Partida Rol por web

P...pero pero... s..si me prohibieron usar fuego desde el asunto de la mansión.. Sniff.. snifff...

No recuerdo al rey... ni a la serpiente.... ni que fuera en taparrabo... - musitaba a la figura - p...pe...pero suena tan real... incluso lo del rey mono... - ... mas considerando que en mis tierras reinaba una bruja... cualquiera puede llevar la corona... - ¿ p..pero quien te... cont.. - iba a preguntar, pero antes de poder siquiera notarlo ya aquella figura se desvanecía por una de esas cosas.

   Ahora... ahora solo tenia mas preguntas que antes...

 ... que es todo este lugar...

... que paso con el sujeto que entro antes...

... por que sabia cosas que ni yo recuerdo...

... ¿ por que Ms. Cerulea y Caeru se parecen tanto ? ...

   Mientras meditaba y viendo que nada concreto iba a sacar si simplemente me quedaba quieto, continuo caminando, si ya aquella fisura en la torre del reloj me llevo a un sitio nuevo... seguir avanzando debía ser la mejor opción para saber la verdad...

Naoko sintió como todo su cuerpo estaba siendo comprimido, no veía absolutamente nada por un par de segundos hasta que finalmente, una tenue luz se iluminó por encima de él; se encontraba en un líquido similar al agua pero mucho más denso; costándole nadar hasta la superficie este finalmente dio una buena calada de aire cuando llegó.

Nadando como malamente podía hasta la playa más cercana, Naoko pudo descansar boca arriba en la arena. Ciertamente; esto no era como el lugar de donde esta provenía, mucho menos era algo esperable a encontrar una playa dentro de la torre del reloj, o incluso una luna distante. El dónde estaba, era un misterio.

Un portal se abrió ante Naoko y de su interior salió una figura enmascarada; que lentamente se detuvo a unos cuantos pasos del joven que apenas había recobrado el aliento de todo lo que había pasado.

-Virgo... -Comentó con vehemencia- Tienes suerte de que estabas alineado con ella, si no, esta te hubiera hecho trizas... Pero ultimamente todos están apareciendo por este Reino... ¿Acaso es tan malo mi hogar que todos pretendéis huir de él como sea?.

El hombre no sonrió, tampoco hizo gesto alguno a Naoko.

-Tu función aún no se ha cumplido. Vuelve a intentarlo.

La sensación al cruzar aquel portal fue más desagradable de lo que me esperaba. Sentía que algo me aplastaba por los cuatro costados, y encima no veía absolutamente nada. Por suerte aquello duró poco y enseguida vi una luz sobre mí. Agité mis brazos con fuerza para nadar hacia ella, pero no parecía servir de mucho, pues aquel agua parecía ofrecer mucha más resistencia de lo normal.

Respiré agitadamente, agobiada, cuando logré asomar la cabeza a la superficie. No estaba acostumbrada para nada a bucear, así que mi aguante sin respirar era más bien poco. Nadé con mucha dificultad hacia la orilla, donde quedé tumbada boca arriba, agotada.

Cuando recuperé un poco el aliento, miré alrededor. No había rastro de mis compañeros. ¿Dónde se habían metido?

 —¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!? —grité. Me sentía muy preocupada. Aquello era diferente de lo que me esperaba. Al parecer el chico del sombrero sí que había dicho la verdad después de todo.

Por si aquello no fuese lo bastante raro ya, de repente se abre un portal oscuro y aparece una persona vestida con un atuendo de cuero negro y con una gran cremallera. Y encima empezó a decir cosas extrañas, como aquella mujer.

—Pero ¿qué dices? ¿Quién eres? ¿Dónde estoy y cómo puedo volver? ¿Qué es eso de mi función? —No había entendido ni una palabra de lo que me había dicho.

El hombre no se dignó a responder a nada de lo que Naoko le dijo, por el contrario tan solo se giró y señaló a su izquierda en donde un nuevo portal de oscuridad se abrió. Y al cabo de unos segundos, uno más apareció frente a él, por el cual cruzó y desapareció, y casi al instante el portal por el que había entrado también desaparecería.

La única salida de aquel lugar, al menos aparente, pareciera ser el portal que quedaba abierto en la playa, y que al parecer, había sido abierto por aquel encapuchado para que Naoko cruzara.

Caerulea sintió como todo su cuerpo estaba siendo comprimido, no veía absolutamente nada por un par de segundos hasta que finalmente, una tenue luz se iluminó por encima de él; se encontraba en un líquido similar al agua pero mucho más denso; costándole nadar hasta la superficie este finalmente dio una buena calada de aire cuando llegó.

Nadando como malamente podía hasta la playa más cercana, Caerulea pudo descansar boca arriba en la arena. Ciertamente; esto no era como el lugar de donde esta provenía, mucho menos era algo esperable a encontrar una playa dentro de la torre del reloj, o incluso una luna distante. El dónde estaba, era un misterio.

Un portal se abrió ante Caerulea y de su interior salió una figura enmascarada; que lentamente se detuvo a unos cuantos pasos del joven que apenas había recobrado el aliento de todo lo que había pasado.

-Piscis... -Comentó con vehemencia- Había escuchado de tu mala experiencia con un pequeño estanque... Por eso jamás hubiera imaginado que saltarías al océano de oscuridad... Tienes suerte de que estabas alineado con ella, si no, esta te hubiera hecho trizas...

El hombre no sonrió, tampoco hizo gesto alguno a Caerulea.

-Tu función aún no se ha cumplido. Vuelve a intentarlo.

—¡Eh! ¡Vuelve aquí! —grité indignada. Pero no me hizo el menor caso y se fue sin responder a ninguna de mis preguntas.

Una vez me quedé sola, observé nuevamente mis alrededores. No había rastro de los demás, lo que era extraño, porque se suponía que íbamos a cruzar todos juntos. En cualquier caso, no tenía intención de seguir allí más tiempo.

Miré el portal oscuro con desconfianza. Nada me aseguraba que no fuese a llevarme a algún lugar peor. Pero… ¿acaso tenía otra opción? No parecía haber nada más allí, aparte de un paraje oscuro e inhóspito. Y me sentía muy incómoda estando allí sola.

Sin dudarlo más, me acerqué al portal y lo atravesé lentamente, deseando que me llevara de vuelta.

Qué lugar tan oscuro... Tenía un aire nostálgico para ella, como un lugar familiar, como si ya hubiera estado allí. Lo único que podía recordar fuera parecido era White Island. Quizás era el mar y las olas. Quizás era ese solitario silencio, esa sensación de desolación, de antes de empezar el viaje, de antes de conocer a su prometido. Cuando estaba sola, sola con las sombras, sola en la oscuridad.

Para Caerulea, un aire de solemnidad rodeaba el lugar, y al hombre que apareció frente a ella. Sentía que le debía cierto respeto. Su aparición no hizo sino traer más y más dudas a la chiquilla. "¿Qu-qué función? ¿Eres... eres tú el que me hablaba desde las sombras? ¿El que me ayudó a empezar mi viaje?"

Aquella figura se quedó mirando a Caerulea por un tiempo antes siquiera de responder a sus preguntas; por algún motivo, la joven sintió que este hombre no era uno de los que respondieran demasiadas preguntas

-Me apena que no me hayas reconocido... -Comentó con vehemencia- Así es, soy yo quien te ha estado guiando y ayudando durante tanto tiempo. Pero el viaje aún no ha terminado. Queda esta última misión para que consigas llegar a tu destino, tal y como te he prometido en ese último mundo...

El hombre no sonrió, tampoco hizo gesto alguno a Caerulea.

-Y tú aún tienes que cumplir con tu parte del trato...