Partida Rol por web

No había pensado en la pólvora. Bueno, realmente no había pensado en nada más que en correr tan rápido y tan lejos como pudiera; por el sonido que provenía del barco, creía haber hecho bien. Era una lástima perder a aquellos bonachones compañeros pero..., bueno, se le pasaría. La pérdida era bastante más aceptable y llevadera cuando una se daba cuenta de entre las prisas, los disparos, las traiciones y los planes de última hora, pues no había dado su dinero al mosquetero, lo que equivalía a que ella tenía, por supuesto, más oro que gastar en algún bonito traje sobre el que derramar lágrimas por los caídos. La vida era cruel, pero no podía estancarse, sabía que sus amigos querrían que continuara. 

Sonrió.

Pero iba a continuar con Violed, eso por descontado. Después de quedarse sin futuro guardaespaldas, no iba a quedarse sin su particular juglar también. Ni de lejos. El problema -porque tenía que haber uno-, era que para llevar a cabo sus deseos tendría que volver sobre sus pasos hasta el muelle, donde la muchedumbre se congregaba, dónde los guardias pronto aparecerían, donde los marineros que sobrevivieran a la batalla de la bodega saldrían a buscar a la que se había escapado, donde una mujer empapada hasta los huesos por culpa de un chapuzón en el mar destacaría y, en definitiva vamos, dónde a ella no le apetecía estar. 

Por tanto estaba en una compleja tesitura. Podía abandonar a la chica a su suerte y marcharse a ver a Gaylord e informarle de todo, o podía ir a por ella primero y arriesgarse a que la pillaran, la hicieran preguntas, esas preguntas llevaran a otras, y nada saliera bien. Fue una dura y difícil decisión, una que le costó aproximadamente medio minuto decidir. Y así, más que concienciada, hizo lo que cualquiera con algo de cabeza pero sin el sentido común para traicionar en una sola mañana a todos sus compañeros -dos de tres, sin contar al nuevo, era una cantidad apropiada-, habría hecho. Se alejó de allí hasta unas cajas cercanas -que por el olor debían llevar pescado, ¡puag!- y se quedó observando a ver si la mujercita decidía demostrar que tenía una mente ágil alejándose de allí antes de que hubiera más heridos. Si lo hacía sería tan sencillo como ir siguiéndola después, y finalmente interceptarla cuando estuvieran a salvo y lo suficientemente lejos. No había margen de error ni posibilidad de peligro en todo aquello. ¡Le encantaba que los planes salieran bien! 

El combate no está marchando como pensaba. Ellos son más, eso sin duda es una desventaja, pero esperaba que mi esgrima y su falta de armas para el combate igualara un poco las tornas, pero no estaba siendo asi.

Solo me queda una cosa por hacer...apretar los dientes y luchar...

- jajajajaja, ¡soy la muerte que castiga a quienes osan amenazarla, crea quien quiera vivir! - estaba emocionada por el combate, pero sabía que el mosquetero estaba en apuros ante tantos rivales, por lo que quiso aprovechar la superstición que le llevó a ser cautiva de su propio templo, buscando asustar lo suficiente a alguno como para que huyera. Pero por si no funcionaba, asestó un ataque con la hoja de su guadaña al que ya tenía herido, esperando dar una muestra de lo que traía "la muerte".

Aun así tenía ganas de seguir poniéndose a prueba, y a la vez quería terminar lo que había e empezado, dos sentimientos encontrados que le pedían reacciones tan naturales como los de marcar un territorio y finalizar lo que se inicia.

Cuatro contra uno...la verdad es que esperaba que el lobo atrajera algo más de atención, pero esos marineros con sus armas toscas e improvisadas quieren apalearme a mi primero. La lucha nunca es una ciencia cierta y ciertamente se han movido muy bien en las estrecheces del barco.

-No os pagan tanto como para morir en este barco-les digo en una breve pausa mientras observo como se sienten vencedores tomando posiciones, pero no soy nuevo en estos juegos así que antes de asestar mi siguiente estocada me revuelvo para volver a enfrentarme cara a cara a mis enemigos buscando otra posición desde la que mi acero busca su carne descubierta.

Desenvainando mi daga, les sonrío.

-Lo peor de todo, es que si os entrenéis en acabar con migo, la chica os destripará para usar vuestros corazones en sus rituales.

No pretendo que huyan, pero si que duden un momento para mantener la iniciativa en el combate.

Bueno aun no tenemos Violed, pero como se ve que la líe yo un tanto con lo de dar permisos (que raro eh?) pues nada que le vamos a hacer vamos a esperar al fin de semana por ella. 
Por otro lado, veo a Ian, no se por que, recitando el poema de “puta mili” del grandioso sargento “Arensivia”
Hace viento en el desierto
El enemigo son de mil a mil quinientos
Ellos vienen a montones
Pero no pasaran por mis... 

Bueno pero vamos al tema. 
Justo hoy he estado trabajando en unas reglas “avanzadas” para intimidación mas que nada porque la habilidad en si no parece tener mucha utilidad comparada con otras así que es mejor darle forma y usarla bien. 
En este caso seria una intimidación a CD 11 pero tirando con +2 por ayuda de Ian y con –5 por las heridas que no es lo mismo que te intimide alguien intocable que alguien a quien casi le abres la cabeza a golpes... y Lunarian también ayuda! Total que al final queda todo en 1D20+5... y tiro yo! 
La cosa esta mal, os defendéis como gatos panza arriba y la superioridad numérica aunque sigue estando de parte de los marineros, disminuye rápidamente, os han herido, si, os han alcanzado, si, pero aun estáis de pie y muchos de ellos no... Shinobu saca su faceta mas “fuerza salvaje de la naturaleza” que no es que le cueste mucho hacerlo y refuerza muy bien lo que dice Ian de ella sobre coger corazones para rituales, la verdad es que la pequeña druida de pelo blanco, con su lobo y su guadaña, parece mas una bruja como la que causo todo lo de las patatas que una sacerdotisa del medio ambiente... 
Y los marineros la verdad es que están de acuerdo con Ian en una cosa... no les pagan lo suficiente! Y aunque la idea no es hacer que huyan, es lo que parece que estáis obteniendo, verse ante un espadachín, que tras despachar a unos cuantos de los suyos, jefe incluido, saca una daga para su mano torpe como si dijera “venga va, ahora me pongo serio” y los gritos de Shinobu “La muerte” Shiroishi... son motivos mas que suficientes para que se replanteen que están haciendo con su vida... 
Los marineros, con unos gestos de “apaciguamiento” empiezan a retroceder, no bajan las armas ni escapan pero retroceden mientras os apuntan como si dijeran “ya hemos tenido bastante, si no os ponéis tontos, nosotros tampoco...” pero en ese momento en el que parece que la lucha termina, en la cubierta se escuchan ruidos, pasos, golpes, gritos. 
-Que esta pasando!?- pregunta alguien. 
-Abajo! En la bodega, el jefe bajo con el resto, hay disparos, creo que son ladrones!- responde otro y al momento se escuchan los pasos que parecen correr hacia abajo, por cierto esas no son las botas ligeras y flexibles de un marinero, son botas con tacones y clavos, botas de soldado... esos que llegan ahora son mas parecidos a Ian que estos marineros con los que estáis luchando. 

Todo esto, la llegada de los soldados incluida, lo esta viendo Lilith escondida entre unos barriles de júreles que nadie mira ya que los estibadores están muy ocupados mirando la locura del barco... acaban de llegar mercenarios que vienen fuertemente armados y quieren imponer la paz a base de matar y esas cosas... solo esperemos que Violed reaccione y se marche pronto antes de que alguien relacione la barda con el asalto al barco y entonces Lilith te quedes sin druida loca, sin guardaespaldas gruñón y sin juglar pizpireta... 

Mientras tanto, Durzo, la cosa se esta poniendo peliaguda allí en la entrada trasera de la casa de contratación. El contable no es un guerrero, no sabe usar un arma con propiedad pero eso no evita que sea peligroso, las pistolas es lo que hacen, igualar el campo de juego, 
El combate es rápido y sucede en silencio, salvo por el disparo que aunque no te da te deja medio sordo momentáneamente de la oreja izquierda. La primera puñalada no acaba con el y tienes que darle una segunda en pleno pecho para rematar la faena. Mientras liquidas así al contable su jefe, demostrando la mejor parte del valor, sale corriendo de la casa sin mirar atrás y, esto es bueno, sin preocuparse de nada mas que salvar su pellejo, ni siquiera toma el libro contable ni nada, solo corre... 

¡Piiiiiiiiiip! Un intenso pitido resonaba en mi oído izquierdo. Suerte tuve de que el contable no me reventara la cabeza, pero en cambio casi me destroza el oído.

Recuperandome aún de la sordera, me dirigí a la parte de delante donde el jefe sólo ha dejado polvo tras su huida de la casa. No se a donde se dirigirá, pero si era un empleado de los Zaffa seguramente habrá huido de la ciudad. A los Zaffa no les gustaria saber que abandonó los libros de cuentas. Rebusqué por la mesa localizando el libro. Ya tenía lo importante, pero podía arriesgarme un poco a buscar algo más por encima de la mesa.

Cuando acabé en la mesa volví atrás. Allí está el contable tirado en el suelo sobre un charco de sangre cada vez más grande. Me arrodillé sobre el y cogí la pistola que había usado. Para mi. pensé mientras la metía entre mi cinturón y la espalda. Registré el cuerpo para ver si encontraba algo interesante.

Cuando acabé con él, salí por la parte de atrás. Mientras caminaba iba frotándome con un dedo el oído. Espero no haberme quedado sordo

No sabía lo que estarían haciendo los demás, pero no podía ir por ahí con un libro a cuestas, así que me dirigí a la casa de Gaylord para entregarle el libro

Aquello era ya suficiente; la llegada de los mercenarios no sólo cambiaba las tornas, sino que hacía peligroso el seguir allí. Violed iba a tener que apañárselas sola si quería sobrevivir, porque lo que estaba claro es que prefería su pellejo al de la chica, por muy hermosa que fuera. 

_^<<Lo siento cielo..., espero verte pronto, o ya en otra vida_^>>, pensó para sus adentros justo antes de lanzarse a la carrera hacia el lado contrario de todo el jaleo, consciente de que nadie atendería aquél lado del muelle. 

En cierto modo, era una lástima lo que había ocurrido, pues no sólo había perdido a sus compañeros – en especial a las dos jóvenes damiselas para las que tenía planes –, sino que además la misión había sido un completo fracaso, y por ende no creía que hubiera paga; ella era una mujer de negocios al fin y al cabo, y aquello era, seguramente y si lo pensaba con frialdad, lo que más la dolía.

Suspiró. Lo peor es que no había acabado el trabajo; si quería seguir haciéndose rica a costa de Gaylord, tendría que avisar cuanto antes, utilizar lo sucedido a su favor y que fuera su historia la que primero escuchara. Fuera real o no, por experiencia sabía que era el primer paso para que su verdad fuera la de todos los que importaban.

Así, a la carrera, se dirigió sin cambiarse siquiera – aquél aspecto empapado y con la ropa rota en numerosos sitios era un punto a su favor, un pilar de su versión de los hechos –, hacia casa de Lord Edmond, esperando encontrarle allí y no tropezar con ningún otro problema en su camino.

En muy poco iban a estar rodeados - ¿como se te da nadar? - sin esperar respuesta y esperando que la madera estuviera hecha polvo, no solo por el tiempo que "escarabi" llevaba vertiendo su ponzoñoso ácido, un líquido corrosivo que habituaba a ser muy dañino para ese materias muertas y el ácido tenia la rara costumbre de seguir su trabajo, inclyso si nadie lo manipulaba. Giró su guadaña para utilizarla a modo de martillo y golpeó con fuerza el dañado suelo en el que se escondía su compañero invocado.

Se preparó, cogió fuerte su guadaña, sabiendo que un agujero en tramaño navío provocaría un fuerte y agresivo chorro de agua, esperaba poder proteger "a su manera" la carga de aquel lugar.

Shinobu, deja de hacer eso-supongo que la druida que apenas habia visto una ciudad, no sabe de lo gruesos que son los cascos de los barcos. aunque abrieras un pequeño agujero lo taparían antes de que esto se inundara.

Miro a los hombres que han retrocedido sin dejar que usara mi daga. Se ha acabado el combate asi que bajo mis armas mientras escucho el barullo en la cubierta.

Aún podriamos saltar por el mismo hueco que Lilith, pero a ella no la siguió nadie gracias a nosotros y con nosotros harían buena diana mientras nadamos. No, hay que aguantar, solo que ahora son muchos más y mejor armados.

Las botas se acercan cada vez más y odio a los hombres a los que les conté lo que iba a suceder ya que deberían haber llegado mucho antes de que todo esto ocurriera.

malditos sean...me dejan solo contra la adversidad, despues de tanto tiempo...tiempo en el que no he sido nadie, ni he alcanzado ninguna gloria...

Vuelvo a mirar a los hombres que nos observan.

-Sin duda alguna no os pagan mucho-digo mientras envaino la daga-pero miradlo por esta parte, sois marineros y buestro capataz está muerto. Teneis un barco cargado de mercancía y yo conozco a alguien que le interesa comprarla y de seguro que estará contento de contar con VUESTRO barco

Envaino el estoque aunque no separo demasiado la mano.

Lo que queda es convencer a los que bajan, de que se unan a nuestro pequeño negocio.

Y con esas palabras abandono mi idea del justo mosquetero protector del reino dispuesto a sacrificarse por un bien mayor...o tal vez no...

Estaba empezando a ponerme nerviosa, la gente empezaba a gritar, habían empujones, gente que salía en diferentes direcciones, unos corriendo hacia el muelle para ver que pasaba y otros saliendo en dirección contraría para salir de ahí cuanto antes, seguramente por los diferentes gritos llamando a la guardia.

Intentaba vislumbrar algo, a mis compañeros, pero no veía nada, y joder, era imposible concentrarse con ese griterío... Y si venía la guardia, y le preguntaban? Que diría? Lo mejor, era guardar a buen recaudo las monedas y salir de allí... Esperando que el trabajo no se hubiera ido a paseo y que pudiera encontrarse con sus compañeros una vez se calmaran las aguas...

Chicos perdonar, un problema de índole personal que me ha traído de cabeza estos días con mi, ahora, ex me ha tenido alejado del mundo y la verdad es que no estoy con ánimos ni nada para esto o para nada mas... pero hay que cumplir y quien sabe si distrayéndose la cosa ira mejor o no... 

Y encima se me perdió la contraseña de umbría si es que... 

 Cada uno por su lado, Durzo con la sensación de que ha estado a punto de irse de este mundo por el disparo de un contable y Lilith con la ropa desgarrada y mojada, corréis a casa del jefe, de Edmond Gaylord que esta esperando noticias y las que traéis no son nada buenas... 
Durzo en el cuerpo del contable no había mucho mas que buscar, un par de cobres para comer, su pistola y sus gafas, el tipo no es que fuera derrochándolo... y si, se podría investigar la casa pero habiendo escapado el jefe seguro que no tardan en aparecer asesinos de los suyos para liquidarte, mejor huir con el libro contable y listo. 
Y así, cuando Durzo llegas a la casa ves llegar a Lilith con pinta de haberlo pasado realmente mal y Lilith al llegar ves aparecer a Durzo con un bulto bajo el brazo considerable... 
Os hacen pasar y en cuanto el libro sale a relucir los ojos de Gaylord parecen brillar mientras dice: -Scarza!- El mayordomo se acerca y toma el volumen mientras que Gaylord os sigue explicando: -Aparte de haber sido gladiador de pozo y soldado, Scarza era contable y muy creativo...- Todo muy lógico si... 
Lo que no parece hacerle nada de gracia es lo de Ian y Shinobu y sus planes para el incomprensibles: -Pero que... acaso no lo dije claro? Que robarais el barco! Que pretenden esos? Sacarlos de ese lío ya o al menos aseguraros de que no le cuenten nada a nadie!- Esta claro lo que quiere con eso, si no podéis sacarlos de allí, que os aseguréis de su silencio: -Los quiero aquí, quiero saber que estaban pensando y si me han traicionado!- 

Mientras tanto, Violed, te abres paso para ver que pasa... y lo que pasa es bastante caótico, por lo que se ve en la bodega del barco hay una especie de batalla con muertos y todo y algunos marineros que han salido huyendo hablan de una druida loca y su lobo, Shinobu.. y también ves como llegan los mercenarios que han contratado. Media docena armados, bien pertrechados y listos para lo que sea. 
Abajo Ian estas intentando convencer a los presentes de que no todo tiene porque terminar en un baño de sangre aunque Shinobu, a golpes con el suelo de la bodega, no ayuda nada de nada! La druida no sabe mucho de barcos, aparte de ser terriblemente recia y dura esta madera, solo es el suelo entre la entrecubierta y la cubierta inferior,... y aun si atravesara esta y la siguiente, le restaría la sentina! Las posibilidades de hundir así el barco son totalmente nulas pero claro, Shinobu no lo sabe.
Una voz potente llega desde la escalera en respuesta a lo que estas diciendo Ian, es el que parece jefe de los mercenarios que baja delante, confiado y tranquilo, hablando como si nada: -Y que tal si lo hacemos al revés?- dice entrando en la bodega: -Habéis despachado a muchos de los hombres de mi jefe, parecéis muy competentes y aunque os quiere muertos puedo convencerle de que me sois mas valiosos vivos... aunque claro, tendréis que pasaros a mi bando...- Mercenarios armados con mosquetes empiezan a entrar en tropel en la sala: -Yo me decidiría rápido, mis chicos tienen el dedo sensible...-  Violed, inicias la retirada, esta claro que a Shinobu y a Ian los han pillado y a saber si aun viven... te da la sensación de que un individuo del muelle te esta siguiendo, a saber si para robarte lo recaudado o con alguna otra aun mas siniestra intención claro... 

¡maldita madera muerta! ¿que le ponen algún conjuro de dureza? Lunarian fue a advertir a la druida para que estuviera atenta a lo que decía el encargado, estaba claro que el lobo era el que ponía sensatez en su poco juicio. Paró de golpear la madera y escucho la propuesta - si vine fue sólo para que no robaran el cargamento, escuché por las calles sobre ello y fueron tus hombres quienes decidieron tenerme en contra - señaló al degollado - en cuanto a ese, me protegió de un disparo, le dolía en exceso, dijo que querría estar muerto antes que notar tanto dolor, y le devolví el favor como mejor pude, después de todo me amenazaban un buen grupo más, y creí que así sería más rápido.

Se posó la guadaña al hombro - pero el barco no se hunde,... y yo que pensé que de ese modo no podrían robarlo... - miró a su lobo y puso su izquierda en su cabeza acariciándolo - en cuanto a trabajar para ti, es difícil, sirvo a la naturaleza, no obstante, si respetáis a la naturaleza, nos llevaremos bien.

Acto seguido se agachó a palpar el suelo susurrando a su lobo, aunque sin disimulo, podría ser escuchada por cualquiera mínimamente atento - ¿es madera verdad? Que tipo de hechizo crees que utilizan para reforzarla así?

Sin duda, cuando hablaban de la druida loca supe que hablaban de Shinobu... Esperaba que estuvieran bien, aunque parecía que  los habían pillado, y poco podía hacer sola, si no habían pillado a los demás, quizas podríamos hacer algo por ayudarles... Si encontraba a Lilith y a los demás antes...

Mientras me encamino hacia el punto de reunión, esperando que los que habían conseguido sobrevivir hubieran ido hacía allí, me da la sensación de que me siguen, por lo que pretendo intentar darle esquinazo haciendo varios giros repentinos por las callejuelas con el fin de que me pierda de vista.

Escucho las palabras de Lilith mienstras explica lo ocurrido en el barco. Como yo me había ido al empezar todo, no tenía ni idea de lo que se habían enccontrado allí. La verdad es que la cosa no pintaba nada bien, sobretodo si añadíamos los marineros que salieron de la casa del contable. De eso mejor no hablar, que al final me culparían a mí del embrollo

Se hará lo que tenga que hacerse, pero si han logrado salir del barco sanos y salvos, no me fiaría demasiado de ellos. No es una situación de la que se pueda salir con vida.

Sin más gestos, me di la vuelta y me dirigía hacia la puerta de la sala de Gaylord.

Si condigo sacarlos de allí, creo que me merecerá un extra en mis honorarios, sumados a lo que se pueda sacar de información del libro contable.

Sin más, abría la puerta y salí en dirección a los muelles.

Se despidió de Lord Edmond como bien pudo, de manera cortés y manteniendo a raya su indignación. Luego persiguió a Durzo.

– ¡Eh!

Tras la conversación con Gaylord, que no había salido como esperaba y que había logrado enfadarla – ¡que se había creído! No hacía de recadera gratis, pero no sólo no la había pagado, sino que les habían casi acusado de que todo saliera mal, ¡ja! –, salió tras el asesino, alcanzándole poco después de que saliera por la puerta.

– Espera, no vas a ir sólo – dijo alzando el mentón, en un gesto de supremacía que venía a decir algo así como "me necesitas" –. No podrías entrar en ese barco ni aunque quisieras, y si les han sacado de allí con vida, les tendrán vigilados. Se necesita tacto además de habilidad, y sobre todo una distracción. Y sé como conseguir todo eso. 

Sonrió entonces, componiendo una mueca entre pícara y divertida, y chascó los dedos. 

– Debemos ir a la casa que nos ha cedido nuestro querido mecenas como base de operaciones. Me cambiaré – le guiñó un ojo –, y veremos si ha llegado también Violed. Los tres tendremos más posibilidades que actuando por separado.

Luego, no estaba muy claro si le estaba comprando o tentando, sacó una bolsa de un bolsillo interior y la hizo girar en el aire varias veces, dejando que el tintineo típico del oro fuera totalmente perceptible. 

– Cuando lleguemos te lo daré, son las 250 monedas de oro que te pertenecen del pago anterior, y lo que logré vender a buen precio. De nada. 

Miré por encima del hombro a la chica que se acercaba, Lillith creo recordar.

De acuerdo, te acompaño. Me gustará ver....esas monedas de oro.

Sabía que Gaylord tenía algunos lugares seguros, donde sus agentes descansábamos entre misiones. Sería un buen lugar para revisar la pistola que le cogí al contable y poner al día mi equipo. Tenía toda la pinta que el rescate iba a ser un trabajo complicado, aunque Lillith no lo viera igual. No creía que con buenas palabras y diplomacia fuéramos a conseguir sacar de allí a los que fuera que se habían metido en el barco.

Los hombres de Scarza descienden y sus mosquetes nos apuntan. No hay mucho que hacer, pero para mi sorpresa nos ofrecen pasarnos a su bando. Supongo que al final no soy más que un perro mercenario como ellos que lucha en un bando u otro por dinero, lo cual me disgusta.

Shinobu parece estar dispuesta o no, quién sabe, a pasarse a su bando siempre que ellos vayan cantando canciones y plantando arboles en cada rincón. Por mi parte las cosas están claras, he tomado malas decisiones, tenía que haber dejado a la chica aquí dentro con sus problemas y esperar a que aparecieran los otros mosqueteros y guardias para paralizar el barco, no cobraríamos mucho, pero Gaylord tendría una pequeña victoria. Pero no entré a sabiendas de que posiblemente acabara muy mal y ahora somos los dos los que acabaremos muy mal, pero la vida es así y los que empuñamos el acero sabemos que nuestro final no será bonito.

-Me temo caballeros, que insistiré en mi oferta una vez más-digo esto mientras desenvaino muy lentamente mi estoque y mi daga. Una lastima empuñarlas por última vez. Podría proponerles un duelo uno a uno hasta que alguno me venciera, pero me temo que no puedo apelar a su honor.

-Tengo encima un puñado de monedas, que no es mucho botín, pero si todos nos embarcamos en la aventura que propongo, tal vez salgamos algo más ricos de lo que somos ahora mismo. Tenemos un barco y marineros suficientes para salir de este puerto. Conozco alguien que nos pagará por el cargamento actual y os podrá ofrecer trabajo en el bando vencedor...

Bueno voy a adelantar algunas cosas porque esta claro que si lo alargo mas puede hacerse eterno y hay un resultado que es evidente cual va a ser. 

Durzo no sabes que plan tiene Lilith, habría que acudir raudos para intentar salvar, seguramente a sangre y fuego, a los necios de la bodega, pero ella parece tener otro plan, uno que desconoces por completo y que requiere cambiarse su mojada y destrozada ropa... parece que le pasa mucho eso de que acabe con la ropa destrozada... 
Bueno,, el tema es que vais a la casa que Gaylord ha puesto a vuestra disposición, Edmond esta fuera de si por el enfado que le produce esta situación, normal, si Ian o Shinobu hablan, bien porque los torturen, bien por que se cambien de bando, el podría estar en un lío gordo, se supone que es el que se encarga de la seguridad en la ciudad, no de hacer piratería en el puerto! 
Mientras esperas por Lilith, Durzo, vigilas la calle no sea que vengan hombres a por vosotros y de paso compruebas el arma del contable, simple pero efectiva, un arma fabricada para su propósito, disparar, sin andarse con adornos ni florituras... 
Lilith también ves la calle porque tienes esa manía de cambiarte de ropa lenta y parsimoniosamente con la ventana abierta! Esto ha provocado ya en otras ocasiones toda una suerte de choques, caídas y accidentes variados... 
Y en este caso lo que provoca que es ambos, Durzo y Lilith, veáis a Violed llegar. La bardo viene desde el puerto, haciendo quiebros, giros y cambios de dirección muy locos que dan a entender que sospecha algo y tiene razón, desde lejos se puede ver que dos individuos la siguen, no parecen asesinos de los Jaffa, todo lo contrario parecen simples rateros portuarios... 
Y es que Violed no tardas, con tus maniobras, en darte cuenta de que efectivamente te siguen dos tipos, sucios, malencarados, desagradables... y que además no se esconden parecen disfrutar de la sensación de poder asustar a su presa, a una jovencita, antes de pasar a la acción. Son del puerto y seguramente quieren la recaudación que obtuviste pero ya puestos, seguro que quieren algo mas, ya sabes... 
La casa que Gaylord os cedió esta cerca, el problema es que no sabes si Lilith estará allí y el barrio es muy solitario, de un momento a otro se van a venir encima de ti esos dos... 

Shinobu estas indignada por que el barco no se hunde y los marineros parecen a la vez confusos y divertidos con tus quejas, por otro lado Ian lo tienes claro, no vas a deponer las armas tan fácilmente y aunque parece una maniobra muy débil y desesperada dada vuestra situación, aun intentas convencer a los espadachines de que se cambien de bando para el vuestro. 
Tengo que decir que, por desgracia, no funciona. 
La suerte, depende para quien, es que os quieren vivos, seguramente para interrogaros y torturaros y averiguar para quien trabajáis y donde esta y esas cosas... hay una serie de maniobras, engañar, finta, carga, inmovilizar, etc... me ahorro varios turnos de combate con final claro, con un arma apuntando a la cabeza de Lunarian y con Ian sujeto entre tres os veis presos de los mercenarios que os sacan del barco para llevaros hacia una casa no muy lejana allí mismo en el puerto, no tiene mazmorras ni nada de eso pero  si un sótano de paredes de piedra y sin ventanas donde encerraros: -El jefe quiere hablar con vosotros y...- va diciendo el tipo que comanda la escuadra cuando se interrumpe, la casa esta abierta, dentro hay un empleado muerto (el contable de Durzo) y de un jefe no hay ni rastro! Huido? Muerto? Secuestrado? Quien sabe... 
Ahora el arma vuelve a apuntar a tu cabeza Ian: -Muy bien, para quien trabajáis, que es todo esto!- Descubrir que han asaltado la casa y que su jefe no esta os sorprende a todos pero a ellos los esta poniendo muy nerviosos! 

Vaya maneras, si ni siquiera había opuesto resistencia... - menudas maneras,... - cuando vio al muerto y el nerviosismo del hombre, la druida no pudo evitar decir su verdad, claro que la verdad de una druida amante de la naturaleza, podía no ser la que esperaban.

- solo trabajo para la naturaleza, escuché sobre el ataque al barco, y quise protegerlo, y ese pobre hombre del suelo,... si me dicesque era un buen hombre, puedo plantar un árbol sobre su cuerpo, para que renazca como un nuevo ser, puro. Lo lamento por tu compañero - dijo transmitiendo su sincero pésame - lo que no entiendo es que le apuntéis a él con el arma, hacéis que parezca que somos culpables de algo - pensó un momento para sacar sus conclusiones - yo culpable de querer proteger un cargamento y luego de defenderrme,... mmmmm no creo que sea malo lo que he hecho, estas cosas suele ser mi compañero Luarian quien me las explica, no entiendo por que todos los humanos menos yo son tan raros... - encima parecía creerse la normal de verdad (...) - por cierto, yo nuca utilizaría esas armas, son demasiado ruidosas y sucias.

Luego miró al mosquetero - y el,... no se, ¿intentaba asegurarse de que no hubieran ilegalidades en el barco creo? Como yo, fue atacado, y como ordena la naturaleza, se defendió,... aunque no se si la cabezonería es un crimen,... esa tiene bastante parece.

¿quien le mandaba?¿quien le había contratado? Desde el principio su respuesta fue sincera, solo la naturaleza tenia derecho a pedirle algo y a ella servía.

- está claro que no entiendo vuestras costumbres, creía que intentar proteger algo estaba bien visto...