Partida Rol por web

Habían encontrado a uno de los asimilados. Bueno, era una pena por el pobre tipo pero si podía proporcionarnos información valiosa, pues mejor que mejor. No era un campo en el que Frank destacara especialmente, así que permaneció en un rincón mientras los expertos trabajaban.

Con la ayuda de una máquina de esquilar, que podría esquilar una oveja a juzgar por las dimensiones y el ruido que hacía, despejo el pelo del cuero cabelludo del fiambre. No puedo evitar hacerle algunos cortes, por la torpeza de ser la primera vez que hago esto, pero el paciente no se queja, así que no me preocupo.

Al observar la piel blanca, encuentro los restos de una incisión y su consecuente cicatrización. Aquello promete mucho. El rugido del taladro también. Debía proceder con cuidado, si había algo dentro, debía procurar no dañarlo. Antes de empezar, me hice con unas gafas de metacrilato transparente, y una bata blanca con delantal, para evitar que la sangre reseca y putrefacta, así como las astillas de huesos del cráneo, se me metan por los ojos y me manchen mi pulcra armadura.

No es tan fácil como abrir un melón, pero tampoco tan difícil como pensaba en un principio. Cuando la punta del taladro, rotando a 2.800 rpm, hace blanco con la sutura sagital, aquello cede y, usando unas pinzas de palanca accedo al interior del cráneo.

El olor es nauseabundo. La textura y color de la masa encefálica haría vomitar a una cabra. Pero hay recompensa.

- Aquí hay una placa, bastante grande. Diría que está conectada al cerebro del finado. Creo que he encontrado el tesoro, señoras y señores.

Dejando las herramientas sobre la mesa y el cráneo abierto ahí donde había dado con lo que buscaba (presuntamente), me vuelvo hacia los demás, con mi atuendo de improvisado cirujano, manchado de sangre, trozos de hueso y sesos en descomposición, pero luciendo una satisfecha sonrisa.

Entonces caigo en la cuenta que la visión de todo aquello podía herir las sensibilidades de aquellos de estómago fino. Demasiado tarde, me temo.

Al terminar Lorca me hacerco a observar lo encontrado, sin antes dar le unas palmaditas en el hombro a Lorca buen trabajo amigo durante algunos minutos y usando un par de instrumentos intento averiguar el uso de ese dispositivo integrado en el cráneo del difunto.

Me apodero del trozo de metal y el líquido azul que encontramos en el lugar de la batalla y se los presento al Dr. Méndez.
-Aquí tienes los objetos que creímos relevantes del lugar donde se produjo la batalla. Espero puedas extraer alguna información util de ellos Doctor. -
Los dejo a su cargo mientras vuelvo a concentrarme en las el cuerpo inerme del difunto (aparentemente) operado, buscando algún rastro de energía susceptible de ser absorbida.

- Puaj- exclama Matt.- Parece que hayan usado un kit de cirujia de CEFA- comenta.- Esto debería estar todo infectado e inflamado, ¿cómo harán para lidiar con el rechazo metiendo algo en el cerebro?

Eterna observaba con asombro la clase de cirugía o matanza que estaban realizando sobe la mesa Lorca y compañía. Se percató de que Larson seguía buscando sus formas y el resto poco había descubierto sobre nuestro supuesto enemigo. Se acercó a Tanatos cuando este mostró todo lo que encontramos en la calle al doctor.

- Si, dejadlo en la mesa de la esquina, después analizaremos el líquido - dice la voz del doctor al que no veis por ningun lado.

El otro anciano aparece.

- ¿He oído metal? - pregunta algo desorientado - ¿Tenéis algo para mi?

A la que dejais el liquido azul en la mesa que os ha dicho Méndez, veis que al lado de esa mesa, una figura que parece ser la del anciano empieza a agrandarse desde el suelo hasta tomar la medida normal. 

- Vamos a analizarla... - dice cogiendo el bote de liquido azul - Os dejo a vosotros esos aparatitos con cables - refiriendose a lo que acaba de descubrir JJ

-Guau ¿qué ha sido eso? ¿Es usted el increíble hombre menguante?

- No es nada del otro mundo... todos tenemos alguna que otra habilidad especial... - farfulla mientras observa por un microscopio una muestra de liquido azul.

-Pues yo no tengo ninguna -murmura Frank por lo bajo. Lo único que sabía hacer era disparar armas. Pero eso lo sabía hacer cualquiera. Aunque, a decir verdad, todos estos super tipos estaban igual de perdidos que él con respecto a la amenaza que se cernía sobre el mundo.

- Si tio, tampoco es para tanto- responde Matt, encogiendose de hombros.

- Vosotros dedicaros a lo que sabéis, dejad a los ancianos a lo suyo - dice haciendo referencia al cachibache que habia en el cerebro del viejo compañero - 

También me impresionó bastante la hazaña de cambio de tamaño del profesor. Por mucho que él y Matt le quitaran importancia, no era fácil dejar de sorprenderse por ese tipo de cosas. De hecho existe un estudio que demuestra que el cerebro humano está diseñado para sorprenderse, y seguidamente interesarse, ante todo aquello que viole las leyes físicas intuitivas.

- Ni yo. - Le dije a Tower, con media sonrisa. En mi caso, de no ser por la armadura no dejaría de ser un tipo algo despierto y poco más.

Luego me giro nuevamente hacia la mesa donde he estado trabajando y que ahora está Erik trasteando. - ¿Cómo va eso, capi? ¿Sacas algo en claro?

Observo lo que hace y trato de sacar mis propias conclusiones, sin meter la zarpa para no estorbarle, pero ayudando en la medida de lo posible.