Partida Rol por web

La vulcana observó la presentación de los miembros de la comitiva con interés, y en silencio, esperando que el capitán la presentara apropiadamente a los romulanos.

Las posibilidades de que con "Proyecto Médico Especial" en realidad quieran decir "Proyecto para evitar la desaparición de nuestra especie" son de más del 98%. 

La doctora miró a Ledger, le habría gustado tener al menos un momento para charlar con él, pero dadas las circunstancias, ninguno de los dos disponía de tiempo libre, y aun de tenerlo, no lo habrían dedicado más que a descansar y volver al trabajo lo antes posible.

La doctora observó todo a su alrededor, era hermoso, no podía dejar que una cultura así se extinguiese, debían conseguir esa cura.

Esperó paciente a que su capitán les presentase, observando a la comitiva romulana. Esto sin duda era un hecho más que histórico, pero por desgracia nada halagüeño. Esperaba poder poner fin a la epidemia lo antes posible, miró a los hombres tratando de no pensar en lo preocupados que estarían por su supervivencia y la de su raza.

El comandante afiló la sonrisa al escuchar los pronósticos funestos de los oficiales -Por favor, señores si quisiéramos que murieran les daríamos la peor nave que tenemos -aguantó una risa, algo raro en él. De pronto se dio cuenta del mal gusto de su broma y se puso serio de nuevo, se acomodó el traje -Dos de los oficiales que irán con ustedes son expertos pilotos de combate; pueden maniobrar las naves de asalto individuales en caso de que lo necesiten. Dentro tienen armamento preparado y algunas provisiones, ¿Necesitan algo más? -preguntó, más que nada dirigiéndose a Mertens.

Puedes percibir sentimientos encontrados por parte de los romulanos, reticencia, necesidad, ansiedad. 
Es normal, luego de tantos años de enemistad, el tener estas sensaciones. 
Pero más allá de esto están intrigados, y mucho, con lo que ustedes puedan darles, en información o en salud.

-Almirante, Velial es un placer -respondió el capitán inclinando la cabeza -Secretaria Nanclus, doctor Merek mis respetos -dijo luego refiriéndose a los nombrados -Ellos son mi jefe de seguridad, el comandante Ledger; mi jefa de ciencias, la comandante Kunaar y mi jefa de medicina, la teniente Nerys Koral.
La teniente Darx había quedado finalmente al mando de la Excálibur mientras estaba geoestacionaria.

Nave de asalto con tripulación mínima, armamento hasta arriba y máxima velocidad warp. Estaba claro que aquello iba a ser una misión de las de "por la puerta de atrás". Pero no le disgustaba del todo la idea. En realidad Sokar se había sentenciado a si mismo poniendo en jaque al imperio romulano y a la flota estelar.

-Nada más, comandante Morgan. Es usted muy amable por cedernos a parte de su tripulación, y además a una tan especializada para la misión en curso. Cuando todo esto termine hablaré muy bien de usted en el informe a la flota. Creo que nos caerá alguna medalla.

Buscó algo en su guerrera y lo sacó. Lo tenía preparado en cuanto el capitán le dijo que iban a ir "de cacería". Se trataba de un par de puros, de antiguos puros. Le ofreció uno.

-Existía una costumbre entre los pilotos de naves de caza de la Tierra, según he leído. Lo llamaban "el humo de la victoria". Si todo sale bien, espero poder disfrutar a la vuelta de un par de caladas de esto con usted. Pero solo si salimos victoriosos.

- Por favor. Chicles, tabaco... ¿Qué será lo siguiente? ¿Pipas de girasol? - espeto mientras miro como Mertens ofrece algo tan arcaico como tabaco secado y prensado.

Eclecson sonrió ante la ocurrencia de Mertens. La verdad es que era una persona sorprendente, no sabías por donde te iba a salir.
La risa y la alegría era algo bueno, así se olvidaba por un momento de la tensión de la situación. Pero todo acababa.

No se ponga así Lightman. Es bueno aliviar algo de la tensión del momento.
Yo por mi parte, tengo ganas de echar un vistazo a la nave por dentro. Su sala de Ingeniería tiene que ser algo increible.

De igual modo que habían hecho los romulanos, la vulcana asiente cuando la presentan, esperando que la tensa presentación de lugar pronto a una situación en la que se relajen y puedan empezar a trabajar.

No hay mucho tiempo que perder... pero parece que todavía hay un gobierno estructurado, lo que indica que no llegamos demasiado tarde...

-Capitán, dadas las circunstancias creo que es mejor que usted, la oficial Kunaar y su jefe de seguridad me acompañen para tratar los asuntos diplomáticos y que la doctora conozca las instalaciones en donde trabajará junto a nuestros científicos. El doctor Merek puede encargarse de esa tarea. -Le dio una mirada vehemente al médico que asintió con gravedad.

En el rostro del capitán se pudo leer la contrariedad que le producía la propuesta del almirante romulano, parpadeó varias veces, debía solucionarlo y rápido. Quería confiar en ellos pero no podía, eran romulanos y aunque habían mostrado mucha apertura aún no se sentía cómodo con la idea de dejar a la doctora sola entre ellos.
-Si no le molesta, almirante -dijo sonriendo mostrando un poco los dientes, su cresta se alzó junto a su ceño -Prefiero que el comandante Ledger esté junto a la doctora, es una cuestión de protocolo como sabrá entender -excusó. "Además, los conocimientos de la comandante Kunaar en cultura romulana me serán de utilidad y si surge alguna situación incómoda ella sabe combate vulcano y yo lucha klingon", pensó para sí.

-Comprendo, capitán -sonrisa gélida. -No veo el problema, cumpla con su protocolo, me sentiría muy mal si lo rompiera solo por nosotros -había un dejo de ironía en sus palabras, no había dudas de que el espíritu de los romulanos seguía intacto a pesar de la catástrofe circundante -Síganme, por favor -le dijo al capitán y a Kunaar.

El oficial de seguridad se acercó a la doctora retrocediendo un par de pasos -No se preocupe doctora, no me separaré de usted -susurró con disimulo.

La comitiva se separó y el capitán junto a Kunaar siguieron al almirante que los condujo hacia un edificio de apariencia antigua rodeado de árboles nativos, parecía ser un ministerio o un palacio de justicia.

Los pasillos interiores eran abovedados y los oficiales del imperio que los veían avanzar susurraban por lo bajo y los miraban detenidamente, como memorizándolos. Aquel era un momento histórico tanto para la Federación como para Rómulo, esta era la puerta a muchas posibilidades.
 

Hasta que finalmente llegaron a una sala de conferencias vacía, el almirante se puso en la mitad del lado contrario a la puerta y señaló al capitán Tova'Daq la silla opuesta. -Por favor, tomen asiento.
-Cuando hablamos le dije que estuviera dispuesto a un intercambio de información, creo que hasta que las cosas no estén claras entre aquellas fuerzas a las que representamos no podremos empezar a trabajar en conjunto de verdad.

El oficial de la Federación tomó el puro (el primero que veía en su vida) y lo miró como si fuera un objeto alienígena recién descubierto, de pronto asintió varias veces lentamente -Acabo de recordar para qué se usa esto, muy bien, lo espero entonces para que me enseñe a fumarlo -dijo, sosteníéndolo en alto frente a su rostro.
-Acompáñenme, les presentaré a su tripulación y les mostraré la nave- indicó y les hizo un gesto con la mano para que lo acompañaran por el pasillo. Caminaron unos 100 metros hasta que entraron a una sala de teletransportación, -Transportación para 4 a la USS Leónidas, alférez -le dijo al oficial que estaba allí cumpliendo su turno y subió a la plataforma.

Inmediatamente se transportaron al interior de la nave, al salir hacia un corredor notaron inmediatamente una gran diferencia con los corredores que habían visto en otras naves, el primer lugar por el que pasaron fue ingeniería.
 

-Comandante Eclecson, si desea puede quedarse aquí a familiarizarse con su área de trabajo o puede acompañarnos.
Siguieron hacia el puente, accedieron desde el turbolift ubicado junto a la estación de operaciones.

-Y bien, ¿qué opinan?

La polémica del puro había dado paso a un recorrido por la nave. Por aquella nave sobervia. Entonces comprendió que aquel era, e iba a ser posiblemente debido a su corta esperanza de vida, su primer y único mando en solitario como capitán de una nave. Si sus padres pudieran verle en ese momento seguro que sentirían gran orgullo. Era una lástima que su mando se hiciera sobre una nave de combate y no otra de exploración pacífica. ¿Quien iba a decir que los pacíficos Ocampa, protegidos durante generaciones por "El Guardián" se habían convertido en la punta de lanza de los guerreros de la Federación para una operación de castigo frente al "enemigo público número 1" de aquellos días?

-Una nave formidable, comandante. Compacta, con equipamiento excelente, rápida y bien armada. Es un honor que este sea mi primer mando, de una manera u otra.

Para tocar un poco la moral a Lightman sacó de su bolsillo su tradicional paquete de chicles.

-Señor Lightman, en esta nave se levanta la restricción de consumir chicle, pipas de girasol y otros snacks. Es una orden -dijo con cierta sorna, tirándole el paquete para que lo cazar al vuelo.

Luego se giró a Morgan y estrechó su mano.

-Esperamos a sus tripulantes y las informaciones de la Excalibur antes de partir. Estaban trabajando en la localización del rastro warp de la lanzadera con la que huyó Sokar. De nuevo, gracias.

- ¿Qué que opino? Pues opino que esta noche cenaremos en el infierno...

Cojo al vuelo el paquete de chicles que lanza nuestro menudo comandante, y le devuelvo la sonrisa. Aunque a veces parece que no lo soporto, es mi comandante, y ha demostrado con creces su temple y en esta aventura necesitamos confiar los unos con los otros, no es momento de rencillas sin sentido.

- Creo que es mejor que nos pongamos mano a la obra, y prosigamos con la localización del rastro de la lanzadera. Antes de salir de la Excalibur, la Comandante Rosemund Krafelme mostró su aplicación para el testeo de partículas warp, y ha llegado el momento de ver si funciona correctamente.