Partida Rol por web

Cena con personalidades, será un agradable cambio en el monótono menú militar, además lo paga otro. Disfrutaremos de la noche de relajación que ya se encargarán de complicarnos la vida luego.

Pensando en el uniforme de gala, la verdad que los soldados no tenemos nada que sobresalga, excepto las condecoraciones recibidas por méritos en combate. Eso viste mucho, luego si nos llevan a Francia ganaremos alguna más.

Espero pacientemente a que los dos oficiales dejen claras sus posturas y se informe debidamente a nuestro teniente. Con un carraspero, decido intervenir despues de que Herr Kruger halla respondido a la última pregunta de Herr Von Heiser...

"Ejem... Con el debido respeto, Herr Kruger" Despues de dar un taconazo para saludar al oficial de las SS, me giro hacia el mando de nuestra unidad, para continuar hablandole "Herr Oberleutnan, considero que debemos dar un poco de descanso a los hombres. El viaje en avión ha sido largo. Deberiamos, con su permiso, retirarnos a nuestros alojamientos, para preparar los uniformes, comer algo y revisar el armamento... asi como exponer a los hombres, los informes de inteligencia." Hago un gesto hacia Herr Kruger, en deferencia a su persona. "Si esta noche se van a reunir tantas personalidades del Regimen en un mismo sitio, deberiamos tener toda la información disponible, Herr Oberleutnan y ocuparnos de prevenir cualquier acto de sabotaje"

Me cuadro frente a los oficiales, esperando su respuesta. Noto una gota de sudor frio recorriendome la nuca... "Espero que el teniente comprenda mis intenciones y no juzgue irrespetuosa mi intervención..."

Hastings se mantiene firme y sin decir nada, con la cara seria y pensando y reflexionando sobre lo que se va diciendo, en un momento, Rudolf hace un comentario y aunque esta de acuerdo con el, piensa que si sigue asi, no va a avanzar mucho en la cadena de mando, como le pasa a el, ya que en 2 ocasiones en su antiguo cuerpo se le degrado a soldado raso desde cabo por hacer comentarios sin el permiso de los superiores, asi que ahora no dice ni mu, al menos hasta que sepa como reaccionan ante esas iniciativas. y quizas el teniente si las acepte, pero si llega a ser kruger, le hubiera crujido sin miramientos.

Gracias, Birnbaum, no sabía cómo continuar sin seguir calentando al conversación.

Cierto cabo, los hombres deben estar inforados de cualquier eventualidad. ¿Qué clase de elementos hostiles hay en la ciudad? ¿Comunistas? ¿Judíos? ¿Disidentes? Supongo que no habrá muchos de ellos, la Gestapo lleva a cabo una eficiente e intensiva labor en Alemania. Lástima que dicha labor no se extieda a otros países...¿Se lo imagina? ¿Una Europa sin comunistas?

Sueña gilipollas, en las SS no llegarás a ningún lado cuando empiece la lucha de favores.

-Ese es el sueño del Führer, herr Heiser, un mundo en donde la plaga comunista haya sido erradicada -comenta Kruger ufano-. Nuestros informes nos han comunicado que es posible que uno o varios disidentes estén pensando en sabotear el acto de nuestro líder. Es por eso que esta noche hablaremos con el jefe de policía para coordinar esfuerzos. Su grupo, bajo mi supervisión, se encargará de colaborar con las autoridades locales en la investigación de posibles incidentes.

Colaborar en una investigación. Somos un grupo de combate, no de policías, ¿qué demonios querrán qué hagamos? Cada vez veo con más claridad que seremos los chivos expiatorios si ocurre algo malo, por lo menos, estamos en casa y no en el frente, aquí espero que podamos contar con más ayuda.

Kruger les despidió de su despacho y varios coches oficiales os condujeron a la base donde os alojaríais hasta que el Führer se hubiera ido. Heiser os da la tarde de permiso donde aprovechais para pasear por Münich. Las chicas os miran por la calle y os sonríen con timidez al veros pasear con vuestros uniformes. Las amables gentes de la ciudad os saludan y os observan con orgullo, pues sois representantes de la gran y poderosa Alemania. Después de pasar el rato en un par de cervecerías, regresáis a la base para prepararos para la cena. Von Heiser ya os está esperando en el barracón.

"Buff... Menos mal"

Suspiro aliviado cuando por fin nos dejan marcharnos del despacho de Herr Kruger. El paseo en los coches es bastante mas sombrio y me muestro malhumorado y taciturno...

"Joder... Esto tiene cada vez peor aspecto... Es peor que cuando asaltamos aquel casetón en Polonia. Creo que tenemos un enemigo peor que cualquiera de esos malditos cosacos. No creo que el teniente debiera enfrentarse tan abiertamente con Herr Kruger... aunque me gusta que lo haga. Eso disipa las dudas de quesea un niño de papa jugando a soldaditos."

Agradezco a mi oficial la tarde libre, aunque lo primero que hago es darme un buen baño y dormir un par de horas. Con los muchachos, recorro un par de cervecerias, flirteando con las muchachas y evitando cualquier referencia a nuestra misión, por el bien de nuestras cabezas.

"Divirtamonos, hombres. Es una orden del Oberleutnan Von Heiser. ¡¡Salud!!"

A una hora prudente, recojemos y pagamos nuestras consumiciones, volviendo a nuestros alojamientos. Antes de presentarme al teniente, me lavo la cara, tratando de despejarme despues de la pequeña celebración. Un poco mas entonado, reuno a los hombres y nos presentamos a nuestro oficial.

La tarde libre es un gran aliciente, podemos andar libremente entre una población que nos estima, que nos aprecia y ante la que podemos andar sin pensar en que son parte del enemigo. La cerveza, aunque con relativa moderación, hace pequeños estragos, nada que no pueda arreglarse de vuelta al acuartelamiento y una ducha rápida, que gran cambio, no tener que preocuparse por el agua caliente, disponiendo de ella en abundancia y a placer, jabón en cantidad y no el trocito de pastilla en que acaba convirtiéndose nuestra dotación y que tiene que servir para todo.

Una vez lavado uno, toca el uniforme, lavarlo para que esté limpio cuando toque reponer el que toca para esta noche. Dos mudas, hay que alternarlas con cuidado y tenerlas preparadas en condiciones para estos días.

Casi no da tiempo a finalizar cuando Rudolf pasa a recogernos para presentarnos a nuestro oficial, pero las prisas siempre están presentes, no sólo en primera línea al parecer.

Pasa la tarde con sus compañeros probando la estupenda cerveza y algunas salchicas para acompañar,  a las mujeres que le sonrien las saluda, y con alguna hasta se presenta charlando un poco, de vuelta flirtea con alguna putilla de la calle, haciendo unas risas y sonrojando a alguno de sus compañeros entre ellos al jovencio Rudolf Birnbaum, pero en cuanto se van, se disculpa ante el, indicando, que seria bueno tener algun informador en plena calle que pueda dar algun soplo.

A la hora señalada, los mismos vehículos que os escoltaron del aeropuerto vienen a recogeros a la base. Os llevan a través de las calles de Münich, alegres y coloridas con la llegada de la noche, en dirección a la casa del alcalde. Una bonita mansión con un gran jardin a la que se accede a través de una verja de hierro. Un mayordomo os abre las puertas y os conduce a un bello hall decorado con una gran araña de cristal. Después de lo que habéis sufrido y pasado en Polonia, este cambio de escenario os desconcierta sobremanera.

Kruger, exultante enfundado en su uniforme de las SS, aparece por una de las puertas laterales.

-Caballeros, buenas noches. Pasen al comedor, por favor.

Me mantengo en silencio y sigo a mis oficiales al donde indica el SS.

Karl saluda levemente y camina hacia el interior.

Ir en vehículos oficiales todo el tiempo, es un cambio agradable, hasta el momento la tracción animal de nuestras piernas ha sido el vehículo más usual en nuestros desplazamientos.

Al acceder al interior de la casa me quedo maravillado por la belleza de la estancia, no hay comparación con los barracones, incluso con la mayoría de destrozadas casas polacas que nos ha tocado ver, en Varsovia muy pocas construcciones se mantenían intactas, la inútil resistencia se cobró su precio en la población. Se nota la diferencia de categoría social, pero es agradable acceder algún tiempo a estos lujos fuera de nuestro alcance, disfrutemos lo que podamos.

Me cuadro y saludo militarme ante el oficial de las SS, lanzando una mirada de soslayo a mi oficial al mando.

"Sigue bastante molesto con Herr Kruger"

Para sacudirme esos pensamientos de la cabeza, me concentro en alisar el uniforme y limpiar imaginarias motas de polvo de las solapas. El ambiente de lujo que nos rodea me incomoda un poco y noto que empiezo a sudar bajo la luz de la esplendida lampara de araña.

Con un gesto distraido, estiro la solapa de la pistolera y ajusto la correa, mientras avanzo tras mi teniente, hacia el comedor.

"Asi que esta es la residencia del Alcande de Munich... Bonita, muy bonita. Sin embargo, no estamos aqui para apreciar la residencia... Esos ventanales son demasiado grandes... Y en los jardines...Va a ser una tarea ardua... Aunque el teniente mencionó que el mitin politico seria en una creveceria, no podemos descartar que alguien intente algo estupido y desesperado..."

"Permaneced atentos" Espeto a los hombres la orden en voz baja, seca... y un poco intranquila.

Dígame, Herr Kruger -comento mientras camino tras él, haciendo severos esfuerzos por resistirme al impulso de pisarle el talón- ¿aquí será la reunión informativa? ¿Acaso hay civiles o miembros del Partido que estarán presentes mientras dure ésta? Creí haber entendido que hablaríamos con el jefe de policía? Aunque supongo que un alcalde debe saber lo que ocurre en su ciudad, por el bien de sus ciudadanos.

El resonar de pasos en el suelo me recuerda la vida de Junker que yo llevé en una época pasada. Ocho años parecen una eternidad, los tiempos cambian a una velocidad excesiva. Los valores de hoy se pudrirán mañana y el mundo de ayer ya no existe.

-Y así será herr Heiser. El alcalde va a dar una cena para algunos miembros del partido y sus mujeres. Entre ellos está, efectivamente, el jefe de policía. Cuando acabe la fiesta podremos hablar de asuntos más serios. No se inquiete, no nos tomamos este asunto con frivolidad.

Hasting se mantiene como siempre callado y espectante, mientras observa tdas las entradas y salidas posibles y se retoca con disimulo su uniforme de gala.