Partida Rol por web

- Por fin estamos todos, ya podemos continuar. Como le decía a los señores - dice refiriéndose a Payne y Jackson - he rentado un coche que pongo a su entera disposición. Pedí una camioneta para estar más cómodos pero si fuera necesario se podría rentar algo más pequeño.

Señala estirándo el brazo hacia la puerta de entrada por la cual en ese mismo momento entra un botones.

- La señorita es Daphne Wind-Holy - comienza las presentaciones mientras se dirige a la puerta - El señor Or-Deux, ambos de la misma orden que me ha instado a encargarme de proveerlos lo necesario para este asunto. Este señor aquí es el doctor Flanagan Mac Donald, un eterita. El señor Jackson Hannigan llega desde Estados Unidos muy recomendado por la casa Verbena. Por último el señor Payne quien a su vez llega desde Norteamérica en representación del Culto del Éxtasis.

De pie junto a una camioneta chevrolet Meyer extiende las llaves que había recogido de recepción.

- Alguien desea hacer los honores de conducir?

me emociono al recibir tantas atenciones y lujos y tratar con gente tan educada, me cayeron muy bien el Doc Flanagan y Or-Deux, asi como el Mr. Meyer, se veian ser gente muy distinguida, todos eran muy cultos y educados, lo que me hacia sentir muy comoda, la velada fue agradable mientras nos enriqueciamos con la información de Deux y escuche con atención sin añadir mucho, luego me despedí del atento Doc. Flanagan haciendo una reverencia de doncella y me fui a dormir.

a la mañana siguiente mire a los americanos recien llegados: Jackon y Payne, se veia que eran gente buena y sencilla, Jackson se veia que era fuerte y vigoroso y Payne se veia como alguien muy buena onda y liberal, asi que los salude educadamente para darles la bienvenida -Señor Hannigan, Señor Payne que gusto que ya estén entre nosotros, estaré encantada de trabajar con ustedes-

me sentia emocionada porque me encontraba trabajando con profesionales y magos maduros, eso me hacia sentir bien porque mi Maestro Endrina me habia confiado trabajar ya con gente de otro nivel, por lo tanto me esforzaria y no lo defraudaría en esta encomienda tan importante -que coche tan bonito Mr. Meyer, lastima que no se conducir- 

Diario del Dr Flanagan Mac Donald, Martes, 18 de Noviembre del 2012, después del desayuno.

Me levanté con sueño. Desayuné lo primero que me pude llevar a la boca, miserablemente. Pocas noches han sido más agotadoras y menos fructíferas. Guardé la versión de trabajo de mi equipaje, dejando un espacio vacío para adquisiciones que pudiera añadir a mi equipo, y poniendo todas mis herramientas. Las baterías, el mono, el secador del pelo modificado, las placas madre encontradas en la basura, los aerosoles... varias de las cosas que me son indispensables para el correcto desempeño de mis funciones de científico. Parece que iba a conocer al resto de la Cábala. Estaba impaciente. Como me esperaba, llegué tarde: qué vergüenza. Sin embargo la tardanza no pareció haber afectado a mis camaradas. Disimulé mi sueño todo lo que pude y me presenté.

Encantado, señores, dice sofocando un bostezo, y estrechando calurosamente la mano de Paine y de Jackson. Yo se conducir algo. Aunque sobre el tema de conducir el vehículo, pienso, es más importante que el que lo haga tenga carné de conducir comunitario, en regla, vaya.

El Dr Flánagan es muy delgado. Se ha puesto su otro traje, también con pajarita. Tiene una maleta, pequeña pero compacta.

Saludó a los demás en cuanto llegaron con una sonrisa:

—Un placer conoceros a todos. Como ha dicho el señor Meyer, soy Payne bani Éxtasis, a vuestra disposición. Y para empezar, ya que no veo mucha más disposición a ello, me ofrezco a conducir —dijo, manteniendo su sonrisa algo desfigurada y extendiendo la mano para coger las llaves de Meyer. Se agarró a su pequeña mochila en la que llevaba sus utensilios más necesarios e hizo ademán de ir hacia el coche.

Un placer señor Payne, me parece que más que negativas a conducir, hemos dejado pasa el asunto...es preferible que quien lo haga sepa hacerlo. Sería una forma de meterse en problemas inutilmente hacer otra cosa. ¿Puedo sugerir que marchemos?

Bien, no es que me haga especial ilusión conducir (sigue, sofocando un nuevo bostezo) pero... Bien, lo que realmente, a mi, se me daría bien, sería -carraspea- modificar el vehículo. Termina con una discreta sonrisa.

- Habrá que devolver el coche cuando ya no lo necesitamos así que preferiría que no le hicieran nada a menos que sea absolutamente necesario - responde Meyer a Flanagan mientras entre las llaves a Payne. - Señor Payne, conduzca con cuidado por favor. No me gustaría tener que dar explicaciones si nos detuvieran.

Con Payne al volante y las indicaciones de Meyer se ponen en camino hacia la biblioteca. Antes de llegar Meyer les hace dar un pequeño recorrido por las cercanías del hotel de modo que conozcan un poco más la zona y sepan ubicarse en caso de estar solos.

La biblioteca queda en el Clementinum, un enorme complejo de edificios históricos que entre otros alberga a la biblioteca nacional. Dejan el coche fuera estacionado junto a otros y hacen el resto del camino a pie. En la entrada este al Clementinum, por donde ustedes llegan, hay un edificio con algunos carteles con la palabra "Klementinum" en grandes letras rojas. La puerta de entrada atraviesa el edificio y va a dar a un enorme patio, luego de un corto paseo dentro del complejo llegan a la biblioteca. El reloj marca las 8.35 am, la biblioteca acaba de abrir y no parece haber mucha gente.

- Cómo desean proceder? - os pregunta Meyer - Puedo pedir hablar con el encargado si desean. El libro estaba emplazado por allí

La sala en la que se encuentran, la primera al entrar a la biblioteca es enorme. El techo abovedado y decorado con dibujos y frisos debe estar a una altura de unos 8 metros. Las paredes están decoradas con carteles en checo e inglés que hablan de diferentes conferencias a darse en la biblioteca. Hay varios exhibidores con tapas de vidrio donde se pueden ver una gran variedad de libros antiguos. El sitio al que señala Meyer tiene algunos de estos exibidores pero el piso tiene marcado un rectángulo de unos 2 metros por metro y medio. La marca está hecha por la diferencia en el encerado del piso.

- Es sobre esa marca que estaba el exhibidor del Codex, lo deben haber quitado este fin de semana luego de que la policía les diera el permiso. Es realmente una lástima verlo así, casi que da la impresión de estar completamente vacío. Incluso con los nuevos exhibidores más pequeños que han colocado.

añado -mmhn... el ladrón es muy habil para dar un golpe así, pienso que bien pudo tener complices que eran trabajadores del edificio, porque sin duda el ladrón estaba bien informado sobre la actividad interna y personal de todo el edificio... tal vez podríamos empezar por revisar los reportes de entradas y salidas del personal de vigilancia e intendencia, e interrogarlos si se puede y ver si alguno de los empleados internos no ha dejado su trabajo recientemente... podriamos revisar los videos de seguridad desde una o dos semanas antes para ver cualquier actividad anormal en los días previos al robo...-

Diario del Dr Flanagan Mac Donald. Continuación.

Tras una breve discusión sobre quién llevaba el coche y tras el penoso rechazo a que yo pudiera mejorar su diseño básico, fuimos a dar una vuelta por los alrededores, con el fin de que nos hicieramos una idea de cómo es la ciudad. Antes de subir, saqué de mi maleta las Gafas. Las saqué de su estuche, ya en el vehículo, y comencé a hacer un barrido sistemático de toda la zona. Al llegar al museo, con cierta desazón, tuve que quitarmelas. No es muy conveniente que los durmientes vean aparatos fruto del Genio. De todas maneras, y por si acaso, las guardé en su estuche, y me las llevé al interior. Llevé también mi maleta, con todas las herramientas. Quizá pudiera trabajar.

Comprobé, con estupor, que el museo ya había sido abierto al público. Enseguida, me planté delante del señor Meyer, para rogarle que nos acordonaran la zona, y que, de ser posible, nos dejaran trabajar sin molestos testigos.

Durante el viaje en coche, Mac Donald saca sus Gafas del Eter, una especie de anteojos con cristal de colores, de culo de botella. Tienen una montura gruesa, llena de mecanismos y alambres. También un montón de ruedecitas y antenas, que el usuario debe manipular constantemente. Además, poseen un adminículo para los oídos.

Cuando llegan, Mac Donald guarda las Gafas. Una vez dentro, se dirige al señor Meyer: ¿tendría la bondad de conseguir que nos dejaran solos, digamos... durante toda la mañana, o quizá por la tarde? Incluso esta noche estaría bien, para poder así comprobar el sistema de seguridad de todo el edificio. Si, mejor por la noche, así, yo al menos, podría Trabajar con cierta confianza.

Me mantuve distraído observando el exterior e interior de la biblioteca, comenzando a sopesar cuan elaborado había tenido que resultar el golpe. De seguro que investigar, nos iba a llevar tiempo y la intromisión de desconocidos nos complicaría las cosas. Me parece que no vamos a tener tiempo de esperar a la noche, siempre podemos hacer que hoy resulte más apetecible dar un paseo que permanecer en la biblioteca. Mientras tanto decidimos que hacer quiero revisar una cosa.

Mientras iba recorriendo la biblioteca y sus alrededores murmuraba para mí en el tono más alto al qu podía recurrir sin llamr la atención Reinare supra Vim, Intellego potestas. Y trazaba los pertinentes gestos aconsejados para revelar lo ocultos con la myor sutilidad posible.

Antes de subirnos al auto aproveché para saludar a todos, extendiendo la mano a cada uno. ---Jackson, Verbena. Encantado de conocerlos.

Concuerdo con Flanagan... un poco de privacidad sería ideal --- Digo a Meyer --- De paso... ¿cuándo pasó esto? ¿a qué hora? Imagino que habrá ocurrido mientras estaba cerrado. ¿Hay guardias? ¿Videocámaras? ¿Alarmas?... ¿Se llevaron algo más? O, aunque no se lo llevaran, ¿algo cambiado de lugar?

Reviso el lugar, ¿cuanta gente hay? ¿hay alguien que resalte de alguna manera, mirándonos raro?

Doy unos pasos alrededor de donde estuvo el Codex, saco mi anotador, y comienzo a hacer unos trazos mientras pronuncio en susurros unos sonidos guturales.

- No somos oficiales de policía señores, aquí no somos más que civiles con algunos amigos importantes. Me resulta imposible cerrar el lugar ni acordonarlo, deberán trabajar con la biblioteca abierta. Es por eso que esta es la mejor hora, encontrarán menos gente tan temprano. - responde al pedido de privacidad - Puedo hablar con quien deseen y conseguir acceso a zonas restringidas al público así como los registros que deseen pero no mucho más y siempre con alguien de la biblioteca vigilando. - Por su expresión se nota que esto no es lo que él hubiera querido - Están nerviosos luego del robo y fue imposibles convencerles de lo contrario. En cuanto a filmaciones, la biblioteca en sí no tiene cámaras pero el Códex estaba resguardado por los ingenios de los Hijos del Éter - al decir esto mira a Flanagan - Tengo entendido que guardaban todos los registros aquí en la biblioteca, puedo pedir por ellos aunque no se de qué se trata. Espero que el doctor Mac Donald pueda ayudarles con ello. Sobre lo demás, alarmas, cosas cambiadas de lugar y demás será mejor que lo hablen con el doctor Novák, puedo pedir por él si así lo desean.

Logras ir unos días hacia atrás en el tiempo en busca de residuos que os puedan servir de algo. Es al llegar a la noche del viernes, a las 23.44 cuando notas los primeros residuos. No parece un rastro demasiado fuerte por lo que continúas yendo hacia atrás. A medida que "avanzas" el residuo se hace más fuerte hasta el momento en que el enlace se hace demasiado débil y debes detenerte. Has llegado al miércoles, el momento en que el efecto que hubiera allí resulta más fuerte.

Al final la conclusión a la que llegas es que al menos desde el miércoles en la tarde (el momento al cual llegaste) hubo algo actuando en esa zona, a medida que el tiempo fue pasando el efecto fue disminuyendo hasta que en algún momento desapareció por completo. Para la noche del viernes ya no quedaban siquiera residuos de ello.

Retrasaré el efecto hasta que me lo digas, en ese momento se aplicará a toda la zona que hayan recorrido. Mientras tanto debes mantenerte realizando el ritual claro.

—Eso —contestó a Daphne mirando hacia el lugar donde estuvo el libro—, o es gente con recursos avanzados, como los nuestros.

Miró alrededor, buscando cualquier detalle que le pudiera orientar sobre cómo había pasado todo aquello, y mientras lo hacía rebuscó en su pequeña mochila en busca de una hojilla de afeitar que ocultó convenientemente en su puño. Acto seguido, metió sus manos en los bolsillos delanteros, comunicados, de su sudadera e hizo un corte sobre el dorso de su mano. Un pequeño escalofrío de dolor y adrenalina lo recorrió y apretó los dientes mientras la sangre caía acariciando su piel. Notaba el calor, la humedad, la viscosidad y eso le aliviaba parcialmente el dolor: se sintió, acostumbrado ya a dejarse llevar por estímulos mínimos cuando era necesario, disolverse en la sangre y comenzó a atisbar el crepúsculo, recordando las noches de desangramiento durante su entrenamiento.

Me acerco a Or-Deux (no sé dónde están los demás; pero no lo digo en voz muy alta), y le comento mis descubrimientos: ---Noté un residuo por este lugar... no muy reciente, pero, a mas tardar, empezó el miércoles pasado...

Señor Meyer, ¿Podría conseguir al señor MacDonald? Creo que lo mejor sería hablar con él.

Bueno, evidentemente confirmamos que hay magia involucrada... eso no puede ser nada bueno.