Partida Rol por web

Corazones y puñales

1. LA VERGÜENZA DEL BARÓN - Hartland

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04/12/2022, 18:03
Arnold von Hart

Arnold von Hart parece a punto de desmayarse.

Al igual que todas las mañanas, el Barón Erwin está obligando a su hijo a ejercitarse en el patio de armas del castillo. A veces toca cetrería; otras, tiro al blanco con mosquete; en ciertas ocasiones, doma de sementales. Hoy es el turno de la espada, de modo que Arnold está enfundado en una coraza de acero y con la mano derecha arrastra pesadamente un estoque. El sol brilla en todo su esplendor, como corresponde a un día de verano, y el muchacho suda como un cerdo. Los mechones rubios se le pegan a la frente y sus ojos azules exudan fatiga.

Arnold está combatiendo contra un muñeco de paja clavado a un poste. Sus movimientos son torpes y lentos. Al Barón le gusta que las sesiones de entrenamiento sean contempladas por todos sus servidores, como forma de presionar a su hijo. En los laterales del patio hay siete sirvientes, una docena de guardias y vosotros cuatro, refugiados en una sombra.

Arnold suelta la espada con el gesto propio de los derrotados.

—Padre... —jadea, con las manos en las rodillas—. Esto es... es...  —toma aire— inútil. Jamás seré un guerrero, tú lo sabes, yo lo sé, ¡todos en el castillo lo saben! ¿Y qué más da? ¡No hay vergüenza en ello! Padre, ¡las armas no sirven para nada! ¡No estamos en guerra! Todo lo que puede lograr una espada también lo pueden hacer las palabras y la diplomacia. ¿Para qué entrenarme? ¡La guerra no sirve para nada!

Notas de juego

(sigue...)

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04/12/2022, 18:24
Barón Erwin von Hart

—Aprenderás a ser un guerrero o te convertirás en un cadáver intentándolo.

El Barón todavía no ha cumplido cuarenta años, pero lleva más de veinticinco combatiendo. Perdió un ojo en la Rebelión de los Cortacaras y perdió un hijo en la Guerra de los Destronados, aunque jamás perdió la paciencia con los débiles, simplemente porque nunca la tuvo.

—¿Crees que las palabras forjaron nuestro linaje? ¿Acaso las palabras construyeron nuestra reputación? ¿Fueron las palabras quienes se cobraron la vida de tu hermano Stefan? Todo se reduce a espadas y mosquetes, todo.

Erwin von Hart se gira hacia el primer grupo de personas que se encuentra: vosotros.

—Qué opiniones las de mi hijo —dice en voz alta—. ¿Es que el mundo está cambiando? ¿Ya nadie valora el arte de la batalla? ¿El futuro pertenece a bufones, idiotas y poetas? ¿Y vosotros qué creéis? ¿La guerra no es más que un sinsentido? ¿Es así? ¿Un charlatán vale tanto como un soldado? Hablad con franqueza, ¡vamos, hablad!

Notas de juego

¡Empezamos! Recordatorio: por favor los diálogos sin negrita.

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06/12/2022, 23:33
Sviatoslav Igorevich

Sviatoslav detestaba aquellos teatros que el Barón montaba. Empatizaba en cierta manera con él, y lo respetaba por lo que era, pero hacerle presenciar a sus sirvientes el bochornoso espectáculo que daba su hijo era una perdida de tiempo. El zagal no iba a mejorar ni interesarse por qué lo mirasen 3, 10 o 500 personas. Era un pusilánime sin remedio, y no conseguía entenderlo, pues la sangre de Erwin corría por sus venas. Por eso estaba él allí, lo había contratado para proteger a aquel inútil. 

 

Cuando el Barón Erwin, visiblemente airado preguntó tan directamente al grupo, Sviatoslav miró discretamente a un lado y al otro, y decidió hablar en primer lugar. No le gustaba, pero formaba parte de su ser enfrentarse a las incomodidades cuanto antes mejor.

 

Tosió, aclarándose la voz. Dio un paso al frente.

 

-El mundo ha cambiado Barón, eso es cierto. Vos mismo sois testigo, puede que ya no se valore como antaño el arte de la batalla, pero sin duda es un arte valioso.

He visto mucho en mi vida. He visto muchos filos parar palabras en seco, pero no he visto a nadie parar un arma con la palabra.

Vuestro hijo, Barón...con todos los respetos...es...negado para las armas -dijo en un esfuerzo de no llamarlo inútil.

No seré yo quien ponga o quite valor a las personas, pero siempre preferiré ser un guerrero en la paz, que un...charlatán.. en la guerra.

Tras sus palabras. Sviatoslav hizo un saludo militar y atraso un paso, el mismo que antes había dado, y bajó la mirada al suelo, en señal de respeto.

 

 

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07/12/2022, 08:45
Gerdie Ringwald

Gerdie se lo estaba pasando en grande viendo como torturaban a Arnold, luego así podría recordárselo y bromear hasta que ambos se riesen juntos de aquello. Por supuesto que opinaba que la palabra era más fuerte que la espada, no solo lo pensaba sino que lo sabía, pero no iba a ser ella quien llevase la contraria al Barón Erwin en su propia casa.

- ¡Eso, sí, lo que dice el barbas!- reafirmó las palabras de soldado Sviatoslav con un movimiento enfático de su pequeño puño.- ¡Dele duro señor! Un poco de ejercicio no le va a venir mal a su hijo, que está muy flojo.- También intentó emular el saludo que había hecho su nuevo compañero, aunque claro, en ella resultaba bastante cómico.

Era la primera vez que le daban un trabajo serio y no quería meter la pata.

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07/12/2022, 09:00
Reinmar de Wint

Reinmar reprimió un bostezo (O más bien lo disimuló) agachando la cabeza y mirándose la punta de las botas como si hubiera algo tremendamente interesante en ellas. No todos los días se ve a un muñeco de paja alzarse como ganador indiscutible de un combate, pero que el espectáculo fuera extraordinario no conseguía hacerlo más interesante. Lo cierto era que por mucha simpatía que pudiera causarle el muchacho cuando uno tenía que pasarse mañana tras mañana con la misma cantinela la empatía se agotaba muy rápido.

Y no es que no entendiera al joven Arnold, ni mucho menos: A él tampoco el apetecía morir en quién-sabe-dónde sirviendo a quién-sabe-quién por quién-sabe-qué causa, y si le ponían una espada en una mano y una jarra de cerveza en la otra tenía muy claro cúal preferiría esgrimir primero. Pero aquello era directamente trágico. En cualquier caso, y aunque solo hacía falta conocer a Reinmar durante cinco minutos para saber que no estaba de acuerdo con la opinión ligeramente reduccionista del Barón, tenía la buena cabeza de saber cuándo era mejor dejarse llevar por la corriente.

Por lo que, y aunque habría preferido no verse obligado a participar, se sumó a las dos voces con un asentimiento.

—Eso mismo —Cabeceó, con los brazos cruzados—. La historia del hombre es una historia de la violencia, y así seguirá siendo por los tiempos de los tiempos. Así y como el pez grande se zampa al pequeño, el hombre fuerte aplasta al débil. Si uno no muestra fuerza y voluntad para proteger lo que quiere, bien tiene que estar preparado para que se lo arrebaten —Su mirada vagó hasta el pobre muchacho, y entonces añadió—: ¡Entrene, joven Arnold, entrene! Que mejor será saber utilizar una espada y no necesitar usarla, que esperar a que llegue el día donde uno la necesite y no distinguir el filo de la empuñadura.

A él no le salió natural el saludo militar, así que en su lugar se limitió a inclinar la cabeza en dirección a Erwin von Hart, en una sucinta señal de respeto. Los dedos de su diestra se movieron entonces hasta el guante de cetrería que colgaba de su cintura, y frotaron el cuero ausentemente. Solo podía esperar que aquella pantomima no durase mucho más.

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08/12/2022, 00:31
Arnold von Hart

El Barón se muestra complacido con las respuestas. Arnold, en cambio, desvía la mirada cuando habla Sviatoslav, porque le guarda una curiosa mezcla de temor, respeto y desprecio. En cambio, frunce el ceño a Gerdie, y mueve los labios con sutileza para formar la palabra «traidora». A Reinmar le pone los ojos en blanco: cree que el cetrero solo dice aquello para congraciarse con su padre.

El muchacho se sienta en el suelo y se quita la coraza. Levanta un dedo y habla con solemnidad.

—Si el mercenario jamás ha visto a nadie parar un arma con la palabra, es porque nunca me ha escuchado recitar mis poemas. Veréis, mi última pieza frenaría hasta el fuego de un dragón —se aclara la garganta—. Dice así: ¡oh, doncella furibunda, dueña de mis sueños y mis...!

Notas de juego

(sigue...)

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08/12/2022, 00:50
Barón Erwin von Hart

El Barón desenfunda una pistola y dispara al cielo. La detonación hace que su hijo cierre la boca y empalidezca. El rostro de Erwin está congelado en un rictus de rabia. El Barón es un hombre severo pero no cruel, aunque si no lo conocierais diríais que su gesto preanuncia un festival de decapitaciones y tormentos.

—Mi hijo está cansado —le dice a las criadas—. Llevadle a sus aposentos. Y quemad sus libros de poesía. Vosotros —os mira—, acompañadme a mi recámara.

Mientras las sirvientas arrastran a un Arnold boquiabierto y casi que en estado de shock, Erwin abre la marcha hasta su estancia en el castillo. La fortaleza de los Hart ya no es lo que era, y la falta de dinero para mantenerla se hace notar. El Barón se sienta en un sillón y llena cuatro copas de vino espeso. Coge una y os indica que toméis las restantes. Es la primera vez que os demuestra semejante cortesía.

—Un poema más. Un poema más, y juro por Fenre que incendiaré este castillo hasta la última piedra, solo para que mi hijo herede cenizas. Un poema más, eso es lo único que me separa de la locura. Stefan nunca me hubiera avergonzado así. Ah, si mi difunta esposa le viera...

Apura el vino de un solo trago y se limpia la boca con el dorso de la mano.

—Todo lo que habéis dicho es cierto: mi hijo es un flojo y un negado para las armas y el pez grande devora al pequeño. Y si mi hijo no madura pronto, será una merluza en un mundo de tiburones. El muchacho ya tiene diecisiete años. Está en edad casadera, y es tiempo de buscarle una esposa. Tal vez cuando tenga una mujer a su lado y un hijo propio al que proteger, comprenda la importancia de saber manejar una espada.

>>Quiero que acompañéis a Arnold hasta Altenberg, una aldea a tres días de cabalgata hacia el sur. Allí viven los Metzger, una familia de plebeyos que se enriquecieron comerciando —hace un mohín—. Vivimos en tiempos aciagos, nos gobiernan charlatanes y traidores, y los hombres decentes estamos en ruina. Tras la última guerra mis arcas están vacías. Necesito el oro y los Metzger lo tienen en abundancia. Escoltad a mi hijo y ved que corteje a la hija de los Metzger. Su nombre es Elsa, y se dice que es una doncella encantadora. Quiero que regreséis con una fecha de matrimonio ya concertada. Si se casan, nosotros nos salvaremos de la quiebra y ellos pasarán a ser nobles. Y quizás esto empuje a Arnold a ser un hombre de verdad.

>>Seréis una comitiva reducida. Quiero que mi hijo aprenda de las inclemencias del camino. Os asignaré unos pocos hombres de mi guardia personal, pero nadie más os acompañará. Mi intuición me dice que sois los indicados para esta misión, pero quiero escucharlo de vuestras bocas. ¿Por qué debería confiar en vosotros? Y lo más importante: si mi hijo intentara una idiotez, ¿cómo haríais para lidiar con él?

Notas de juego

Con esta ronda ya terminamos la presentación de vuestros PJs. Si tenéis dudas sobre vuestra misión, podéis plantearlas ahora. Luego empezaremos con los problemas del camino...

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08/12/2022, 08:33
Gerdie Ringwald

Iba a decir si no le parecía eso de quemar libros algo excesivo, pero al ver la ira en los ojos del Barón creyó más sensato cerrar el pico. El hombre parecía a punto de estallar y supuso que aquel infeliz que se atreviera a llevarle la contraria iba a quedarse sin cabeza muy rápido, así que obedeció e intentó poner una sonrisa.

El plan que planteaba era bastante bueno. Arnold no sabría manejar una espada pero seguro que no tendría problema en cautivar a una doncella, precisamente por eso que su padre odiaba tanto; la palabra. Sobre el viaje, todo sería cuestión de cómo se enfocase.

- Pues mire señor, primero felicitarle por su idea que me parece excelente y digna de alguien con sus conocimientos tácticos - había que hacer un poco la pelota a aquel que pagaba el sustento.- Su hijo no va a tener problemas en conquistar a aquella chica se lo aseguro.

Y ha elegido también muy bien a sus compañeros; Reinmar y yo le haremos el viaje más ameno y así no hará muchas locuras. Le mantendremos distraído y sobre el camino correcto. Y en el caso de que se salga del camino, pues para eso está Igorevich. No hay nadie en toda la baronía más capaces de lidiar con su hijo que nosotros. Se lo llevaremos de una pieza, cumplirá con su cometido y ¡Le devolveremos un hombre hecho y derecho!- estaba exagerando un poco, pero ¿Qué había de malo en ello?

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08/12/2022, 13:38
Sviatoslav Igorevich

Sviatoslav contuvo una carcajada cuando el hijo del Varón insinuó que podría parar su hacha con una poesía. Con gusto le hubiera arreado con la empuñadura en la boca del estómago mientras la recitaba, para observar su capacidad de seguir recitando. Pero seguramente el Barón, al final, intercedería por su hijo.

Es estallido de la pistola le pilló por sorpresa, mas se alegró de la reacción del Barón Erwin, y más aún de la cara del joven. El que hace unos segundos decía que podía para un arma recitando, se quedó sin palabras ante la detonación de un arma, que ni siquiera estaba apuntada hacia él...brava manera de defender sus palabras. Justicia poética pensó el soldado, riéndose, de nuevo, para sus adentros.

Ante la petición del marcial noble, lo siguió, como cabía de esperar, y escuchó atentamente sus palabras. Sviatoslav estaba contento con su señor, Erwin le valoraba bien, lo mantenía bien a cambio de servirle como soldado, y para él eso era suficiente. Lo que no esperaba, dentro del año de experiencia que llevaba, es que le tocase hacer a él directamente de niñera.

 

Escuchó a la entusiasmada Gerdie, mientras apuraba el vino que le había servido el propio Barón,  y la propuesta que hizo de que amenizarían el viaje entre ella y Reinmar le gustó, sobretodo cuando lo excluyó de aquella labor. Al terminar esta, se aclaró la voz:

-Señor, conocéis mi pasado y me habéis evaluado supongo en el año que llevo aquí. Los valores marciales rigen mi vida, entre ellos la lealtad, no defraudaré vuestra confianza. Defenderé a vuestro hijo con mi vida, pues esa es mi labor, pero no me pidáis que me haga de niñera al estilo tradicional. No lo haré señor. Prefiero ser franco. Supongo que es por eso que vienen en la comitiva esta joven y el caballero.

¿Qué que haré para lidiar con vuestro hijo si comente una estupidez? bueno, depende de la estupidez, supongo, pero creo que en caso extremo agarrarlo por el chaquetón, subirlo a un caballo y traerlo de vuelta con vida. Si la estupidez es menor, dejar a mis compañeros intervenir, creo que serán mas duchos que un servidor en el arte de la palabra - sonrió - lo mío son las armas, y no las usaré hasta que no quede remedio. No quiero provocar una enemistad con vuestros futuros consuegros a menos que la vida del joven Arnold peligre.

Sviatoslav dejó la copa vacía sobre la mesa y se retiró a su posición inicial. Bajando la mirada en gesto de respeto.

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09/12/2022, 02:33
Reinmar de Wint

La reacción de Arnold ante sus palabras le resultó divertida —y técnicamente bastante acertada—, pero más divertido todavía le pareció escucharlo hablar después. «He aquí la gran tragedia de un hombre que, con dieciséis años en esta tierra, todavía no ha aprendido a ver cuando es mejor callarse». La reflexión fue silenciosa, pero fue incapaz de reprimir un ligero meneo de su cabeza, de lado a lado.

Solo hizo falta escuchar el comienzo del primer verso para llegar a la conclusión de que el fuego del dragón se daría más prisa en incinerarlo si eso significaba dejar de escucharla, y aunque el disparo de la pistola lo sobresaltó, cuando se le pasó el susto no pudo evitar pensar que quizá tenía que sentirse agradecido con el Barón. Hay cosas que es mejor que uno no escuche ni vea, no vaya a ser que se le arruine todo un arte de por vida.

Dado que el chico debía haber aprendido leyendo los libros que iban a quemar, pudo suponer que no sería una gran pérdida. Pocas cosas son más nocivas que un mal maestro. Y aunque mantuvo la boca cerrada tanto como pudo, asintió a las palabras del Barón, lanzando una última miradilla a aquel Arnold pálido y prácticamente catatónico. Aceptó una de las copas con gusto, alzandola ligeramente en dirección a Erwin a la vez que inclinaba la cabeza, pero tuvo el buen tacto de no darle un tiento hasta que el propio anfitrión bebiera.

Calló mientras este se lamentaba, entendiendo que lo que quería era únicamente desahogarse, y prestó más atención cuando por fin entró en materia. Con todo, uno podía considerar aquella misión un honor... siempre y cuando saliera bien, porque si el joven fracasaba hasta en eso empezaba a temerse que lo de dar fuego al castillo se volviera una realidad. Dejó que fueran sus compañeros los que hablaban primero, sonriendo ligeramente con las palabras de Gerdie en cuanto a la función que él podría cumplir.

—Poco más puedo añadir a lo que ya se ha dicho —admitió, balanceando la copa sobre los dedos de la diestra—. En cuanto a por qué podríais confiar en mi, bien sabéis que mi familia tiene una deuda para con la vuestra, y es una deuda que yo no olvidaré pronto. Vuestra prosperidad es la nuestra. Tres días en el camino, a todo esto, pueden dar para mucho. Todavía no he tirado la toalla en su capacidad para sujetar un arco. Quizá la necesidad lo invite a despertar esa pasión que todavía le falta.

A eso se le podría haber llamado una mentira piadosa. No había tirado la toalla, pero tampoco tenía ninguna esperanza. Ni en la cetrería, que le parecía un arte más acorde con sus sensibilidades, había conseguido el joven destacar de ningún modo. Pero quién sabía, quién sabía.

—Si es necesario ponerlo en vereda, confiaré en que mi compañero aquí presente sea lo suficiente intimidante. Pero aseguro que yo mismo también pondré la mano en el fuego por evitar que vuestro Arnold tome el camino equivocado.

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09/12/2022, 17:13
Barón Erwin von Hart

Los tres os mostráis confiados de poder cumplir la misión. Gerdie y Reinmar recalcan que Sviatoslav será capaz de poner en vereda al muchacho en caso de que cometa una idiotez. El Barón asiente lentamente.

—Puedes estar tranquilo, Sviatoslav. No te empleo para que seas una niñera ni una nodriza, y si Arnold se desvía de su deber, como no eres ni una niñera ni una nodriza, no has de darle un biberón ni la teta para calmarle, sino un golpe.

Que un plebeyo golpee a un noble se castiga con la pérdida de la mano. Excepto, claro, que contéis con la autorización explícita del Barón, como es el caso.

—Podéis entretenerle y amenizar su viaje, o enseñarle a usar el arco y las aves de presa —dice a Gerdie y Reinmar—, pero golpeadle si es necesario. Solo en el estómago, y con armas sin filo. Todavía no quiero ojos morados ni dientes partidos. No hasta que marche a su primera batalla de verdad, aunque solo Fenre sabe cuándo llegará el momento. No volváis sin un acuerdo de matrimonio ya concertado. Todas las familias nobles del reino saben lo que pienso sobre nuestro actual rey —el Barón escupe al suelo al mencionar al monarca—. En consecuencia, las opciones de casamiento para mi hijo se han acotado. Haced los arreglos pertinentes. Partiréis mañana.

Notas de juego

(1/4, sigue...)

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09/12/2022, 18:20
Director

El camino real serpentea entre colinas, bosques, arroyos y campos de cultivo. Este verano está siendo inclemente. El sol de mediodía es un calvario, aunque todavía no hay noticias de sequías en el reino. Para el viaje, el Barón os ha asignado a tres miembros de su guardia personal. Dos de ellos se llaman Karl y son o insulsos o tímidos, pues apenas dicen palabra. El tercero es el sargento Rufus, un hombretón desagradable, que habla por los tres.

Notas de juego

(2/4, sigue...)

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09/12/2022, 18:32
Arnold von Hart

El primer día de viaje transcurrió sin problemas, y hasta diríais que Arnold von Hart se veía entusiasmado con su misión. Ahora estáis en el segundo día, y el muchacho ya hace notar su incomodidad con el calor, las distancias y la cabalgata.

—¿Cuánto falta para llegar a Altenberg? —gimotea Arnold—. Me duelen las piernas. Oh, ¿por qué mi padre no nos dio un carruaje? Si tuviéramos un carruaje podría invertir mi tiempo en componer un poema. Ay, mis libros de poesía... Gerdie, serás traidora —le dice a su amiga—. ¡Dejaste que quemen mis libros de poesía!

Lo cierto es que Gerdie no podría haber hecho nada para evitarlo, pero Arnold no termina de entender lo que implica pertenecer a estratos sociales diferentes.

—Tendría que escribir un poema para mi futura esposa. Habéis oído los rumores, ¿verdad? Dicen que es bella y bondadosa. Me pregunto si será mi amor verdadero. Dicen que con mirar a los ojos a la otra persona durante diez segundos, de inmediato puedes darte cuenta de si es tu alma gemela. Elsa Metzger... me pregunto si será mi amor verdadero. —De pronto, el muchacho se muestra inseguro—. ¿Qué tengo que hacer para cortejarla? ¿Cómo se enamora a una doncella? Reinmar, Gerdie, vosotros sabéis de esto, ¿no? —no le pregunta a Sviatoslav: no le agrada el mercenario.

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(3/4, sigue...)

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09/12/2022, 18:50
Sargento Rufus

—¿Queréis mi consejo, Alteza? Halagad sus tetas. Eso siempre funciona.

El sargento Rufus tiene orejas de burro, dientes de caballo, cuerpo de toro y astucia de víbora. Su torso es como un tonel, y sus brazos y piernas parecen troncos. El Barón le emplea porque es un guerrero sin par, aunque vulgar y lenguaraz. Llama Alteza a todos los nobles, pese a que es un título que solo corresponde a reyes.

—JAR-JAR-JAR —ríe—. Oh, sí. Ninguna furcia rechaza los encantos del buen Rufus. Y bebed vino, Alteza, mucho vino, eso soltará vuestro cuerpo. ¿Acaso miento, Alteza? —esta pregunta va dirigida a Reinmar, técnicamente un noble—. Sois hombre de juerga, sabéis de lo que hablo, JAR-JAR. ¿Y tú, Igorevich? Un soldado habrá tenido sus mujeres a la luz de una hoguera, ¿no? Aunque nunca me ha quedado claro en qué bando combatiste durante la guerra.

Mientras tanto, a lo lejos, veis una carreta acercándose a vosotros por el camino real. Parece un grupo de campesinos, de esos que os habéis cruzado ya varias veces.

Notas de juego

4/4.

Asumo que habéis hecho los preparativos para el viaje, y que lleváis con vosotros el equipo necesario. Todos contáis con un caballo. ¡Inauguramos los dados! os pido una tirada de Alerta dificultad 11.

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09/12/2022, 19:16
Director

Pero el sargento Rufus sí sabe en qué bando combatiste. Cuando servías al Imperio Antoniano, una de tus misiones fue quemar los carros de provisiones de un regimiento de Herenhout. Aquella fue la primera vez que viste a Rufus, uno de los soldados que defendía las provisiones. No llegaste a enfrentarle directamente, pero sí que os visteis las caras. Ahora que os habéis cruzado nuevamente sirviendo al Barón, Rufus suele ignorarte, y nunca ha mencionado el incidente, pero desde luego que no lo ha olvidado.

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09/12/2022, 19:57
Gerdie Ringwald

Viajaba al lado Arnold pues era una de las pocas que aguantaba sus boberías y hacía que le escuchaba, en su mayor parte porque le hacían gracia, aunque también porque era capaz de quedarse con una sonrisa y parecer que estuviera atendiendo aunque estuviera pensando en sus cosas.

La muchacha hizo un gesto metiéndose dos dedos en la boca como si se estuviera provocando el vómito cuando escuchó las palabras de Rufus mientras miraba a su amigo, dejando claro lo que opinaba del soez sargento.

- Bah, mejor que quemase los libros a que te rapase el pelo o algo así, ¿no crees? Piensa en positivo.

Y, no sé, cada mujer es diferente así que, hasta que no la conozca, no te puedo decir. Algunas les gusta los hombres fuertes y malotes como Sviatoslav, en cambio a otras les van los poetas como tú o Reinmar. Pero una fórmula que no falla nunca es contar una buena historia. Eso nos gusta a todas, ya sea de alguna batalla vivida o alguna leyenda del pasado. Y sobre todo, no la mientas. Mejor confesar que no se te da bien la espada que decir que eres un guerrero hábil y luego vea lo palurdo que eres.-

Satisfecha por lo que ella pensaba que era un consejo inmejorable, se concentró en otear a los campesinos con los que se iba a cruzar, más por cotilleo que otra cosa.

- Tiradas (2)

Notas de juego

A ver si lo hago bien...

1. me he quitado un doblón (tenía 4, me quedo con 3)

2. Tiradas de Afortunado: 13, 12 

3. Tirada de alerta: 11 (éxito)

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10/12/2022, 15:42
Reinmar de Wint

Reinmar cabalgaba más bien tranquilo, aprovechando el momento para lanzar miradillas curiosas a los paisajes que los rodeaban. No se imaginaba que un viaje así pudiera traer muchas complicaciones (Por lo menos, no hasta que llegaran a su destino), así que tampoco veía razón para estar más atento de la cuenta. Como además Gerdie había hecho el sacrificio de viajar junto a Arnold él podía dedicarse todavía más al esparcimiento. Al menos hasta que el grupo tuvo una excusa para entrar en una conversación.

—Me parece a mi que el tipo de mujer que se deja conquistar así lo hace solo porque espera unas monedas cuando termine el encuentro —replicó, meneando la cabeza—: Y algo me dice que la dama que nuestro joven señor pretende seducir necesitará algo más de finura. Pienso yo que nuestra compañera Gerdie ha dado en el clavo: No te quedará otra que conocerla —Pausó durante un instante, recordando las capacidades de poeta que tenía Arnold—: Pero, uh, bien pensado... deja la poesía para más adelante. Mejor prosa que verso, si te decides a probar con alguna anécdota.

»Dicho eso, si se me permite decirlo... la cetrería es buen arte para llamar la atención de una mujer. Suele despertar su curiosidad, y no es raro que terminen por pedir que si pueden tocar las plumas del ave, o que si pueden sostenerla en su brazo... y una cosa lleva a otra. Una cosa simpre lleva a otra.

Asintió a sus propias palabras, mostrando una ligera sonrisa, y alzó la vista al cielo. Notte, el enorme búho cornudo que era el ave estrella de Reinmar, también se había unido a aquella aventura. Y aunque la mayoría del tiempo no se dejaba ver, sus ocasionales apariciones hacían que fuera difícil dudar de que estuviera cerca. Como mascota era de lo más cómodo: Cazaba él mismo, y lo seguía prácticamente por voluntad.

- Tiradas (1)
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10/12/2022, 21:30
Sviatoslav Igorevich

Stanislav asintió agradecido ante las instrucciones del Barón, especialmente con la confirmación de que no sería una niñera y de que gozaba de su permiso para reprimir por la fuerza al joven noble. Preparó diligentemente, acostumbrado a la rutina militar que marcó su vida, todo su equipamiento, procurando no dejarse nada importante, pero tampoco cargar nada más de lo esencial. Revisó sus armas y les hizo mantenimiento, esperaba no usarlas, pero nunca estaba demás ser precavido.

Al día siguiente partió temprano, junto con los demás, analizando brevemente como se desenvolvía cada uno, e intentando conversar afablemente sobre temas triviales con todos ellos, al fin y al cabo, iban a pasar unos cuantos días juntos, y el soldado no gustaba de estar todo el día callado.

Para su sorpresa, el joven heredero no se mostró alicaído, si no todo lo contrario, y no profirió una sola queja en todo el día. Se esperanzó incluso el soldado pensando que Arnold podía estar empezando a cambiar, mas solo 24 horas duró su sorpresa. Al día siguiente empezaron las quejas. A algunas de ellas contestó Sviatoslav parcamente, pero con tono serio y contundente o, al menos, lo intentó. 

-Vuestro padre quiere que maduréis y os hagáis hombre, y eso no supone solo casarse y tener descendencia, supone ser alguien que puede cuidarse solo y proveer a los demás. Que no os quejéis por recorrer un camino a caballo y en verano, sería un buen comienzo. Podría ser mucho peor. En cuanto a vuestra poesía, guardarla para vuestra futura mujer, poco uso más le vais dar.

Dicho esto, se calló, sabía que el joven no le haría ni caso, no tenía sentido gastar más saliva.

Dicho y hecho, el joven no le había prestado atención, y pasó a hablar de sus inseguridades con respecto a su misión. Empezaron a hablar de como cortejar a una mujer. Él, como plebeyo y como soldado raso que era, nunca había cortejado a nadie de alcurnia, se había limitado a retozar con campesinas y fulanas, así que no abrió la boca, pues poco podía aportar.

En medio de la conversación, de la que se mantuvo alejado, el sargento Rufus lanzó una pregunta ante la cual no pudo evitar sonreír:

-Si, alguna campesina ha calentado mi catre en alguna campaña, pero no creo que mis experiencias, ni las tuyas, sirvan para conquistar a una dama de alcurnia, como la pretendiente del joven Arnold, sinceramente. En ese sentido, creo que lleva razón el cetrero. De hecho, será mejor que le dejemos la conversación al respecto a ellos tres, y nosotros nos mantengamos al margen.

Mientras decía lo cual, Sviatoslav sonrió plácidamente y relajó el paso de su caballo hasta quedar a la altura del sargento, con el que seguro podría conversar sobre la guerra y el oficio de soldado, y alejar su participación de los consejos amoroso al joven señor. Se trataba de que el chaval se casase, no de que fuera rechazado. Poco a poco intentó alejarlo hasta que no pudiese escuchar la conversación y así dejase a los que parecían ser los tutores del joven, educarlo de verdad en el cortejo.

 

- Tiradas (1)
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10/12/2022, 21:50
Sviatoslav Igorevich
Sólo para el director

Una vez a la par del sargento Rufus, y asegurándose de que el grupo de cabecera no los escuchaba, Sviatoslav mudó su gesto, a uno serio, y habló sin rodeos:

 

En cuanto a la guerra...luché en el bando que me obligó a hacerlo, y una vez pasada, soy soldado del Barón. Aunque tú, Rufus, ya sabías la respuesta a la pregunta, sabes de sobra quien soy, al igual que yo se de sobra quien eres tú, nunca me supuso un problema. Te recomiendo que dejes las insinuaciones para las mujeres, y si tienes algo que decirme, lo digas ya o te calles. No soy una persona que vaya buscando problemas, pero si los quieres encontrar, mejor lo atajamos ya. No quiero que semejantes tonterías perjudiquen a la misión, y dudo que el barón Erwin opinase distinto. Y bien ¿que va a ser?

Sviatoslav se calló y le mantuvo la mirada al sargento, con una mano apoyada firmemente en una de sus franciscas.

Notas de juego

Empezamos intensos. xD

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12/12/2022, 00:04
Sargento Rufus

El consejo de Gerdie provoca una risa despectiva en el sargento. A Reinmar, que es un noble, le muestra un poco más de respeto. Un poco.

—Alta alcurnia, baja alcurnia, princesas, mendigas... Alteza, todas tienen algo en común —insiste—, y es que a todas les gusta que halaguéis sus te...

Pero Rufus abandona sus consejos cuando el caballo de Sviatoslav queda a su altura. El sargento se queda hablando con el mercenario en voz baja, con una sonrisa divertida en el rostro.

- Tiradas (2)

Notas de juego

(1/3, sigue...)