos dentro. Cuando ustedes llegaron, no quisimos contarles para que no entraran en pánico. 

-Pero no es seguro mantenerlo como algo oculto. ¡Sólo generan más dudas! -replica Rebecca, mirando a Aki, quizás en busca de apoyo. 

Al estar atento a los movimientos de su oponente, Enzo puede verlo con más detenimiento. Se trata de un hombre de mediana edad, tiene una horrible herida en la parte derecha de la cabeza y las manos. Su expresión es inquietante mientras se acerca más y más al adolescente.

El infectado lanza un feroz mordisco, que afortunadamente Enzo logra evitar con un ágil movimiento. La embestida del infectado termina contra el marco de la puerta por donde salió, lo que lo deja expuesto a un contraataque por parte de Enzo. 

-¡Ahora! -alienta Gabe. 

Negando con la cabeza ante la idea de que esto es más peligroso de lo que había imaginado, esa misma pregunta que les hace Rebecca es la que les haría también en este instante. Solo que no es el lugar para hacerlo, considerando que los zombies están más que inquietos degustando a nuestro Profesor.

Una vez vamos subiendo, la explicación llega a mis oídos y la expresión de preocupación inunda en mi rostro. Es que de haberse hablado, lo que ha sucedido hoy no estaría pasando porque se evitaría a toda costa el ir hacia allí. Hoy perdimos a una persona por ello, por ocultarlo.

—No dudas, diría que provoca muertes. Si bien comprendo que no quieran decirlo para no asustar a los niños que están con nosotros, al menos el resto lo debería saber para evitar estás situaciones—digo en un tono algo apagado—. Si no fuera porque Rebecca escuchó esos sonidos, yo no me enteraba y la curiosidad nos llevó a esto. ¿Pero si sucede con otra persona? Hay que evitarlo. 

Sin mucho tiempo para pensar, lancé una puñalada al infectado con un gesto explosivo y cargado de odio. Mi rostro se arrugó al apretar ojos y boca mientras presionaba con fuerza con el cuchillo de Gabe.

El único sonido que logré apreciar era generado por mi propia respiración.

-Entiendo-responde simplemente Mark, ajustando sus lentes. -Pero primero lo primero. Voy a encargarme de retirar el cadaver de Norman. Puede ser un problema a futuro. No sabemos exactamente cómo se transmite esta enfermedad. 

Desde el fondo del pasillo, por la zona de las aulas, se escucha la voz de uno de los niños. -¿Jonah? ¿Dónde estás, Jonah? ¿Han visto a mi hermano?

De forma casi caricaturesca, la mirada de Rebecca se dirige a la pequeña voz y abre los ojos muy grandes al cabo de unos segundos. 

El hombre de la pareja mayor se acerca al grupo con el niño de la mano. -Perdonen... sé que están hablando de algo importante. Pero parece que Marty ha perdido a su hermano de vista... 

-Me dijo que tenía que ir al baño hace algunos minutos, pero aún no ha vuelto... -comenta Marty, intentando aún no llorar. 

-Carajo...-murmura Mark. -Yo me encargaré de tratar lo de Norman, pero alguien más debería también buscar al niño. -sugiere el profesor. 

La estocada de Enzo se ve truncada por sus nervios y termina casi abrazando al infectado más que apuñalándolo. El "zombie" se da vuelta y se lanza sobre el joven. Enzo cae de espaldas y el hombre infectado se le apoya encima. La rodilla de éste se apoya sobre el estómago de Enzo, causándolo dolor. Con las manos en la ropa del joven, el zombie intenta acercar su cara, ensayando mordiscos. Afortunadamente, el joven logra sostenerlo para evitar el contacto. 

-¡Aguanta, Enzo! -anima Gabe, a la vez que comienza a arrastrarse hacia ellos. 

Comprendo lo que dicen, pero me sigue pesando el hecho de que tengan zombies encerrados en el gimnasio. No sé, hasta lo considero bastante morboso y la verdad, me da un escalofrío que no me deja muy en paz. No obstante, ante la llegada de aquel pequeño, mi rostro palidece porque si bien nosotras por el mismo hecho terminamos así, no quiero imaginar lo que pueda pasar con un chiquillo. Además no sé si estos tienen más encerrados en otro lugar, lo cual la situación en mi mente es mucho peor. 

—Voy con él a buscar a su hermano. Esto es a lo que me refiero, puede ser un verdadero peligro... —digo en un tono preocupado y cojo la mano del nene—. ¿Vienes Rebecca? Ayudemos a Marty. 

Y le doy un abrazo muy fuerte para consolarlo, justo en el momento en que la invito a mi compañera para realizar la búsqueda. Este colegio está siendo una verdadera caja de sorpresas y no es algo que precisamente me agrade mucho. Así que ya decidida a dividirnos las tareas, deshago el abrazo y tiendo mi mano para que la agarre. 

—¿Vamos?

 ¿Vienes Rebecca? Ayudemos a Marty. 

Rebecca mira a Aki con ojos indecisos. A pesar de querer ayudar, se nota que tiene bastante miedo. A pesar de ello, inhala fuertemente antes de asentir. Marty toma la mano de Aki con dulzura, mientras intenta contenter las lágrimas. 

Mark, mientras tanto, se dirige directamente escaleras abajo. Antes de que emprendan viaje, Scarlet les comenta -Tengan cuidado, por favor. Yo me quedo con los demás. 

Los pasillos de la escuela ya están iluminados por el sol matutino cuando las dos chicas y el pequeño se dirigen hacia los baños de la planta alta donde se encuentran. El baño de mujeres tiene la puerta abierta, pero el de varones tiene la puerta bloqueada por algunas maderas, a modo de tapia. Para Aki aquello era una visión común, ya que había visitado ese mismo baño durante su estadía en la escuela. 

-¿Jonah?- llama tímidamente el pequeño Marty, pero no obtiene respuesta. 

La adrenalina ya no surtía efecto alguno. Comencé a sentirme cansado y perdí la fuerza de mi delgado cuerpo. Si antes me latía el corazón por el impulso de atacar, ahora lo hacía por un miedo intenso que se apoderaba de mí a cada segundo que pasaba. Desesperado y bañado en el hedor de ese monstruo, insistí en apuñalarlo una vez más. Apenas tenía recorrido para golpear con fuerza.

Al ver el desastre de mi ataque (resultados de 1 y 5 en la tirada), pedí ayuda desesperadamente a Gabe.

- Nooooo! Gabe! - En ese momento solo recé para que no me mordiera. ¿Alcanzará el cuchillo que está en el suelo? Miraba hacia Gabe mientras mis brazos caían agotados.

En el forcejeo, Enzo intenta apuñalar al zombie y pierde su otro cuchillo de un golpe. El zombie le da un fuerte mordisco a Enzo en el hombro. Los dientes del hombre se entierran en la carne de Enzo dándole un dolor punzante y agudo y éste no puede evitar dar un grito de dolor. 

En ese momento, un cuchillo se entierra en la sien del infectado y éste deja de moverse. Después de unos segundos de perplejidad, Gabe ayuda a empujar al cadáver y sacarlo de encima de Enzo. 

-¡Enzo! ¿Estás bien? Oh, Dios...

A la distancia, Aki puede escuchar un grito, al parecer de dolor. Parece ser la voz de un joven. ¿Podría ser Jonah? 

Ni Rebecca ni Marty parecen haberse enterado. 

Finalmente luego de un poco de indecisión, Rebecca acepta acompañarme y ambas nos dirigimos junto a Marty para buscar a su hermano. La verdad es que luego de lo visto y vivido, ya me puedo esperar cualquier cosa en este lugar, así que voy con todos los sentidos en alerta y preparada para cualquier cosa. Así que durante todo el trayecto, estuve mirando a cada costado todo lo que acontece, desde un sonido o algo llamativo. 

Una vez estamos en los baños, no me sorprende que el de varones esté así y rápido me dispongo a revisar cada uno. El asunto es que llega a mis oídos un grito, lo cual mi rostro se torna sombrío mientras desvío la mirada hacia el niño. No quiero que salga corriendo tras escuchar aquello, puede ser muy peligroso. 

—Marty, quédate con Rebecca. Iré a mirar yo. 

Tras decir aquello solo sigo la dirección hacia donde se escucha aquel grito. Espero que no salga un zombie más o la situación sea más escabrosa. 

-¿Aki?-pregunta Rebecca cuando la ve correr por el pasillo. 

Pero la chica ya esta decidida y corre en la dirección del grito, con la desagradable imagen del pequeño Jonah en peligro en la cabeza. Baja las escaleras y, sin prestar demasiada atención al pasillo del gimnasio, termina encarando hacia el pasillo de las aulas y la enfermería. Al final del pasillo, a la distancia, puede ver a 3 personas en el suelo. Un infectado muerto sobre otra persona y un joven adolescente a gatas cerca de ellos. El adolescente de cabello negro empuja al infectado para sacarlo de encima de la otra persona, de cabello naranja. Con seguridad no son personas que estaban refugiadas en la escuela. 

Me encontraba completamente tendido, en el suelo y mirando hacia el techo, con la mirada como perdida. Esos segundos de tensión y adrenalina fueron convirtiéndose en miedo y cansancio. Finalmente, me llevé la mano a la mordedura del hombro. De ésta brotaba sangre.

- Qué he hecho... - Lamentaba sin esperar respuesta de Gabe. Sabía que había cometido una temeridad, pero, lleno de odio, fue la mejor opción en ese momento. Por mi mente pasaron otros escenarios en los que tomaba otras decisiones, pero ya nada serviría tras lo ocurrido.

Mi respiración era escalonada. Logré disponerme para ver con claridad a Gabe, ahora estábamos sentados en el suelo. Miré alrededor para encontrar algo útil. Observé los dos cuchillos pero ahora solo me interesaba algo de protección para mi herida. Sin moverme demasiado, intenté encontrar un pedazo de tela, un botiquín, o agua para limpiar ese mordisco asqueroso que me propició aquel infectado.

- No. - Intenté convercerme. Negaba lo ocurrido, quería hacer algo pero sentía una profunda impotencia. Seguí buscando a mi alrededor.

-Enzo... -repite Gabe. 

-Me salvaste la vida. Eso hiciste. Vamos aquí dentro a tratarte eso. -agrega el joven. 

Al levantar la vista, Enzo ve que están en la puerta de la enfermería de la escuela. -Al pasar frente a la ventana vi a un niño correr por el pasillo y a ese infectado detrás. Quise entrar para ayudarlo pero cuando noté que había perdido el cuchillo entré en pánico y tropezé. Me torcí el tobillo, por eso no podía moverme. Cuando llegaste, ese monstruo estaba a punto de atacarme. -explica Gabe. Al final del pasillo pueden ver a una chica acercarse a la carrera. Parece mayor que ambos y de la misma altura de Gabe. La parte positiva es que de ninguna manera parece infectada. 

Ni siquiera el eco de aquella voz detiene mis pasos ante la necesidad de encontrar el hermano de Marty, así que sigo mi instinto mientras voy corriendo en la dirección que creo, proviene aquel grito. Una vez allí la imagen que me encuentro es escalofriante, nunca te acostumbras a esto y pese a que la muerte ahora cobra otro tipo de vida es duro de digerir. Más aún cuando en esa misma escena te encuentras a las personas luchando por sobrevivir. 

Así que luego de tragar saliva, muy nerviosa por todo esto, desvío la mirada hacia el chico que está allí medio agazapado. No sé si alguno se levantará de esos y por eso prefiero hablar bajo. La verdad es que no conozco a ninguno de estos, uno se quita el cuerpo de ese zombie que tiene encima. 

—Soy Aki... ¿Cómo entraron aquí? ¿Están bien?—pregunto a los adolescentes—. ¿Cómo ingresaron?

Si bien no son las preguntas que haría en primer instancia cuando conozco a una persona, ahora mismo y considerando la situación, no tengo demasiada alternativa. Además si han accedido por algún lugar de aquí, tendremos que asegurarlo para que no entren intrusos ni sus acompañantes no muertos. 

- Ho... hola. - dije con voz débil por la herida y sorprendido al ver que alguien se acerca a nosotros - Entramos por la valla del exterior buscando un sitio en el que estar tranquilos.- afirmé escuetamente. ¿Había más personas en aquel lugar? Si era así, ¿por qué tardaron tanto en llegar? Podrían habernos ayudado a matar al infectado... No mostré mucha confianza, pero en ese instante no podía rechazar algo de ayuda.

- Una de esas cosas nos atacó y acabé recibiendo un mordisco... ¿y tú? ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Es un lugar seguro?

Seguía un poco aturdido. Sentía la pesadez de mi cuerpo y me esforzaba por no parecer muy afectado por lo ocurrido.

Ante la respuesta de aquel chico, asiento conforme y pienso que tenemos un punto débil en este lugar, que si bien da acceso a gente como él, la cuestión son los zombies más el peligro que esto conlleva al haber niños aquí dentro del Instituto. 

—Es un lugar medianamente seguro, aunque nunca se sabe lo que puede pasar—respondo y a sus preguntas, digo—. Estoy hace ya unas semanas, se dio que lo encontré y siento mucho que te hayan mordido. Es conveniente que te revisen la herida y esperar a que no sea nada malo. 

Me da un poco de desconfianza, no sé si por ello puede ser otro convertido y aún así, hay que confiar porque puedo estar en esta situación en algún momento y no será bonito tener que rogar por ello. Así que extiendo mi mano con la intención de que la coja así puede incorporarse. No obstante desvío la mirada hacia los alrededores. 

—Te escuché de milagro, este lugar es muy grande y estaba buscando a un niño. ¿Lo has visto?