Partida Rol por web

Veo a mi primo hablando con Dakota y sin mas me coloco a su espalda. Tapando sus ojos con mis manos, pegando mi cuerpo al suyo completamente, haciendo que note mis pechos en su espalda, susurrando.

- ¿Quien soy?

Las palabras de Travis me aflojan. Realmente se está comportando y yo he sido dura por demás.

-Tranquilo primo, no quería ofenderte. Es que esta noche es muy importante para mi, así que estoy un poco nerviosa. En cuanto a Abbi, ya sabes, lo que sea... pero si quieres algo más... carnal, busca alguna de las esclavas jóvenes, sabes que mis padres tienen unas cuantas para la familia- agrego guiñándole un ojo.

-Sé que podemos llevarnos bien... salvo por tu desmedido gusto por los estimulantes, no hay nada que nos separe... es una pena primito que tengas que nublar tu cabeza para divertirte- mis palabras son sinceras. Si me mantengo alejado de él, es porque he visto lo que es capaz de hacer cuando está fuera de control y eso sí que no me agrada.

Al escuchar su último comentario, no puedo evitar sonreir y con un gesto teatral, doy un giro para que me vea completa. -Aunque sea una estupidez, pues un día no hace la diferencia, realmente me siento mayor... Vas a tener que invitarme a salir algun día de estos-

Los ojos tapados por unas pequeñas manos femeninas... su aroma... la erección de Travis no se hizo esperar. Demasiadas orgías habían comenzado con esa frase inocente... ¿Quién soy?...

- Si eres la parte más ínfima e insignificante de quien creo que eres, pasaría la vida entera contigo, tomándo dátiles y cócteles... desnudos en una playa paradisíaca... Pequeña Angie...

Se giró agilmente y plantó un rápido beso en los labios de su prima.

- Dakota, para ser tu primera fiesta como 'adulta', estás consiguiendo un éxito insólito. Propongo un brindis por Dakota y todas sus fiestas venideras. ¡Que no te vuelvas nunca gris y aburrida, prima!

Estrechando a Angie por la cintura, levantó la copa de forma significativa, mirando lleno de provocación a Dakota.

- Es un día excepcional para emborracharse. Estamos en familia... Tranquila, Dakota, me comportaré.

La sonrisa parecía ya dibujada en su rostro, pero sus ojos brillaban de forma inquietante... Tenía la mirada que tiene un niño antes de mutilar una ardilla.

Mientras conversábamos llegó Angie, sensual como siempre y tomó por sorpresa a Travis. La reacción de mi primo, tan evidente, produjo una morbosa fascinación en mí, más me contuve de hacer algún comentario al respecto. Ya estaba un poco mareada por el alcohol, no podía permitir que las cosas se me fueran de las manos.

-Hola prima, ya me extrañaba no verte por aquí.- Ella me había ignorado, pero yo no iba a permitir que me dejara de lado. Alcé mi copa ante el brindis de Travis y la vacié de un trago. El licor era muy dulce, casi parecía un jugo. Debo dejar de beber, a este paso terminaré vomitando en mis zapatos.

-No me tientes Travis que no daría muy buena imagen una anfitriona borracha.- festejé su ocurrencia con una sonrisa amplia, pero no escapó a mis sentidos un tanto embotados la extraña mirada con la que pronunció la invitación. Era hora de que me alejara de allí.

- Dakota, perdoname, me deje las lentillas en casa y no te reconoci.- digo sonriente y saco una cajita con unos pendientes

Son para los pezones.- le aclaro.- pero puedes ponertelos en las orejas si no te atreves.

- Eso es Dakota... pruébatelos...

Mantenía su brazo en torno a la cintura de Angie mientras contemplaba a Dakota con descarada lascivia. Susurró algo al oído de Angie y rió ligeramente. Se dirigió a Dakota.

- Tranquila, prima... hay fiesta para largo... en algún momento se irá la prensa, los Vips... ya sabes. Hasta entonces, la formalidad será mi regla.

Terminó la frase apurando su copa de forma incongruente. Sin embargo, su comportamiento seguía más cerca de la corrección de lo acostumbrado.

Susurro a Angie:

- ¿De verdad le has regalado eso a Dakota?... Eres sencillamente adorable.

- No se los pondra, es una zorrita frigida como Diana.- le susurro y luego cambio de tema.- Tengo dos esclavos para jugar ¿Te apetece pasarte mas tarde por mi cuarto?

Angie... siempre tan rápida para salir del paso. No iba a caer en su juego, esta noche no habría escándalos.

-Gracias prima, son muy bonitos, tal vez los use... si no implican que deba perforarme. Ya les diré más adelante cómo me sientan.- Con inquietud miré a mi primo. A pesar de su buen porte, había algo inquietante en el comportamiento de Travis. Tal vez fuera la falta de droga, o simplemente la lujuria que lo había poseído cuando Angie llegó. Pero no entraba en mis planes iniciarme en el sexo junto a él. Me hubiera gustado conversar un poco más con mi prima, a pesar de todo nos llevábamos bastante bien, pero quería alejarme de allí. Diplomáticamente, me despedí de ellos.

-Primos, debo seguir saludando gente. Además, hace un rato que no veo a mi esclavo, tengo que verificar que no esté provocando un desastre. Disfruten de todo, más tarde volveremos a encontrarnos. Y gracias Travis por el esfuerzo que haces.

Les di un beso en cada mejilla a cada uno y me encaminé hacia donde había visto a Harold la última vez.

¿Donde andará metido este esclavo? Como haya hecho alguna de las suyas...

No podía quitarme de la cabeza a Harold. Había desaparecido sin que me diera cuenta y eso me enojaba bastante. Estaba escapando a mi control, no podía permitirlo. Mientras lo buscaba con la vista por el salón, mi mente volvió a evocar la imagen de su cuerpo totalmente desnudo. El alcohol y las viejas costumbres de la familia, habían enloquecido a mis hormonas. Un abominable deseo comenzó a invadirme. ¿Y si lo uso para desvirgarme? Ya estoy crecidita, a pesar de lo que digan mis padres... Todos en la familia son amantes del sexo libre, no veo por qué debería ser yo la excepción. Evidentemente, la voz de mi consciencia se había dormido, si realmente estaba considerando la posibilidad de acostarme con cualquiera; más aún, con un esclavo. La mirada lasciva de Travis me trajo a la realidad. No me iba a dejar arrastrar por la marea. ¿En qué estoy pensando? Yacer con un esclavo... ¡que asco! de todas formas, es hora de que vea en qué anda metido mi "regalito".

En cuanto me liberé de mis primos, partí en su búsqueda.

Travis y Angie se despiden, tienen muchas ganas de quedarse solos y empezar su fiesta privada.

Ves algo raro bajo una mesa, parece que alguien se esconde debajo.

Después que mis primos se fueron, me puse a buscar a Harold. Ya me estaba preocupando que no apareciera por el salón, pero tampoco se había producido ningún escandalo o incidente que hubiera llamado la atención.

Esquivé a algunos periodistas, pues ya no tenía ganas de hablar con la prensa. Estaba por llamar a Abigail, quizas ella supiera algo, cuando un movimiento debajo de una mesa llamó mi atención. Me acerqué hasta allí y me agaché para descubrir a quien fuera que se ocultara en ese lugar.

-¿Quién está allí?

Sonrio como un bobo y levanto la mano.- Hola. Me dijiste que podia ir donde quisiera y aqui estoy bien. ¿Quieres pasar un rato?Hay sitio de sobra.

Al ver a Harold allí abajo, primero me desconcerté, luego no pude más que sonreir. -Pensé que andarías perdido en algún rincón de la mansión, pero veo que te has instalado muy bien.- En cualquier otra circunstancia le hubiese contestado de mala manera a su ofrecimiento, ya estaba grande para jugar a las escondidas.

Pero estaba cansada de atender a la familia, que hoy en particular estaba demasiado cargosa; ya no aguantaba mis zapatos de taco y la bebida había derribado unas cuantas barreras en mis esquemas éticos y de protocolo. Con cuidado, me quité los tacones y me deslicé junto a él.

-Así que acá es donde te escondías... ¿te está resultando todo muy extraño? ¿has probado bocado?- me quedé mirándolo, un poco incómoda porque no sabía que más decir... la situación se salía de lo común. Sin pensarlo, acaricié su rostro con una sonrisa pícara en el mío.

Estuve curioseando... en las habitaciones hay gente copulando como gatos en celo.- le cuento pues no se si lo sabe.- En otras hay gente metiendose arina en la nariz... Una señora mayor me cogio de mis partes y me dijo oscenidades... Estoy mejor aqui.. si señor, no pienso salir, no entiendo tu mundo. Es como los regalos.- digo mostrandole lo que encontre dentro de esa caja con lazo. Leo la etiqueta.- Para Da...Dakota con Cari..Cariñode de su tia. Creo que es para acer mayonesa, tiene un boton y se mueve rapido...

-No te asombres Harold, lo que has visto en las habitaciones es costumbre en la familia... al parecer la única rara soy yo. Todavía soy virgen y apenas llego a marearme con alcohol...- no sé bien por qué sentía la necesidad de contarle cosas sobre mí.

Al ver el regalo de mi tía comencé a reir. Harold sí que era ocurrente... para hacer mayonesa... Tomé el vibrador de sus manos. -Esto no es un instrumento de cocina. Al parecer la tía quiere que me una a la tradición familiar...- le dije, observando con más detenimiento el aparato.

-Esto es... un juguete para auto-estimularme... ya sabes... sexualmente...-le digo un poco avergonzada. -Hoy todos mis parientes han intentado arrastrarme a una cama... Por cierto... si alguien te ofrece placer y deseas aceptarlo, por hoy eres libre- hablaba rápido, nerviosamente. -Pero nadie puede obligarte a nada... sólo yo puedo darte órdenes- volví a sonreirle. Estaba un poco turbada. Tanta sexualidad en el ambiente me había afectado. Menos mal que me considera una chiquilla...

-Qué bueno que sepas leer. Mi prima Cath me ha regalado un libro muy interesante que tal vez te guste. Podrás leérmelo para practicar un poco.

Miro el aparato rosa sin entender como puede estimular eso a alguien.- Esto es... muy feo y muy extraño.- digo dandole el aparato. Niego con la cabeza.- No, no quiero sexo con nadie de aqui... ¡Estais todos locos! Tu no...- digo rapidamente.- tu eres una niña muy normal, un poco mandona pero me caes bien... el resto da miedo. Comprendo que esto es como tu ritual de madured para tu linaje, quieren que des el salto y te hagas mujer pero tendria que ser con un macho que te guste... Pero no me hagas caso... solo soy un esclavo.

La reacción de Harold me llenó de un tonto orgullo. No quería que nadie más tuviera a mi esclavo, a pesar de que lo había dejado tomar la desición por sí mismo. -Yo tampoco sé por qué alguien usaría uno de estos aparatos... Pero tal vez sea simplemente mi inexperiencia.

Sonriendo lo aparté a un lado.

-Para ser un esclavo no eres nada tonto, Harold. En cierta forma pensamos igual. No es que esté buscando un principe azul ni nada por el estilo, pero tampoco me atrae la idea de acostarme con cualquiera simplemente porque puedo... o porque se supone que tengo que hacerlo. Además, mi primera vez tendría que ser con un hombre de verdad, y de esos conozco muy pocos.- Me quedo mirándolo pensativamente.

-Antes de que te trajeran aquí ¿tenías mujer... o familia?-