Partida Rol por web

Al ver a las mujeres heridas decidí que era hora de terminarlas, tomando la espada con las dos manos, me decidí a atravesárles el corazón una a una...

La chica de los guantes volvió a rechazar uno de tus movimientos aunque sufrió un daño menor, pero las otras dos no corrieron con la misma suerte, y cayeron en el acto. No muertas aún, pero casi. La única que quedaba en pie se acuclilló lentamente entre ellas, sin quitarte aquella mirada fría y atenta de encima. Sacó un frasco de alguna cosa, y lo rompió encima de ambas. Estas se movieron un poco, y notaste que la herida profunda se cerraba, pero era seguro que no iban a poder enfrentarse a ti mas, con esfuerzo apenas y podrían caminar.

Entonces, se giró con violencia hacia sus compañeras. La menor, lo vio venir.

-¡Aeres, no! -cada una recibió una fuerte patada, que las mandó por el ventanal, atravesándola.  Luego de esa rara pausa, giró hacia ti y levantó su espada nuevamente de forma estóica.

Me quedé observando la extraña reacción de la chica seria, fue gracioso ver como pateó a sus amigas.

-Deberías haberte ido con ellas, pero admiro tu valor y por eso moriras como una guerrera- no estaba en mi mejor forma, quizás los años me habían mellado el cuerpo, entrenar a diario varias horas no era lo mismo que el combate real y ante las niñas y Lyre no podía pelear con todo mi potencial por lo que esta misión me llenaba de emoción.

Aún era rápido como siempre y aprovechando esto me lancé con un corte en diagonal a su torso, buscando cortar del hombro  a la cadera, confiaba en mi velocidad y sobretodo en el acero de mi espada.

Te abalanzaste a terminar el trabajo, pero te encontraste con una estocada de la espada pequeña directo a tu propia arma, parado el ataque de forma firme. Deslizó el arma para alejarte un poco y retroceder ella misma, aunque el filo de tu Nightmare se hizo notar. La espada corta quedó con una melladura bastante notoria, y un a un paso de romperse.

Al notar que reflejaba mi ataque a pesar de la velocidad me sorprendí un poco, pero noté que había sido más reflejo que habilidad.

-Tienes algo de talento, por eso te quedaste callada...pero hasta ahí llega tu condición en esta pelea, podrías rendirte e ir con tus amigas, solas no van a curar sus heridas...-

Aeres, como hasta ahora, sin quitarte los ojos de encima, giró la espada y apoyó la punta en el suelo delante de si en respuesta. No se movió para atacar, mas bien parecía querer tomar esa idea, pero no estaba del todo confiada como para darte la espalda. O al menos eso suponías, porque sus músculos estaban tensos.

-Ahí tienes la ventana...y así conservarías la cabeza sobre tus hombros...vamos, me gusta tomar a las mujeres por detrás pero no con una espada...no una que corte al menos...- dije bajando levemente la espada pero quedándome atento a lo que podría hacer.

-¿Nombre? -habló por primera vez, con una pregunta directa. Comprendiste porque era callada en general, aunque sea de forma vaga: su voz no concordaba con su aspecto o actitud. Era hermosamente dulce, femenina y delicada. Oírla quitaba cualquier sensación de amenaza, y el aura que el silencio previo había construído.

Retrocedió dos pasos, al borde del ventanal roto.

Su voz y su tono fueron melodioso y si bien era la más bonita en vista de las 3, la voz seguro sería lo que embelesaría a más de uno.

-Seryu- le dije sin más, aguardando para saber si tenía que guardar la espada o seguir, al menos la chica tenía habilidad y eso que no era la mayor, seguro superaría a la otra en poco tiempo.

Aeres sujetó su espada y se dejó caer de espaldas y con tranquilidad por el ventanal roto una vez su duda obtuvo respuesta. El fuego estaba comenzando a ascender, y probablemente fuese a expandirse a mucha velocidad, consumiendo muebles, tapices y demás objetos inflamables.