Partida Rol por web

La escucho sin poder evitar reirme un poco y asentir - Entiendo - Le digo sin mas aunque la verdad es que pensar en sexo ahroa mismo hacia que me doliera todo el cuerpo, me notaba bastante cansada y los efectos de los calmantes iban pasando - Prima siento tener que irme, pero estoy con almantes y no me encuentro muy bien, cuando tengas claro donde ir llamame sin problema - Me acerco a ella para besarla de forma tierna en la mejilla y tras ello me giro a Diana - Te llamara dentro de poco, te aseguroq eu no pasare tu propuesta por alto.

Miro a el Ama que se aparta un poco de mi después de sus palabras. Realmente en momentos así me parecía un asco no entender apenas el idioma y aunque me parecía que el Ama estaba algo incomoda, también era fácil notar que no era por culpa de las mujeres. Tal vez se debiera al alivio de que el hombre rubio se marchara y las dejara en paz.

-Gracias tío, lo pasaremos muy bien- cuando me dio el cheque, me acerqué y le di un sonoro beso en su mejilla.

-No lo sé aun Dai- respondí a mi prima. -Por las dudas empaca los dos- me alegraba que Diana se hubiese mostrado predispuesta a viajar conmigo. Tal vez así pudiéramos acercarnos un poco más. -Yo voy a llevar a Harold... es mi único esclavo- agregué riendo y miré hacia él, para ver que hacía.

Luego Cath me dijo que se marchaba.-Es una pena prima que te vayas, apenas está empezando la fiesta. También esperaba que John asistiera... parece que no tendré suerte, ¿verdad?- correspondí a su beso con un abrazo, Cath siempre era muy buena conmigo.  

- Jonh parece que esta de viaje, pero en cuanto vuelva le recordare venir a verte - Le comento con un beso despidiendome. Tras ello miro a Arlan y le hago una señal de que nos ibamos, echo andar hacia la puerta dando una ultima visual hacia la fiesta, hacia mi padre... Maldito hijo de perra...

Cuando el Ama me hace una señal para que le siga, lo hago de forma inmediata, tan solo pierdo un segundo para hacerle un gesto con la cabeza al otro esclavo. No se si le vería alguna vez mas, pero si así fuera, al menos no nos separábamos como enemigos.

MAstera tu diras donde seguimos el posteo :P

Catherine y su esclavo salen de la fiesta justo en el momento que entra otro invitado. Travis, otro primo, un pervertido drogadicto y vicioso.

Diana desaparece entre la gente sin decir nada, eso es una constumbre en ella, ni se la ve llegar ni irse.

Travis entra en la fiesta.

Dakota, su prima, cumple 16 años y como era de esperar sus padres le han ofrecido una fiesta espectacular. Mucho invitado fino con ropa elegante, no es la clase de fiesta que esperabas.

Hay bebida pero nada que pueda ser esnifado y nadie parece dispuesto a quitarse la ropa.

- Bueno, bueno.. Dakota cumpliendo 16. Le quedan minutos para convertirs en una auténtica furcia, como su madre, de las que disimulan hacia fuera pero en privado... Meow!! Qué gente más aburrida. Procuraré portarme bien y hacerle sreir a todos con mi ingenio... si al menos me pudiera meter una rayita...

Entro triunfalmente, luciendo la mejor de las sonrisas. En unos segundos tengo ya una copa en la mano y estoy buscando a Dakota para darle mi regalo... Siendó lo ingenua que suele ser, pensará que es una escultura en homenaje a algún dios pagano o alguna chorrada similar... Quizá le encuentre otro uso... en privado.

Este pensamiento me exctia muchísimo, pero opto por disimular. ¿Habrá venido el tío Miller? ¿Y mis hermanas? Eso haría la fiesta mucho más divertida... ¿Dónde estará Diana?... Menudo cuerpazo desaprovechado.

Mis primas se fueron, mi tío también. Por unos minutos quedé sola, aproveché a mirar y disfrutar un poco a mi alrededor. La fiesta estaba maravillosa. Era hora de que buscara a mis amigos que no los había visto aún. También debería localizar a Harold, quería ver que no estuviera buscándose problemas. Pero más tarde.

Mientras iba de camino hacia un grupo que había divisado, ví que mi primo Travis estaba aquí. Debería saludarlo, pero no me apetece demasiado. Siempre es tan extraño... Espero que no venga buscando bronca.

La familia es la familia, así que junté un poco de ganas y me acerqué a él.

-Hola Travis, que bueno que hayas podido venir- sonreía, pero de compromiso. -¿No trajiste compañia?-

- ¡Dakota! ¡Es una enorme alegría verte!... Si, vengo sólo. Creí que encontraría aquí a mis hermanitas, pero parece que últimamente están huidizas... Te he traído un regalo.

Mi sonrisa era imposible de borrar. Le entregué el paquete como un niño ilusionado, mirándola con ojos chispeantes.

- Es una escultura africana. La usaban los sacerdotes de ciertas tribus, decían que su poseedor sería imbuído de fuerza y coraje... Y eso es precisamente lo que te deseo el día de tu cumpleaños...

La observé de arriba a abajo, estudiándola.

- ¿Ha llegado ya Diana? Hace horas que no la veo... últimamente estamos muy unidos, ¿sabes? Viene por casa. Es realmente intensa, te lo juro... ¿Cómo estás pasando tu fiesta, prima?

Abrí el regalo de Travis y al verlo mi sonrisa se volvió más forzada y mis ojos se transformaron en dos rendijas. Por más africana que fuera la escultura, no dejaba de ser un falo enorme. ¿Qué le pasa a mi familia el día de hoy? ¿Acaso llevo un cartel en la frente que grita virgen? Ahora que recuerdo, no he visto el regalo de Cath. Lo único que falta es que sea un consolador.

-Gracias primo, es muy... original. ¿Qué se supone que sea?- pregunté con un aire total de inocencia -¿El largo que te gustaría tener? ¿Algún deseo reprimido?- Era evidente que no me hacía muy feliz la broma de mi primo.

-Dai estuvo por aquí pero desapareció hace un rato. ¿Así que ahora se llevan? Bien por tí Travis, Diana no es nada fácil. Después me tienes que pasar el secreto para manejarla- agregué al tiempo que le guiñaba un ojo. No sabía exactamente que relación tenían ellos dos, pero a su modo, Dai había dado la cara por mí un rato antes, así que estaba reevaluando mi opinión hacia ella.

-La fiesta es tal como la soñé. ¿Sabes que ay tengo mi primer esclavo? Regalo de mi padre. Y logré sacarle al tío Barlow un viaje con mis primas, todo a su cargo. Pero basta de hablar de mí. Cuéntame algo de tu vida que hace mucho que no me visitas.

No era uno de mis primos favoritos, pero la familia era un valor muy importante entre nosotros.

El regalo de tu otra prima es un libro de cuentos, una edicion antigua que recoge relatos que os contaban cuando erais pequeñas. Es una obra muy rara, sobre todo porque dos de esos cuentos estan firmados por esclavos, cosa prohibida en vuestra sociedad.

- Ay, Dakota... Estás cada día más buena... y por lo visto tienes neuronas. No pareces de la familia...

Mientras pensaba esto, Travis dudaba si tomarse una pastilla o no. Mezclada con la copa... Mala idea.

- Te veo feliz, prima. Me alegra. A mi no me va tan bien como de costumbre... Tuve una esclava, pero murió en un accidente. Una desgracia... yo no tuve nada que ver. De hecho, el tío Barlow me regaló otra como compensación... Diana me la pidió. Parecía desesperada, así que se la regalé. La familia... Así que ahora, estoy sin esclavos. Cuéntame, ¿Qué tal con el tuyo? 

La curiosidad de Travis era sincera. Apuró su copa y alargó el brazo para tomar una, ofreciendo a Dakota.

- ¿Bebes?

-Gracias-. Tomé la copa que me tendía mi primo. -Es una pena lo de tu esclava. Es un fastidio tener que recomenzar con el entrenamiento, supongo- el recuerdo de los encontronazos con Harold aquella mañana me hizo trocer el gesto. -¿Y ahora que harás? ¿Comprarás una nueva o le pedirás a tu padre que te de otra? ¿O compartirás la que le regalaste a Dai?- no pude evitar imaginar a los tres en una situación erótica y sentí que el calor subía por mis mejillas. Debía moderarme con la bebida si mis pensamientos comenzaban a tomar ese rumbo.

-Si lo necesitas, te puedo prestar el mío, siempre y cuando lo devuelvas en una pieza y respirando- agregué riendo. Aunque con Travis nunca se podía estar segura. 

Travis rió ante la ocurrencia de Dakota.

- ¿Tu esclavo? Dakota, querida... Tu y yo somos mundos opuestos. Lo que yo muestro al exterior, es lo que tú tienes por dentro... y viceversa. Tu esclavo perdería la poca cabeza que tiene con un cambio así. Diana me ofreció a su esclava a cambio de la mía. Parece que tenía serios problemas con ella. Dijo que era más... 'mi estilo'. Y, francamente, creo que mi anterior esclava será más feliz con Diana.

Sufrió una leve convulsión por un momento. Se puso pálido, las manos le temblaban ligeramente, su frente se cubrió de sudor frío. La sonrisa, sin embargo, no desaparecía de su cara.

- Mierda... Necesito un chute... El alcohol también es una droga, Travis... debería servirte... aguanta, imbécil...

Se recompuso en unos segundos. Todo su carisma original volvió a cubrir su imagen. Parecía enfermizamente radiante.

- Como amo primerizo, he observado que entrenar a un esclavo no es fácil. ¿Has tenido problemas con el tuyo? La mía se negaba a hacer nada. Sólo permanecía ahí, como muerta. Reconozco que esa forma de sumisión me molestó mucho. Pero no fui cruel con ella...

En la voz de Travis había una nota de arrepentimiento.

De a ratos Travis me resultaba totalmente incomprensible. No sabía si con sus palabras me halagaba o me insultaba. Por esta vez, las dejé correr, no sería la primera vez que se riera a mis espaldas.

-Como quieras primo entonces- iba a agregar alguna banalidad más cuando noté su malestar. Al parecer estaría necesitando colarse algo pues la ansiedad se reflejó en sus ojos en cuanto el temblor pasó. No podía permitir que hiciera algún escándalo, así que lo tomé del brazo a la par que lo conducía fuera del centro de la celebración mientras seguíamos conversando.

-Harold, mi esclavo, al principio se mostró bastante insolente, al parecer me considera una chiquilla y no le resulta muy agradable recibir órdenes de mí. Pero por ahora he llegado a una tregua con él. Hoy con todo el tema de la fiesta no tenía mucho tiempo para ocuparme de su educación, así que lo dejé estar. Ya veremos que ocurre mañana.

Cuando llegamos a un lugar apartado, en un susurro le señalé a Abigail, la esclava a cargo de la casa. -Ve y pídele lo que quieras... sabes a qué me refiero.- Yo no consumía, no era tan estúpida. Pero en toda fiesta de sociedad, la droga era un convite más, sólo que más discreto. Y la mía no era la excepción.

-Lo único que te pido, Travis, es que no armes escándalo. Quiero estar en las portadas de las revistas de mañana por mi fabulosa fiesta, no por los excesos de mi primo yonki- agregué con dureza en la voz.

Travis se dejó arrastrar por la sala como un muñeco de trapo con una sonrisa pintada. Luego la miró con mucha intensidad.

- No te equivoques conmigo, prima. Como has visto, me estoy portando como un caballero. Me cuesta y me causa sufrimiento, pero estoy siendo educado, decente y hasta fotogénico. Me he arreglado y te he traído un regalo. Por favor, no me insultes.

En ese momento cambió repentinamente. Observó a Abigail de arriba a abajo. Habló un poco más fuerte de lo necesario.

- ¿Puedo pedirle lo que quiera? ¿En serio? Sería demasiado escandaloso si me encontraran montándomelo con ella en el guardarropa...

Volvió a su actitud anterior, sin previo aviso.

- Puedo desatarme en cualquier momento. Sabes de lo que soy capaz... no me des cuerda, prima. Podemos llevarnos bien.

Retrocedió un paso, llenándose de luz y valorando a Dakota.

- Realmente estás muy guapa esta noche. Se diría que tu también estás madurando.