Partida Rol por web

El sol asoma aquella mañana, la primera de la primavera, mientras los rayos descienden por entre las copas de los arboles y golpean los muros exteriores de la fortaleza llamada Lockhaven, cuartel general de la Guardia.

La mañana es fría, como si el invierno se resistiera a retirarse, pero sin embargo aquellos rayos de sol que se cuelan por las ventanas de la fortaleza y que no se habían visto desde hacía semanas, obstruidos por un manto gris de nubes, crean un ambiente cálido dentro de los muros de Lockhaven.

Algunos guardias se pasean por las almenas mientras esperan su relevo, mientras otros asoman por las torres y observan aquel amanecer, contentos de aquel nuevo panorama y de la llegada de la primavera, dejando que el sol golpee en sus rostros y aspirando aquel aire fresco, aunque la estación recién comience.

En el patio de armas, algunos guardias salen de las barracas un tanto somnolientos, dispuestos a dar el relevo de la mañana, mientras que otros salen un tanto mas espabilados de la taberna... la fortaleza lentamente comienza a despertar. En el centro del patio, hay cuatro ratones que destacan del resto, aunque a los demás no les llamen la atención. Van con su equipo de viaje, preparados para una misión.

Dos de ellos son demás conocidos en la ciudad, Quentin y Dain, guardias experimentados, acompañados por una cara menos familiar, Baron, quien a pasado mas tiempo en las tierras salvajes que en la fortaleza, por lo que no es precisamente un rostro conocido en la zona. Se encuentran en el centro de la plaza, esperando a uno de los Capitanes, Gwain, quien le había encomendado a Dain, un día a tras, formar a su grupo para una misión rutinaria, cosa que no sorprendía demasiado, puesto que llevaban tiempo ya en la fortaleza, ademas de que en primavera la situación se volvía mas activa. Gwain también le había encomendado aquella noche que tomara a uno de los novatos, a un aprendiz, para que le diera la ultima fase de su entrenamiento antes de convertirse oficialmente en miembro de la guardia y recibir su capa.

Ahí se encuentran, Dain, Quentin y Baron, acompañados de un peculiar joven, que aunque no muestre el mismo aspecto que sus pares mas veteranos, muestra una mirada no menos decidida, esperando Gwain en el centro de la plaza de armas, mientras la ciudadela comienza a despertar, los guardias relevados vuelven a sus barracas para descansar, otros a la taberna para beber un trago, y algunos artesanos marchan a sus talleres, haciendo que el ambiente despierte poco a poco en el primer día de primavera.

¿Es un bonito día, no compañeros? Dijo Baron colocándose la mano sobre los ojillos negros, para que el sol no le nublara la vista. El sol calienta nuestra piel, las capas nos cubren del frío y además, el ambiente huele a primavera. ¿Qué más puede pedir un ratón como yo en una ciudad como esta? Bueno, si, podría pedir una ración doble de queso, pero no creo que eso sea posible... o un poco más de pan... o menos rondas nocturnas... o simplemente más queso. Me encanta el queso. ¿A vosotros os pasa lo mismo? Con el queso digo. Continuó para dejar de hablar cuando su mirada se cruzó con el desconocido pequeño ratón.

¿Tu quien eres ratónido amigo? Tus orejas me suenan de algo, y también tus dientes, pero no logro ubicarte... ¿nuevo en la ciudad? Debo decirte que me gusta tu capa. Es de un tejido muy bueno. Sí, debo decirte que es de un tejido muy bueno. ¿Qué tal el día?

Quentin alza su vista hacia el cielo con un gesto adusto, con las facciones un poco ateridas por el frío: "Creo que hoy no lloverá. ¡Te encuentras de muy buen humor, Baron!" - dice con una media sonrisa - "Eso me alegra... Guarda fuerzas para después, hay veces que las misiones no salen tan bien como desearamos."

Quentin comprueba la tensión de la cuerda de su arco con mirada atenta. "Espero que Gwain no se demore mucho. Hoy hace buen tiempo, y estaría bien que aprovecharamos bien la mañana." Después saca un rollo de pergamino y se sienta en una piedra de molino a repasar las líneas de un mapa inscrito sobre él.

Robin miró fijamente a Baron sin saber si el ratón le estaba tomando el pelo o era algo corto de vista.

- Esto...eh...soy Robin, escudero a cargo de Quentin.- Miró hacia Quentin un poco dubitativo y luego añadió en voz muy baja: - Me alegra que le guste mi capa y que piense que es de un tejido muy bueno pero...esto...lo cierto es que no llevo capa, es mi pelaje.- Se sonrojo por un instante. - Espero probar mi valía y ser digno de ganarme mi capa tras esta misión!!!- Se dio cuenta de que había hablado demasiado alto y todos le habían oido. Bajó la vista apretando con fuerza el asta de su lanza.

Ese es el espíritu ratonil que quiero escuchar en ti, Maese Robin. Un buen ratón que hace que su pelaje se confunda con su capa. Que es de un tejido precioso. ¿Te lo he comentado? Dijo Baron mientras se metía la uña de su dedo entre sus dientes de roedor tirando un pedacito de algo al suelo.

Mira lo que te voy a decir, Robin, escucha bien a un viejo ratón como yo, que lucho en mil batallas y peleo contra los más aguerridos enemigos que puedas contar con los dedos. Baron se acercó a Robin y lo abrazo por los hombros mientras su cola se arrastraba por el suelo. Mira, escucha, y aprende. Ese es mi consejo. Que después no me digas que no te lo he advertido, por que si quieres que tu capa sea la mejor, es lo que deberás hacer. Así aprenderás de los mejores ratones del lugar, que en este caso, somos nosotros. Sobre todo de Quentín, que parece así medio ido, pero te puedo asegurar que como instructor es lo mejor. Por cierto, ¿te gusta el queso? Es algo que siempre quise probar. Aunque nadie sabe de qué hablo, cuando consiga un poco, verás de lo que te hablo. Tu y todos los demas que...

Baron se calló de repente al ver la cara de espanto que tenían sus amigos de aventura.

¿Qué? ¿Hablo mucho o qué? Si hablo mucho decidmelo, oh, amigos roedores que simplemente me callare. Pasa su mano por la boca como cerrándola con llave. Cremallera cerrada y se acabo.

Miro el cielo curioso, sabiendo que hoy no lloverá, con cierta certeza, el día que viene será probablemente hermoso y bueno para iniciar un viaje. Permanezco mirando al cielo un instante pensativo.

-El viaje debería ser como tantas otras misiones, pero por lo tanto… - Una sonrisa se dibuja en mi rostro – ¡NO MENOS ENTRETENIDO!

Camino lentamente, mientras bostezo y me estiro, para situarme al lado de Baron.

-Hablas solo lo necesario amigo – Mantengo la sonrisa dibujada en mi rostro mientras miro al resto del grupo – Ya saben, hay que hacer esto bien, meditando paso a paso, siguiendo nuestros instintos y ayudando cuando se pueda a quien lo necesite. Sinceramente no creo que sea una misión fácil, pero tampoco complicada, creo que será tan difícil como ustedes crean que sea – Suspiro y me volteo para mirar a Robin- Sinceramente tienes el espíritu que se necesita para esto, espero grandes cosas de ti y si te mantienes con esa determinación, serás de los mejores – Le doy unas palmadas al hombro, me alejo un poco caminando y volteo repentinamente – A si, por supuesto que el queso es lo mejor y doble ración no vendría nada mal – Digo dirigiéndome a Baron y volteo nuevamente, asiento a Quentin en señal de aprobación por Robin.

¿Queso? ¿Has dicho Queso? ¿Lo has probado? Yo sé que en algún lugar existe y hay... pero todavía no he encontrado el lugar preciso de dónde sale. Pero en cuanto lo encuentre te lo haré saber, si señor, si señor. Dijo Baron mientras miraba el cielo con los ojillos vidriosos.

¡Claro que lo haremos bien! ¡Claro que sí! Es que somos los mejores y por supuesto, pondremos lo mejor de cada uno para la causa ratonil. La verdad es que aquí tenemos al joven Robin, un gran ratón, con una capa tan hermosa que se confunde con su pelaje y a este otro lado tenemos a Quentin, un ratón experimentado en muchas cosas y sobre todo estoy yo, el buen Baron, los tres junto contigo, formamos el escuadrón ratonil más preparado de todos. ¡El mejor!

Baron se quedo callado durante un segundo y los miró a todos.

¿Lo he vuelto a hacer, no?

-No e tenido el honor de probar el queso sinceramente – replico ante la interrogante – Pero creo que lo encontraras algún día y tener dos raciones si que vendrá bien. Y también encuentro que el ánimo que presentas es alentador, sigue así – Le levanto el pulgar de buen humor.

 Observo alrededor y me dejo llevar por los rayos del sol que caían sobre nosotros, buena forma de empezar la primavera, levanto los brazos y respiro profundamente. Me tapo un poco con la blanca capa y la suelto, este es el inicio de una perfecta primavera, y que mejor que este sol después del invierno.

-Ya quiero partir, mientras antes empecemos, mas cosas haremos – Miro a mi escuadrón complacido.

Quentin, sentado sobre la rueda de molino, levanta la vista de sus mapas, y sonrie a Dain: Eso espero, odio perder el tiempo. Y continua enfrascado en el repaso de sus mapas.

Psé. Si algún día lo consigo, lo compartiré con todos vosotros, mis colegas, mi escuadron, mis amigos. Dijo el grandote Baron mientras abrazaba con sus brazos a Quentin y a Robin.

¡Somos los mejores! Exclamó al mismo tiempo que apretaba con sus brazos y achuchaba a sus compañeros.

El sol entra mas fuerte por las ventanas de aquella fortaleza mientras los miembros de la patrulla recién formada esperan a el capitán Gwain. La temperatura aumenta un poco, como si el invierno retrocediera poco a poco, aunque la primavera parece aun lejana, salvo por el sol que asoma en el exterior.

La ciudad va despertando por completo. Ya los guardias han sido relevados y los nuevos hacen las primeras marchas detrás d ellos muros. Ya casi todos los artesanos están en sus puestos de trabajo, salvo algún que otro rezagado que aun sale de su casa, masticando el desayuno y a paso apretado. Un murmullo se levanta dentro de los muros de la fortaleza mientras Robin, Dain, Quentin y Baron conversan.

La conversación se vuelve amena luego de que Baron rompa el hielo, cuando de uno de los edificios, del edificio central, que lleva a la cámara de la matriarca, ven salir a Gwain, uno de los capitanes al servicio de Gwendolyn. Gwain es un raton grande, de pelaje marrón, fortachon y algo rechoncho. Es mayor y experimentado, aunque sigue siendo uno de los capitanes mas jóvenes. Es conocido por su valentía y arrojo, aunque también por ser bastante testarudo y temperamental, cosa que no es del agrado de muchos con los cuales comparte su puesto. De todas formas, si hay algo en lo que todos concuerdas, es que Gwain es de fiar, que daría todo por la guardia, y que siempre es mejor mantenerse lejos de el cuando desenfunda su espada.

Gwain se acerca al grupo sin prisas, con una ligera sonrisa en el rostro, observándolos a los cuatro mientras camina. Va con su uniforme habitual, su capa y un chaleco marrón, ademas de una espada ancha colgando de su cinturón. Sin embargo, ademas de ello lleva una bolsa colgando de su hombro.

Continua su paso hasta detenerse frente a los cuatro ratones. Los observa en silencio unos segundos y luego deja la bolsa a sus pies.

-Dain, Quentin – saluda a ambos con respeto. Su voz es grave, aunque por alguna razón inspira confianza y tranquilidad, contrario a lo que podría decirse de su apariencia – Braon, siempre es un gusto verte por aquí, aunque no sea a menudo... - continua su saludo, hasta fijar a Robin con la vista – oh, y tu debes ser el novato – dice dibujando una sonrisa – pues mucha suerte, chico, aunque creo que no la necesitaras viendo quienes te acompañan – le dice, he inmediatamente suelta una carcajada, con la cual el clima se distiende aun mas.

Gwain da un paso atrás y toma la bolsa que llevaba cargando, la cual alcanza a Dain – Bien, iré al grano, que supongo que están ansiosos por comenzar su trabajo – dice, mirando por un segundo a Robin con cierto aire cómplice – el trabajo es sencillo, Dain, creo que no tendrás problemas. Tan solo tendrás que entregar el correo en Elmoss, Sprucetuck, Dorigift y finalmente a Gilpedg... así que como verán, tan solo tendrán que desviarse de su camino de rutina para ir a Gilpedg. Este es el primer correo de la estación, por lo que es un tanto especial... estas cartas llevan tiempo esperando – vuelve a dibujar una sonrisa, la cual borra rápidamente – y todavía, y pese al sol, mis amigos, el invierno sigue presente, por lo que puede ser un viaje arduo... pero confío en que ratones de vuestra experiencia no van a tener problemas – Finaliza diciendo, mientras dibuja una leve sonrisa - ¿Alguna pregunta al respecto?

Ninguna pregunta, señor Capitán. Dijo Baron soltando a sus compañeros. ¿Cuando partimos? ¿Ahora? ¿Necesitamos provisiones? Me encanta su ropa, señor, le da un aire a nobleza, por no hablar de su espada y en realidad, si, es verdad, hace mucho que no vengo por aquí, pero es que tenía trabajo en otro sitio y la ciudad, bueno, no es un buen lugar para buscar queso, sabe usted, mi capitán.

Baron mira al cielo nuevamente y dobla una oreja hacia abajo.

Ha cambiado el viento.

Eso.

Miro la bolsa entregada por Gwain y asiento con la cabeza ente el saludo, escucho atentamente la explicación.

-Pues, por mi parte al menos no hay ninguna duda señor, pero, solo es bueno prevenir antes que lamentar – Sonrió alegremente - ¿se sabe de algún posible peligro que tengamos que superar, o de alguna otra cosa que se nos encomiende por el camino? – Siento la brisa del viento – En cualquier caso señor, estamos listos para partir cuando sea, siempre listos y dispuestos a ayudar.

Tras asentir con la cabeza miro al resto del grupo, entonces continuo mi discurso.

-Pues ya lo han oído, lo que haremos será entregar el correo a Elmoss, Sprucetuck, Dorigift y a Gilpedg, no esta demás decir que puede que nos surja algo por el camino, y no se confíen, a veces las apariencias engañan, no dejaremos a nadie atrás, llegaremos todos a Gilpedg o no llegara ninguno.

Cita:

Tras las palabras de Gwain, Robin mira un momento a sus compañeros y emocionado infla el pecho de orgullo. Despues se mantiene firme y tieso como una tabla con los pequeños ojillos clavados en el capitán concentrado en memorizar todas y cada una de sus palabras.

Elmoss, Sprucetuck, Dorigift y finalmente a Gilpedg. Elmoss, Sprucetuck, Dorigift y finalmente a Gilpedg.

Cuando Dain habla una frase queda grabada en su cabeza.

- Llegaremos todos a Gilpedg o no llegará ninguno.-

Sí, o todos o ninguno. Así que ya sabes Robin de La Capa Bonita, no te retrases por que este es capaz de matarnos a todos si no llegamos juntos. Bromeó con el nuevo el grandote Baron para romper un poco el hielo entre ellos.

Después miró a los demás con su sempiterna sonrisa y exclamó...

¡Vamos al lío!

Ninguna pregunta, estamos listos y partiremos cuanto antes.

Gwain suelta una carcajada tras la respuesta de los ratones, para luego dejar caer la bolsa con el correo en manos de Dain, antes de dar media vuelta y comenzar a guiar al grupo hacia la puerta de entrada de Lockhaven, puerta a los territorios salvajes.

Una corriente de aire frío golpea a los cuatro a medida que aquella puerta de madera se abre lentamente, con ayuda de dos centinelas, y deja a la vista un camino que sale de Lockhaven y se pierde serpenteando por entre los arboles, aun pelados y sin hojas.

Gwain se detiene bajo el marco de la puerta, dejando que su silueta se recorte por la luz del sol que entra por ella, mientras su capa ondea gracias a la corriente de aire que entra a la fortaleza.

- ¿Problemas? - dice mientras mira hacia el camino, contestando, luego de un tiempo, a la pregunta de Dain – Bueno, salvo por el estado de los caminos, no creo que tengan ninguno... - se da media vuelta – quiero decir, ninguno fuera de los habituales – añade mientras dibuja una sonrisa – Aunque debo decir, Dain, que tanto lleguen todos o no lleguen ninguno, estas cartas tienen que llegar a destino de todas formas.

-Pues solo lo decía señor, el correo llegara a como de lugar, tal y como usted a dicho – Asiente serio, pero con respeto – Si solo son los problemas habituales, no hay nada más que decir, y no debemos perder más tiempo, que no podemos retrasar mas la entrega de estas cartas.

Doy media vuelta y me dirijo al resto del grupo.

-Si estáis todos listos, adelante, el viaje comienza ahora – Algo de la fortaleza y miro a Gwain – Adiós, señor, deseadnos suerte con estos caminos – Me estremezco un poco con el viento frió que me golpea pero prosigo a avanzar un poco y esperar a los otros afuera de la bella fortaleza de Lockhaven.