Partida Rol por web

Mantengo la ballesta preparada, sonido de pezuñas primero y luego de la espesura una figura empieza a acercarse a nuestro fuego. Definitivamente, no parecía un hombre bestia, sino mas bien un ciervo. Es Otto el primero que dice que no es mas que una criatura natural del bosque y no un mutante tocado por el caos.- Sucio bicho, que susto.

La criatura tan asustada de nosotros, como habíamos estado nosotros de ella hacía un momento, con un salto y una ligera carrera prosigue sus vivencias en el bosque. Como si de una zona transitada se tratara, una jauría de lobos pasó cerca de nuestro campamento y el grito de una posible presa resonó, al momento.

- Empiezo a entender, porque no funcionó este lugar. 

¡Deberíamos ayudar! digo con una excitación descontrolada mientras rasgo un cacho de manta para enrollarlo en una una rama adecuada para la labor. ¡Si son lobos con el fuego de las antorchas y nuestro número deberíamos tener ventaja! digo mirando satisfecha la antorcha improvisada y salgo decididamente hasta la altura de Konrad esperando respuesta de sus compañeros.

- Parece que un pobre animal ha encontrado su destino. Me encojo de hombros, tras lo cual quito el virote de la ballesta y destenso la cuerda. - Por esta noche ... amenos que nos alejemos del fuego, no creo que tengamos problemas con esos lobos.

Año Imperial 2520  25° Labrario

Al día siguiente os ponéis en marcha hacia vuestro destino, continuáis por vuestro camino a través del bosque y de vez en cuando de vez en cuando botes que van y vienen navegando por el río Styr. Los botes viajan siempre pegados al centro del río para evitar posibles ataques y emboscadas de bandidos y otros seres.

Los barqueros ignoran cualquier grito o llamada de socorro desde las orillas, ya que es una treta común entre los que buscan robar y a veces matar a algún barquero incauto.

El viaje continúa sin ninguna novedad hasta que a primera hora de la tarde escuchais el sonido de las ruedas de un carro atraído hacia vuestros oídos por el viento que parece qué va en vuestra dirección.
 

Después de la agitada noche nos pusimos de nuevo en camino. Por suerte nada extraño ocurrió durante el resto de la noche y aunque el descanso no fue el mejor del mundo, me levanté con buen ánimo. El resto de compañeros también se encontraban en buenas condiciones y salvo algún que otro bostezo y pequeña queja, en cuanto terminamos de desayunar emprendimos el camino hacia el oeste.

Las aguas del río estaban calmadas y salvo algún que otro barquero que navegaba de paso, en todo momento destacaban los dulces cantos de los pajarillos, el silbar del viento que hacía crujir algunas ramas de lo árboles y el susurro continuo de las aguas. El día era soleado y toda la mañana fue muy apacible.

Compañeros, ¿Qué razones os mueven a cada uno para viajar en dirección a Talabheim? - pregunté de forma cortés y alegre. Siempre había tenido un carácter extrovertido y espontáneo, llena de curiosidad por las cosas.

Pasado el mediodía, escuché acercarse en nuestra dirección lo que parecía un carruaje. Al no saber de qué se podría tratar mi instinto fue el de esconderme tras unos árboles. Demasiados peligros acechaban en estos tiempos y siempre he sido precavida.

Con el nuevo día nos ponemos de nuevo en marcha y durante el trayecto surgen de nuevo las preguntas y las confidencias .Justo cuando estoy a punto de contestar a a pregunta de la curandera el ruido de un carruaje acercándose a toda velocidad hacia nosotros .Myrcella que también parece haberlo oído se esconde como si temiese algo Salid del camino que parece que ese carro viene con prisa digo avisando a los demás mientras yo mismo pego un salto hacia la maleza .

Tras el incidente a media noche, nada mas perturbó nuestro descanso ... las guardias fueron pasando, y cuando la fogata terminó por consumirse, el amanecer nos encontró arrebujados entre nuestras mantas. Movimientos, reniegos y lamentos al desperezase, eso es el día a día en el amanecer de un campamento improvisado. Tras recoger nuestros trastos, seguimos nuestro camino, los ruidos del bosque que tanto nos había turbado la noche anterior, ahora era un sonido constante e incluso podría decir relajante. 

El camino transcurre sin mayores sobresaltos, aparte de alguna cuesta un poco empinada o tener que esquivar algún bache mal intencionado en el camino. Es entonces cuando Myrcella, indaga mas sobre las razones de nuestro grupo para ir a Talabheim.

- Yo he de reunirme con una persona, jovencita. Digo mientras me acomodo la mochila. - Poco mas puedo decir por ahora. 

Al medio día, el sonido de los pájaros es el primero en apagarse, antes de que un traqueteo descontrolado nos avisa de que algo viene a nuestro encuentro. Mientras Myrcella se aparta del camino, Otto avisa al resto de lo que se nos viene encima antes de hacer lo mismo.

Al final la noche pasó sin incidentes. Las guardias se siguieron rotando, pero me costó conciliar el sueño de nuevo tras el sobresalto.

Ahora, a parte de inútil me siento estúpido.

Tras despertarnos y comer un poco continuamos el viaje. Myrcella preguntó que nos llevaba a Talabheim.

Nada en particular.- contesté algo sombrio.- Es tan buen sitio como cualquier otro.

Más tarde, Myrcella y Otto advirtieron que un carro venía hacia nosotros, asi que me concentré un poco. En efecto venía un carro, y ellos saltaron hacia los arbustos para esconderse. Simplemente me puse a un lado del camino, ya bastante sospechoso será que vean a alguien entre los arbustos...

Después del sobresalto de la noche, amanece un nuevo día y tras acabar sus rutinas matinales, el grupo vuelve al camino. Tras charlar un rato con sus compañeros sobre trivialidades, pudo oír a Myrcella preguntar sobre el motivo de su viaje a Talabheim. Hasta ahora Styrine no había preguntado por el destino de sus compañeros pero después de escuchar la tibia contestación del enano empezó a hacerse preguntas.

El resto del camino transcurrió en silencio, meditando sobre las palabras del enano, ella en principio no tenía más intención que recorrer el camino hasta cierto punto, no era una chica de ciudad pero quizás debería aprovechar el viaje de sus compañeros puede que el destino la sonría más en la ciudad de lo que le ha sonreído en el campo.

Dos hombres se acercan andando por el camino vestidos con unos simples hábitos marrones con capucha además de medallones en forma de martillo colgando de su cuello. Los peregrinos caminan mirando nerviosos al bosque a su izquierda y alguna vez al rio a su derecha. Ambos portan espadas como si les preocupara una emboscada.

Los hombres al veros se paran y comienzan a hablar entre ellos, después os saludan desde la distancia y se acercan con paso lento.

Tras ellos otros dos peregrinos conducen un carro lleno de cajas y sacos, con cuatro más de los suyos a bordo. Cuando están a unos veinte pasos os fijáis en que los que van con las provisiones parecen estar heridos, a juzgar por las vendas (algunas ensangrentadas) que llevan.

Buenas tardes viajeros, ¡Que Sigmar os guarde!-dice uno de los hombres  haciendo la señal del martillo sobre su pecho a modo de saludo.- ¿Que hace que dos viajeros transiten solos por estos caminos?

Después hace un gesto con la mano señalando a sus compañeros y dice:

Deberíais tener cuidado, pues bandas de forajidos y bandidos moran en estos bosques y atacan a los viajeros desprevenidos…, hace una hora mas o menos repelimos el ataque de unos de esos bastardos en el camino que hemos dejado atrás, y como veis algunos de mis hermanos han resultado heridos...

Desde mi posición vi acercarse a los dos peregrinos pero en ningún momento me moví ni revelé mi posición. Los peregrinos del carruaje también estaban hablando entre ellos por lo que me concentré en escuchar de que hablaban...toda información podía ser útil.

Sin embargo, las intermitentes ráfagas de viento y el crepitar de los árboles impidió que pudiese seguir el hilo de  la conversación. Suspiré.

Necesitaría acercarme más...desde esta posición no es suficiente pero no quiero ser vista. Al menos no de momento...