Partida Rol por web

Encerradas en su ciclo, las aves que había creado escaparon de mi interés hasta que llegara el tiempo de volver a prestarles atención cuando la última rapaz acabara con el último pájaro. Sin enbargo, aún quedaba mucho por hacer para que éste mundo fuera realmente interesante. Y más me valía empezar a prestarle la debida atención, o bien podría llegar el dia en que se decidiera el destino de éste lugar y quedar sin posibilidades para lograr cumplirlo.

Es por ello que mezclando la idea de las salamandras y las rapaces, el mundo vió nacer a las Arpías en las escarpadas faldas de los volcanes cuatro volcanes.

Gobernadas por los poderosos seres de fuego, ellas mismas aparecieron de dos formas diferentes, aunque ambas gozaban de las alas y rapidez propias de las rapaces con unos músculos tremendamente fuertes para su tamaño. Las más nobles de ellas mostraban una piel broncínea y suave que contrastaba rapidamente con el grueso de las creadas, a la par de dos esbeltas piernas y brazos. En contrapartida, las más numerosas carecían de las extremidades superiores, las cuales se habían fusionado con sus propias alas que además parecían haberse extendido por todo su cuerpo llenándolo de plumas, y en lugar de finos pies gozaban de fuertes garras con las que desgarrar a sus presas.

Ellas serían mis guardianas del cielo, mis exploradoras y acechadoras, capaces de realizar los asaltos más rapidos de todos, pero la tierra se encontraba indefensa. Obligándome a buscar una opción para controlarla, así que fijándome en los depredadores que Cernunnos había dado a luz en sus islas y las creaciones que habían salido de las tripas de Luv. Yo terminé por dar forma a los Cerberos.

Grandes y con una fuerza capaz de derribar a un dragón, los temibles guardianes de la tierra se desperdigaron por las montañas, buscando valles y pasos en los que asentarse y poder emboscar a sus presas. Tenían tres cabezas perrunas, bocas de puntiagudos dientes, y podían oler rastros hasta dónde alcanzaba su aguda vista. En definitivan, eran los cazadores perfectos, los unicos ante los que jamás podrías llegar a escapar.

Aunque éstas dos creaciones no podían quedarse aisladas. Estaba claro que las plantas no podrían sustentarles, necesitando cazar para poder sobrevivir en éste peligroso mundo. Y antes esa necesidad me vi obligado a colocar a los Rhynox.

Grandes bestias de carne y pelo, con dos gigantescos cuernos para poder defenderse y cuyo único destino sería servir de alimento a cualquiera lo suficientemente fuerte como abatirlos.

Luciel vio el reino animal y ante tanta vida faltaba algo de orden algo que consiguiera mantener a raya a todas aquellas criaturas.

Así pues en su mente imagino unas criaturas especiales, tendrían grandes alas ,pero mno serian aves.
Tendrían grandes colmillos,pero no serian carnívoros.

Los creo no demasiado grandes pero si ágiles y rápidos,con una fuerza en sus colmillos capaz de atravesar la carne mas dura.

Tenían una nariz algo chata y un sentido el oído y el olfato muy desarrollado,les dio la noche como madre pues serian cazadores nocturnos,en el dia su vista seria reducida y deberian dormir y descansar.
La luna negra los contemplaria en su esplendor.

Su dieta no estaría compuesta de carne,o vegetales,seria vida,sangre .

Atacarían en grandes grupos de noche cuando sus presas estuvieran indefensas.Y sus colmillos inocularían una enfermedad llamada el hálito.

Esta afectaría a los mas débiles físicamente provocando su muerte en 5 días ,y se transmitiría por contacto entre animales ,solo afectaría a los débiles y flojos,pues el hálito, robaría el aliento a los vivos , recordando les la muerte y haciéndoles saber que en la ley de la selva solo sobreviven los ams fuertes , así las razas animales se volverían mas resistentes y fuertes ,el hálito haría que estas se fortalecieran y evolucionaran ,haciendo su selección natural .

Y fue Luciel de nuevo el que estaba dispuesto a rapiñar el trabajo de otros, pues bien si tanto interés tenía en ello, haría que se acabara arrepintiendo. Y respondiendo a éste deseo, mi corazón cambió a un tono más rojizo del habitual, cambiando la luz que proyectaba a éste pequeño mundo y bañando con ella toda la creación durante siete días enteros.

Aunque extrañamente, nada pareció cambiar a su paso, dado que sus efectos unicamente se vería cuando el la pesadilla vendría a reclamarlos unicamente para descubrir que los hongos ya estaban allá.

Habian muchos seres en el planeta pero todos diferentes.

LAs razas no se mezclaban y asi estas no evolucionaban.

Asi penso en una clase de ser nuevo.Era una especie de gusano,entraba en otros cuerpos y se escondian en su espina dorsal o su cerebro.

Al cabo de 5 dias conseguian tomar el cuerpo del anfirtrion si este era lo bastante debil.

Una vez lo hacian la voluntad de el anfitrion desaparecia escondida en un rincon de la mente dormida para siempre.

El ser tomaba el control ,pero la vida del poseido descendia rapidamente durando mucho menos de lo habitual.

Mientras estaba en su interior provocaba diferentes mutaciones y cambios que tenian que ver con el anterior ser poseido .

Creando nuevas especies tanto vegetarianas como  carnivoras u omnivoras.

Asi creo a loss feericos

La obra de Luciel empezaba a tomar forma .Asi en la entrada al pozo creo un nuevo tipo de arbol  .

En sus ramas brotaba un ser que era parte del mismo arbol como la sabia o el polen d elas flores,estos seres del tamaño de una celula eran como un virus .Se propagaban por el aire hasta los animales o las plantas.

Los infectaban,captaban informacion sobre ellos su memoria tanto genetica como de recuerdos y despues de un tiempo en el que recababan la informacion necesaria volvian al arbol desde el aire.

Alli se unian a este ofreciendole la infromacion y los datos recabados.Asi aquel era el arbol de la sabiduria Y en un futuro serian usados por el Dios.

ARbol de la sabiduria

Rakasha(tipo de virus partedel arbol

Una nueva idea surgio en su mente y de ella creo un ser los huargos.

Estos seres extraños atacarian a los rebaños intentando menguarlos lo mas que podrian incluso cazando cuando no tenian hambre ,pues un instinto de muerte y de caza recorria sus venas.Su extraña fisiologia cambiaa aumentando su tamaño durante la noche y adaptando sus ojos a la oscuridad

Algunas de sus ultimas creaciones fueron unas flores enormes ,estas absorvian los rayos del Astro diurno haciendo que estos no llegaran al suelo ademas su sombra era grande asi conseguian que en unos cuantos metros cuadrados no llegara la luz ,haciendo que las zonas donde vivian estas plantas solo hubiera oscuridad

En ultimo lugar creo unas flores de varios colores,rojas ,blancas ,doradas ,negras y azules .

Sus tallos tenian espinas para protegerse de los atacantes

Y en mediod e esta creacion multiple creo un nuevo tipo de seres ,estos se arrastrarian y habitarian tantoen el agua cmo en tierra ,serian los reptiles y entre ellos las reinas serian las serpientes.

Gargoltar había bajado de nuevo al mundo, a trabajar en la Forja que creó tiempo atrás. ¿Cuanto tiempo? Últimamente, tanto a él como a sus hermanos, les pesaban cada vez más los días en ésa esfera.

"Esfera que, por cierto, no tiene nombre... quizá debería cubrir yo el descuido de mis hermanos".

Sin embargo, mientras trabajaba el metal, más por puro entretenimiento que por búsqueda de algo útil, no podía parar de darle vueltas a aquello. Cada vez les costaba más ejercer su influencia, y se sentían más cansados.

"Adoración..."

Otra vez, aquella palabra. Aquella maldita palabra había vuelto a invadir su mente lógica y metódica. No sabía muy bien de dónde surgía, pero ahí estaba. El caso es que no paraba de darle vueltas, y no sabía muy bien a qué podía referirse. Sin embargo, muchas ideas empezaban a rondar su cabeza sobre aquella palabra. Para aquello, se necesitaba un adorador y un adorado. Y obviamente, ellos no tenían nada que adorar, ya que aquello superior a ellos ya no estaba allí.

Entonces algo o alguien debería adorarles... ¿pero qué o quién? Sus creaciones no parecían capaces de ello. La única conclusión posible era que debían crear algo más... una especie que fuera capaz de adorarles, que tuviera inteligencia.

Lanzó alguna mirada fugaz al arcón donde estaba encerrado el metal vivo, mientras pensaba en aquello.

La última vez que usó metal vivo, surgió la muerte acechante, y sin que él lo planeara así... asi que era reticente a volver a manejar aquello. Sin embargo, cuanto más lo pensaba, más convencido estaba de que aquella era la solución al problema.

"Adoración..."

Otra vez esa palabra. Finalmente, tomó la decisión. Con pasos lentos y pesados, se aproximó al arcón de contención y lo abrió. Allí estaba, ese maravilloso material fruto de su esfuerzo, conocimiento y poder. Recogió una parte de aquello, y dejó el resto sellado de nuevo. Volvió al Yunque con el metal, y puso sus manos y su mente a trabajar. Conforme se concentraba y enfrascaba más en aquello, más convencido estaba y más definía su creación.

Ahora lo comprendía todo. Comprendía que el impulso a crear vida anterior era sólo una práctica, un mero trámite para ser capaz de llegar a ese estadío superior de creación. Comprendía que la adoración emanaría de esos seres... y más aún, que no sólo aportarían adoración. Que serían participes de su tecnología, y la desarrollarían, y sentirían el mismo amor que él por las máquinas y los avances.

Finalmente los terminó, allí estaban. Los siete primeros Forjados. Su creación más perfecta... su raza, sus adoradores... sus hijos.

Los vió moverse, pero comprendió que aún no era suficiente. Asi que los puso a dormir, mientras se ocupaba de terminar lo que era necesario. Se dirigió al centro de la Meseta de Platino, y allí levantó un generador de vida. Pero no uno simple como los del resto de especies que había creado, aquel se diferenciaba totalmente de esos. En primer lugar, en su tamaño, era gigantesco, de alrededor de 30 metros de altura y otros tantos de largo y ancho. En segundo lugar, en belleza, tenía la forma de una bella catedral mezcla de varios estilos arquitectónicos, pero en perfecta armonía, y de hecho era un edificio además de una máquina. Y en tercer lugar su complejidad, absolutamente inabarcable para nadie que no fuera Gargoltar, o Padre. Insufló en la máquina varias de las estrellas que obtuvo, para aportar energía y potencia al mecanismo.

Empleó otras de sus estrellas en los primeros Forjados, para dotarles de una maravillosa inteligencia, que necesitarían para lo que tenía pensado para ellos. Una vez hecho esto, configuró la máquina generadora de Forjados para que los hiciera a todos de aquel modo, pero con algún patrón de aleatoriedad, para que se diferenciaran entre sí.

En ése momento decidió que de momento tenían lo que necesitaban, y devolvió la conciencia a los Forjados. Se dirigió a ellos, y les dijo:

-¡Salve, hijos míos! Soy Gargoltar el Forjador, vuestro creador. No temáis, me dirijo a vosotros para orientaros en vuestra vida que acaba de comenzar. Sois mis hijos, los Forjados. Os he puesto en el mundo, quiero que os desarrolleis y crezcáis. Ésto que tengo detrás es el lugar de donde crecerán los vuestros, podéis llamarla "la Catedral". Me volveré a comunicar con vosotros, pero ahora debo irme.

Y el dios, agotado por todo aquello, volvió a Asul Adal.

El resto de dioses iban poblando el mundo así que yo volvi mi vista hacia la cordillera que habia creado.

La enorme montaña nevada que habia creado, fria y desolada. Tendría que cambiarla para que albergara vida pero no por ello tendría que modificar su pureza tan solo perfeccionarla para que se mantuviera tal como estaba ahora aunque fuera otra cosa totalmente diferente.

Lo primero era como hacer que la temperatura en la montaña fuese menos arisca para que el resto de criaturas pudiera vivir en ella. Cogi un pedazo de lava del subsuelo y le di un toque, la lava empezo a moverse, era pequeño casi insignificante pero engañosamente inofensivo esa pequeña criatura. Cuando la dejo en la montaña empieza a oradarla calentando con su cuerpo toda la tierra. 

La nieve empezaba a derretirse con el calor y eso no es lo que buscaba necesitaba que algo mantuviera el aspecto nevado de las montañas aunque realmente estas mantuvieran una temperatura que no correspondiera con ese paisaje. Emulando el aspecto de una de las criaturas de la diosa, caballo creo que la llamaba, creo la criatura encargada de esa tarea.

Una criatura poderosa pero que no deja el menor rastro a su paso, me siento orgulloso de esta creación. Esta creación necesitaba comida cree un pasto que se alimentaba de las crecientes corrientes subterraneas, una alfombra para la cordillera pero aun había algo que no me gustaba. Los cambios entre el día y la noche, rompían la aparente calma que quería crear, un cambio que se podía ver a simple vista. Cogi algo de luz y la esparci por encima de la recien creada plantaesta la absrobio, y en cuanto la luminosidad decrecia en el resto del mundo la cordillera brillaba con luz propia manteniendo esa aparente y engañosa ilusión de que nada cambiaba.

Aun con los pastos había un excedente de agua proveniente del deshielo constante que tenía que ser drenada, vio el hielo que ya cubria varias partes de la cordillera y en él encontro una solución, una planta de hielo que se confundiría con el hielo que la rodeaba convirtiendo el agua sobrante en hielo de manera rápida. Estas plantas parecían insaciables por el agua que las rodeaba.

La cordillera con estas cuatro criaturas ya estaba preparada para recibir el resto de formas de vida. Priero creo un zorro blanco y un conejo blanco, una extraña pareja que estarían por toda la eternidad persiguiendose el uno al otro, tratando de engañarse para pasar desapercibido, añadiendo vida y diversidad a la cordillera pero que estaría siempre tratando de no alterar el paisaje.

El aire de la cordillera se encontraban vacios, necesitaba algo que sobrevolara los cielos de la cordillera pero los vientos de la cima parecían demasiado fuerte para los pajaros planear sería dificil para un animal con alas. Necesitaba un ser que volara sin alas, me gustaba esa idea, algo que volara contra todo pronostico, vio como un ramita salia volando por su ligereza y lo atrapo al vuelo, esa era la solución.  Esa criatura necesitaría más inteligencia que las otras ya que "cabalgar" los vientos cambiantes no le sería nada fácil, en cuanto termino la criatura salio corriendo y pronto se elevo por los cielos, dando la apariencia de que simplemente corria por ellos.

El ambiente era peligroso aunque aparentase lo contrario y las criaturas necesitarían alguna manera de recuperarse, esa manera vendría en forma de planta, engañosamente inofensiva y benevola pero nada más lejos. Realmente no podía alterar la muerte tan solo engañarla, vida por vida. La planta solo podría salvar una vida por cada una que quitara.

Poco a poco me iba sintiendo más cansado con cada creación pero las costas seguían sin vida decidi hacer una mezcla, algo que no se supiera si era animal o planta. Esta indecisión le daría ademas el camuflaje necesario para su supervivencia y asi nacio la última de mis criaturas ya que el cansancio era ya muy evidente y eso me dejaba confuso.

Observe mi creación desde la lejania y estaba orgulloso, realmente parecia que nada hubiese cambiado aunque nada fuera igual en la cordillera.

terminado el ciclo de creacion de animales y moldeado el terreno, los dioses empiezan a sentir la necesidad de crear razas inteligentes, cada uno a su modo y desde su perpectiva, pero la debilidad ante tanta creacion se siente en cada dios, ya no brillan con tanta fuerza y eso puede ser un problema a largo plazo, puesto que las fuerzas les avandonan poco a poco...

Master, ya tengo el post preparado y las imágenes, solo tengo UNA DUDA.

Mi idea es crear un conjunto de seres, pertenecientes a la misma raza, pero con diferencias físicas entre ellos, por eso quería primero pedir tu autorización.

REPITO - son la misma raza, pero se diferencian por el entorno en el que vivan.

Quedo a la espera de tu respuesta.

vale, pero ten en cuenta, que ahora solo viviran unos pocos en un mismo punto, osea, no puedes crear una raza y que aparezca en diferentes puntos del mapa, me explico yo?

Si te explicas, en todo caso dentro del primer grupo haré una pareja de cada una.

Cernunnos había estado en el jardín de la casa de los dioses, ajeno a todo aquello que le rodeaba.
Su mente se encontraba muy lejos dentro de si mismo, y en sus cavilaciones profundas y mansas, buscaba la respuesta a su pregunta silenciosa.
Algo le faltaba, algo no estaba del todo bien.
 

En algún punto allá afuera en la eternidad, algo llamo la atención del salvaje Dios, algo nuevo nacía en la esfera donde se encontraban las islas que el crease, un ser distinto a todos los ya sembrados, una entidad única e irrepetible había sido creada.
Cernunnos “descompuso” su cuerpo en una nube de polen que llovió sobre el jardín de los dioses, para inmediatamente nacer en la esfera, esta vez convertido en un ave pequeña y oscura que posada sobre una rama de aquellos extraños arboles sin vida que crease Galgotar, observaba esta nueva maravilla creada por dicho dios.
 

Una criatura consiente de si misma había aparecido sobre la faz de la esfera, creada a partir de los designios de aquel, que hacia de las montañas su hogar intrínseco.
Cernunnos observo por mucho tiempo mientras su igual se ufanaba por explicar a su creación cual era su propósito en el mundo, vio los primeros pasos de las criaturas, sus formas y el brillo de sus pensamientos que atraves de sus ojos brillantes, miraban el nuevo mundo que se abria ante ellos, que habían nacido.
 

Exultante el padre de las bestias, abrió sus alas y elevándose a los cielos con un graznido agudo exhalado por su negro pico, dejo que los fuertes vientos del cielo, lo arrastrasen nuevamente a su hogar.
Las islas de la Bestia.
 

Cayo en picado desde el impoluto cielo, observando con un profundo amor su hogar, y las plantas y animales que hubiera sembrado en ellas, al llegar a unos metros sobre las islas, cambio nuevamente de forma, adoptando la figura de un monumental árbol astado de profundo follaje verde, que extendiendo sus imponentes raíces atraves de la tierra orado profundo en el manto fértil extendiéndose profundamente hasta abarcar todas las islas de su dominio.
Cernunnos se nutrio de cada una de las cosas que crease, mezclando la esencia que las islas le devolvían y que por dentro de su cuerpo, ahora de madera, impulsaba rápidamente hacia las ramas que confomaban su figura.
 

Entonces ocurrio lo increíble.

La frondosa copa de aquel árbol único en el mundo, comenzó a llenarse de frutas de los mas diversos colores, la principio pequeños como botones de azahar, pero que a medida de que el árbol manaba sabia desde las islas y sus habitantes, estos frutos iban creciendo en tamaño, adoptando colores dispares y alargándose como si de gotas se tratasen.
Repleto su follaje de frutas maduras, Cernunnos dejo de absorber la esencia de la vida misma, al tiempo que una a una, las creaciones de su corazón, se desprendían de las ramas, para caer con un fuerte sonido acuoso en el suave manto de hierbas, donde al impactar, explotaban mostrando una miríada de criaturas, que se habían formado en su interior.
 

Cernunnos estaba feliz, a sus pies, sus durmientes hijos e hijas, yacían diseminados como lo que eran realmente, los frutos de su padre, el Dios de lo Salvaje.
Su copa bailaba al son del viento, con el susurro de las hojas al rozarse entre si, la madera del gran árbol se mecía lentamente de un lado al otro, con el gemido de la madera, y una dulce fragancia desprendida por las múltiples flores que bañaban la campiña fueron las primeras sensaciones que los hijos del Dios, sintieron al despertar.
 

Vivian, y sus maravillosos ojos inocentes, se abrían sorprendidos ante el árbol que rodeaban, en aquella isla idílica que los vio nacer.
Cernunnos los observo por unos momentos, maravillado y sorprendido ante la belleza que ostentaban, eran a la vez perfectos e imperfectos.
Una pequeña copia de él, su padre, como Cernunnos y sus hermanos lo eran del Hacedor.
En ellos y por ellos, Cernunnos entendió al fin el porqué de su existencia, y el refrescante descubrimiento de aquella interrogante, lo recorrió de punta a punta, como un fresco bálsamo para un herido.
El era padre ahora, y debía velar por sus hijos, proveyéndoles de aquello que precisasen, pero sin imponerse del todo, solo guiándolos, y dejándolos ser.
 

El Dios creo entonces un rostro en las cuatro direcciones cardinales sobre su ancho cuerpo de madera.
Miro a sus hijos con ojos viejos, profundos y sabios.
Su boca cuarteada y desprovista de dientes, les sonreía dándoles la bienvenida.
Allí estaría el para ellos, y al mirar a los bosques y sus arboles, le recordarían por siempre.
 

Abrid pues los ojos, vosotros hijos de mi sangre - les dijo con una voz vieja y sabia -.
Yo os recibo con dicha en el corazón, sois mi fruto en este mundo, por vosotros y en vosotros, yo viviré eternamente.
Recordad siempre a vuestro padre, que dio de si todo para que vivieseis, y pudierais disfrutar de aquellos que os rodea.
Todas estas islas son mi regalo para vosotros, morareis sobre y bajo ellas, haciendo de vuestro hogar el lugar que prefiráis, andad por todas sus tierras, subid a los montes, bajad a las cañadas. Cread vida y gozad de ella, y recordad siempre que mientras estéis aquí, morareis bajo mi sombra que en los cielos estará por siempre, mas os digo ahora frutos de mi ser.
 

Yo Soy la vida, el padre de lo salvaje, soy el amo de las bestias y aquel que siembra arboles.
Soy el hacedor de vida, y el que caza en los bosques profundos, soy el que rie, el que baila, el que acompaña a aquellos que nacen, y el que llora a los que se marchan.
Soy Cernunnos, vuestro padre, y os amare por siempre.
 

Y dicho esto, el emocionado padre, comenzó a sentirse muy débil, ya sus ramas se secaban, aquellos frutos que aun colgaban de sus ramas por nacer, se volvían polvo para ser llevados por el viento, y la cara bondadosa que observase a las nuevas criaturas se caia a pedazos junto con todo el árbol que noria, seco de vida.
 

Con sus últimas fuerzas Cernunnos les dijo a sus hijos.
Id por todas las islas…haced de…vuestra casa el lugar…que asi queráis….yo….volveré…..
El árbol rendido al fin se desmorono sobre si mismo.
 

Ya huía la mente del dios de nuevo a la morada de los dioses, terriblemente agotado pero inmensamente feliz, Cernunnos aulló al infinito espacio, y quien le hubiera podido ver desde esfera, habría visto un cometa iridiscente y de un verde profundo que se alejaba en el firmamento.
 

Hasta desaparecer.

Gargoltar volvió a aparecer ante sus creaciones, los Forjados. Procuró no demorarse mucho para que recibieran pronto una guía, aunque eso le debilitara más de la cuenta. Pero era algo que debía hacer, era consciente de ello, y no iba a fallar a sus creaciones.

-Hijos míos, os traigo mi voluntad. Mi nombre es Gargoltar, y mi título el Forjador, entre muchos otros. Vosotros sois mis hijos, los Forjados, los primeros seres con una chispa de inteligencia en el mundo. Yo os doto de libre albedrío y de capacidad para hacer a vuestro gusto. Pero del mismo modo, también os doy unas leyes rectoras que deberéis seguir. Y así me honrareis.

Miró a sus hijos, y dijo:

-Mi primera voluntad es ésta: que ningún hijo mío se vuelva contra otro hijo mío o criatura inteligente alguna, o criatura no inteligente, a no ser que sea necesario. La violencia por violencia no es racional, y no debe guiar vuestras vidas. Toda criatura que muera a vuestras manos, que sea por un fin lógico, como la necesidad de alimento. El enfrentamiento con los hijos de mis hermanos, las otras criaturas inteligentes que aparecerán, debe evitarse también. La paz y el diálogo son las voces de la razón, y no podrá decirse que haya pueblo en el mundo que la represente mejor que vosotros.

Empezó a juguetear con algo entre sus manos, mientras decía:

-Mi segunda voluntad es algo que tenéis dentro de todos vosotros, y que notaréis, si no habéis notado ya. Pero aún así, es bueno que sepáis que es mi voluntad. El conocimiento es sagrado, y la búsqueda de éste enriquece al individuo que se dedica a ello. La tecnología es mi don, mi gran aporte. Y esto lleva a mi tercera voluntad… el conocimiento, ni puede ni debe ser enclaustrado. Vuestro deber es extenderlo, tanto entre los vuestros como entre las criaturas que puedan apreciarlo y entenderlo. Sólo hay una posible excepción a esto, excepción que espero no se dé nunca. Que una raza os desee mal, o desee hacer algo que altere el equilibrio, en ese caso no se le debe ayudar en sus fines. Mi cuarta voluntad, pues, es que ayudéis a mantener la armonía, alguien que planee guerras de conquista contra todo e imponer su poder no defiende la armonía, alguien que se vea obligado a un mal menor por un bien mayor, como puede ser acabar con un pueblo que se guía por la conquista, no está en contra de ella. Buscad la neutralidad siempre que podáis.

Terminó lo que se traía entre manos, y dijo:

-Mi quinta voluntad es la menos razonable y más compleja de todas ellas, y sin embargo haréis bien en seguirla. Adorad éstos principios y adoradme a mí, extended mi palabra siempre que sea posible entre todos aquellos que quieran oírla, y no tengáis miedo de ello. Además, el platino me representa, por lo que será un material que debéis honrar y usar con veneración. Aquellos de vosotros que tengan platino u oro en sus cuerpos, consideradlos como favorecidos por mí. Allí tenéis la Catedral, creadora de todo vuestro pueblo, y mi creación. Es un lugar de veneración y aprendizaje a partes iguales, podéis aprender mucho de su funcionamiento si vuestra mente es tan poderosa como creo que será, aunque me temo que no desentrañaréis el secreto que guía todo el complejo. Y, antes de despedirme, os dejo un regalo.

Y en el suelo, a sus pies, dejó unos grandes discos de platino.

-Aquí tenéis el primer enigma a resolver, estudiadlos y aprenderéis más de mí, de mi voluntad y de mis enseñanzas.

Y se fue de allí. Los discos estaban grabados con símbolos, y parecían tener forma de engranaje. Más aún, incluso parecía que podrían abrirse de alguna manera y aportar más cosas de las que había a simple vista… pero eso aún los Forjados no lo sabían, igual que no conocían los símbolos de las ruedas.

Los demas dioses van terminando sus creaciones y las razas con libre albedrio empiezan a caminar, razas con un potencial infinito a las que cada cual piensa orientar para seguir sus preceptos. Me siento al borde de la cordillera blanca pensando  como debería ser mi raza. Me llevo varios días en pensar todos los pormenores de la raza, este tipo de creación tenía muchas contradicciones que había que definir antes de darles vida. Finalmente pronuncio una sola palabra.

Misticos. Digo con voz profunda

El sonido parece resonar en los alrededores para finalmente concentrarse en un solo punto creando a la primera pareja de la nueva raza.

Los primeros miembros de la raza tenían buen aspecto, bastante atletico y el tono azul palido parecía adaptarse bastante bien a los colores de la cordillera ayudandoles a pasar desapercividos. Pero eso no era lo importante, lo realmente importante era su inteligencia, su capacidad para razonar, su capacidad para inventar e imaginar cosas que no habían visto o pasado realmente.

Parecían confundidos y miraban para los lados con curiosidad. Ese era un buen sintoma, los observo un tiempo más antes de decidirme a hablar.

Yo soy Luvisi, vuestro creador. Habeis nacido del pensamiento y la palabra y ese será vuestro principal don frente a las demas razas. Pensar bien lo que decis siempre por que la palabra será el reflejo que tendran de vuestros pensamientos los demas. Pensar en como queréis que os vean los demas y proyectar esa imagen con vuestros actos y palabras ante ellos.

Os podría poner reglas pero se que sois lo suficientemente inteligentes como para interpretarlas como os conveniera. Las unicas reglas que respetareis seran las que salgan de vosotros mismos pero como ya os he dicho vuestro don es el pensamiento y la palabra por lo que siempre tendreis que estar dispuestos a hablar con los demas, descubrir sus secretos, su punto de vista y sus engaños os enriqueceran. Ahora podeis empezar a conocer el mundo que os rodea yo volveré pronto.

Incontrolados, el resto de mis hermanos empezaron a sembrar el mundo con sus retoños más peligrosos. ¿Cómo podían estar tan ciegos para no llegar a comprender lo que eso provocaría? Apesadumbrado, suspiré y decidí bajar al pequeño planeta.

Aparecí en los pies de la gigantesca cascada del Grito de Dursulum generando una fuerte niebla a mi alrededor al contrastar el calor de mi interior con la humedad del lugar. Daba la sensación que éste mundo ya no nos daba la bienvenida después de hacer estragos su tranquila superficie. Y no podía culparle de ello.

Acuciado por el tiempo, con una mano cree un remolino con Shaatiighaash para condensar toda esa niebla que escapaba por el lugar, mientras que con la otra hacía brotar una pequeña llama en el interior de esa condensación a la que continuaba dando forma con mi arma. Poco a poco, amabas fueron juntándose hasta llegar el momento en el que la misma niebla había adoptado una mayor espesura unida a un tono anarajando, y ese fue el momento en el que detuve el hipnótico remolino y que rapidamente corté en un millar de trozos que cayeron sobre los frescos musgos que empezaron a desesperezarse y dejar su estática vida para levantarse y poblar el mundo.

Las criaturas recién nacidas no eran especialmente grandes, con un par de piernas y brazos, al final de los cuales contaban con cinco largos y ágiles dedos. Disponían de largas orejas y unos grandes ojos capaces de detectar al más pequeño pájaro al otro lado del río, así como unos afilados dientes capaces de serrar cualquier tipo de material que cayera en sus bocas.

Esperé lo justo para que fueran capaces de erguirse sobre sus piernas antes de hablarles y encomendarle lo que sería su misión.

- Vosotros enseñarés al resto del mundo lo que ocurre con el progreso desmedido, pues vuestras cabezas jamás podrán descansar de ello porque YO os premio con ello.

Decreté, pero antes de volver al casa del infinito, una de mis creaciones se adelantó, más curiosa y temerosa por la bendición que les acababa de otorgar.

- ¿Y quién sois?

No pude evitar sonreir, disfrutando de lo insensato de su curiosiodad y que de seguro les provocaría muchos problemas en el futuro.

- Soy Izkaal, Señor del Fuego y Guardián de Tesoros. Y vosotros sois Goblins. - anuncio firme antes de centrarme unicamente en aquella insensata - Y por tu osadía, tu y tu linaje seréis capaces de hablar con el fuego y sus criaturas, para así poder dirigir al resto de vuestro pueblo.

Y con eso, regresé a mi trono dispuesto a hacer frente a la espera que llevaría a mis creaciones al descontrol total.

Luciel bajando al mundo creado y cansado aun se dejo caer en una d elas islas flotantes que habia creido.

Alli llevado de algo nuevo que el aun no habia experimentado cerro los ojos y durmio.

En sus sueños vio unas criaturas fantasticas hechas de emociones puras y poderosas.Avatares de los sentimientos,la naturaleza y el caos.

Estos habitaban en un terriotorio fantasioso ,rodeados de naturalkeza salvaje,en grandes selvas de plantas o gemas y cristales.Aquella vision hizo extremezerse al Dios ,que al despertar no pudod e pensar en ello.

Y asi sacando de sus sueños a aquellos seres les dio vida y los creo de la magia que habitaba en el mismo planeta ,serian seres magicos ,pues el era el patron de la magia .Despertar el mundo oh hijos mios pues sois los Raksas

Ante ellos se presento en todo su esplendor brillando como un enorme faro verde.

-Hijos mios sois el fruto de mis sueños ,carne de mis pensamientos,sentimientos y emociones desatadas hechos cuerpo.

Vivir al limite,disfrutar y emocionaros ,todo en nombre mio pues cuando llege el momento de retornaros a mi vuestra vida habra acabado y os esperare con los brazos abiertos,segun la obra que hayais llevado a cabo en el mundo.

Adorarme pues soy Luciel ,la magia,pero tambien temedme pues soy la Muerte.Ir mis pequeños Rakshas

Los Gnomos. Los Gnomos son… pequeños. Crían cerdos voladores, y se transportan en ellos. Son simpáticos, excepto cuando no lo son y violentos y aguerridos, cuando no son cobardes y pacíficos. Mmm… ¿mencioné que son pequeños?

Cada gnomo nace con un poco de magia. Pero, al igual que ocurre con otras virtudes, cómo la inteligencia o la fuerza, depende de cada individuo si se desarrolla hasta convertirse en algo grandioso o se queda en algún que otro truco para facilitar la vida cotidiana. Viven en ciudades bajo tierra, excepto por los arbóreos que viven en casas en los árboles o los montañeses que viven en las montañas. Siempre me sorprende eso. ¿Cómo saben los montañeses que deben vivir en las montañas y llamarse así? Es uno de esos misterios... Sólo los dioses lo saben… otros dioses, supongo, yo no lo sé.

Bueno, cómo decía, los gnomos son pequeños… y … si bien son individualistas, son muy concientes de su comunidad y no entienden el egoísmo o la búsqueda de poder de otras razas. Sus líderes cambian todo el tiempo y se ceden los puestos de reyes, los unos a los otros, cuando se aburren de mandar. No tienen leyes y cada uno es llamado a comportarse, sólo cuando los demás se quejan de su forma de actuar. Los gnomos no saben de países, salvo para orientarse e ir de un punto al otro. Todos los gnomos y miembros de otras razas son bienvenidos en cualquier casa de un gnomo. Los gnomos no hacen distinción entre las razas. En su idioma de origen, todos los seres pensantes son llamados con nombres que comienzan con un prefijo que quiere decir “gnomo”. Para ellos, por ejemplo, los Sidhe son considerados sólo otra variedad de gnomo, particularmente grande. Los gnomos crían a sus hijos de manera comunal. Nadie sabe exactamente quién es su hijo, después de un tiempo de nacido.

Los Gnomos no reconocen la propiedad privada, lo que genera toda clase de conflictos con otras razas. Los gnomos se van pasando las posesiones unos a otros, a medida que las necesitan. Se ha sabido de un famoso guerrero que entregó su espada mágica de poder legendario a otro gnomo, simplemente porque éste le dijo que la necesitaba. Lo más sorprendente es que el guerrero gnomo recuperó la espada 20 años más tarde. Le bastó con ir a la casa del gnomo al que se la había dado y decirle que la necesitaba para otra guerra.

Los gnomos sólo van a la guerra cuando sus vidas están en peligro. No cuando cosas materiales están en juego. Consideran ridículo arriesgar la vida para proteger cosas que no tienen vida.

Los gnomos no entienden el concepto del dinero. Lo que no se puede usar de manera directa y práctica es inútil para ellos. Rechazan las monedas, porque no sirven para nada. Aunque algunos pueden aceptarlas, si se dedican a coleccionarlas o a usarlas como decoración.

Los gnomos básicamente hacen lo que quieren cuando quieren, sin pedirle permiso a nadie y pueden resultar muy irritantes para personas de otras razas, no familiarizadas con su cultura.