Partida Rol por web

Las palabras de Yago no hacen si no seguir dando argumentos a lo que ya había pensado, aunque para entonces estaba claro.

-Este hombre nos busca a nosotros, para bien o para mal.

Sólo quedaba que alguien acabase por endulzar los oídos del príncipe para que nos permitiese reponernos en sus dominios y continuar con nuestro viaje.

Observo al caballero con una mirada seria y tomo la carta de su mano, leyendola con calma, manteniendome impasible al tiempo que mis ojos discurren por ella.

Bien, así que quereis tomar esa zona para el clan Tremere, con el cual estamos en guerra, no?

Me quedo pensativo.

Bien, os voy a dar esa oportunidad, pero sois conscientes de que crear una estructura así necesita una gran cantidad de oro. ¿La poseeis?

Al igual que mis compañeros me mantengo en silencio. Es sabio saber cuando callar y cuando hablar.

"Claro que tiene ese oro, lo llevamos nosotros..."

Cualquiera que mirase la cara de Ramírez en ese momento veria que se había convertido en un poema...una ceja sealzo incrédula mientras su boca se abrió de la sorpresa, y lejor de recobrar la compostura con prontitud parpadeo con fuerza varias para asegurarse de que aquello no era un sueño...

"¡Oye, que queremos meterte una fortaleza del enemigo en tus tierras" !..."¡Venga genial teneis mi permiso¡"
Asi, sin mas...siiii claro y yo voy y me lo creo ¡JA! Aqui hay gato encerrado y pienso encontrarlo.

Yago inclinó levemente la cabeza, no queriendo llevar la contraria a su anfitrión, aunque se encogió de hombros a continuación.

- En realidad, mi señor, ignoro el propósito que tendrá la torre. Ni mi Sire ni mi patrón han tenido a bien contarme esos detalles. - dijo mientras guardaba la carta de nuevo en su capa de viaje. - Aunque, si me permitís la osadía, mi opinión personal es que la fortificación de tal paso será algo muy beneficioso para cualquiera de los bandos, dada la creciente amenaza turca en el este.

Por supuesto, su cortesía no permitía ocultar del todo la sorpresa por la positiva reacción de Radu. Siendo el único Tzimisce del que había oído hablar que usara el título de Príncipe en lugar del de voivoda le había hecho ser optimista al respecto de lo razonable que sería... Pero aquello era, quizás, demasiado positivo...

En realidad, la guerra entre Usurpadores y Demonios no era de su incumbencia, simplemente algo a lo que intentaría verse arrastrado lo mínimo posible mientras estuviera en la región. Supuso que la disposición de Radu quería decir que ocuparía la torre tan pronto estuviera construida (Tenía sentido, ¿quién no querría tener una fortaleza bajo su control en el metafórico patio de atrás de su Dominio?), o mejor aún, en cuanto algún grupo de Brujos la ocupara, para hacerse, además, con prisioneros.

Ante la pregunta del Príncipe, de nuevo, tuvo que encogerse levemente de hombros, con una media sonrisa incómoda. - No, mi señor, carezco del oro, y dicho sea de paso, de las habilidades para levantar una fortaleza por mí mismo. Soy demasiado joven para tener tal influencia. - añadió, en un tono tan jocoso como se atrevió sin romper la etiqueta. - Tal como os dije, debo reunirme con la cuadrilla que recibió originalmente la misión, quienes deberían tener los recursos adecuados.

La posibilidad, ya remota de que Yago no nos busque a nosotros se desvanece completamente, y la de que sea un aliado crece, ya que si no lo es mal destino tiene nuestra misión habiendo tantos detalles a mano de quienes nos quieran mal.

Desde luego la reaccion de Radu me hace meditar seriamente las implicaciones de la misión.

-Estamos en guerra... ¿Quienes son nosotros y que probabilidades hay de que la torre beneficie al principe?
O bien su guerra contra mi clan no es tan encarnizada como deberia y en realidad tiene otros objetivos, o simplemente prefiere que otros corran con los gastos y las molestias y luego tomar la torre por la fuerza.

De cualquier manera eso ya no nos incumbe, pues ni hemos de involucrarnos en las miserias de cada principe, ni de que sea de la torre una vez hayamos cumplido.
Dado que parece que sopla viento a favor y que ninguno de mis compañeros toma la palabra decido hacerlo yo.

-Mis señores, la cuadrilla a la que busca el señor De la Cruz es sin duda esta.

Digo extendiendo el brazo para hacer un gesto que nos abarque a los cuatro.

-Y efectivamente esa es la carga que nos ha sido impuesta.

El príncipe preguntaba por el dinero y con total diplomacia recitaba que estábamos en guerra.

"¡Vaya...! parece que el monarca comprende su inferioridad y ha tomado la decisión acertada de dejarnos hacer y mirar para otro lado. Ja! bien. Suelo tener suerte en esas cosas"

Yago por su parte no terminaba de darse cuenta que nosotros eramos la cuadrilla que buscába y es precisamente el Tremere quien finalmente aclara el tema, lo cual resulta sumamente sorprendente.

Sonrío a Yago.

"Otro acierto al intentar buscar anteriormente la conciliación con el caballero, mi intuición no deja de brillar"

- ¡Exácto! - refuerzo las palabras de Teodor con el carisma del que éste carece - Pero lo último que queremos es declarar la guerra a nadie. Estamos aquí para colaborar, y seguro que nuestra presencia puede ser beneficiosa para todos.

Y girándome hacia nuestro diplomado preferente, le doy paso con un sencillo:

- ¿Verdad, Markus?

- Por supuesto que no deseamos guerra alguna y que nuestros deseos no son más que cumplir diligentemente con nuestro cometido. Quizás su Majestad me permita incluso el atrevimiento de ofrecer nuestros servicios para negociar una tregua en su guerra, incluso quizas con el tiempo, negociar una paz duradera. - responde Markus con tranquilidad y humildad - Como ya se ha mencionado, la amenaza del Este nos afectara a todos por igual.

La irrupción de los demás en su conversación con Radu le hicieron fruncir levemente el entrecejo, especialmente porque habían hecho exactamente lo que le preocupaba que hicieran o, mejor dicho, lo que harían de ser, efectivamente, enemigos de su causa... Carraspeó, no por ninguna necesidad más que recuperar educadamente la atención de los presentes. - Muy... Conveniente. Se podría ver la mano de la Providencia en tal hecho, pero... También manos mucho menos amistosas.

- En otras circunstancias, temería estarme extralimitando pero, como hombre de honor, me veo en la obligación de señalaros, Príncipe, que ya había compartido las razones de mi viaje con vuestros demás invitados hoy. Curiosamente, en aquel momento, se negaron a admitir que compartíamos objetivos; sin pruebas de la veracidad de sus afirmaciones, mi Príncipe, no sé hasta qué punto son sus palabras veraces, y no una mentira conveniente para ocultar sus verdaderos motivos en vuestro Dominio. A fin de cuentas, admitieron no ser hombres de honor durante nuestra conversación. - Miró a Lazar y Ramírez al decir aquello último, inclinándose a modo de disculpa primero ante el anfitrión y, después, ante la cuadrilla.

A fin de cuentas, tal y como había dicho antes, nunca se está fuera del alcance de la Yihad. Era cuanto podía hacer para obligarles a probar su verdadera cara. A fin de cuentas, habían dicho que habían sido atacados, ¿quizás por la cuadrilla que él debía encontrar?

Cuando sus compañeros hablan Ramírez solo logra contener un "¡¿En serio?!" tapandose la cara con la mano y negando con la cabeza...

Al intervenir Yago y mirarle directamente, Ramírez le sonrie, pero lejos de intervenir permanece quieto cual estatua, su momento aún estaba por llegar.

- Oh, ciertamente no consideraria, tal y como el mismo hace, al señor Damjanich un hombre de honor - comentandolo tranquilamente - Por mi parte al no ser hombre de armas, no creo que tenga derecho a llamarme hombre de honor, pues no tendria medios para defender mi honor caso que gentiles hombres como el señor de la Cruz gusten en ponerlo en tela de juicio. Afortunados somos, pues asi nos ahorramos un duelo para defender honores - continuo con una sonrisa ligeramente divertida

Miro al otro grupo, con una parte de desconcierto y otra con algo de ira, ya que parecían o demasiado cautos o cobardes... o quizá si que eran un peligro para mí, pero eso deberían demostrarlo.

¿Es cierto, que vosotros sois la cuadrilla "original" para tomar el paso de Tihuta?

Mi mirada pasa inquisitiva por los ojos de los cuatro integrantes, mi cara una máscara de hielo.

¿Podeis demostrarlo?

Al ver la actitud de Radu y su seria mirada, doy un paso lateral, alejándome de su posible ira.

Tuerzo el gesto, no dispongo de una prueba sólida como una carta similar a la de Yago. Sin embargo nada he de temer de aceptar lo que soy, en cualquier caso el principe tiene la decisión de sesgar nuestras no-vidas si lo desea.

-Puede ser una habil maniobra para sonsacarnos una confesión, o no... En cualquier caso el tal De La Cruz nos está echando paladas de tierra encima y a buen seguro el principe es capaz de sonsacarnoslo a la fuerza si lo desease.

Ya lo he admitido abiertamente, con lo cual nada bueno obtendria de retractarme.

-Lo somos mi señor, y aunque no portamos, al menos yo una prueba escrita, no me cabe duda de que vos podeis discernir falacias de verdades si lo deseais. Con lo cual, me ofrezco a cumplir con lo que dispongais a tal efecto.

Tal vez era demasiado arriesgado, pero estabamos en la boca del lobo.

-Por otro lado.

Miro a Yago esta vez.

-Yo si me considero hombre de honor, aunque tal vez no represente lo mismo para mí que para otros...

Asiento repetidamente con la cabeza entrecerrando los párpados.

"Eso, eso... explícale bien Teodor, que ese príncipe parece que no se entera de la misa la mitad"

Escuchando de refilón extiendo los dedos de mi mano y compruebo admirado el estado de mis uñas.

En fin, finalmente no me quedaba mas remedio que sacar a mis compañeros del entuerto en el que se habian metido, estaba claro que no se puede sacar a los Tremere de sus bibliotecas.

Majestad-- dice dando un paso al frente y repitiendo su pomposa reverencia
Efectivamente somos esa comitiva que busca el caballero Yago, el cual a pesar de presumir de ser hombre de honor no ha sido completamente fial a lo acontecimiento, después de todo fui yo el que le pedí pruebas de su historia, y fuel él quién se nego a mostrarlas... evidentemente si el no quería sincerarse ¿que me obligaba a mí a hacerlo? -- se encoje de hombros

En cuanto al tema en cuestión... efectivamente no tenemos ninguna carta ni prueba para demostrarlo, ni falta que nos hace ¿para que o por que deberiamos fingir ser esa comitiva? ¿Para engañar a un tipo que no conocemos y que ademas ni tiene dinero?-- mira a Yago y le dedica un guiño.
Y por otra parte, ¿engañaros a vos en que? ¿Acaso teneis algun tipo de pacto con nuestro mentor y por eso quereis que la gente adecuada realice esta empresa? Dudo mucho que este sea el caso, pero si es asi, mas que discernir nada, seguro que podrías comprobarlo con nuestro mentor....Asi que ¿Donde estaría el engaño?y nuevamente ¿para que engañaros? Podría entender que dudaseis de las intenciones de los Usurpadores, pero ni yo ni Lazar los somos, y uno de ellos se ha puesto a su entera disposición. -- se encoge de hombros nuevamente.

Sin duda Myka podrá corroborar que sufrimos una emboscada en el camino y el también puede corroborar que nos vimos obligados a dejar nuestro cargamento y pertenencias en el lugar de la emboscada, donde se quedo gran parte del oro que se nos entregó para realizar la construcción, y asi estan las cosas, podéis creernos o no, pero nuevamente ¿que sentido tendría mentiros?

Las palabras de Ramírez tuvieron, de nuevo, efecto en Yago; en concreto, una severa mirada que estaba en el límite de su cordialidad. Unos ojos agudos era probable que se dieran cuenta del nuevo rictus en las pálidas facciones del Capadocio, que a las claras decían que la buena fe se estaba agotando, que empezaban a pisar terreno quebradizo con él...

Sin embargo, no respondió de inmediato. La etiqueta, por el hecho de que el Príncipe hubiera decidido tomar la voz cantante en la conversación, le hacía permanecer en silencio; aunque permanecía atento, si el Tzimisce le miraba y daba pie para ello, respondería a las palabras del Lasombra. Quedaba a juicio de Radu cuanta credibilidad le daba a un grupo que se negaba a presentar credenciales, y que se presentaban de forma tan poco favorable a sí mismos. 

Voy escuchando lo que cada uno dice, parece más una acusación entre ellos por desconfianza. Miro a Myka tras oir a Ramirez y su perdida de oro y viendo como me lo confirma, le asiento con la cabeza.

Entonces parece que la "cuadrilla" se ha podido reunir en este lugar. Agradezco que hayais sido sinceros conmigo. Realmente el paso de Tihuta está bajo mi dominio, y ciertamente, haberme mentido solo os hubiera traído más problemas, ya que tarde o temprano descubriría el engaño.

Por ahora voy a aceptrar que vuestra empresa continue. Es más, yo mismo os financiaré la obra y os presentaré a un maestro constructor llamado Zelios, que fue quien diseñó mi castillo, el cual ahora os mostraré para que veais su magnifica obra.

Lo unico que os pediré a cambio, es que recordeis quien os ha ayudado cuando estabais en apuros.

Muchas gracias Majestad-- dice repitiendo con su pomposa reverencia --Sin duda ninguno olvidaremos su generosidad. Ahora, si todo ha quedado solucionado y aclarado, me gustaría tratar con vos y Myka en privado, si os parece bien

Al menos parece que podremos salir bien parados a corto plazo, saldar una deuda, que para empezar no es nuestra, contrayendo otra, no resulta más que en trabajo perdido.

Hago una inclinación de cabeza a modo de respeto.

-Gracias señor.