Partida Rol por web

Rossi se detiene a tratar la herida de Angus. La limpia, desinfecta y cambia el vendaje por uno limpio antes de añadir:

-Todo este movimiento no ayuda a que te cures, Angus. La herida está estable pero necesitarías reposo para curártela del todo.

Mientras tanto Larkin otea la ciudad con sus prismáticos mientras hace marcas en uno de sus mapas de campaña con carboncillo.

-Bueno señoritas, ya hemos llegado. Aquí tienen la maravillosa ciudad de Bergues, nuestro objetivo -al ver a Larkin estudiando un mapa se acerca a él y se lo quita con suavidad-. Permíteme un momento, hijo. -después saca los suyos y los compara-. mmmm, buen trabajo, buen trabajo. Tienes buen ojo. Sin embargo desde aquí no tenemos una perspectiva total de la situación.

Se gira para hablar con el resto de la tropa.

-Señores recuerden la misión. Estamos aquí para entorpecer las operaciones de toda una división blindada. ¿Saben lo que supone eso? Estamos hablando de casi 1.200 de esos asquerosos boches y casi 100 vehículos si la división está del todo operativa. Pero no os alarméis. Obviamente no vamos a luchar nosotros solos contra ellos. El objetivo prioritario es inutilizar tantos vehículos como podamos y evitar el combate directo. Además, como hemos podido comprobar, la división está dispersa y ya hemos tomado contacto con sus operativos. Así que hemos de explorar la ciudad y averiguar cuántos hay en ella. Necesito dos voluntarios, ¿Y bien?

 Yo no estoy capacitado para misiones de infiltración, soy francotirador, lo mío es cubrir de lejos, y con mi pierna tal y como la tengo sería un estorbo más que una ayuda así que propongo al teniente

- Señor, yo estoy herido y puedo ser una carga en una misión así, pero podría buscar un sitio elevado, oculto, desde donde cubrir a mis compañeros.

Miro a mí alrededor, la cosa parece complicada, así que tenemos que ponernos en marcha, me dirijo a Pepe y le digo:

Bueno camarada, creo que deberíamos ir tu y yo a explorar, yo voy, ¿Me acompañas?, juntos podríamos hacer un buen reconocimiento.

Voy hacia el teniente y le digo:

Señor, me presento voluntario, si Pepe viene conmigo seguro que podremos hacer un buen reconocimiento, mi plan es acercarnos por los alrededores, y buscar una entrada a las cloacas o las alcantarillas, desde allí podríamos hacer el mejor reconocimiento posible, esos serian los mejores puntos de entrada, desde las alcantarillas podríamos llegar hasta....buf....nose, ¿Por donde empiezo? Cuarteles, talleres, alojamientos, cuarteles... Señor.

Con cuidado casi ritual, me dedico a ponerme pintura de camuflaje, añado un poco a los 2 cuchillos, dándoles un tono mate, para que no brillen, me cuelgo la B.A.R a la espalda, y desenfundo las 2 pistolas. Dejo a Arnold parte del equipo más pesado, necesario para ir mas ligero.

Listo para partir señor.

Retrocedo un momento, junto a Angus...Yo tampoco creo que sea de utilidad Señor, en misiones de reconocimiento. Soldados como Larkin o Caparso creo que están más preparados para ello; además, me gustaría estar cerca de Angus, Señor. Espero que me disculpe, pero no me veo con la aptitud suficiente teniendo a estos compañeros para realizar esta misión.

Y tanto. Yo era sanitario, y mis compañeros estaban mucho mejor preparados y cualificados para este tipo de trabajos. Simplemente, no quería ser una carga. Y qué mejor sitio que con el resto del pelotón, preparado para cuando los demás viniesen, hacer algún tipo de curas, Dios no quisiera que sucediese, pero si por cualquier cosa pasaba, ahí estaría yo, preparado.

Observo con aprensión la ciudad de Berges. No era tampoco muy grande, pero sus edificios semiderruidos y ese aspecto desolador le conferían una apariencia intimidante, al menos para mí. Y pensar que eso estaría lleno de blindados nazis y soldados...uno solo nos había costado la vida de un compatriota...¿Como seguiría esto?

José escucha la proposición de Larkin, no le parece mala idea. Ya se conocen y ya han echo cosas similares en otras ocasiones, así que parece la mejor opción. Se infiltrarán en Bergues y observarán la localización  de las fuerzas alemanas para inutilizar sus blindados y vehículos.

- Cuenta conmigo, camarada.- le responde al instante.

Dirigiéndose al teniente Jackman, le dice: - Mi teniente, con su permiso, acompañaré a Larkin para realizar el reconocimiento.-

Pepe intuye como será el asunto, algo rápido y sigiloso. Tendrá que usar su cuchillo, de modo que lo desenfunda y lo clava en la tierra para que no brille en la oscuridad. También comprueba su ASTRA 400 y la pone a punto. En caso de necesidad la usará, pero solo como última alternativa. Tiene que ser algo discreto, y son profesionales.

Por un instante me parece perfecto que los dos compañeros se presenten voluntarios, pero de nuevo una idea pesimista aborda mi cabeza:

Espero que la misión de infiltración no acabe en otra carnicería perpetrada por mis compañeros más impulsivos, no nos harían ningún favor.

Señor, ¿qué haremos los demás?

Enciendo un cigarrillo mientras oteo el horizonte deleitándome con la vista de Bergues.

El teniente mira a Caparso:

-Esperaremos aquí, hijo. Mientras tanto el buen doctor puede echar un vistazo a nuestras heridas. Descansaremos aquí hasta que nuestros exploradores vuelvan. Ha sido una larga caminata -después se gira hacia Jose y Larkin-. Y vosotros dos. Nada de ejecuciones ni disparos. No quiero que hagáis ningún ruido. Si vais a matar a alguien que sea porque es estrictamente necesario y sin llamar la atención. Tenéis treinta minutos para echar un vistazo por ahí e informar ¿Entendido?

 Siguiendo las ordenes del teniente, suelto el petate y mis cosas y busco un sitio cómodo donde echarme y reponer fuerzas. Estiro la pierna con mucho cuidado, me recuesto y enciendo otro cigarrillo que me fumo despacio mientras me sumerjo en mis propios pensamientos...

El grupo deja sus cosas en el suelo y busca algún lugar donde descansar mientras José y Larkin examinan una vez más su equipo antes de iniciar su misión de reconocimiento. El comando estaba situado cerca de una estación de tren a la que le faltaba medio tejado. Un poco más allá, las primeras ruinas delimitaban los lindes de la pequeña ciudad.

En vista de que tenían que partir de inmediato, José pensó cómo actuarían. En primer lugar avanzarían hacia la estación de tren. Un hombre iría en punta actuando como explorador y el otro le seguiría a una distancia prudencial para apoyarle en todo momento y cubrir la retaguardia y la retirada si fuera necesario. Con este método se acercarían a la estación y comprobarían si había alguien, tras verificar la situación partirían hacia las primeras casas de Bergues. A partir de ese momento avanzarían en silencio y a cubierto para evitar patrullas. Tomarían nota de cuantos vehículos y personal alemán viesen así como los puntos clave de la ciudad: almacenes de armas y munición, depósitos de combustible etc. Todo ello, claro, sigilosamente y evitando a toda costa el enfrentamiento con los soldados germanos. Cuando hubiesen explorado los alrededores volverían a informar al teniente Jackman.

Creo que lo fundamental será encontrar los depósitos de combustible y de munición, porque si no... ¿cómo vamos a inutilizar a toda una división?¿echándoles azucar en los depósitos de gasolina?

- Bueno Larkin, vamos a echar un ojo, yo iré primero y te avisaré si veo a algún nazi cerca. Tu, que tienes mapa e instrumentos necesarios vete tomando nota de los lugares clave y de la situación de los blindados ¿vale?.- le dice a su compañero.

- Con su permiso, mi teniente, nos ponemos en marcha.- se despide del oficial y del resto del comando.

-Bien, chicos, buena suerte -dice el teniente-. Recordad: no os metáis en líos.

Larkin y Pepe se dirigen medio agachados en dirección a la estación de tren derruida. El resto les contempla marcharse y ahora solo queda esperar...

Dejando al grupo, os encamináis sigilosamente hacia la estación bombardeada. La noche todavía prosigue, pero por el horizonte ya puede verse el albor que precede al alba. La estación está abandonada y más allá se encuentra una carretera amplia. Cruzándola se pueden ver dos calles, una junto a la otra, que se adentran en el centro de la ciudad.

La ciudad está iluminada en varias zonas, posiblemente indiquen la presencia de soldados. Los alemanes, en su arrogancia, no se molestan en apagar las luces durante la noche porque saben, por ahora, que los cielos están protegidos por su poderosa e imbatible fuerza aérea y no temen ningún bombardeo enemigo. En el espacio que separa la estación de las dos calles no veis ningún vehículo ni ningún soldado.

 Tras pensarlo un poco sugiero

- ¿Que tal si dormimos un poco para reponer fuerzas? Podríamos ir haciendo turnos de guardia hasta que nuestros compañeros regresen. O quizás buscar un sitio elevado y vigilar la ciudad por turnos por si se meten en líos y necesitan ser ayudados...

-Buena idea, Angus. Que los británicos hagan la primera guardia mientras el resto duerme. Ha sido una larga noche muchachos -el teniente se recuesta en el suelo usando su petate de almohada-. Dos horas chicos y luego haremos relevo. Que descanseis bien.

Cuchillo en mano, José llega hasta la estación. Allí, se pega a una pared y echa un ojo hacia Bergues. Dos calles se presentan ante sus ojos y según parece no hay ningún soldado enemigo. José echa otro vistazo para asegurarse y llama con un gesto de la mano a Larkin para que se acerque. Cuando éste llega a su lado le dice:

- Bueno compañero, empieza la fiesta. Creo que lo mejor sería avanzar por esa calle hacia el centro de Bergues para comprobar la situación de las fuerzas germanas. Si encontramos una tapa de alcantarilla puede que fuera buena idea internarse en el complejo subterráneo para avanzar mas seguros, pero tiempo al tiempo. Una por una vamos hacia el centro con mucho cuidado. Ahora yo voy hasta aquella casa- le dice señalando un portal en una de las calles que llevan hacia el centro.- y cuando compruebe que en el resto de la calle no hay nadie te hago una señal y vienes. Cubreme pero no abras fuego a menos que sea absolutamente imprescindible. Atento a mi señal camarada.- termina José.

Agachado y sigilosamente echa a correr hacia el portal de la calle más cercana que lleve al centro, allí, oculto en la sombra vuelve a comprobar la calle por si hay algún soldado o vehículo.