Partida Rol por web

Para sorpresa del grupo nada les sucedió y parece que nada les va a suceder a la brevedad porque ni rastros de amenaza alguna, huellas o algo que les pueda dar un indicio que van por el camino correcto. Y eso hace que los ánimos de más de uno se comiencen a hacer notar y no es para menos dado que estar sin acción es algo no acostumbrado para un bárbaro.

Râgnar dejó caer su pesado macuto al suelo. Estaba hastiado de caminar y eso hizo que claudicara. - !Pasaremos la noche aquí!¡No pienso dar un paso más! Brrrr...- bufó malhumorado el bárbaro mientras dejaba la vaina de su tremenda espada sobre un tocón de madera. 

- ¡¿Dónde se habrán escondido esas ratas?!...- volvió a exclamar de forma malsonante. El impulsivo norteño estaba deseando que esos cuatreros cometieran el error de asaltarlos. En ese instante, estaba tan enfadado que los partiría con su hoja como si fueran ramas secas...

-¡Yo haré la primera guardia!- sentenció el mocetón mientras se sentaba reposando a Nirthul sobre hombro.

Y tras una corta deliberación del porque no sucede lo que esperan el grupo termina de comer y descansan en guardias por turnos. La primera le toca a Râgnar, la segunda a el caballero para luego ser precedido por la mística y finalmente por la escurridiza Isbell.

La noche se hace corta cuando el caballero te despierta para tu turno de guardia, no entiendes bien que pasa hasta que tras unos segundos de sacudidas te despabilas y con pocas ganas de seguir durmiendo pero Camlann no deja lugar a dudas y se va a acostar a la par que se quita la armadura.

Tu no tienes armadura que colocarte y por ello sólo te levantas para avivar las llamas y quedarte alerta al entorno, no silencioso y tranquilo que parece estático. No pasa mucho hasta que te das cuenta de que algo sucede al haber silencio al punto que ni los grillos escuchas. Te pones alerta al darte cuenta de ello y te levantas para ver como desde la espesura salen dos figuras de gran porte que avanzan corriendo hacia ti con algún tipo de arma que no logras distinguir en las manos pero que seguro si te aciertan te harán daño.

En medio de un sueño revelador sobre su pasado, la joven es despertada a las sacudidas por el caballero.-Mmmm ¿que..?-. Quien muerto de sueño no cruza palabra alguna y sin dejar espacio a nada, empieza a quitarse su armazón. Tres Libros cansada y sueño en sus ojos, empieza a desperezarse.Echando unas ramitas al fuego, calienta sus pequeñas manos.
-¿Mmm? Este silencio, no es buena señal.- piensa cuando da cuenta de la tranquilidad que de repente rodea al grupo, al estirarse para escudriñar en la oscuridad queda pasmada por lo que ve.-¡¡¡¡AHHHHHHHHH!!!! - Con un agudo grito rompe silencio de la noche- ¡¡NOS ATACAN!!-alerta al grupo chillando cual niña asustadiza.Con la poca reacción que le queda, toma una piedra del suelo y cargando su honda se sitúa al lado del bárbaro.-¡¡ Vamos despierten!! -Sin perder la vista de los atacantes, empuja con su pie el cuerpo de Râgnar.

Râgnar, se despertó con una tremenda sacudida. Tres Libros le gritaba algo, pero aún era incapaz de oír lo que la hechicera decía con cara de susto. Se levantó como pudo de su saco y echó mano de su enorme espada bastarda. Si eran los bandidos los que se acercaban hasta allí, pagarían su terrible imprudencia, pues el norteño tenía un despertar bastante furibundo.

- ¡¡Venid!! ¡¡Aquí os espero!!

Isbell estaba nadando entre millones de monedas de Oro,dentro de un gran cofre de Madera lustrada que ocupaba casi todo el recinto desconocido al cual habia llegado por medio de un mapa misterioso que le habia robado en la taberna a un tal Tannis.De repente Una voz debil,pero claramente desesperada se adentro en Su sueño y al instante pudo distinguir el sonido brutal de Las palabras de Su grandulon amigo
En menos de un instante la pequeña ladrona tomo conciencia de que estaban siendo atacados y de un salto se trepo a Una rama que yacia por encima de sus compañeros y mientras esperaba el encuentro con Los bandidos comenzo a hacer un nudo a su soga a modo de horca...era un buen dia Para atrapar malhechores.

Cansado tras todo el día, el joven Mordred se tumbó por fin para poder descansar pero tras, lo que a él le habían parecido unos instantes, la joven Tres Libros gritó vaticinando un ataque enemigo. Con movimientos casi metódicos, el caballero se puso en pie y cogió su enorme escudo y su arma dispuesto para defenderse de quienes osasen atacarles. 

Manteneos juntos. - dijo el caballero a sus compañeros. - Necesitamos a alguno con vida pero vuestra vida vale el doble que cualquiera de las suyas. - añadió preocupado ante la posibilidad de perder a algún compañero. 

Tres Libros llega a gritar repetidas veces y así logra sacar de su ensimismamiento al grupo que estaba durmiendo, son orcos y no pocos para colmo de males de noche y acostados sin armaduras. Pero el grupo busca defenderse como sea del ataque de estas criaturas. La mística con ventaja toma una piedra también para poder contraatacar.

Del otro lado los orcos no vienen desarmados y tienen unas lanzas que arrojan contra el grupo pero para mala fortuna de la mediana una le impacta de lleno en la pierna y la deja terriblemente herida más una segunda apenas la roza pero en conjunto es un gran daño el recibido para la pequeña Isbell.

Con la cabeza a punto de desbordar de terror, ve sus compañeros reaccionar dándole un pequeño alivio a su exorbitante corazón. Al levantar el rostro, nota que los atacantes son...- ¡¡ORCOS!!- concluye a los gritos. Sin mas pensar, hace girar su onda y arroja la piedra, al primero en la linea de ataque. Cuando...zas!!,sorprendida ve impactar su piedra, y dando un pequeño saltito de jubilo, festeja.

El caballero aguantó la embestida de su enemigo y no pudo evitar ver como las damas del grupo tenían serios problemas. Sin pensarselo dos veces, Sir Mordred avanzó hasta el orco que estaba junto a la pequeña Isbell sin perder de vista al suyo y le lanzó una estocada. 

No decaigáis, luchad compañeros. Luchad. - animó el caballero esperando que Râgnar hiciese lo mismo que había hecho él pero con Tres Libros.

En su mente, el plan era perfecto: un nudo en la soga que pasaria por el cuello del primer desafotunado, ella saltaria del arbol y con su peso ahorcaria al ladròn...pero nada resulto como esperaba.
-¡¡¡¡AAAAAAAAA!!!! ¡Maldita lanza,malditos horcos deformesssss!TITAN...¡matalosssss!
Con un agudo dolor en su pierna, la mediana se siente furiosa.Para su buena fortuna Mordred, la cubre y salva su vida, pero su vision estaba en Tres Libros, quien habia quedado desprotegida frente a los horcos...

El grito de dolor y el reclamo de ayuda por parte de Isbell, hicieron enfurecer al norteño. Aquellos rivales eran orcos... ¡¡Palabras mayores!!. Bien eran conocidas las disputas en las tierras inacabables del norte entre los bárbaros y los orcos, y bien era conocida la furia que atesoraban como rivales.

Ante la arenga de Camlann y el certero disparo de Tres Libros, Râgnar se adelantó con el acero de Nirthul en ristre descargando un golpe lateral que quebró el escudo de madera y piel del orco que tenía delante.

- ¡¡Vamos escoria verde!! ¡¡Os arrancaré la nuez de cuajooooooooo!!- provocaba el bárbaro seguro de sus dotes guerreras. 

Ubicándose en el centro del grupo, donde la seguridad era mas prometedora, carga su honda, envalentonada por su anterior golpe sumado a la destreza con la arremeten los guerreros, la hace girar y lanza.

La primer piedra de Tres Libros salió disparada con tanta fuerza que le hizo crujir el cráneo al orco matándolo inmediatamente. Su cuerpo cayó pesado en la noche pero no le importó a sus compañeros, pero cuando otro cayó sin vida por un fuerte corte del bárbaro ya dudaron un poco más y nuevamente otra piedra pegó en otro orco aunque no lo mató.

Entonces deciden sacarse rápidamente a los guerreros que parecen la mayor amenaza yendo dos contra Camlann y el tercero desobedece y quiere acabar con la mediana aunque la suerte halfing la favorece y no logra ser acertada. Otra es la situación del caballero que le impactan de lleno en su pierna derecha con un duro corte más no mortal.

Sir Mordred se repuso del golpe que había recibido y, guarecido tras su escudo comenzó a lanzar estocadas con su espada dando muestras de un control que solo se consigue con años de entrenamiento. Lanzó una primera estocada al orco que no estaba herido para que se alejase momentáneamente para luego lanzar un tajo mortal que remató al orco que había probado el filo de su espada con anterioridad.

Râgnar, Isbell necesita algo de ayuda. - dijo el caballero desde detrás de su escudo. 

Maravillada queda la maga al ver impactar sus piedras contra esos horripilantes seres, y como una descarga de energía vuelve al combate con el aviso de Sir Mordred. Toma otra milagrosa piedra, o así lo piensa ella a causa de su suerte, que le brinda el bosque. Carga su honda y se la arroja al deforme orco que se abalanza contra Isbell.

El norteño alzó su enorme espada sobre su cabeza, tras acabar con uno de aquellos orcos. Râgnar se las prometía muy felices después de deshacerse de su enemigo con pasmosa facilidad, pero nada más lejos de la realidad. Sin casi saber cómo, se vio tropezando con una de las piedras que circundaban el campamento y perdió el equilibrio. La maniobra fue tan desafortunada, que el mango de su espada se desprendió casi sin poder hacer nada.

- ¡¡Maldita sea!!. - Exclamó sintiéndose desarmado...

Camlann abre de con un fuerte corte a otro de los orcos y cae inerte y sin vida, la sangre gotea de la hoja de su arma pero todavía queda otro enemigo cerca y en la mente del caballero éste debe quedar vivo para poder sacarle información. Pero este tiene otros planes al ver que quedó solo a merced de todo un grupo de aventureros dispuesto a ponerle fin a su precaria vida. Eso y un piedrazo de Tres libros le hacen decidir que será mejor escapar para tener más suerte en otra oportunidad.

Tan solo quedaba ya una de aquellas criaturas, la que estaba frente a él. El caballero estaba pensando como hacer para atraparlo con vida cuando el orco giró en redondo y salió corriendo de aquel lugar. 

Sin dudarlo un momento Sir Mordred corrió tras el orco con intención de capturarlo con vida y ver que sabía aquella criatura.