Partida Rol por web

Kora se fijó en el candado y vio bastante dificil poder romperlo. Se percató de que la mujer no estaba y decidió ayudar a su amigo llamando también a la mujer - NO.NO. Vamos contigo - dijo con la ansiedad tiñendo sus palabras. Si volvían a separarse quizás no se encontraran de nuevo. Era muy raro que la profesora no diera señales de vida. Algo le había pasado. Estaba segurisima de ello.

- Por favor Aachi. No nos dejes aquí solas. - suplicó con los ojos brillantes por las lágrimas a punto de despuntar. - Saaya dile que no podemos quedarnos aquí fuera, a la interperie... - se abrazó a si misma muy asustada mientras esperaba que la chica le echara un cable para convencerlo.

-¡Sí, eso!- respondió tu amiga.- Si le ha ocurrido algo, ¿quién dice que no nos ocurriría a nosotras si nos dejas solas?

Sus palabras la verdad es que no inspiraron confianza. Sin embargo, eso hizo que Aachi se lo pensara para finalmente suspirar. Entonces se acercó a ti y te pidió la barra.

-De acuerdo... Vamos a abrir esto y a llamar a alguien para que nos recoja. Y mientras esperaremos a la profesora. Pero si pasa un rato y no ha regresado, iré en su búsqueda.

Tras coger la barra, se acercó a la puerta y la enganchó en el candado. Luego comenzó a hacer fuerza haciendo palanca hasta que, finalmente, con un sonoro crujido, el candado se partió y se cayó un trozo al suelo. Aachi quitó los fragmentos restantes del candado de la cerradura y abrió la puerta. Aquello hizo que pudierais ver una pequeña caseta, con un sofá, una mesa, una estantería con unos cuantos libros y un teléfono en la pared.

-Bueno. No ha sido difícil. Toma.

Aachi te cedió de nuevo la barra y entró en la caseta para dirigirse directamente al teléfono. Entonces descolgó y se lo puso en la oreja. Aunque pronto un gesto de extrañeza le invadió el rostro. Luego volvió a apartarlo y comenzó a mirar el cable. Lo siguió con la vista hasta que, de pronto, en una de las vigas del techo, pudo ver que el cable estaba dañado y estaba cortado.

-¡Mierda! Ahora no tenemos más remedio que esperar...

Cuando Aachi abrió, Kora dejó a su amiga acomodada en el sofá, pero ella permaneció de pie, detrás de él, esperando impaciente a ver que conseguía con aquella llamada - ¡¿EN SERIO?! - Su voz brotó chillona mientras se llevaba las manos a la cabeza desesperada y giraba sobre si misma una vez.

- ¿Porqué?¿Porque tanta mala suerte? Seguro que por mi culpa. Soy gafe. Lo se. Siempre me persiguen las desgracias. - miró con rabia la barra que tenia en las manos y ella, que no solia ser violenta, arremetió con aquella arma improvisada contra el teléfono inservible.

Ante aquella violencia gratuita, Saaya pareció sobresaltarse. Sin embargo, Aachi permaneció tranquilo y se acercó a ti. Entonces te puso las manos en tus hombros y te miró fijamente a los ojos.

-Kora, tranquilízate. No es culpa tuya ni de nadie, ¿de acuerdo? Quiero que me mires, ¿vale?- Una vez le miraste como te pidió, el chico permanecía serio sin apartar la mirada.- No pasa nada. Todo irá bien. Simplemente tendremos que pasar la noche aquí y al día siguiente vendrán de nuevo los barcos y nos podremos ir. ¿De acuerdo? Yo estoy aquí, y la profesora en cuanto regrese.

Se quedó mirando al chico como si se acabara de encontrar con él, con sorpresa. Luego miró la barra y la tiró a un lado asustada de lo que acababa de hacer. Entonces rodeó la cintura de Aachi con ansiedad, abrazandose a él como nunca había abrazado a nadie

- Lo siento - musitó apenada contra la camisa de su compañero - tengo tanto miedo...pero...pero intentaré ser más valiente - se apartó para enfatizar sus palabras con un gesto más serio, pero en su interior una vocecita le decia que aquello era una batalla perdida...

-De acuerdo, no pasa nada...- dijo el chico mientras notabas como te acariciaba la cabeza por detrás para calmarte.- Pero ahora tenemos que pensar que hacer. Podemos esperar a la profesora aquí a que vuelva, pero si tardamos mucho se nos puede hacer de noche. No creo que este sea un buen lugar para dormir. No hay ningún lugar cómodo y estar al lado del puerto...- Entonces miró a Saaya.- Pero por otra parte podríamos ir a buscar algún otro lugar donde poder dormir por la noche. Y tal vez encontrar algo para su pierna. Tendríamos que cambiar los vendaje pronto para que no se infecte.

Saaya miró su pierna y asintió de forma triste. En eso tenía razón Aachi. Pero entonces Saaya dijo algo.

-Pero no podemos dejar aquí a la profesora. No pasa nada. Seguro que no me pasa nada.

-Yo creo que sería mejor ir a buscar algo.- Respondió Aachi. Al final, parecía que la última decisión la tenías tú.

Aquella leve caricia por parte de su amigo fue como un pequeño regalo en medio de ese momento de angustia que vivia. Ellos parecian tan despreocupados y ella....ella era un carga.

La joven pareció dudar unos momentos para acabar bajando levemente la cabeza - Está bien...teneis razón. Pobre profesora, a lo mejor está sola, perdida.... - volvió a elevar la mirada intentando aparentar seguridad - Si Aachi. Ve por ella. Quizás yo debería buscar otro sitio más seguro para Saaya y donde poder curarla. Pero solo buscaré cerca de aquí, para poder volver por si necesitas algo  - esto último lo dijo cogiendo la mano de su amiga entre las suyas.

-De acuerdo. Entonces hagamos esto.- Aachi señaló en una dirección, hacia el interior de la isla.- Antes vi a lo lejos un edificio que parecía ser un hospital. Es posible que, aunque esté abandonado, haya vendas o algo para cambiárselas y desinfectarla. Cuando encuentre a la profesora me dirigiré hacia allí, ¿de acuerdo?

Tu amiga asintió a sus palabras a pesar de que el hospital estaba un poco lejos y se alejaba del puerto. Sin embargo parecía que era la mejor opción. Por lo que finalmente Aachi agarró de nuevo la barra que habíais conseguido antes y tras despedirse se marchó para buscar a la profesora. Posiblemente llevaría la barra por si encontraba alguna puerta cerrada más, para poder hacer palanca y abrirla. Y una vez de nuevo a solas con tu amiga, ésta comenzó a reprocharte.

-Podrías haberte lanzado, chica. ¡Te ha abrazado y todo! No se como no has aprovechado ese momento...

No es que estuviera muy conforme pero no puso ninguna objeción más y dejó que su amigo se marchara en busca de la profesora y el material de cura

- ¿Estas loca? ¿Y que me diga que no? - se quejó ruborizada mientras se dejaba caer en lo primero que pilló que tuviera aspecto de asiento. La pierna le dolia, pero solo ligeramente. Sería por la humedad de la zona así que nada podia hacer para paliar el dolor.

- ¿Te duele mucho? - le preguntó preocupada señalando con la mirada la pierna de Saaya aprovechando así para cambiar de tema. Miró su reloj para calcular el tiempo que transcurria desde la marcha de Aachi.

-No mucho. Solo cuando apoyó la pierna. ¡Pero no me cambies de tema! ¡Si no lo intentas jamás sabrás lo que te va a decir! ¿Y si te dijera que sí y nunca se lo preguntas?- Saaya entonces comenzó a incorporarse tratando de apoyarse en el respaldo del sofá y luego se quedó en la pared junto a la puerta.- En fin... Vámonos antes de que se haga más tarde. Que como tengamos que llegar al hospital siendo de noche...

Tras aquello, de nuevo sujetando a Saaya, salisteis de la caseta y comenzasteis a dirigiros hacia la dirección donde se encontraba el hospital. Poco a poco fuisteis dejando atrás edificios y más edificios derrumbados en el puerto hasta que finalmente llegasteis a un camino que comenzaba a estar rodeado de bosque.

-Si no recuerdo mal cuando vi el mapa de la isla... Si seguimos por este camino, llegaremos a una bifurcación. Hacia la derecha debería estar el pueblo, mientras que a la izquierda está el hospital. ¿Vamos?

Saaya se dejó conducir por su amiga lesionada y aguantó el chaparrón con la cabeza baja y sus manos aferradas al bajo de la falda del uniforme.

Ella nunca lo entendería. El miedo al rechazo, al sentirse inferior y no merecida... era tan fuerte para ella ese sentimiento que la paralizaba, que le imposibilitaba que hiciera aquello que su amiga le pedía.

Pero tampoco quería discutir, asi que simplemente no dijo nada. Solo habló para opinar

- Vayamos al hospital. Alli es donde ha dicho Aachi que estaria... - mantuvo su móvil en la mano pues aunque no habia cobertura, la linterna seria muy útil para disipar las sombras nocturnas.

Fuisteis caminando por aquella ruta hasta que finalmente la zona de los edificios terminó y solo quedaron árboles a ambos lados del camino. Saaya seguía cojeando un poco por la herida, pero no parecía especialmente molesta por el dolor. Seguisteis y seguisteis mientras la luz del sol comenzaba a desaparecer en el atardecer. Y cuando el sol ya comenzaba a filtrarse solo entre las hojas de los árboles, de pronto se escuchó algo. Fue un crujir a un lado del camino.

-¿Qué ha sido eso?- Preguntó Saaya por el sobresalto.- ¿Habrán animales por aquí?- Saaya se quedó pensativa, sin saber que hacer. ¿Era buena idea seguir por el camino sin saber que había sido eso?.- ¿Y si es un lobo o algo?

¿Cual sería la mejor idea? ¿Seguir por el camino ignorando aquel ruido que había sonado tan cerca, o saliros del camino para tratar de evitarlo?

La joven se giró con brusqueda, alumbrando con la linterna de su móvil el lugar donde creia que habia escuchado el ruido

- Lo sabia! Lo sabia! El sol ya está desapareciendo y ahora es cuando pasan las cosas..... - se pegó contra su amiga moviendo la linterna ahora de un lado a otro de forma rápida, sin saber ya que seria lo mejor.

- Tenemos que darnos prisa. Sigamos adelante - ella no es que fuera la mejor corredora con su cojera permanente, así que aquellas palabras no tenian mucho sentido. Aún así tiró del brazo de su amiga para que avanzara lo más rápido que pudiera

Ambas comenzasteis a acelerar el paso. Sin deteneros, pasasteis al lado del lugar donde se había escuchado aquel sonido y vuestra mirada se desvió hacia aquel lugar sin poder evitarlo. No parecía haber nada, para vuestro alivio. Sin embargo aquella sensación de agobio no desapareció, por lo que no bajasteis el paso. Pero de pronto comenzasteis a escuchar de nuevo ruido. Un arbusto moviéndose. Una rama crujiendo. Unas pisadas. Había algo. Desde luego que había algo. Y Saaya también parecía haberlo escuchado. Había venido de detrás. Del lugar de antes. Y los sonidos se acercaban cada vez más a vosotras.

-¡¿Qué es eso?! ¡Oh dios! ¿Será un animal? Por favor, que sea solo un animal...

Ambas avanzando y cojeando, seguisteis y seguisteis hacia delante mientras aquellos sonidos os perseguían. Poco a poco los escuchabais más y más cerca. Hasta que de pronto, Saaya pareció tropezar por aquello y se cayó al suelo. Al detenerte un momento la notaste asustada. Parecía haberse vuelto a dar en la pierna y había comenzado a sangrar de nuevo. Algunas gotas de sangre goteaban de su pierna y caían en el camino mientras la chica parecía quejarse de dolor. Y aquellos sonidos se acercaban más y más. Estaban cerca. Muy cerca.

Kora sentía el corazón en la boca y el miedo envolviendo cada fibra de su delgaducho cuerpo. Un grito agudo brotó de sus labios al ver caer a Saaya. Se agachó a su lado temblando como una hoja mientras intentaba levantarla sin éxito alguno buscando con mirada desesperada alguna piedra o canto duro que Saaya pudiera usar de arma improvisada o quizás algún lugar seguro donde poder ponerse a salvo.

Pero se escuchaba tan cerca aquello que dudaba que les diera tiempo - Venga... le-le-vanta... ya vie-vie-ne -
 

Saaya se agarró a ti para tratar de levantarse, pero de pronto notaste como si algo tirara de ella. En aquel momento, Saaya gritó sin poder evitarlo, pero en cuanto te diste la vuelta, no viste absolutamente nada. No había nada ni nadie detrás de vosotras. Ya no se escuchaba aquel sonido que os perseguía. No había pasado nada. Sin embargo, Saaya seguía gritando y había comenzado a llorar.

-¡Ahhhh! ¡Ahhh!

Saaya no lograba decir nada más que aquellos gritos que parecían de dolor. Entonces te fijaste en su pierna coja. Tenía unas grandes heridas que recorrían desde su rodilla a su pie, como si algo la hubiera desgarrado de arriba a abajo. Sangraba profundamente y comenzaba a formar un pequeño charco de sangre allí donde reposaba.

- Pe...pe...pero...pero... - las palabras se le atragantaban impidiendole decir nada más. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras se abrazaba a la cabeza de su amiga acunandola ligeramente para calmarla

- Shhhhhh - emitió aquel siseo entre sollozos, haciendo un esfuerzo por acallar sus gritos pues temia que atrajera de nuevo la atención de lo que hubiera sido aquello. Se quitó el lazo del uniforme a trompicones para intentar hacer un torniquete en la pierna de su amiga y que no se desangrara. Intentó hacerlo recordando lo que le habian enseñado en aquella clase especial de primeros auxilios mientras los hipidos del llanto sacudian su pecho intermitentemente

Mientras Saaya seguía sollozando, comenzaste a hacerle aquellos primeros auxilios. Pero parecía que tu amiga no logró aguantar el dolor y acabó apoyando la cabeza en el suelo, quedando inconsciente. En aquel momento que se volvió a hacer el silencio, de nuevo se escuchó un ruido entre los arbustos. Pronto comenzaron a escucharse pisadas que se acercaban a ambas. Parecía que fuera lo que fuera, estaba regresando. Saaya se encontraba inconsciente y lo más probable era que no pudieras cargar con ella. Quedaba poco tiempo. Cada vez menos tiempo. Se acercaba con prisa. Cada vez aceleraba más y estaba casi al lado de vosotras.

-Saaya....Saaya...- gimoteaba tironeando del cuerpo de su amiga sin resultado alguno. - No me hagas esto... - La desepseración, el miedo y su instinto de superviviencia primaban y con el corazón desgarrado por dentro, la soltó para salir corriendo, o al menos intentarlo, porque su pierna lisiada le restaba velocidad en su avance.

Avanzó sin mirar atrás, por miedo a ver algo que no quisiera ver, alumbrando con la linterna de su móvil solo lo que iba encontrando delante suyo. Algo que sirviera de refugio, o donde no pudieran alcanzarla, aunque lo dudaba bastante. Su destino parecia sellado y no pintaba halagüeño

Sin mirar atrás comenzaste a correr lo que pudiste. Corriendo y corriendo sin mirar atrás. Los ruidos que parecían acercarse parecieron detenerse en algún lugar. No había duda de donde se había detenido. De pronto se escuchó algún tipo de desgarro pero nada más. Pero no había tiempo de detenerse. Seguiste y seguiste corriendo hasta que de pronto te topaste con una señal. Apenas tuviste tiempo de leer pero al parecer, más adelante habían dos caminos. Uno que señalaba hacia el hospital y otro que señalaba hacia la ciudad. Y así seguiste avanzando durante unos minutos. Así hasta que te diste cuenta de que los ruidos habían desaparecido. En aquel momento llegaste a la intersección que había anunciado el cartel. Parecía que el peligro había pasado, pero Saaya... Y además, ¿qué habría pasado con la profesora? ¿Y con Aachi? ¿Os reuniríais en el hospital como dijo?