Partida Rol por web

Bienvenidos, mis queridos Vástagos. Podéis pasar sin temor. ¿Queréis algo para beber? Tengo exquisitas vírgenes en plena menstruación que os harán vibrar de éxtasis. ¿O quizás prefiráis a un joven guerrero teutón, un chiquillo de no más de diecisiete años, alimentado con los más sabrosos platos? Me gusta complacer a mis invitados. Tomad asiento

Todos observáis, extrañados, las atenciones de Herr Jürgen, príncipe de Magdeburgo, chiquillo de Hardestadt el Viejo. Todos recibisteis una carta sellada a su nombre convocándoos en su castillo, en Magdeburgo

Todos vosotros habéis escogido luchar en nuestro bando en esta cruzada contra los invasores del Este.  Habéis protegido con valor vuestras aldeas, luchado contra todo tipo de criaturas y habéis salido victoriosos de cuantas pruebas os han encomendado. Sin embargo, puedo deducir que no os esperábais este reconocimiento por mi parte, ¿verdad?

Os he convocado aquí porque necesito vuestra ayuda. Aún no sois conocidos en Europa, aunque en vuestro anonimato habéis demostrado una valía digna de reconocimiento. Es por ello que os encomendaré una misión que desequilibrará la balanza de la guerra a nuestro favor

¿Estais preparados?

Entro y saludo marcialmente, a Herr Jürgen, príncipe de Magdeburgo, poniéndome una mano en el pecho e inclinando ligeramente la cabez.- Principe. Es un honor que nos recibáis en su casa.- Vuelvo a saludar y hago lo que se me dice. Me siento y observo lo que hacen los demás. Me fijo si hay alguien que le acompañe, su gaurdía y sus sirvientes.

Harbrald penetra en la estancia tal y como lo hacen los verdaderos guerreros, ataviado para la batalla. Una armadura de mallas recubre su cuerpo y un escudo esta a su espalda. Una espada y un hacha, una a cada lado de su cintura repiquetean a cada paso que da el gangrel. Cuando habla, lo hace con seguridad y orgullo.

SALUDOS MI PRINCIPE. VOS ME HABEIS CONVOCADO Y AQUI ME HALLO. SI ME DAIS A ELEGIR PREFIERO A LA VIRGEN, QUE EN CUANTO ACABE CON ELLA DEJARA DE SERLO, Y LUEGO, UN POCO DE VINO PARA CELEBRAR TAN FELIZ ACONTECIMIENTO.

Harbrald examinó al resto de los presentes, y no le gustó lo que veía, había mas cortesanos que guerreros. Demasiados charlatanes en una misma sala nunca traen nada bueno.

PERO ANTES DEL PLACER SIEMPRE ESTA EL DEBER. DECIDME. ¿CUAL ES ESA MISIÓN TAN IMPORTANTE?

Harbrald esperó la respuesta del príncipe para poder ir a cosas más interesantes.

Karl entro en la sala como si fuera suya, y miro a los alli presentes de arriba hacia abajo supongo que vendran de patrulla. Una vez avanzado dentro de la sala miro al principe y ya no aparto la mirada de él.

- Es un honor inesperado majestad, si bien es cierto que me agrada tal honor, me temo que debereis ser mas preciso que en vuestra misiva pues tengo negocios que atender y la belicosidad no es mi fuerte.

Hace un ademan de cortesia mientras recita estas palabras valiendose de su cortesia, no pretendia ser descortes pero habia sido llamado con premura y precipitación, cosas que no le gustaban en absoluto a Karl. Su mirada se clavo fria en las del principe pero no mostraban sentimiento alguno.

Entro en la estancia. Llevo los ropajes del templario civil: nada de cota de mallas, pero sí la túnica blanca con la cruz ochavada carmesí. Me detengo a la distancia que dicta la cortesía y me inclino a modo de saludo.

Es todo un honor ser recibido en vuestro dominio, majestad. El linaje von Neumann le desea buenaventura.

Tomo asiento y espero pacientemente que todas las salutaciones terminen.

Completante indiferente a los demas, sin siquiera haberlos visto, espera como buen Tremere que los demas hagas sus presentaciones. Unas vez finalizadas, hinca una rodilla y mirando al suelo solo se limita a decir lo que le es permitido: "Un honor haber sido invitado a reunirme con el Principe, saludos desde mi clan y os estare encantado de ayudaros en lo que precise" Marc vuelve a ponerse de pie y toma asiento donde se le habia asignado a la espera de las ordenes.

Rendor entro en las estancias, su color de rostro era resplandeciente en comparacion con la palidez de la mayoria de los que allí se encontraban, viendo todos lo que se habian reunido allí, se acerco hasta donde se encontraba el principe, con su armadura de malla fina fina en el torso, una gran y tallada espada larga forjada con pura plata y un arco largo con un su respectivo carcaj colgado en la espalday su larga melena blanca. Miró al principe hizo una reverencia - Gracias majestad por su invitación, y debido a ella, aqui me estoy para lo que pueda ayudarle -, seguidamente tomo asiento.

Veo que todos os sentís agradecidos por mi llamada. Iré directo al grano.

Como seguramente sabréis, los principales bastiones de los feudos de la cruz negra son, entre otros, Viena y Praga. Recientemente hemos sabido que Viena ha sido atacada por los Slatchas de los Tzimisces. Tras capturar a uno de ellos con vida, mi fiel caballero Allbrecht descubrió que tenía una pequeña marca que reconoció en un humano al que había sonsacado información una semana antes. También descubrió que le habían marcado en la piel un símbolo extraño:

El príncipe os da un pequeño papiro con este símbolo en el:

Hace varias semanas que no recibo noticias de Allbrecht desde Viena, por lo que comienzo a temer lo peor. Necesito que vayáis a Viena y localicéis a Allbrecht. Os daré una carta de presentación por si necesitáis moveros por las altas esferas, para que os dejen pasar a los dominios de los nobles. Allbrecht es de sangre noble, por lo que sería muy aconsejable que tratarais de empezar por alli.

Por supuesto, no se os permitirán actos crueles contra otros Vástagos de la Cruz Negra, pero desde luego que podréis hacer lo que debáis ante cualquier Tzimisce o Setita que os sea hostil. Por supuesto, si dais con la fuente de los Schlaztcha, destruidlo todo. No tengais miramientos de ningun tipo, salvo el de nos descubrir vuestra naturaleza al ganado. ¿Alguna pregunta?

En caso de que haya hablado claro, pasad por la armería y equipáos con lo que considereis oportuno

Escucho las palabras del Principe en riguroso silencio y sin apenas moverme en mi sitio. Sin embargo mi mente era un auténtico frenesí de pensamientos. Slatchas de los Tzimisces que les habían marcado en la piel un símbolo extraño... Su fiel caballero Allbrecht descubrió una pequeña marca que reconoció en un humano... No recibe noticias de Allbrecht desde Viena... Ir a Viena y localizar a Allbrecht... Carta de presentación para movernos por las altas esferas y pasar por los dominios de los nobles... Allbrecht sangre noble, empezar por alli... NO actos crueles contra otros Cruz Negra... SI contra cualquier Tzimisce o Setita que os sea hostil... Si encontramos la fuente Schlaztcha, destruidlo todo, sin miramientos, salvo descubrir nuestra naturaleza.

Espero a que el Príncipe se levante y luego hago lo propio. Antes de salir le pregunto al príncipe.- Antes de partir, le pediría que si su señoría es tan amable, nos dijera el aspecto del caballero Allbrecht. Y más aun, algo que solo ustedes dos conozcan. Ya sabe que hay gente que se puede parecer a otra, por gracia de la sangre.- dejo caer, mientras vuelvo a hacer una leve incinación de cabeza pidiendo su favor.

Tras escuchar al Principe y a mis compañeros (si es que hablan) y siguiendo el consejo deHer Jürgen, bajo a la armeria y me cojo una cota de malla, una espada ancha y un escudo. Caundo voy a salir, veo, en una esquina, un arco y un carcaj con flechas. Lo cojo y me lo coloco a la espalda. Salgo de la sala y me dirijo a la salida.

Antes de salir, le vuelvo a preguntar al Principe.- Para llegar a Viena ¿nos las arreglamos nosotros, o vuesa usia tiene a bien de darnos un medio para hacerlo?.- digo y al acabar hago otra reverencia

Luego de escuchar la intervención de Herr Jürgen y Gabriel en escrupuloso silencio, intervengo:

Ha quedado meridianamente claro, majestad.

Vuelvo la vista hacia Gabriel.

Buena idea, Gabriel. He visto obrar a los Dragones y sus atroces artes consiguen parecidos asombrosos. Hay que ser cuidadosos en nuestro proceder, y cuanta más información acumulemos antes de partir, más desapercibidos pasaremos en Viena.

Escucho las intervenciones de mis nuevos compañeros y parto hacia la armería. Cojo una espada corta y me visto con una cota ligera, quedando ambas ocultas bajo la amplia túnica templaria.

Allbrecht es un hombre de alrededor de unos seis pies de estatura; le falta el meñique de la mano izquierda, es pelirrojo y aparenta unos dieciseis años. Le gusta seducir jovencitas y beber de sus senos. Para saber si es él de verdad, debeis mostrarle esto

Os hace entrega de una preciosa pluma de ganso

Cuando era joven, intentaron hacerle aprender a leer y a escribir. Recibía constantes palizas de los monjes y se quedó traumatizado de por vida. Si quereis saber si es el verdadero Allbrecht, dejad ver como quien no quiere la cosa la pluma y en caso de que salga huyendo como una rata con la cola ardiendo, ese es él. No os aconsejo que os cruceis en su camino cuando está así. Seguidle manteniendo las distancias.

Plumas de ganso, encontrar a un tipo, preguntarle cosas, matar vampiros en batalla.

Vale, suficiente. VAMONOS!!!

Y tras tan pocas palabras el enorme vikingo se da la vuelta dirección a la armería, pero tras unos pocos pasos se da la vuelta y recuerda algo.

¿Majestad, no habíamos dicho algo de unas vírgenes?

Rendor despues de escuchar a todos su compañeros, y quedarse con todo lo que había dicho el principe, Randor bajo hacia la armeria y cogio un arco largo, un carcaj repleto de flechas, una armadura de mallas fina reluciente (y la espada que ya llevaba de por si, si puede ser). - Bueno ya estoy preparado para partir cuando sea necesario - comento al grupo.

Nota: Antes describí que mi personaje llevaba una espada larga de plata con varios grabados, se supone que es un regalo de su sire, si puede ser claro,

Doy un paso atras protocolario y me giro encaminandome a la armeria, vestido con mis finas ropas no me deberia poner armadura pienso para mi. Supongo que no tiene sentido preguntar porque estoy aqui, si nos vamos a codear con la nobleza de Viena alguien deberia parecer noble... y esta claro que estos no llegan a la altura.

Salgo de la armeria junto a mis compañeros con un estoque al cinto con algunos adornos, se prodria decir que es casi ceremonial, y una daga oculta entre mis ropas.

-Bien caballeros, me dispongo a partir hacia Viena en uno de mis carruajes, ¿alguno de ustedes le gustaria ser mi guardaespaldas? Le pagare bien y ademas le ofrezco la oportunidad de viajar seguro en mi transporte.

Si ninguno de estos zoquetes quiere serme util me decantare por algunos mercenarios del castillo... Aunque estos ultimos no seran tan prescindibles. Sonrio ampliamente y espero una respuesta del grupo.

El vastago Tremere se acerca al Principe hasta tenerlo solo a unos pasos de distancia y se arrodilla ante el con elegancia, se queda unos momentos en esa postura y luego mirandolo fijamente a los ojos le pide un favor. Tras terminada su peticion, vuelve a agachar la cabeza a modo de agradecimiento, y luego se dirije a la armeria en abosupto silencio, aunque algo ansioso por que la cazeria comienze.