Partida Rol por web

Conocimiento de Santiago: Alto, eres natural de la ciudad. Sabes moverte por ella y conoces la mayoría de los sitios aunque de vez en cuando todavía te sorprendes al encontrar una tienda que no recordabas o conocías.

Domicilio: Piso en la Zona Vieja, cerca del Campus Norte de la ciudad.

Amistades: Tras la desaparición de tu novia has perdido a la mayoría de amigos, algo normal ya que realmente notas que te falta algo. Has trabado amistad con un policía local llamado Ramón, se preocupa por tu caso y te avisa de cada paso que se da en la investigación aunque actualmente está parada completamente. 

Cosas que sabes: Sabes que la desaparición de tu novia no fue casual, en esa misma época otra chica fue secuestrada y ambas compartían ciertos rasgos (eran pelirrojas). Sabes que la otra chica secuestrada (y posteriormente liberada por unos amigos suyos) se llama Silvia. Sabes que uno de los amigos de ella es el sobrino de Ramón y puedes intentar contactar con ella a través de él.

Trabajo: Estudiante a tiempo completo, posees una beca que le permite vivir sin excesivos lujos, además te ayudan económicamente tu familia.

Viernes 3 de Diciembre de 1999

El día amanece nublado lo que no es una novedad en Santiago de Compostela. Encima las heladas han comenzado más temprano que otros años y ahora en Diciembre se suceden una noche sí, la siguiente también. Por suerte no tendrás que madrugar demasiado en los próximos días. La semana que viene sólo hay clase el jueves así que será cortita...y más si no vas ese día aunque ya lo decidirás.

El día no se presenta demasiado entretenido, la verdad es que podrías salir a dar una vuelta o salir a correr pero el día no se presenta muy amigable para esas cosas. Tiene pinta de que va a diluviar de un momento a otro.

Miras tu reloj y son todavía las 9:48, demasiado temprano para levantarse así que aún puedes quedarte un buen rato en cama y pensar luego en qué hacer de tu vida.

Asomando la cabeza entre las sábanas, Simón echó un vistazo al despertador para comprobar la hora que era y resopló al ver que era tan temprano. Simón quiso quedarse y dormitar durante un rato más, pero si se levantaba ya podría hacer cosas que de otra manera se quedarían en el tintero.

Levantándose con un gruñido se colocó las zapatillas de estar por casa y la bostezó mientras estiraba los músculos entumecidos. Acercándose a la ventana subió la persiana para que la luz iluminara su habitación y ver a través del cristal la calle en la que se encontraba su piso. Se preparó para ducharse, fregar los cacharros de la cena de la noche anterior y limpar un poco el polvo de la casa. Así se libraría de hacerlo hasta el miércoles o el jueves y tendría más tiempo para sus cosas.

Friegas los cacharros y posteriormente limpias la casa. Miras el reloj y compruebas que sólo ha pasado hora y media. Miras el trabajo recién hecho y suspiras aliviado. Te metes en la ducha y disfrutas del agua caliente durante un buen cuarto de hora. 

Tras ducharte y vestirte bien compruebas que todavía son las 11:45 de la mañana. Te queda mucho tiempo libre por delante. Echas un vistazo por la ventana del salón y ves que simplemente orvalla por lo que es ideal para salir a hacer las compras y dar una vuelta por Compostela.

Compruebas la nevera y ves que la tienes casi vacía...realmente te haría falta comprar algo para llenarla ya que sobrevivir con visitas al "Rey do bocadillo" o al "Frankfurt"*; o si no al pizza móvil.

Simón se enfundó una chaqueta con capucha y cogió el paraguas mientras se llevaba la mano a la cartera para asegurarse de tener un billete de 20 euros como mínimo para hacer la compra. Llevaban casi un año con la moneda en vigor y el chico ya se había acostumbrado a ella, habiéndose encargado previamente de cambiar todas las pesetas que tenía en casa.

Agarrando un paraguas negro que le habían regalado con la promoción de una tienda (y que tenía el logo de la susodicha estampado en la tela) salió de su piso para bajar por el ascensor y salir a la calle.

Asomando la cabeza por la calle se subió la capucha de la chaqueta pese a estar resguardado por el paraguas: a veces soplaba viento y aun con el paraguas era difícil que no se te viniera encima alguna gota. Emprendió el camino hasta el supermercado más cercano para comprar cosas básicas: huevos, leche, algo de embutido, algo de carne y por supuesto el pan. Al menos que le diera para comer aquella semana, puesto que aunque no se veía con problemas de dinero todavía, la comida preparada tenía un precio y salía mucho más a cuenta comer en casa.

Te acercas al supermercado más cercano que para variar es un GADIS. Paseas tranquilamente por los pasillos comparando precios cuando escuchas una conversación de dos señoras de mediana edad.

- ¿Te enteraste? Raptaron a una chica en plena zona vieja como hace tres años... - le cuenta la que parece más joven a la otra

- No, no sabía nada pobriña...espero que tenga buen final como la última vez...no como esa chica de la gasolinera que nunca apareció..

Esta última frase provoca que te duele el corazón literalmente. Han secuestrado a otra chica, eso puede que provoque que abran de nuevo la investigación. Puede que empiecen a buscar de nuevo.

El chico tragó saliva mientras apretaba inconscientemente un brick de zumo con la mano. Sin embargo junto al dolor vino la excitación de saber que quizás si se descubría alguna novedad sobre esa nueva chica secuestrada aparecería alguna pista que le llevara a saber algo sobre lo ocurrido con su novia.

Se apresuró en terminar de comprar lo necesario y salir de allí en dirección a su casa. Tenía que llamar lo antes posible a Ramón, rezando por que estuviera todavía trabajando y pudieran hablar sobre si la investigación se iba o no a reabrir. Cualquier información era poca...

Sales cagando leches del supermercado, tan rápido que casi te marchas sin la vuelta. Suerte que la cajera te alcanzó antes de que cruzaras la puerta para devolverte las cuatrocientas pesetas que te sobraron. Nada más salir hay una cabina de las nuevas que la empresa R está montando en la ciudad, no ves ninguna de Telefónica pero esa puede valer perfectamente. Por la hora Ramón debería encontrarse trabajando aunque no sabes si tendrá turno de mañana o de tarde...así que cruzas los dedos para que logres cogerlo en el trabajo y te informe de los sucedido.

Metiéndose en una de las nuevas cabinas de R Simón sacó una moneda para poder hacer una llamada con el mínimo, pues ya iría metiendo más dinero según se lo fuera pidiendo. Marcó el número de la comisaría de Santiago (que ya se sabía de memoria desde hacía tiempo).

- Buenos días. Quería preguntar por Ramón, me llamo Simón Crespo. ¿Se encuentra disponible por casualidad? - le pregunto a quien responda al otro lado del teléfono, rezando porque se encuentre allí y no tener que esperar hasta la tarde o incluso al día siguiente.

- ¿Se refiere a Ramón Andrade? - te pregunta la telefonista que controla la centralita. Escucha tu sí y te pasa con la extensión.

Una voz afable te contesta al otro lado de la línea cuando escuchas:

- ¿Diga? ¿Quién llama? - mientras escuchas decirle a Ramón a un compañero "la de centralita se olvidó de decirme quién llama, es la tercera vez esta semana". - Aquí Ramón Andrade al habla, ¿podría decirme su nombre y el motivo de su llamada?

Simón asintió sin darse cuenta de que la chica no podía verle y se apresuró a decir que sí, momento en el que le pasaron con Ramón.

- ¿Ramón? Hola, buenos días, soy Simón Crespo. Hace tiempo que no hablamos, espero que me recuerdes. ¿Tienes unos minutos? - preguntó con voz amable: Ramón era de esas pocas persona que consideraba realmente útiles en la sociedad, que se esforzaban de verdad porque las cosas se hicieran

- Sabía yo que no tardarías mucho en llamar en cuanto te enterases... - te contesta - ...para ti sabes que tengo unos minutos...¿quieres que quedemos en el Marte*? o prefieres preguntarme por teléfono...

Su voz es la de siempre, pausada y tranquila. La verdad es que desde esa fatídica noche siempre te ha mantenido al tanto de lo que sabía e incluso hizo por enterarse de algunas líneas de investigación a pesar de ser policía local y que la investigación la llevara la Guardia Civil junto con la Policía Nacional.

- Si tienes un rato libre preferiría que nos viéramos en el Marte. Tu sólo dame una hora cuando puedas y nos veremos allí, yo estoy libre. - dijo el chico apretando un poco el teléfono de la cabina, pegándoselo más para escuchar mejor a Ramón. - Puede ser hoy o mañana, no te preocupes. -

Con tal de saber sobre aquello a Simón no le importaba esperar un día más aunque prefiririera saberlo cuanto antes.

Ramón mira la hora y te dice:

- En el Marte dentro de una hora, hora y cuarto. Termino algo de papeleo y ya salgo hacia allí, coge una mesa al fondo para estar cómodos. Nos vemos. Un abrazo. - dicho esto cuelga.

Tras hacer algo de tiempo y pasar por casa a cambiarte ya que comienza a chispear y sabes que no parará en todo el día te encaminas hacia el Marte. Cuando llegas aún no ha llegado Ramón así que te sientas y pides algo, tienes algo de hambre por los nervios seguramente y sabes que aquí te pondrán un buen pincho de tortilla además de alguna tapa de cocina. Efectivamente además del trozo de tortilla que casi parece un cuarto de ración te ofrecen una tapa de lentejas estofadas.

Justo cuando decides que te la pongan aparece Ramón por la muerta que te saluda con una sonrisa y le hace un gesto al camarero para que le ponga una caña. Se coloca a tu lado y te da la mano con firmeza. 

- Hola Simón...espero no haberte echo esperar demasiado...la telefonista nueva nos tiene locos...se ha equivocado tres veces en las llamadas y a veces la deriva sin saber si hay alguien en el despacho... - comenta mientras se sienta esperando a que os traigan el pedido. Te mira a los ojos y te pregunta - ...¿qué tal te encuentras? Sé sincero, porque esta noticia te debió recordar malos tiempos.... 

Dándole la mano a Ramón con una leve sonrisa se sentó asintiendo a las palabras del hombre. - Vaya, menuda faena. La muchacha si que parecía algo despistada... espero que los problemas que os estén causando sean poco más que anecdóticos, la gente no debería confiarse tanto o se arriesga a perder su trabajo... - comentó distraído, antes de tratar el asunto que alli les llevaba

Con un profundo suspiro torció un poco el gesto, ladeando la cabeza. - No te diré que me encuentro especialmente bien. La noticia me entristece pero... no sé, Ramón, también me da un poquito de esperanza. ¿Hay alguna pista que la policía tenga y que podáis seguir? No sé si todavía espero encontrar a Cristina, pero... pero quizás pueda saber qué le hicieron exactamente. -

- Te cuento lo poco que sé.  - te dice el policía - Los nacionales acaban de reabrir la desaparición de Cristina y también la de Silvia, la chica amiga de mi sobrino. Dicen que hay similitudes, como que todas sean pelirrojas. Y en los dos últimos casos los secuestros fueron prácticamente idénticos...así que esperanza de que vuelvan a revisar todo la hay... - hace una pausa y bebe un sorbo de la caña - Dicen que viene un inspector de Madrid para llevar el caso, pero puede ser un rumor...

En ese momento entran varios policías nacionales uniformados y Ramón cambia de tema. Parece que no quiere que le escuchen comentar nada del caso.

- Creo que deberías ir a ver el partido que se juega hoy en As Cancelas*...será un buen partido y podremos hablar tranquilamente del juego... - notas la entonación sobre tranquilamente.

Simón asintió mientras se llevaba la mano al bolsillo y sacaba unas monedas para pagar la consumición de Ramón, la suya y dejar algo de propina. Las dejó en medio de la mesa lanzándole una mirada doble al policía: una cómplice debido a su cambio de tema y al asunto del partido y otra en la que dejaba claro que no iba a permitir que él pagase aquello. Con una breve sonrisa cortés, se levantó.

- Me pasaré si tengo un rato. Cuídate. - dijo escuetamente, saliendo de allí mientras dirigía una discreta mirada a los nacionales mientras salía de la cafetería Marte