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Cronicas de un Nuevo Amanecer +18

1 - Intro - Alena - La Vida en el Lejano Norte

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14/12/2023, 00:33
Director

Ante la orden de Alena, todos regresaron hacia donde estaba ella y se pusieron en formación. Cada uno guardando las espaldas y la hechicera en el centro, sus manos encerrando energía lista para salir. El hacha de cristal de Jagger, el espadón de Hargan, las dagas listas para ser arrojadas de Voss.
El bardo tenía el laúd en las manos, y un estilete listo para ser desenfundando. Encabezaba la lista Alena, con la larga lanza de plata en sus manos…

… pero nada ocurrió. Aun asi, se mantuvieron listos, por al menos diez minutos. Nada.
Luego, esperaron otros cinco minutos. Nada.

La tensión fue aflojándose, y lo dorado del tesoro fue llamándolos una vez más. Los sentidos de Alena tampoco brindaban nada. El dragón que ella esperaba que fuera, no estaba. Quizás había sido una sombra, o la sombra de una sombra, algo que sus sentidos habían logrado captar, pero que ya no existía.
Pronto el Juglar encontró un laúd elfica, y fue a por él, el resto no tardo demasiado. Voss encontró una capa oscura, que disimulaba sus movimientos, aun mas. Hargan fue a por una espada con gemas, Jagger con un peto y una hombrera, y todos se agenciaron unas monedas suficientes.

Asi fue cuando las luces se apagaron. Yelena contrarresto esa oscuridad, pero ningún dragon aparecia allí. En cambio, una treintena de ladrones y asesinos, rodeaban en semicírculo la entrada al tesoro.
- Vaya, vaya vaya. Si la pequeña Alena, lo consiguió. Vaya si lo consiguió. – dijo la nueva líder de la cofradía. Ahora… mátenlos.-

Notas de juego

Haz una tirada de d20 por tu personaje y por cada uno de los presentes. mientras mas alto saques, mejor

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09/01/2024, 21:25
Alena

La tensión podía cortarse en el ambiente, Alena tenía un mal presentimiento, pero los segundas pasaban y nada pareció suceder hasta el punto que la misma Alena tuvo que admitir para sí misma que tal vez se había equivocado.

- No pasa nada, era solo un presentimiento -les dijo bajando la lanza que el dragón le había otorgado.

El resto volvieron al tesoro, pero ella se mantuvo donde estaba mirándoles aún algo intranquila, aunque se permitió una pequeña sonrisa a Voss cuando se vistió la capa, le hacía incluso más atractivo. Respiró tranquila... pero el destino siempre sorprende en el peor de los momentos y las luces se apagaron de golpe cuando ella se permitió relajarse.

- ¡Mierda!

Cuando Yelena iluminó el lugar, ya estaban rodeados. Alena que todavía tenía la lanza en la mano la alzó frente a ella.

- Ya decía yo que empezaba a apestar aquí -susurró mirando a la líder de la cofradía-. Intentarlo si os atrevéis.

Giró la lanza entre sus manos dispuesta a ensartar al primero que se acercara a ella.

"Tú y yo tenemos un pacto aún no sellado, ellos solo van a saquear tu tesoro" pensó con la esperanza tal vez de que aquel que la había ayudado antes apareciera de nuevo.

- Tiradas (6)
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11/01/2024, 01:17
Director

Alena se planto, frente a la multitud de los ladrones que la rodeaban como aquella noche fatídica que había desencadenado su transformación en la altana que era hoy en día, el resto, fue entrenamiento, sufrimiento, dolor, esfuerzo, sudor, hasta convertirse en la guerrera que era hoy en día. Y su corazón, era lo que seguía intacto, pues de lo contrario, no tendría a su alrededor la gente que tenía a su lado.
Uno de los juglares enemigos realizo una canción extraña, que pareció confundir a Jagger y hacer que apretara el hacha de cristal con fuerza inusitada, sus venas se hincharon, y pateo el suelo con fuerza. Sin embargo, Dael, uso su lira, y su voz para contrarrestar a aquel extraño cantico.
Este logro enfocar la furia desatada, y se lanzo al combate.
Eso desencadeno todo. Los Asesinos y ladrones del gremio, ya con las brillantes dagas desenfundadas, se lanzaron al unisonó al ataque, al menos una treintena vs seis.

La hija del líder de la cofradía, actual líder, se movía rapidísimo, era obvio que había tenido alguna clase de ayuda mágica. Sin embargo, yelena no se quedo quieta y de sus manos salían esferas de oscuridad y en otras ocasiones, rayos que explotaban al contacto de los asesinos. Estos tenían bajas, pero también la fiereza de saber que había un tesoro al final del camino, la avaricia podía con ellos y les daba nuevas fuerzas. Alguien apuñado a Jagger, pero este ni lo noto. El apuñalado noto como Voss lo degollaba y al hacerlo, desaparecía.
Hargan también golpeaba a derecha e izquierda con su espada. Levantaba sangre en cada ocasión, pero la joven líder cofrade lo golpeo en la espalda, y desapareció, Eso le hizo perder un flanco. Jagger dividió en dos de un solo golpe a uno de los juglares enemigos. Dael había sacado los largos puñales y estaba espalda con espalda con Yelena. Eran lobos versus chacales, y estos eran muchos más. Cada descuido era una puñalada asesina, puesta en algún lugar vital, algún veneno mortal, o debilitante. Iban a morir, aunque se llevaran muchos con ellos.
Y solo algo evitaba que perdieran de forma gloriosa. Alena. La lanza se alena parecía estar en todos lados, era un borrón, al sur, al este, al norte, al oeste dos veces, atravesaba gargantas, desviaba ataques o cubría huecos que los asesinos podrían haber aprovechado. Jagger y Hargan se cargaron a otros dos, pero habían llegado refuerzos de los asesinos, al menos una docena más, para cubrir los huecos, frescos y no tan agotados y sangrantes como los que quedaban. Ya con las armas resbalosas de sangre, Yelena recibió un golpe en el costado y se aguanto las ganas de quejarse, respondiendo con un conjuro que convirtió en su atacante en un amasijo de carne.

Era obvio que iban a perder. Incluso Alena tenía heridas encima, eran demasiados, y cuando eran tantos, no se podía defender de todos. Hargan sangraba por media docena de lugares. Dael se cubría como podía. Jagger tenía más orificios nuevos que antes.
No podían rendirse. Alena, Hargan y Voss redoblaron los esfuerzos, llamando la atención sobre ellos. Yelena estaba caída, Dael también, y Jagger custodiaba a los dos con sus últimas fuerzas, recibiendo heridas, y lanzando sus últimos, pero poderosos golpes. Alena retrocedió para ayudarlos, cuando dos asesinos fueron por los costados, acabo con uno, pero otro la hirió también, y cuando se giro para matar a este antes de que desapareciera, apareció Joss detrás de ella. Se habia dado cuenta de que si mataba a Alena, el resto se dispersaría. La Daga se clavo y encontró carne, solo que no era la de la peliblanca. Yelena con sus últimas fuerzas se habia interpuesto con una rápida transportación, y ahora recibía el golpe en su corazón.

- ¿Qué? ¿Cómo? La sorpresa no permito a Joss escapar esta vez, o las muñecas sujetas por Yelena se lo impedían. Lo último que vio la bruja es como su asesina escupía sangre, pues Voss no iba a perderse la oportunidad y acabo atravesando el corazón de la chica
- Te… llevo… conmigo. Zorra.-
Lo que había buscado Joss tuvo el efecto contrario. Caída su líder, el resto se desmoralizo, para ser pasto del enojo de los guerreros. Ninguno de la cofradía salió con vida de allí, el ultimo muerto por un conjuro de Dael cuando intentaron al menos llevárselo a el. El pobre bardo ahora tenía rota la otra mano, tras habérsela curado en el laberinto

- Russel! – recordó de pronto, Alena.

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14/01/2024, 15:39
Alena

La tensión erizó el vello de su piel y Alena supo antes del grito de Jagger que el combate era inminente. El movimiento se inició, los cuerpos se abalanzaron unos contra otros y el mundo estalló en un caos de sangre, dolor y gritos.

Treinta contra seis... "siento haberos arrastrado a esto". Abrió los ojos y ensartó al primero de los ladrones que se había abalanzado contra ella. La sangre y los estallidos de magia se sucedieron. Voss se movía hábilmente apareciendo y desapareciendo entre las sombras Yelena disparaba esferas de oscuridad.

- ¡HARGAN! -gritó al ver a la líder de la Cofradía aparecer en su costado. Pero el cuchillo atravesó su carne.

Los ojos de Alena observaron horrorizados la escena, como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor para permitirle observar sobrecogido el destino que había elegido para los suyos. Su mano apretó la empuñadura de la lanza hasta que sus nudillos se volvieron blancos. No podía dejarles morir... no podía, eran los suyos, hasta Yelena que había tenido la posibilidad de lanzar una de esas esferas contra ella y no lo había hecho.

El tiempo fue volviendo al curso normal de su paso al tiempo que la lanza de Alena empezó a girar entre sus manos de forma maestra.

- ¡VAMOS! -gritó a los suyos animándoles con una sonrisa.

Y sus ataques se volvieron un vendaval contra sus enemigos, cubriendo flancos de manera imposible, cubriéndoles a todos ellos sin excepción. Era maravillosa, brillante, inalcanzablemente perfecta; pero la perfección no existe aunque le hubiera gustado en ese momento que lo hiciera. Eran demasiados y ella, aunque no era consciente por el furor de la batalla también estaba cubierta de heridas sangrantes.

Miró a sus amantes, empezando a ser consciente de sus propias limitaciones, pidiéndoles de forma muda que la apoyaran. Y éstos al igual que lo dieron todo cuando se entregaron a ella hacía horas, hicieron lo propio en el combate; solo con aquella muda petición de su amada Alena. Viendo que ambos eran capaces de cubrir ese flanco, retrocedió para ayudar a Jagger que estaba empezando a estar sobrepasado.

Un movimiento desesperado que hizo que el de Joss pasara inadvertido a sus ojos, pero no a los de Yelena.

- ¡Yelena no! -gritó demasiado tarde.

Sostuvo a la hechicera entre sus brazos mientras ésta se desplomaba y Voss acababa con la vida de Joss.

- Yelena... ¿por qué? -Alena estaba arrodillada con Yelena recostada sobre su cuerpo, pero la hechicera ya no estaba entre ellos para responder aquella pregunta. Alena le cerró los ojos y las lágrimas escaparon de sus ojos.

La caída de Joss hizo que muchos de ellos dudaran y empezaron a retirarse, ésto segundo motivó al resto a hacer exactamente lo mismo. Pero los suyos no permitieron que nadie de la Cofradía escapara con vida, fue una masacre, pero era lo mejor, no dejar enemigos a la espalda.

Alena se levantó, dejando con delicadeza el cuerpo de Yelena en el suelo y apoyándose en Voss con cuidado para que sus rodillas no la desplomaran.

- Gracias amor -susurró, pero algo faltaba allí- ¡Russel! -recordó de pronto Alena ¿Dónde habrían dejado al enano?-. Debemos volver a por él.

Alena intentó dar un paso, pero su cuerpo estaba demasiado malherido y a pesar de estar apoyada en Voss, sus rodillas fallaron haciéndola caer al suelo. No por ello cejaría en su cometido, debía salvar a su maestro. Cabezota como era, se levantó como pudo para dirigir sus pasos hacia atrás, para buscar al enano.

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14/01/2024, 23:01
Director

Existía un camino directo, una vez abierta la bóveda, y así era como los ladrones habían llegado con tanta velocidad allí. Alena corría sola, mientras el resto se recuperaba de las heridas, o remataba a los moribundos enemigos.
No tardo en llegar a la entrada, corriendo velozmente, pues extrañamente, Alena era quien había salido mas incólume de esa batalla y ya de por si era de los más rápido, salvando a Voss, por lo que pudo alejarse rápidamente, ignorando los gritos y pedidos de sus compañeros.

Así, llego a la entrada, donde tres ladrones muertos, atestiguaban que no habían sido rivales para el enano que acompañaba a Russel, quien, conectado a toda clase de tubos que bombeaban esa extraña sustancia verdosa fluorescente toxica para mantenerlo con vida.

- Ah, Alena, mi mejor creación. ¿Lo has visto? Ha vuelto mi hijo. Has sobrevivido Alena, has sobrevivido. Nada me ha hecho más feliz.- sujeto las manos de Alena entre las propias, sin nada de fuerza. Y no dijo nada por varios momentos, aunque era evidente el dolor que sentia. Luego, repentinamente, como si recordase algo, menciono. – No uses ninguna moneda del tesoro del dragón, Alena. Traera mala suerte. La Armadura se ve bien en ti, y esas es una buena lanza. -

Quedo en silencio, pero repentinamente, agrego.- Alena, si vas a ir por el laberinto y el tesoro del dragon, haz de cuidarte de algunos que se unirán a ti, por el tesoro! Yelena, es más de lo que crees. Una de las nuevas camareras es de cuidado, Jess. Yo tendría un ojo ahí. Y ese aventurero, Hargan, ya me pregunto tres veces por el tesoro y si sabía algo al respecto. Cuídate de ellos. Y Gracias. Si estuviera mi hijo, le dejaría la posada, pero solo te tengo a ti, ahora voy a descansar…-

El enano joven, pelirrojo, un fiel reflejo su padre, pero entero y joven, se puso en pie y bajo la cabeza.
Russel despertó una vez mas, esta vez, sus ojos mirando directo.
- Hijo, ha llegado el momento. Estoy orgulloso de ti. Alena, eres la hija que no tuve. Solo puedo agradeceros poder desperdirme en paz. Hijo, dame paz por favor – Tosio un poco, y cerro los ojos, con una sonrisa.

El otro enano, un enano curtido, duro y en forma, saco una espada casi tan larga como la pierna de alena, con el filo dividido en dos. Sin embargo, no pudo golpear las tuberías que inyectaban aquel veneno que mantenía con vida a su padre y lo sumergía en un mundo de dolor. Una lagrima salió de uno de sus ojos, única señal de lo que le costaba hacer eso, y finalmente, bajo la espada. Russell indico con un gesto el dolor pero luego volvió a estar apacible.

Notas de juego

No hay mucho mas que vaya a responder Russell, en momentos pierde la consciencia sobre el tiempo y el espacio.

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20/01/2024, 11:11
Alena

Alena llegó hasta Russel casi sin aliento, aunque más por la angustia que oprimía su corazón a por el esfuerzo físico que la batalla y la carrera habían supuesto.

Miró a los ladrones muertos, así como al enano que tanto se parecía a su maestro, pero con premura se acercó a él, conteniendo el ligero temblor de su labio. Alargó sus manos para que Russel las tomara entre las suyas y ya sin poder contenerse, las lágrimas resbalaron lentamente por sus mejillas llevándose consigo suciedad y rastros de sangre.

- Russel, no... -"no te fuerces"...

No podía negársele a un moribundo sus últimas palabras y tanto el hijo de su maestro como ella sabían que el enano estaba apurando sus últimos minutos de vida. Así que Alena se limitó a asentir.

- No necesito ninguna moneda Russel, las cambiaría todas ellas por que siguieras a mi lado -susurró entre algún sollozo triste.

Russel no era consciente de los que estaban a su alrededor, nadie podía culparle, Alena cruzó una significativa mirada con el hijo de Russel y tendiendo la mano hacia él le invitó a acercarse a su padre y tomar también sus manos.

- Él sabe que estás aquí -le dijo con una cálida sonrisa y asintió cuando el enano sacó la espada de la vaina-. Dale la muerte digna de un guerrero, nadie merece morir así -la mirada de la chica siguió los cables que seguían bombeando líquido al cuerpo maltrecho del enano-. No estás solo -sostuvo el mango de la espada del enano, indicándole que ambos lo harían juntos-. Gracias Russel, has sido para mí el padre que nunca tuve.

Su corazón se estaba rompiendo lentamente en pedazos, pero sabía que era lo correcto, para Russel cada segundo de vida era un profundo sufrimiento, era lo menos que podían hacer por él y todo lo que les había dado. Alzó la espada del joven enano, guiando el movimiento, asintiendo con el rostro hacia éste y cuando sintió la voluntad de éste en lo que estaban haciendo, imprimió también la fuerza que necesitaban para acabar con los dichosos tubos de veneno.

Mientras tanto la advertencia de su maestro daba vueltas en su cabeza, debía cuidarse de Hargan. Ella había visto como el guerrero miraba el oro y en su interior sabía que iba a ser más fácil convencer a Voss de que lo dejara allí a hacerlo con Hargan, era un testarudo y obcecado. Aunque el dolor de la pérdida, mientras la espada se dirigía hacia aquellos tubos, ensombreció cualquier otra preocupación que la chica pudiera tener en ese preciso momento.

"Adiós maestro..."

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30/01/2024, 08:32
Director

La mano conjunta del hijo y la hija de Russel sesgaron la vida antinatural con la que sostenía su cuerpo. El alquimista que habia muerto junto con quien habia ordenado eso. Una tristeza invadió el ambiente, mientras los olores putrefactos de la toxina con la que sostenían la vida del enano iban invadiendo la zona.
No supo cuanto tiempo había pasado, cuando el enano joven empezó a hablar.
- Hiciste lo que yo no, durante sus últimos años. Tienes mi gratitud. Y es algo que no brindo en vano. Cuando me necesites, allí estare. – dijo, para dejarla allí en busca de quienes hicieran lo necesario para el entierro de su progenitor.
Era el momento de Alena de tomar decisiones. El resto no tardaría en llegar hasta ellos, manchados con el oro del dragón.

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01/02/2024, 23:39
Alena

El silencio se apoderó de la sala en un inconsciente respeto al enano que acababa de morir dejando un profundo vacío en el corazón de las dos personas que sostenían aquella espada. Ni el enano ni ella fueron capaces de soltar ese mango, los nudillos de Alena estaban blancos por la tensión y no advirtió hasta que le hijo de Russel habló, de que había contenido la respiración.

De repente dejó escapar todo el aire de sus pulmones y un sollozó surgió de sus labios, aunque fue capaz de controlar el llanto.

- Puedo asegurar que él hizo muchísimo más por mí -asintió al gesto de agradecimiento del enano y finalmente su mano, ahora engarrotada soltó la espada para devolvérsela a su legítimo dueño-. También tienes mi gratitud, aunque las circunstancias en las que nos hemos conocido hayan sido tan aciagas, puedes llamarme hermana y cuando me necesites también estaré ahí.

Alena tendió la mano al enano para estrecharla con él, a pesar de haber contenido las lágrimas sus ojos estaban rojizos. Le vio marchar mientras escuchaba tras ella los pasos de aquellos que habían quedado en la cámara del dragón. Alena enfundó su lanza y con un trozo de sus rasgadas vestiduras se limpió la sangre del rostro y los brazos, aunque sabía que necesitaba un baño y la perspectiva de acabar en una tina entre los brazos de Voss y Hargan le resultaba demasiado acogedora en aquel momento. Pero primero había asuntos que resolver.

Esperó a que todos llegaran, aunque ese breve lapsus de tiempo donde se pudo relajar, hizo que toda la tensión surgiera en forma de lágrimas que resbalaron dejando surcos de en la suciedad de sus mejillas.

- Las monedas del tesoro del dragón están malditas -levantó la vista del suelo para clavarla en los cuatro chicos-, Russel me lo confesó antes de morir. Podéis coger algo, yo misma me llevaré esto -apoyó la mano en la lanza que tenía colgada a la espalda- pero si gastáis las monedas os traerán mala suerte. Sois todos adultos para decidir qué queréis hacer, pero os ruego, por el amor que me tenéis -en ese momento miró en especial a Hargan y Voss- que si queréis seguir a mi lado, dejéis las monedas aquí.

Alena se levantó del suelo, ya había dicho lo que debía, ahora la decisión era de ellos, no iba a discutir, estaba demasiado cansada. Dependiendo de sus decisiones, aquella noche dormiría sola o arropada entre los brazos de uno o los dos amores que habían completado su vida.

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06/02/2024, 19:45
Director

Tras esperar al grupo, este llego, trayendo el cuerpo de Yelena. Dael, quien no era precisamente el que al transportaba, si no entre Hargan y Jagger, en una improvisada camilla, fue el que respondió.
- Sabemos que no era trigo limpio, pero se comporto bien al final. Hemos de darle digna sepultura y no dejarla allí entre los maleantes. – dijo por todo comentario.
Alena entonces les comento sobre el oro, las respuestas no se hicieron esperar, la idea no les gustaba demasiado.
- Hemos peleado, sangrado y sufrido por ese oro – Dijo Voss.
- Es verdad –
dijo Jagger.
Hargan se mantenía en silencio, parecía un cachorro que habían descubierto haciendo algo malo, y evitaba mirar a Alena.
- Oigan. Saben que conozco muchas historias donde la ambición pudo con los triunfantes. Si quieren dinero, tenemos las alforjas de todos los asesinos y seguro que algo de botín habrá en sus aposentos de la cofradía. Y Si eso no alcanza, seguro tenemos algo de crédito en la taberna, después de todo, los hemos salvado, no es asi. Además, Alena ha dicho sobre el oro, nada de los objetos, no es que no podamos vender algo que no nos sea de demasiada utilidad. No es así? –
Dael el Juglar comento eso con algo de humor y gano al resto, quien termino asintiendo a sus palabras. Algunos hablaron de regresar a buscar algún objeto o dos, para poder vender luego.
Entre risas, Alena los vio irse de nuevo al laberinto.
Fue entonces que lo escucho.
- SE HAN SALVADO DE SU PROPIA CODICIA. POCO IMPORTA; EVENTUALMENTE ALGUIEN ENCONTRARA EL TESORO Y LA MALDICION SE RENOVARA. –

En su mente, ella escucho el regocijo de la criatura, podía darse el lujo de esperar.

- ¿ADONDE IREMOS AHORA? ¿BUSCARAS A TU PADRE, EL QUE TE ABANDONO?¿ VOLVERAS CON TU MADRE Y TU PADRASTRO? ¿TE CONVERTIRAS EN UNA ESPADA ERRANTE? NO PUEDO CON LA CURIOSIDAD DE VER QUE CAMINO RECORRERAS. ESO SI, DEBES SABER QUE UNO TE LLEVARA A LA ESCLAVITUD, AUNQUE NO SERA LA UNICA DE LAS PENURIAS QUE EL FUTURO TE DEPARA.-

-
La risa del Dragón resonó en sus oídos.

- NO PUEDES LLEVAR A TODOS TUS JUGUETES, A LO SUMO UNO, PERO MEJOR NINGUNO, ASI NO SUFREN DEMASIADO. DE NINGUNA FORMA A DOS. HE CONSEGUIDO QUE NO SE SALTEN AL CUELLO DEL OTRO, PERO NO LO LOGRARE POR MUCHO TIEMPO. AUNQUE PUEDO HACERTE UN REGALO FINAL, UN PREMIO POR LIBERARME, ALENA DE LOS ANTIGUOS. PUEDO ESFORZARME PARA UN ENCUENTRO MAS, UNA DESPEDIDA, Y QUE DISFRUTES A LOS DOS, O INCLUSO A LOS CUATRO, SI ESE ES TU DESEO.

Y ahí recordó el comportamiento de Hargan y de Voss, y como ella había notado algo que no estaba del todo bien, y se dio cuenta de que había sido el Dragon dominando las acciones de ambos, que cuando había compartido con ellos, también había intervenido este como intermediario. En otras palabras, el Dragón había sido también uno de los que la había penetrado, gozado, y disfrutado. Habia estado ahí también.

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13/02/2024, 22:42
Alena

Asintió a las palabras de Dael por Yelena, pensaba lo mismo, no iba a dejarla pudrirse en aquella mazmorra. A la mañana siguiente enterrarían a Rusell y a la hechicera.

- Hemos peleado por nuestras vidas Voss, por nosotros -le corrigió con un tono dulce-. Renunciaría a todo el oro del mundo porque vosotros estuvierais bien.

Se acercó y acarició su mejilla con suavidad, alzando ligeramente su rostro para que le mirara.

- Hargan -se giró hacia el gigante y ésta vez se inclinó ella un poco bajo su rostro agachado para que la mirara a los ojos, le sonrió con la misma ternura que le había hecho a Voss.

Por suerte para Alena, Dael apoyó sus palabras e inspiró sus dubitativos corazones. Cuando éste acabó asintió al resto.

- Saquead los cadáveres, no se merecen otra cosa y luego asaltaremos la Cofradía -confirmó sus palabras-. Si podemos vender algo también lo haremos, os lo habéis ganado.

Pero la alegría de Alena duró poco cuando la ponzoñosa voz del dragón se filtró en su interior.

"Ahora te dignas a aparecer" contestó orgullosa en sus pensamientos "nuestro trato aún no está cerrado, ¿tengo que recordártelo?" ignoró a sabiendas los comentarios sobre la salvación de sus compañeros, debía mantener una postura firme frente al verdadero adversario de aquel lugar. El dragón negro de ojos venenosos.

"Ahora enterraremos y lloraremos a nuestros caídos, luego buscaré a mi padre, fue la razón por la que todo esto empezó. Si es que aún está vivo..." no pudo evitar aquel pesimista pensamiento, pero ¿cuánto tiempo había pasado desde el día que le conoció; le parecía realmente lejano "Estoy más que acostumbrada a las penurias, si lo que pretendes es amargarme no lo conseguirás con eso. Ves en mi interior, sabes que mi vida ha sido un infierno" al menos lo había sido hasta que los encontró, era la pequeña llama que brillaba en su interior y la que... bípeda lengua apagó de un soplido.

No podía ganar aquel juego, era un niña para aquel ser que había visto crecer, vivir y morir civilizaciones enteras. Cerró los puños con fuerza, la ira se estaba apoderando de su interior.

- Que hiciste ¿qué? -las palabras no se conminaron solo a sus pensamientos, surgieron de sus labios airadas y severas. Su respiración se volvió pesada mientras la realidad se conformaba frente a ella, mientras recordaba el momento sin el filtro del placer. Había sido consciente de aquellas miradas, pero no había querido verlas, no en aquel momento que había sido un sueño.

"No puedo renunciar a ninguno" admitió con pesar "les amo a ambos" un largo silencio se instauró entre ambos. Alena sintió cómo las lágrimas se agolpaban en sus ojos, de repente se sentía profundamente cansada. Se dejó caer de rodillas a suelo.

"No has entendido nada, no les quiero a los cuatro, no es lujuria, les quiero a ellos a Hargan y a Voss, pero no quiero una mentira, si eso es lo que fue, no quiero que vuelva a repetirse. Déjame sola" le pidió.

Esa noche tendría que hablar y sincerarse con los dos, después tomaría una decisión.

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26/03/2024, 13:26
Director

 

Ambos se presentaron ante ella, al día siguiente,  ya en la posada. La misma ya no le pertenecía a Alena, si no al hijo del Enano. La falta de dinero era compensada por los brillantes y de exquisita manufactura objetos nuevos que lucían. El ladrón tenía una chaqueta nueva, un brillante nuevo anillo, una capa azul a juego y una daga con un rubí. Hargan por otro lado, tenía una cota de cuero de piel de quimera, un guante izquierdo y una hombrera del lado izquierdo, para proteger su costado.

Ambos entraron, mirándose recelosos, y se presentaron ante ella, en la habitación donde habían estado a punto de ser asesinados, y donde ella había perdido la virginidad, hacia lo que parecía años atrás

El pueblo había hecho una fiesta, al librarse de la cofradía que oprimía sus días en silencio y habían todos bailado y festejado y al día siguiente se habían puesto a solucionar los destrozos. El acceso al tesoro del dragón había quedado sellado con un derrumbe, pero todos los participantes se habían llevado uno o dos objetos.

Voss se sento, colocando una bota sobre un taburete, mientras que Hargan, se cruzo de brazos, incomodo de estar en la misma habitación, esa habitación, los tres.

Ambos esperaron que Alena diera el primer paso.

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02/04/2024, 20:51
Alena

Al verlos entrar tan perchetrados sonrió orgullosa de ambos. Habían dado la talla, habían cruzado el laberinto y les habían mantenido a salvo. Si esa victoria no se hubiera ensombrecido por la amenaza del dragón y ese pacto inacabado no tendría un sabor tan amargo, así que su sonrisa no tardó en convertirse en una sombra de lo que podría haber sido en realidad.

No había disfrutado de los festejos, ni celebrado la alegría con el resto. Su corazón lloraba amargamente la muerte del único padre que había conocido y su corazón, tras la revelación de aquella ponzoñosa criatura, era como si hubiera desaprendido cómo sentir, tambaleándose entre el amor y la profunda tristeza tratando de aferrarse desesperado a un sentimiento, a un rostro, a una decisión, sin ser capaz de hacerlo.

Verlos allí no ayudaba a ello, ver su recelo, sus miradas contenidas tan solo por el respeto o cariño que la tenían. La sensación era de asfixia, un puño oprimía su corazón y ella boqueaba tratando de tomar aire sin conseguir más que ahogarse más profundamente en la ciénaga en la que el estúpido dragón la había sumergido.

- Lo siento -dijo finalmente-. Tengo que contaros algo que ha sucedido y que no os va a gustar. Lo que sucedió en el laberinto, entre nosotros, lo deseaba con toda mi corazón. Sé que suena a un capricho, pero os amo a ambos y creedme si os digo que le he dado tantas vueltas que ni yo misma sé cómo es posible. Aunque sé que vosotros no compartís ese sentimiento, lo que pasó, fue tan solo porque alguien más poderoso así lo quiso.

Alena hizo una pausa recapitulando mentalmente, reordenando sus ideas.

- Sí había un dragón en el laberinto, no físicamente, pero su su energía, esencia, espíritu o lo que sea. Cuando nos separamos me torturó durante horas, enseñándome vuestro final, una muerte tras otra. Destinos probables, certeros y me dio la posibilidad de salvaros si hacía un pacto con él. Lo sé, tan solo soy una niña estúpida, así que acepté -dijo completamente derrotada agachando el rostro-, aunque las condiciones no fueron establecidas. Me enfrenté a él para cambiar los términos, pero solo obtuve silencio... ilusa de mí pensé que lo había matado. No fue así, jugó conmigo y al parecer con vosotros. No se lo pedí, jamás hubiera aceptado que me amarais a la vez si no hubiera sido por voluntad propia, cuando todo terminó, el ser volvió y me reveló que todo había sido conjurado por él. Pura diversión y... él también estuvo allí, dentro de vosotros y de mí. Nos manipuló a todos. Siento haberos metido en esto y entenderé que queráis que desaparezca de vuestras vidas -las lágrimas no pudieron ser más contenidas, arrasando las mejillas de Alena-. Voy a marcharme, aún no sé dónde, pero debo crecer, aprender y averiguar cómo deshacerme de él. Nada me gustaría más a que ambos me acompañarais, pero esa decisión no me pertenece a mí. Así que sois libres de decidir y si lo que queréis es una decisión por mi parte en cuánto a esto -abarcó un movimiento con las manos- lo aceptaré. Necesitaría meditarlo, pero prometo que... -no podía pronunciarlo, su corazón se resquebrajaría pero era lo justo, al menos para ellos- prometo que la tomaré.

Se levantó de la silla y se acercó a la ventana mirando al exterior para que ellos no vieran las lágrimas. Cómo podía estar enamorada y a la vez saber que le rompería el corazón. ¿Cómo había podido envenenar ese ser tanto algo tan hermoso? Se sentía engañada, traicionada y lo peor es que les había salpicado a ellos. Su puño se cerró sobre la empuñadura de la daga que llevaba en el cinto. Se la clavaría en el corazón si pudiera, ¡maldito fuera él y toda su estirpe! no... no se la clavaría, lo haría, aunque tuviera que recorrer el mundo entero para averiguar cómo. Ella mataría al dragón.

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05/04/2024, 06:01
Director

Hargan se sentó en la silla, y esta crujió bajo el peso del hombretón, en tanto Voss dio vuelta la misma, sentándose con las piernas abiertas, y los brazos apoyados en la misma. Ambos escucharon lo que ella le transmitía, sin embargo, sus reacciones no fueron tan complicadas como ella había estimado.

Yo siento todo como entre sueños. Recuerdo lo que ocurrió, de forma velada, pero no lo tengo del todo claro. Además, eso sirvió para que reconozca a Voss en medio de la batalla y no lo confundiera con uno de los ladrones de la cofradía a la que pertenecía.  Me hubiera molestado un poco acabar con su vida sin disfrutarlo previamente.

Voss tuvo una media sonrisa ante ese comentario. – Yo si note una extraña influencia, pero si era el precio a pagar por tenerte tus piernas abrazando mi cuerpo, es un precio que pago gustoso. Por mi parte, no hay daño hecho. Sin embargo, por mucho placer que obtuve de ser quien más logro satisfacerte -  la Sonrisa ante el rostro de Hargan se amplió.- Tengo deudas pendientes en varios lugares y peristas a los que venderle ciertos objetos mágicos, para pagarlas. De lo contrario mi vida correrá peligro. Y temo que te hagas adicta a mi cuerpo, pequeña Alena. De modo que no os digo adiós, pero si un hasta luego.-  Se envolvió en su capa de terciopelo morado, y empezó a alejarse.- Fue un gusto veros desde el primer momento en aquel establo aquí al lado.- Se alejo, sin embargo, antes de irse, dio una mirada, una mirada que parecía triste por tener que alejarse, pero enseguida recompuso la máscara de sarcasmo.

Ya solos, Hargan se puso de pie y apoyo una manota en el hombro de Alena. – Alena, Entiendo cómo te sientes, pero me dijiste que tu prioridad es buscar a tu padre. Yo…- El hombretón bajo la cabeza, compungido.- … averiguare lo que haya que averiguar sobre esta criatura, y de esa forma conseguiré tu perdón. – Busco su boca, pero luego, como renegando consigo mismo, empezo a retirarse.

La dejaron sola. Uno por vergüenza, y el otro por falta de ella. Escucho unos pasos, Voss no dejaba ruido de pisadas, y Hargan pesaba demasiado para un paso tan liviano. Alguien arreglo unas cuerdas en un laud, y supo que era Dael, el Bardo.

Escuche que hay un puesto disponible, un viaje al norte. Tengo contactos en el ejercito, asi que saldremos cuando lo desees. Sera un viaje interesante, ¿no lo crees? Podre seguir componiendo canciones mientras estoy contigo, además, era hora de dejar este lugar.-

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06/04/2024, 21:25
Alena

Estaba aterrada, mucho más de lo que hubiera imaginado. Soltó todo su discurso sin poder apenas mirarlos, excepto en momentos puntuales, ahora cara a la ventana veía las gotas de lluvia resbalando por la superficie del cristal que también le devolvía su propio reflejo. Las lágrimas se unían a ese llanto del cielo arrasando sus mejillas.

Hargan fue el primero en hablar, ella le escuchó sin poder girarse todavía. Una sonrisa se abrió paso en la pena al escuchar la caradura que Voss tenía incluso en una situación así. "Idiota, eso es lo que me gusta de ti"

Hargan era leal, seguro, cálido; un poco bruto, pero de esos que darían su vida por su amada. Voss era todo lo contrario, caradura, descarado, frío, aunque algo le decía que también se pondría delante si dispararan una flecha contra su pecho. Suspiró, los chicos no se lo tomaron tan mal como ella había pensado, eso hizo que su corazón latiera, despacio, aunque aún muy bajito aterrado por si todo se hacía pedazos. Se aferraba a una esperanza tan frágil que tenía miedo hasta de respirar.

El ruido de cristales no se hizo esperar... Voss se marchaba. Alena puso su mano en el marco de la ventana la angustia asfixiaba su pecho. Volvería, eso decía, ¿pero cuándo? La chica acarició en el reflejo del cristal la figura del ladrón que se alejaba y sí, vio esa tristeza, eso hizo incluso más difícil no ir tras él y pararlo. Difícil no, imposible.

Alena se dio la vuelta y corriendo para alcanzarle cuando todavía estaba en el pasillo le sostuvo del brazo y le dio la vuelta para besarle. Los labios de Alena atraparon los suyos con una pasión desenfrenada, era un adiós, pero su boca se negaba a aceptarlo, sería un hasta luego, como él había dicho. Y Voss volvería porque cada noche recordaría la pasión que ella le entregó en aquel beso. Cuando terminó tras unos largos segundos apoyó su frente en la de él con la respiración agitada y las mejillas ardiendo.

- Ni se te ocurra no volver -sus dedos se abrieron soltando su brazo y dándose la vuelta volvió al dormitorio donde todavía estaba Hargan.

Éste se levantó y puso la mano en su hombro y ella asintió a sus palabras.

- No -musitó cuando se apartó tras el amago de besarla-. No puedes irte así Hargan.

Poniéndose de puntillas dejó un suave beso sobre sus labios tan cálido como la primera vez en la que se amaron.

- No lo entiendes, fuiste el primero. Te quiero y te querré siempre. Ten cuidado con ese dragón, es peligroso y... mi perdón ya lo tienes amor.

Acarició su mejilla y tras eso le dejó marchar también. En medio de la habitación Alena no era más que los restos de lo que había sido. De pie sobre cientos de cristales hechos añicos de lo que había sido su corazón. Debemos estar preparados para eternas oleadas de devastación, es algo que aprendería con el tiempo, pero la primera es la más dolorosa de todas. Estaba vacía ya no le quedaban lágrimas, ni fuerzas, ni voz.

Las pisadas se escucharon en el pasillo y levantó el rostro hasta ahora fijo en las uniones de las tablas de madera del suelo.

- Dael -sonrió entristecida al bardo, que se ofrecía a acompañarla-. No voy a negarte que ahora mismo no quiero estar sola. Además no tengo ni idea de por dónde empezar. Gracias, podemos salir mañana mismo, no me queda nada aquí -solo dos sombras alejándose en su mente que seguían dibujándose en las caprichosas luces y sombras del pasillo jugando con sus sentimientos-. O mejor ahora mismo, ¿qué necesitamos?

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07/04/2024, 01:52
Director

Comida y bebida, un fuego cerca donde calentar los pies. Si vamos adonde creo, vas a extrañarlo. -

Y esas fueron las palabras proféticas del Bardo.  Comieron, brindaron, el alcohol aligero un poco las penas, y algunas canciones más tarde, Alena estaba durmiendo sin demasiadas preocupaciones. Un calor empezó a reconfortar, como premio por salir segunda en una carrera, su corazón, y era el hecho de que por fin, podría ir a buscar a su progenitor.

Notas de juego

Bien, con esto cerramos la escena. 
Empezaremos en parte 3.