La tenebrosa voz hizo titubear a Ogna.Su lengua había sido certera pero había metido la pata. El enano no ayudaba con sus modales. No ver de quién procedía esa voz daba alas a su portentosa imaginación, lo cual no era nada bueno. Enfundó el estoque tratando de protegerse la cabeza y la lámpara de los cascotes. Se metió los dedos en la boca y pegó un fuerte silbido.

- ¡Pfiiiiuuuuuuuu!- De la nada surgieron cuatro luces mágicas que recorrieron, siguiendo sus instrucciones, el pasillo hasta iluminar al no-muerto. Eran como fuegos fátuos, quizás los espíritus de aquellos cuyo sacrificio de sangre habían servido a los hobgoblins para levantar a aquella criatura maligna. Al menos eso es lo que creía fervientemente Ogna.-  Espíritus de los aquí torturados hasta la muerte, no dejéis que la oscuridad nos aflija.- Con el robusto enano delante se sentía protegida ante un posible ataque.

Al ver que era inútil abrir la rejilla, al menos por ahora, Zanc decidió probar suerte y disparar a aquel bicho raro de ultratumba... Sabía que no iba a servir de mucho, pero aún así levantó su arco intentando apuntar, pero el temblor de sus brazos le jugó una mala pasada y falló estrepitosamente... Entonces se cuenta de que con eso realmente no iba a ayudar mucho, si realmente tenían algo de esperanza, deberían confiar en el fornido Kormack, que era el único que quizás podría hacer frente a esa criatura.

Sin ordenar mucho sus ideas, mantuvo su arco en la izquierda mientras avanzaba hasta el lado del Enano desenfundando una de sus dagas con la diestra, había llegado el momento de luchar... -Vamos Kormack!... dale a ese esperpento lo que merece!... Confío en tí.- Exclamó el pequeño Zanc envalentonándose para iniciar la contienda,

El enorme Osgo no-muerto intentó espantar sin resultado a las llamas azuladas y violáceas que habían aparecido a su alrededor. Viendo que aquello no servía de nada y que una flecha impactaba cerca de él decidió atacar. Si ya de por si su alta figura y su cuerpo descompuesto era algo imponente, ahora, rodeado de luces funestas que flotaban a su alrededor le daba un aspecto más terrorífico si cabe. Parece ser que el sacrificio que había tenido lugar momentos antes, en el cual había sido bañado con sangre, le había dotado de una apariencia casi mortal, pero eso era lo único que tenía en común con el reino de los vivos. Aún el intenso olor a cadáver seguía presente en él y parte de la cara estaba desprendida como si los músculos en ella aún no hubiesen conseguido anclarse al cráneo. Portaba una jabalina en una mano y en la otra una maza de armas totalmente oxidada. Su armadura estaba en las mismas condiciones y probablemente había conocido mejores épocas pero ahora prácticamente era chatarra. Sin embargo en su cinto aún era visible una daga plateada de fina calidad la cual había aguantado en excelentes condiciones el largo paso del tiempo.

El caballero negro se movió en dirección al pasillo con pasos torpes mientras se balanceaba de lado a lado como un niño que está aprendiendo a caminar. 

Seréis míos.... - Susurró mientras en la comisura de sus labios aparecían unos finos hilos de sangre que resbalaban por su rostro. 

Traishor vio como se acercaba su adversario y al ver que el enano estaba el primero decidio lanzar orientacion divina al enano y mando atacar a su lobo para derribarlo

El lobo de Traishor salió corriendo como una exhalación hacia el no-muerto mientras su dueño alzaba la mano clamanzo ayuda divina para su compañero Kormack. Un destello recorrió la silueta del enano haciendo que el druida respirase tranquilo al saber que su diosa le escuchaba a pesar de estar recorriendo tan impío lugar.

Cuando el animal llegó hasta el Caballero Oscuro lanzó una dentellada contra una de sus piernas pero el barrido del zombi, con un brazo tan sólido como un tronco de árbol, apartó al lobo de su cuerpo sin causarle daño alguno.

Kormack esperaba detrás de su escudo. La prisa no era buena consejera. Hizo una señal para que sus compañeros hicieran lo mismo y que fuese el trasgo el que se acercase y no ellos. El enano estaba concentrado y mentalizado - Aguantad... Aguantaaaad. - Decía mientras el no muerto recorría el camino hasta su paso

Los fuegos fatuos iluminaban al horrible ser salido de ultratumba. Su hedor putrefacto comenzaba a extenderse por la estancia donde se encontraban haciendo que Ogna arrugara la nariz disgustada. Sus piernas le flaqueaban, se sentía desfallecer ante la apabullante presencia de semejante engendro. Entonces comenzó a elevar su voz. Al principio sólo un leve susurro, casi inaudible, que fue tomando fuerza, poco a poco, como una fina lluvia que, en cuestión de segundos, acaba convirtiéndose en una tempestad.

Este mortal despojo, oh caminante,
triste horror de la muerte, en quien la araña
hilos anuda y de la roja sangre emana.
¿Qué os apostáis, ¡oh compañeros!,
que en los ultrajes de la muerte fría
no encuentra parangón la sutil magnificencia de la vida?

A pesar de acabar la estrofa, Ogna tarareaba una melodía que daba coraje al corazón y firmeza a la mano que empuñaba el arma. 

-Mmmmmm mmmmm mmmmmm mmmmm.

Las vibraciones que emitía haciendo uso de su gargantea y cuerdas vocales ponían los pelos de punta. Cuerpo y melodía adquirían la misma frecuencia, solapándose como si fueran uno. Con cuidado dejó la lámpara en una de las mesas de tortura, dispuesta a plantar cara al Caballero Oscuro.

Kormack se dejaba llevar por los nervios, miro de reojo al rival y nada parecía bueno. Quiso tirar el escudo y correr cual niño. Pero de repente un vocecilla angelical se coló en sus pensamientos. Esa voz... Miró de refilón como Ogma tarareaba una canción que le puso los pelos de punta. Y allí se encontraba el enano con el pecho en alto. Agarrando con fuerza el escudo. Aquella niña enfermiza le había dado una nueva perspectiva. Cuando dejó  la lámpara, la luz se volvió más uniforme en su rostro. La canción le hizo ver a un angelillo que sin alas suplicaba a Komack que le protegiese. El enano nunca había escuchado a ninguna mujer tener una voz tan suave, tan fina. Era como si la miel se mezclase con un trueno y todo estaba allí. Entrando en su pecho. Y caerrrr... No, no caerrrré. Hoy no! Ven aquí hijo de mil perrrras. Cuando acabe contigo usarrrre tu crrraneo como cagaderrrro - dijo envalentonado el enano. Su ángel estaba detrás y no se podí tomar el lujo de cenar con su hermano. Nadie tocaría a es niña, quería escuchar más de sus canciones...

Zanc abrió los ojos como platos cuando vio el brillo de la Daga en el cinto del engendro... sería suya, eso era seguro!, pacientemente esperó al lado de Kormack mientras llevaba el arco a su espalda y mantenía su daga empuñada firmemente en su mano, entonces escuchó el lugubre y a la vez encantador canto de Ogna, llenandolo aún mas de valor para enfrentar aquel desafío.

El caballero Negro no despegaba su mirada de odio del enano Kormack sin embargo necesitaba quitar de en medio al lobo que estaba junto a él. No podía arriesgarse a que el animal le desjarretase su nuevo cuerpo, el cual aún estaba incompleto. Si no hubiese sido por la inoportuna entrada de estos aventureros, en pocas lunas el terrible Osgo no-muerto hubiese completado su transformación y se hubiese convertido en el azote de la región. No podéis permitir que escapase nadie de allí y diese la voz de alarma.

Aparta criatura... No conseguirás parar lo inevitable.- Dijo con desgana el zombie mientras daba un pequeño paso hacia adelante e intentaba apartar al lobo de un golpe con su maza de armas. Las oxidadas púas de la cabeza del arma impactaron en el compañero de Traishor causándole una profunda herida que hizo que el pobre animal gimiese de dolor.

El cánido recibió el fuerte golpe del caballero y volvió a atacar al no-muerto.

Traishor enfadado por el golpe a su compañero usó llamarada contra el zombie.

Los dientes del lobo se insertaron profundamente en la parte alta del brazo del no-muerto a la par que intentaba tirar hacia atrás aprovechando su peso con el fin de derribar a su oponente. Sin embargo el Caballero apenas se inmutó de la mordida de animal y con un empujón se deshizo del lobo. En el mismo momento una explosión de luz surgió de la nada justo ante los ojos del Osgo. Con un acto reflejo intentó taparse la cara para evitar el espontáneo fulgor pero fue inútil. 

ARGGG - Se quejó el zombie ahora visiblemente aturdido.

Escasos segundos tardó el enano en reaccionar. La canción se hacía eco en su interior. Agarró con fuerza el escudo y el hacha y presto fue a cargar contra aquella abominación una vez Zanc se hubo colocado ej posición. Aaaaaaaah! Gritaba el enano al encuentro de la abominación. 

Al momento de que Kormack cargó contra la abominación, Zanc movió sus ágiles pies dando una voltereta por encima del lobo y posicionándose detrás del no-muerto, otorgándole flanqueo al fornido enano... Permanecía la daga empuñada en la mano, mientras aparentaba que iba a atacar a su oponente, más que todo para llamar la atención del engendro... -Vamos huesitos!... Acaso no me puedes golpear, eh?, soy muy rápido para ti, eh?- Incitaba el pequeño Gnomo a su oponente, esperando que su estrategia funcionara.

El Caballero Oscuro vio cómo el gnomo se acercaba hacia él y saltaba sobre el lobo. El zombie lanzó un golpe a media altura intentado destrozar al pequeño saltarín pero la maza de armas pasó inofensiva ante un sonriente Zanc. Las chanzas del pequeño ladrón sacaban de los nervios al muerto viviente pero cuando escuchó el grito de guerra a su espalda supo que había cometido un grave error. En ese momento el osgo no-muerto notó un fuerte golpe en la espalda que le hizo soltar un profundo grito de dolor. 

Cuando se giró se encontró frente a frente con el enano barbudo que ya se preparaba para asestar otro ataque contra él.

La muchacha no paraba de tararear, llenando de sensaciones los corazones de sus compañeros.Enfundó el estoque y se escabulló hasta la esquina del pasillo,alejándose de la luz de su lámpara.

El zombie movía la cabeza hacia ambos lados confuso. Los enemigos lo asediaban desde todas las direcciones y para colmo de males esos molestos destellos seguían produciéndose frente a él no permitiéndole ver con claridad las siluetas de aquellos contra los que luchaba.

Esta vez el gnomo no lograría distraerlo. Sabía que tenía que acabar con el miembro más peligroso del grupo cuanto antes. En condiciones normales si se hubiese completado el ritual, el combate no hubiese sido un problema, pero estando en estas condiciones, no las tenía todas consigo.

El Osgo realizó un rápido movimiento hacia atrás con su peligrosa arma. No fue un ataque desesperado si no que respondía a las viejas técnicas que utilizaban estos goblinoides para golpear con rapidez con éstas pesadas armas. El golpe fue demoledor pero no hizo efecto alguno puesto que el gigantesco escudo del enano se interpuso en la trayectoria de la bola de pinchos oxidados.

Traishor al ver que no podria hacer nada con su honda prefiriió no hacer nada y mandó a su lobo al ataque.

El Caballero Oscuro volvió a recibir otro mordisco, esta vez a la altura de la pantorrilla. El lobo presionó con su cabeza contra la pared de enfrente intentando desestabilizar al combatiente no-muerto. El Osgo buscó con la mano izquierda apoyarse en la pared para evitar ser derribado pero no lo consiguió.

El zombie cayó de espaldas al suelo sonoramente.