Partida Rol por web

Angela asintió y la consumió.

-Así debe saber el metal dulce -dijo, no muy contenta con el sabor, pero no al punto del asqueo. Ponía la misma cara cuando tenía que comer brocoli. Tomó aire, y reforzó sus piernas nuevamente, lista.

-Mejor así no te acostumbras- dije sonriendo y le volví a acariciar la cabeza.

-Vayamos a tu ritmo entonces- me acomodé el tapado y esperé para comenzar a correr a su lado.

Angela comenzó a correr, obviamente iba mucho mas lento que tu con vértigo, pero su paso era bastante bueno aunque había reducido la marcha para evitar cansarse pronto. Excepto algún otro inconveniente relacionado con la fatiga, pudieron comenzar a aproximarse a una zona de destino. La residencia como era de esperarse, era grande y estaba bien amurallada por lo que se veía. Lo extraño que es por una de las ventanas se pudo ver (incluso de lejos) una llamarada saliendo de ella, como si dentro de esa habitación estallara algo. Cada tantos metros en el perímetro, había centinelas en armadura de metal dorado.

Al llegar a aquel lugar me escondí en unos arbustos para poder ver a los guardias.

Las llamas me hicieron pensar que obviamente Inome estaba intentando escapar, sentí las ganas de entrar matando a todo el mundo y haciendo un gran desastre, pero quizás lo mejor era el sigilo.

Aproveché para probar a mi hija adoptiva.

-Que crees?- dije observando- como entrarías a la mansión?-

-Por la puerta principal -dijo con sencillez. Luego continó:

-Pero si la idea es no ser vistos...

Señaló al lado opuesto de la explosión.

-Parece que están teniendo problemas de un lado, así que centrarán su atención ahí. Debería ser mas fácil infiltrarse en el extremo opuesto.

Sonreí al escuchar que entraría por la puerta principal, en estos años se ve que había adoptado la seguridad en si misma que yo tenía aunque no notaba mucho de mi arrogancia.

-Bien analizado, sigamos por ese punto entonces y sorprendamoslos de espaldas, de esa forma caerán sin remedio, sin saber siquiera que los ha matado-

Angela asintió y se cubrió con un leve velo de su energía espiritual a modo de capa. Notaste enseguida que eso era para enmascarar su presencia.

-Probablemente a ti ya te hayan notado, padre. Pero quizá no a mi.

Comenzó a rodear el perímetro andando con mucho sigilo.

-¿Los atacarás directamente?

-De verdad crees que ya me detectaron?- dije sonriendo - aún te falta conocer a tu padre-

-Quizás deje que conozcan el miedo antes- comenté comenzando a rodear el lugar también.

Al irse acercando con cuidado, efectivamente se notó que comparado al resto de las zonas, aquí había menos guardias, probablemente el resto hubiese ido a solventar el problema del otro extremo de la residencia. Los que se habían quedado parecían distraídos, mirando mas hacia el interior de la casa en busca de anormalidades que hacia el exterior.

Angela solidificó un filo corto en su mano conforme se acercaban, pero no actuó, aguardando tus acciones.

Al ver a los guardias distraídos, me acerqué rápidamente para tomarlos de la cabeza y cercenarles la garganta con la espada, uno por uno, aunque esperando que Ángela se moviera en cuanto yo lo hice.

Angela saltó sobre el primero que tuvo en rango y optó por hundirle el cuchillo en el cráneo, sacándolo limpiamente. Los 4 centinelas no tuvieron tiempo ni siquiera de enterarse de que habían muerto. Angela revisó los bolsillos del que había atacado, y le quitó una llave que usó para abrir la verja de esa área.

-Adelante.

-Bien hecho- dije al ver como a Ángela no se le movía ni un pelo al eliminar a su enemigo.

Limpié la espada y la guardé en la funda, para luego seguir el camino hacía la entrada de la mansión.

Entraste al patio interior junto con Angela, como era de esperar en este sector no había nadie, de interés al menos. Algo de la servidumbre estaba por allí haciendo tareas de jardinería, pero como era de esperar casualmente "desaparecieron", comenzando a marcharse por distintos recovecos y perdiéndose de vista cuando vieron el portón abrirse. Aparentemente apreciaban sus vidas.

-¿Que hay colega? Linda niña.

Ese tono no venía a cuento contigo ahora mismo, miraste hacia donde venía y comprobaste que había alguien descansando en una hamaca mirándote con un solo ojo abierto. Con un poco de esfuerzo no te costó reconocer la cara de Harken, mas por su actitud que por otra cosa. Estaba bastante tranquilo, balanceándose lentamente, y no parecía tener intención alguna de moverse.

Al percatarse de su presencia, Ángela giró el puñal en su mano, dejándolo con la punta hacia abajo.

Al reconocer la voz de Harken y luego verlo, primero me sorprendo porque haya podido detectarnos, pero por algo había sido el único explorador que había quedado vivo en aquella oportunidad, el chico tenía talento.

Levanté la mano para que Ángela no lo atacara, aunque mi otra mano quedo apoyada en el mango de la espada.

-Que estas haciendo aquí?- pregunté realmente sorprendido, teniendo en cuenta los intereses del chico no era de extrañarme que hubiese encontrado jugosas las tierras demoníacas en cuanto las negociaciones y los viajes comenzaron, pero si estaba trabajando para la familia rival, quizás tendría que acabar con él.

-Bueno, he viajado aquí y he estado demasiado cómodo, y empezé a quedarme sin dinero. Así que tuve que conseguirme un trabajo, uno pequeño que aquí es bastante mas probable que te maten. Veo que estas irrumpiendo, y que tienes un bonito símbolo de una casa mayor.

Se desperezó un poco.

-Cuando pases por la cocina toma de los bollos de la cocinera...los de comer, digo. A esta hora deberían estar echos y son geniales.

-Tu trabajo se supone que es cuidar este lugar...pero supongo que harás la vista gorda o no?- miré de reojo a Ángela- la pequeña es mi hija y como ves no tiene problemas en actuar de ser necesario, entonces...en que quedamos?- dije mirando fijamente a Harken.

-Es mi descanso, ¿porque crees que trataba de dormir? -te miró relajado- Lucho por una causa -negó con el dedo mientras seguía hablando- Pero no muero por una. ¿Que harás tu aqui? Nada bueno, parece  -preguntó curioso.

-Me cargaré a los dueños y liberaré a mi hermano- dije mirando hacía la ventana por donde antes había visto fuego- aunque no se como fue que lo atraparon, algo útil que compartir antes de ir por los bollos de la cocinera?- pregunte haciendo la broma en doble sentido.

-Bueno, ya sabes, a los soldados rasos no les comparten mucho. Que ellos se enteren es otra cosa.

Rió levemente.

-Aparentemente venía con alguien que llegó unos momentos antes que él, le atraparon, y el otro vino por las "buenas" para que no le lastimaran. Pero no parece que estén progresando mucho en reducirlo, aunque esté jugando presumiblemente suave para evitar la represalia.

Se puso de pie de un salto.

-Este sitio esta perdido. Tiempo de cobrar algo por las molestias y largarme.