Partida Rol por web

Llegas a la ventana del cuarto de tu madre y ves a Harol tratando de taponar una herida de su corazon. La han apuñalado los exclavos rebeldes y se desangra rapidamente.

Aunque Harol la a tapado con una sabana, dandole un poco de dignidad en su ultimo aliento, te das cuenta de que esta desnuda debajo.

Al alcanzar la ventana nuevamente me golpea el horror. Allí yace mi madre, desagrándose por más de una herida, con Harol a su lado intentando hacer algo por ella, a pesar de que es evidente que ya no hay chance.

Mi madre, al igual que mi padre, ha sido brutalmente asesinada. Y a saber qué vejaciones más sufrió antes de morir. Las lágrimas vuelven a empañar mis ojos, pero las contengo. No es tiempo de llorar, ya encontraré el momento. El golpe que me ha provocado la muerte de mi padre me ha anestesiado lo suficiente para resistir éste con un poco más de de entereza.

Con rapidez, me acerco a su cuerpo yme arrodillo junto a ella, en medio de un charco de sangre. El olor metálico llena mis fosas nasales, provocándome una nausea que a duras penas logro controlar.

Con suavidad tomo su cabeza y la coloco sobre mi regazo. Tenemos poco tiempo, pero debo despedirme de ella. Beso su frente y la acuno.

-Madre... te amo. Descansa ya, no te preocupes por mí. Harol y yo lograremos escapar.

Acaricio su rostro, acompañandola hasta el último instante que le queda de vida. Luego, cierro sus ojos y vuelvo a depositar su cabeza en el suelo. Ya hemos desperdiciado mucho tiempo. En cualquier momento podrían hallarnos.

-Harol, por favor, cúbrela y luego partamos. Los esclavos enardecidos ya habían alcanzado mi habitación, por eso te seguí. Pude ver que el jardín está bastante despejado, pero no se mucho de escapar y esconderme. Por lo que mas quieras, sácanos de aquí con vida.

Mi voz está agotada. Apenas una media hora antes era una adolescente más a punto de ir a la cama después de su gran fiesta en sociedad. Ahora ya no tenía nada. Tan solo a Harol y poco faltaba para que él se diera cuenta de que podía irse cuando quisiera, mi poder se había agotado junto con la vida de mis padres.

No se que decirle, solo la tomo de la mano y apartandola del cadaver, tal como estan las cosas no tengo muchas opciones.

Pon las manos en sus hombros, buscando que me mire.- Dakota, los exclavos han echo una apuesta, el que te encuentre primero... se queda contigo.- le digo sin atreverme a reproducir las palabras exactas. No hay nadie en el jardin pero si patruyando cerca... Figiremos que yo te atrape y... asi no te buscaran mas. Es un plan horrible pero no se me ocurre otro ¿Estas de acuerdo?

Harol me apartó de mi madre y me enfrentó, contándome una verdad que al principio no comprendí. Pero las implicaciones alcanzaron mi razón y el color huyó de mi cara. Había pasado a ser considerada un objeto, un trofeo. No quería ni imaginar qué es lo que podrían llegar a hacerme si me atrapaban, por eso la salida que me ofrecía mi esclavo ¿aún puedo seguir llamándolo así? me pareció totalmente aceptable. Ciegamente confié en él y acepté.

-Está bien... ahora soy tuya...- un nudo atenazó mi estómago. -¿Deberás... golpearme o algo para que sea creible?- no sabía que preubas exigirían los rebeldes, esperaba que sólo su palabra fuese suficiente.

No queria hacer lo que iba a hacer. Le bese la frente, unte la mano en la sangre de su madre, no tenia porque derramar la suya tambien y manche un poco su cara rogando internamente que me perdonara y no lo tomara como un sacrilegio o algo parecido.- No te hare daño pequeña.- le dige cargandola en mi hombro de nuevo pero esta vez como un saco.- Tu llora y patalea, debe parecer real.

Con ella a cuestas tome aire y abri la puerta de una patada gritando.- ¡Dejar de buscar a la pequeña zorra, es mia!.- declare como un macho reclamando su pertenencia.

El contacto de los labios de Harol sobre mi frente me trajo una especie de alivio. Al parecer, realmente quería ayudarme, a pesar de que yo representaba todo lo malo que le había ocurrido desde que lo capturaran en su aldea.

Dejé que me ensuciara con la sangre de mi madre, aguantando casi sin respirar los roces de su mano. No pude evitar cerrar los ojos al tiempo que un escalofrío recorría mi cuerpo.

-No te preocupes, no me costará mucho parecer desesperada- intenté esbozar una sonrisa, esperando no lucir demasiado histérica. -Gracias Harol- le dije antes que me cargara y besé su mejilla. Luego comencé a chillar y a llorar, a retorcerme y volcar en esos movimientos toda la angustia que había acumulado hasta ese momento.

Los exclavos con los que os cruzasteis vitorearon a Harol y le aplaudieron como un cazador que hubiera logrado la mejor presa.

El que parecia el cabecilla del grupo dijo unas palabras en una lengua estraña y Harol se puso serio, concarandose.

Dakota solo entendio que Harol la bajo de su hombro y la sujeto con fuerza mientras un exclavo marcaba su hombro con un hierro al rojo.

Despues os dejaron ir. Harol se abrio pasao y salisteis de la casa. Toda la ciudad esta sufriendo la misma ola de asaltos pero cuando alguno se acercaba veia la marca y se apartaba.

Harol encontro un refugio, en una vieja entrada de metro cerrada por obras.

La escena se volvió muy irreal para mí. Todos esos extraños, albando y vitoreando a Harol mientras mi odio, mi dolor, y todo el cansancio acumulado iba aflorando en mis pataleos y en mi llanto.

Más todo el griterío cesó de golpe y con él también se acalló mi protesta. Por alguna extraña razón me sentía intimidada, como si por emitir un sonido en el momento equivocado pudiera decidirse mi suerte.

El lider habló pero no entendí su lengua. Luego Harol me depositó en el suelo y me encaró al otro esclavo liberto, sujetándome fuerte.

La incomprensión me invadió ¿qué estaba ocurriendo? Mas cuando vi el hierro lo comperndí todo. Sería tratada como ganado. Iban a marcarme como propiedad de mi esclavo. Con desesperación comencé a patear, gritar, a sacudirme.

-¡Harol no! ¡por favor, no lo permitas! ¡NO, NO, ALEJEN ESO POR FAVOR! ¡NO!-

Mis súplicas fueron en vano. El hierro quemó mi carne. Pude sentir el olor a piel chamuscada a la par que un alarido de dolor salía de mi garganta. Ya estaba hecho. Las lágrimas bañaban mi rostro. Mi odio hacia esa insurgente sociedad se intensificó.

Luego de eso nos dejaron partir. Me sentía realmente agotada, casi no reparaba en el paisaje circundante. Por todos lados se veía la muerte. La destrucción de las casas, los vehículos, el olor a humo embotaban mis sentidos.

Cuando estuvimos a salvo me dejé caer en el piso. Hacía todo un día que no dormía y las últimas horas habían sido espeluznantes. Con la mirada vacía miré a quien por unas horas había sido mi única posesión.

-¿Y ahora qué? ¿Como sigue esta historia?- mi voz estaba casi ahogada. -¿Por qué la marca? ¿no bastaba con que dijeras que era tuya?- la herida aún escocía, pero me perturbaba más el saber que me acompañaría hasta que la muerte me alcanzara.

- No.. no les basto.- le respondi avergonzado.- Me dijeron que si te marcaba como mia serias de todos... yo... no se como pedirte disculpas por eso, no queria que te lo hicieran pero si hubiera insistido mas habrian sospechado. Lo siento, fue debil, tuve miedo por ti...Si te sirve con consuelo yo llebo la marca de tu familia asi que tu no eres mas mia que yo tuyo.- Quise hacerla sonreir, no sabia si semejante tontaria serviria. La tome de la mano y la llebe donde mas seguros crei que estariamos.

- Voy a cuidar de ti, hasta ahora lo he hecho fatal pero te sacare de esta, te lo prometo. ¿Donde vivia tu prima? Puede que llegemos a tiempo y podamos avisarla.

-No tengo nada que reprocharte. Podrías haberme entregado, después de todo fue mi familia la que te arrancó de tu casa, de tu aldea. Y sin embargo, decidiste protegerme. Te debo mucho más que mi vida Harol. Gracias-

Estaba muy cansada, pero Harol tenía razón. Tal vez pudiéramos llegar a advertir a alguien de la familia y así ponernos todos a salvo. Tendí mi mano para que me ayudara a ponerme en pie y me asomé a la calle. Al parecer no estábamos lejos de donde vivía Cath, quizas ellos no hubieran sido atacados.

-Cath vive a unas diez cuadras de aquí. ¿Crees que podremos llegar?

Si, si tenemos cuidado.- le respondo tomandola de la mano.- Me gustaria dejarte descansar mas tiempo pero no me gusta la idea de dejarte atras.

Me preocupaba esa niña que habia sufrido el golpe de ver morir a sus padres y ser tratada como ganado, podria haber sido peor para ella sin duda pero eso no me hacia sentir mejor conmigo mismo... sobretodo cuando en cierta forma me alegraba que los amos perdieran el control de quienes trataban como animales.

Tomé la mano de Harol con naturalidad. Apenas un día antes eso me hubiera repugnado, pero todo lo que había vivido desde ese entonces me había hecho olvidar de mis prejuicios.

-Vamos, puedo resistir un poco más. Aún no alcanzo el límite de mis fuerzas- agregué con una sonrisa. No quería que se preocupara aún más por mí, bastante teníamos con sobrevivir hasta llegar a la casa de mi prima como para volverme un estorbo.

-Cuando quieras, te sigo. Después de todo, ahora soy de tu propiedad- aunque aún me dolía el orgullo, mi tono fue de broma. No se podía volver el tiempo atras, así que mejor sobrellevar lo que seguía con el mejor humor posible.

La chica no podia mas, se la veia destrozada. Yo estaba cansado pero mas habituado que ella a sobreesfuerzo fisico.- Bien, dejemos dos cosas claras. No eres mia, no creo que ningun ser humano deba pertenecer a otro, esa marca es solo un dibujo estupido que te quitare en cuanto estes a salvo y dos.- si decir mas la volvi a tomar en brazos.- Asi parece mas real asi que se buenecita y confia en mi.

Sus palabras me hacen sentir avergonzada. Sólo quería bromear, pero el tema aún estaba muy fresco como para tratarlo así. Asentí, un poco colorada por lo ocurrido y dejé que, una vez más en ese interminable día, Harol me cargara y me recosté sobre su pecho. Realmente me sentía bien allí, entre sus brazos, segura, protegida. Antes de partir, miré su rostro una vez más y le planté un beso en la mejilla. Era lo más que me atrevía a hacer en aquellas circunstancias, pero quería demostrarle mi afecto y mi agradecimiento.

-Gracias de nuevo. ¿Vamos?