Partida Rol por web

-Solo quiero ver si los conozco, no vamos ni a tocarlos ni a acercarnos por si supuran algún tipo de sustancia -decía mientras caminaba y miraba a la chica estirándose- además, si el agua está contaminada, mal asunto. Deberían de abandonar el asentamiento-se puso al lado de la chica y siguió hablando- ¿Tú tienes algún tipo de conocimiento de la naturaleza? -le preguntó directamente- como te llevas tan bien con Skoll, me entró la duda.

Asha miró a Quarion un instante y luego giró el rostro hacia Skoll.

-No, emprendí mi peregrinaje con lo puesto como quien dice-explicó llevando una mano al espadón- se supone que he de aprender a estar en comunión con mi tótem y sobrevivir como se pueda, pero Baelnarth no le gusta hablar así que lo que capto de él son emociones de lo que está bien y está mal mientras nuestras naturalezas se vuelven una-ladeó la cabeza un instante pasándose una mano por la cabellera negra- quizá Skoll siente simpatía por Baelnarth... ¿le has preguntado a él? Tal vez sea que con algunos animales me llevo bien, solo dragones y solo lobos.-rió cantarina ante la ocurrencia.

Dio una patadita a una piedrecilla y el tatuaje que se podía ver en las partes de la espalda que llevaba al descubierto resplandeció ligeramente con el movimiento del cuerpo bajo la luz reinante.

-En su día dijiste que nuestro viaje era parecido, ¿qué fin tiene tu viaje?

-Sí, más o menos. La naturaleza la tiene que entender uno mismo no se puede explicar con palabr... -en ese momento se quedó callado y frunció un poco el entrecejo, no de enfado, sino como si intentara entender algo complicado- perdona, pero ¿has dicho dragones y lobos? ¿tratas con dragones?

El tono de voz era entre sorprendido e incrédulo. Si le contestaba de forma afirmativa no sabría si creerla o pensar que estaba loca.

-Claro, Baelnarth es un dragón... en esencia, y Godrek era un dragón plateado ancianísimo... o al menos anciano era el aspecto que tomaba-explicó con naturalidad Asha- en mi hogar se venera a los dragones plateados y, a algunos, los dragones los eligen como recipiente para uno de ellos, entonces el chamán y su tótem busca la sincronización de ambas naturalezas. No siempre funciona por la dispar naturaleza de ambos, pero Baelnarth y yo no nos llevamos mal.Esto...-se recogió el pelo y dio la espalda a Quarion durante unos segundos durante los cuales gran parte del tatuaje quedó al descubierto bajo las tiras de cuero de la espalda- es un tatuaje que emula a las escamas de una cría de dragón plateado, las dos líneas parten desde los tobillos, una por tobillo, envuelven las piernas y se entrecruzan por todo el torso hasta llegar a la nuca-concluída la explicación abrió la mano y el cabello cayó alborotado sobre los hombros, pecho y a lo largo de la espalda.- También se le ve a veces tras los ojos... no un dragón, obvio, pero se ve el resplandor de su esencia-inspiró hondo- cuando hay que vérselas con alguien de naturaleza... maligna, por decirlo así, pierdo la noción de la realidad, entonces Baelnarth y yo somos uno pero la rabia de él es más fuerte que mi voluntad, me salen espolones y las manos se convierten en garras... cosas de la sincronización-se encogió de hombros con sencillez- quizá algún día me salga cola... o alas....-se pasó una mano por la barbilla pensativa, sin plantearse la posibilidad de que el elfo no la crea. Después de todo para ella el trato con dragones es de lo más natural.

Quarion estuvo pensativo un rato, intentando ordenar y procesar todo lo que pasaba por su cabeza. Tras un rato en el que abrió la boca un par de veces, como si fuera a decir algo y luego no hizo nada, tras lo que decidió hablar- Entonces, ¿eres como una encarnación de un dragón o una simbiosis? -estaba bastante sorprendido- los dragones son seres muy poderosos, debes de ser fuerte para que se te escogiera para ser parte de uno o unirte a uno -aun no estaba claro de como funcionaría eso, pero lo entendería con el tiempo.

-¿Encarnación?-Asha echó a reír encantada- ojalá, tendría  menos problemas. Soy un recipiente para un espíritu dragón que decida otorgarme su don-dejó de reír apoyándose una mano en la tripa, que es donde ella daba por hecho que el dragón estaba-Baelnarth sería encantador si para variar me hablara. Supongo que aún no estamos lo suficientemente... eh... sincronizados, pero puedo percibir sus emociones con la misma claridad que si de las mías se tratara-no explicó que por norma general ambas emociones eran una- no es que sea fuerte, los dragones escogen a sus chamanes por su naturaleza y su voluntad, la fuerza te la dan ellos.

Se rascó el puente de la nariz y le miró con curiosidad mientras su dragón interior bostezaba apaciblemente, complacido con las explicaciones que la chamana daba al elfo.

-No sé si te estoy haciendo un lío, ¿los druidas no os compenetráis así con la naturaleza?

-Sí, en realidad sí -dijo el elfo tras pensar un poco- aunque Skoll va por libre si estamos unidos en cierta manera. Puedo sentir lo que él siente y viceversa, y algunos de mis mayores podían ver a través de sus compañeros -dijo tranquilamente. La verdad es que tenían bastante en común.

-Se podría decir que Baelnarth es para ti como Skoll para mi, aunque claro, yo no tengo a Skoll dentro y no cambia mi forma.

Asha giró la cabeza de un lado a otro varias veces para mirar a Quarion y a Skoll.

-¿Si le muerdo a él te duele a ti?es curiosidad simplemente, no voy a probarlo-aún.

Asha y Quarion se fueron por su lado, haizti y yo por el nuestro. Un alegre paseo hasta el campamento maderero. Me había olvidado de que quería que el druida fuera al campamento y se pusiera como un bersérker, y no me acordé hasta que era demasiado tarde, horas después. Una lástima, vamos.

Haizti me preguntó si había estado en la zona antes. No era la pregunta más interesante del mundo, pero al menos era una excusa para conversar.

¿Estado aquí? respondí, dándome golpecitos en la punta de la nariz con la yema del índice. Nah, he estado un poco más al norte, pero papá nunca me llevó hasta aquí. Pero la he visto en mapas. Papá tenía muchos, de sus años en el ejército, y me he pasado muchas horas mirándolos.

Respecto a lo del tipo, continué, puede que sepa algo más sobre los lugares a los que vamos que la herborista. Sería divertido encontrarse con una tribu de licántropos, traté de explicarme, en el monasterio, pero sería más divertido saberlo de antemano y no encontrarse con los peludos sin armas de plata, ¿sabes?

-No, no sé. No veo sentido a querer encontrarse con licántropos. Lo único que tiene sentido es no perdernos, dar con las plantas y regresar a la tienda -dijo Haizti con su serena voz habitual-. Dices que tu padre fue soldado. ¿Participó en la guerra? -la mirada del semielfo era sorprendentemente penetrante cuando miró a su compañera, una novedad frente a los meses pasados. 

Quarion no pudo evitarlo y comenzó a reírse a mandíbula batiente- Qué va -dijo entre risas. Eso le había hecho mucha gracia- si eso fuera así cada vez que el se araña con alguna rama me dolería a mí -sonrió afablemente- no, no es que sintamos lo mismo, sino que llegado el momento puedo ver a través de sus ojos y, así, saber qué ve él.

Entonces en un momento se puso serio. Muy serio- esto, lo siento si te ha molestado que me riera así, no se si te ha podido molestar o algo, aun no entiendo bien a las demás razas -una sonrisilla aparecía en su cara como a modo de disculpa por su ignorancia en esos temas.

Asha miró a Skoll durante un instante y le señaló.
-No más compañía en el baño, cachorro-le dijo como si fuera una especie de condena.
La voz de Quarion al reírse tenía cierto encanto, probablemente porque no era algo que oyera a menudo.
-Prefiero que te rías a que mantengas cara de besugo recién pescado como Haizti-sacudió la cabeza- no he tenido mucho trato con elfos, pero daba por hecho que el ser tan... tan...-movió los brazos gesticulando- serio era cosa de vosotros.

Pateó algunas piedrecillas levantando nubes de polvo del suelo.

-¿Por qué no te gustamos los humanos, Quarion?-preguntó distraída. No era tonta del todo y el rechazo que Quarion solía mostrar hacia lo que le rodeaba, acciones humanas que destrozaban la naturaleza, ella lo achacaba a una repulsa hacia los humanos.

-Vaya, ya me has pillado, aunque aún no puedo ver a través de Skoll, ¿o tal vez sí? -dijo sonriendo gastando una broma a la chica. La verdad es que si hubiera podido tal vez lo habría hecho, o tal vez no. Nunca se sabría.

-¿No gustarme los humanos? -dije algo sorprendido- no es que no me gusten los humanos, solo que no me gusta como suelen actuar. Verás, puedo entender que se talen unos árboles para tener espacio para cultivo y subsistir y puedo entender que con esos árboles hagan cosas en vez de dejarlos tirados. Lo que no puedo entender es el porqué talan de más para tener a eso que llaman "dinero". El dinero no es natural, y todo lo que hace es volver a la gente avariciosa y destructiva. No se si es verdad, pero ¿cuantos asesinatos, robos, guerras y demás hay por dinero? Entre los elfos se habla del dinero como si fuera un demonio, al menos entre los míos.

-¡EH!-protestó la chica haciendo una mueca ante la broma pero echándose a reír. Sacudió la cabeza y enarcó las cejas claramente sorprendida.

-El valor del dinero en sí no es nada, pero representa el valor de aquello que se adquiere a cambio-parpadeó y guardó silencio pellizcándose el labio inferior. -Mejor a mí no me preguntes sobre eso porque tampoco iba a poder darte una buena respuesta,pero el dinero en sí no es malo. Es la avaricia quien provoca esos males-concluyó.

¿Qué clase de educación le había dado su madre? ¿Había visto a otra persona aparte de su madre durante todos esos años? Ah, cuántas dudas. y probablemente me contestaría si le preguntaba, pero primero, lo primero.

Los licántropos eran un ejemplo, dije, entornando los ojos. Lo que quiero decir es que, si la cosa está tan mal como dicen en Hondonada, y los ingredientes están al alcance, la razón por la que no los han ido a buscar es porque es peligroso. Y ese tipo probablemente sepa más de dichos peligros que la herborista gritona.

-Tal vez sí, tal vez no -dijo crípticamente Haizti-. No lo sé y por lo tanto prefiero no aventurar nada, aunque confiaré en tu palabra pues pareces saber de lo que hablas. Si conseguimos dar con ese humano, tal vez pueda arrojar luz sobre ese tema y a sabiendas de los posibles peligros, podemos decidir si seguimos con este trabajo o no -comentó sin que pareciera avergonzarse por retractarse del compromiso asumido-. Si la herborista no fue sincera y calló, no le debemos nada.

El sendero creado sin duda por pequeñas bestias que meredean la población por las noches, llegáis hasta el cauce del riachuelo que discurre en un recorrido serpentino por entre las ligeras ondulaciones del terreno. Un diminuto vado, de poco más de un metro atraviesa el cauce acuoso de un lado a otro. Aunque las aguas discurren claras, es evidente la formación de pequeñas aglomeraciones de un hongo de aspecto desagradable: negro, de líneas afiladas y con aspecto correoso.

Apenas os habéis desviado del camino que queda a unos pocos metros tras vosotros pero el traqueteo del pueblo queda muy lejano y podéis notar como los sonidos de la naturaleza os envuelven por todos lados. Pequeñas formaciones de árboles que prometen un bosque cercano se extienden por doquier. Los campos de cultivo han sido dejados atrás y pese a la cercanía con la población, la naturaleza parece hacerse dueña de todo.

Las horas van pasando y el sol avanza por el firmamento en su inexorable avance hacia el horizonte. Las horas pasan y no hay rastro del campamento que, sin duda, está mucho más lejos de lo que habíais previsto. Durante el transcurso del viaje, no véis a nadie, pese a que el camino está indiscutiblemente transitado por las rodaduras que son fácilmente visibles en el recorrido del mismo.

Los bosquecillos a menudo engullen al camino, mientras que en otras ocasiones las campas, o los descampados donde se pueden ver tocones donde antes hubo árboles, son la norma. Ninguno de los campos que véis han sido sembrados jamás, quedando estos ya bien atrás, en las cercanías de la población. El terreno es a menudo salpicado con pequeñas ondulaciones y colinas al este, mientras que al oeste, en la lejanía se puede ver lo que parece ser el Bosque del Valle de la Luna Oscura.

En una de las múltiples ocasiones en las que algunas formaciones de árboles son atravesadas por el camino, Haizti cree ver un figura que atraviesa el follaje con increible rapidez pero que se aleja. La velocidad de la criatura hace que el semielfo sea incapaz de dilucidar qué podía ser, pero es suficiente para que saque el arco y se mantenga alerta. Berhanu, al ver la reacción del mestizo, hace lo propio, preparada para un ataque que jamás se produce.

El sol ha superado el punto central de la esfera celeste y no hay rastro del campamento maderero ni nada parece indicar que se encuentre cerca. El hambre comienza a hacer rugir a vuestros estómagos.

Diversión, repuse encogiéndome de hombros. Me parece mejor ganarme la vida así que matando y despellejando animales. Aunque, concedí, me lo pensaría si nos pintara un cuadro muy peligroso, prefiero no suicidarme.

De algún modo, el campamento maderero estaba lejos, muy lejos. Seguimos la senda durante horas, viendo cómo el sol se desequilibraba en su cénit y se deslizaba firmamento abajo, camino del horizonte. Y el maldito campamento seguía sin estar a la vista. Al menos me consolaba saber que no perdíamos tiempo. La senda estaba llena de marcas del paso de carros y caballos, en ambos sentidos, estábamos ya en el propio bosque al que nos dirigíamos, y Quarion y Asha debían haber emprendido el camino tras nosotros hacía rato. Todo estaba bien.

Tan bien estaba todo, que en algún momento dejé de prestar atención a lo que nos rodeaba. En algún momento, Haizti se encontró escrutando la espesura con el arco en la mano y una flecha preparada para disparar. Imité su gesto y seguí su mirada hasta... quién sabe, porque no vi nada. Menos mal que papá no estaba allí para tirarme al suelo de una colleja.

Fuera lo que fuese lo que había visto Haizti, si es que no lo había imaginado, se largó, o se mantuvo bien escondido, y no volvimos a saber de ello. No me hacía gracia que nos anduviera seguirlo, ni tampoco dejarlo atrás, aunque suponía que de toparse con Asha acabaría partido por la mitad, pero no podíamos hacer mucho más si no queríamos perder el día, así que seguimos andando

Caballos, dije rompiendo un largo silencio. Cuando cobremos la recompensa, tenemos que agenciarnos unos caballos. No me quejo por tener que andar, o incluso correr si es necesario, pero con unas buenas monturas hubiéramos recorrido este camino en menos de la mitad de tiempo.

Las tripas no tardaron en avisarme de que era hora de comer. Papá siempre me decía que no dejara pasar una comida, pues podía ser la última en mucho tiempo, y él bien que lo hacía, que se estaba poniendo grande como un oso, pero en todo caso era un consejo que no me importaba seguir. Podía haber cazado algo por el camino, para no reducir las reservas de emergencia, pero ya era tarde, así que abrí el petate sin detenerme y saqué una enorme envoltorio de papel, de cuyo interior extraje una salchica de carne de ciervo y jabalí ahumada, tan gruesa que casi no podía rodearla con los dedos. Empecé a cortarle rodajas con el cuchillo y metérmelas en la boca, masticándolas hasta hacerlas pulpa.

¿Quieres? pregunté a mi compañero, entre bocado y bocado. No es una maravilla, pero lleva especias, está sabrosa

Asentía a las últimas palabras de Asha cuando nos acercamos al origen de todo. Miré la naturaleza, salvaje, neutra, como era, y después hacia atrás, hacia las tierras de cultivo- Han estado talando muy adentro y usándolo como tierras de cultivo, puede que ni siquiera hayan explorado esta zona antes -comenté mientras me acercaba un poco a los causantes de todo.

Observé un rato la seta intentando reconocerla y un par de veces dirigí la mirada hacia fuera- Habría que intentar averiguar si esta "enfermedad" solo afecta a los humanos. Si es así, puede que no sea natural si quiera.