Partida Rol por web

Reí cuándo mi hija se quejó de que su hermana la mordía, para luego acariciarle la cabeza.

-Tu tío es una persona bastante especial...bueno tu tía también- sonreí no pudiendo evitar pensar en los buenos momentos con Delilah- pero bueno, ya los conocerás y podrás juzgar por ti misma-

Lyre bajó a los pocos minutos, ya arreglada ella misma con un bonito vestido rojo intenso, y Layla bien peinada con trenzas y lista con un vestido pequeño, de color negro con muchos volados. Esta última bostezó cubriéndose la boca, aún con algo de sueño aparentemente. Su madre la sentó, y luego fue ella misma a su plato, y antes de nada mas miró por la ventana algo preocupada.

-Espero que sea un día tranquilo, últimamente he estado escuchando que hay cada vez mas peleas tontas por dominio. Parece que no terminará hasta que una sola facción unifique al resto, parece que anoche uno de los bandos del oeste absorbió al resto.

-Interesante- dije bebiendo un vaso de jugo- eso hará que las cosas se vuelvan entretenidas, justo a tiempo para recibir a Inome, ahora no podrá quejarse de estar aburrido-

Sonreí y continué con el almuerzo, molestando a Layla cada tanto para que no se durmiera en la mesa.

-Su tío no tiene muy buen carácter- como si yo lo tuviera - pero puede que en estos años se haya ablandado, sin embargo tratenlo con respeto, no hace falta que le digan señor ni mucho menos, solo no lo molesten mucho-

-Supongo que sería hipócrita desear paz en este sitio. -admitió Lyre, tras un bocado de pescado. Se notaba que aunque creciera sus gustos no parecía que fuesen a cambiar. Claro que, tu no habías cambiado en absoluto por el tiempo, pero ella ya había pasado de ser una joven mujer, a ser una en toda regla.

-Deja de robar de mi comida -empujó un poco a Layla para devolverle a su sitio, y esta luchó un poco en respuesta- porque no pediste carne en lugar de ese arroz que no llena ni el hueco de una muela!

-¡Peeero, tu pediste demasiado y no vas a comertelo todo!

-Dejen de pelearse en la mesa, si van a hacerlo que sea en la arena- comenté mientras seguía comiendo.

-Por mi parte me parece normal, es la naturaleza de todo demonio anhelar más, mejor que todas las tierras queden en dominio de mi padre de una vez, así reconocen quien es la mejor familia, además las niñas ya están en edad de tener su primera misión-

-¿Es enserio? -Lyre tenía el ceño fruncido- ¡Solo tienen 4 años! Aún son pequeñas.

Las niñas por su parte pararon de molestarse, mas bien porque sintieron la tensión de su madre que por otra cosa.

-Puede que en tu tribu las cosas se hicieran distinto y cuándo yo era débil solo hacía curaciones- comenté con aire despectivo- pero son mis hijas y creo que es hora de que empiecen a ver acción más que en los entrenamientos- miré a mis hijas, posiblemente Layla fuera la menos preparada, pero llevaba mi sangre y podía sorprenderme, aunque quizás debía de esperar un año más- ustedes que piensan niñas?-

Lyre parecía con ganas de replicar un poco mas, pero dejó que las niñas hablaran primero.

Reilla te miró.

-Para mi las practicas comienzan a hacerse aburridas.

Layla pareció algo mas indecisa, pero también contestó.

-Si Padre dice que hay que ir a una misión, iré... - y asintió para si misma.

-Lo ves?- dije sonriendo de costado y mirando a Lyre- son mis hijas después de todo- terminé el jugo y luego me acomodé.

-Iré a ver donde esta su otra hermana, una vez terminen el desayuno y estén listas, partiremos a lo del abuelo, que los siervos tengan listo el carruaje-

No tuviste problema en encontrar a Angela. Tras salir de la mansión y recorrer en silencio el patio, rodeando la casa, avistaste que algunos maniquís de entrenamiento salían volando tras un estallido de energía luminosa de color amarillo. Acercándote mas, viste que ensayaba movimientos aparentemente, tratando de hacerlo a máxima velocidad. Te sorprendió mucho hace tiempo el descubrir que parecía no tener habilidades nada diferentes a la de la mayoría de los habitantes de este plano. Era veloz, fuerte, pero esa energía que utilizaba era particular y única, cálida y ardiente como los rayos de sol, y tomaba la forma que ella quisiera que tomara. Cuando te detectó, lo que parecía ser una lanza de este material desapareció, y se giró hacia ti. Comenzaba a rozar la adolescencia ya, y había crecido fuerte y hermosa. Solía usar ropa con volados, y hoy traía puesto un vestido negro y elegante, de sus favoritos.

-Hola, padre.

Me crucé de brazos observándola orgulloso mientras entrenaba, la había criado bien, como si fuese realmente mi hija, era rápida, fuerte y resistente y dominaba esa energía tan bien como yo mis llamas.

Además de eso siempre fue educada y nunca me había faltado el respeto ni fallado en las misiones que me había acompañado.

-Hola princesa- dije dándole un beso en la frente- que tal va la práctica de hoy? Espero que no te agotes demasiado, o llegarás tarde al recibimiento de tu tío-

-¿Solo quería entrar en calor y estirar los músculos, estoy consciente de que no puedo ensuciarme o cansarme hoy?

Angela se había detenido al volverse hacia ti, y la energía había desaparecido por completo de sus manos. Algunos maniquíes de practica quedaban aún, pero la mayoría habían volado o andaban en trozos por el suelo.

-¿Es hora de irnos?

-En cuanto tus hermanas terminen de desayunar, te estás alimentando bien?- dije mirando el poco pecho que tenía, sonriendo ante la broma. Le acaricié la cabeza como si fuera una niña- te estas volviendo más fuerte cada día, temo que me superes-

-Si creciera de esa forma a tan poca edad sería alarmante -contestó sin caer en la jugarreta y continuó contestando por partes- Y ese es mi objetivo. Pero necesito mucho mas tiempo para poder cortarte un mechón de cabello como lo hiciste con el abuelo hace tiempo.

Sonrió ampliamente.

-Te contó esa historia?- pregunté algo sorprendido- este abuelo! Y me llenaré de orgullo cuándo lo hagas- me incliné un poco y le di un beso en la mejilla.

-Tu recuerdas a Inome, así que para ti no será difícil el recuentro, pero trata de estar cerca de tus hermanas para que no se sientan nerviosas, de acuerdo?-

Le ofrecí el brazo para escoltarla hasta la casa, esperando que las demás estuvieran listas para partir.

Angela asintió con la cabeza y tomó el brazo encantada comenzando a caminar hacia la casa. El desayuno dentro había finalizado exceptuando por Layla que al final parecía haber conseguido parte del desayuno que su hermana le había cedido y terminaba el mismo apurada, y luego fue a lavarse las manos, seguida de cerca por su madre para evitar que se ensuciara o manchara por el camino.

El carruaje partió apenas todos estuvieron arriba, con diligencia hacia la residencia de Alain. El paso del tiempo no parecía arañarla en absoluto, seguía impoluta e impecable como su propia imagen. Tus niñas ya habían estado aquí, pero las 3 sin excepción seguían impresionándose al acercarse a sus dominios, pegándose a las ventanas.

Viajé cruzado de brazos y piernas ,al lado de Lyre y mirando por la ventana, cada tanto acariciaba y mimaba a alguna de mis hijas, fuera cual fuera que se acercara.

La casa de Padre era asombrosa y siempre imponente, incluso yo tras estos años me seguía asomando a verla de la ventana aunque no me pegaba al vidrio como las niñas. 

El coche llegó raudo a la entrada tras pasar por los extensos jardines, donde pudiste apreciar parte de la servidumbre, caras conocidas y no tan conocidas haciendo sus tareas diarias. En la entrada de la grandiosa residencia, tu carruaje estaba siendo esperado...

En tus años de morar estas tierras supiste que Alain poseía algunos títulos y sobrenombres. "Frost Fire", mas por el aspecto de sus llamas que porque tuvieran propiedades heladas (aunque bien podían), y "El Demonio Blanco" mas popularmente, a medias por su estética y la otra mitad por su temperamento calmo y su carácter normalmente benevolente para con los que eran parte de los suyos.

Alain se encontraba de pie vistiendo ropas elegantes como era su costumbre, para esta ocasión traía un pesado abrigo blanco de botones y detalles menores plateados y un pantalón recto de color negro, acompañado por botas del mismo color. Apenas bajar del carro, fue atacado en el parpadear de un ojo por tus dos hijas menores, que se pegaron a sus piernas.